Partida Rol por web

Ver la explicación de aquel barista no ayudó demasiado a que Jack Anderson comprendiera la situación en la que se encontraba, al menos no en su mayor explendor, por lo que este simplemente suspiró y se resignó a responder a aquella cuestión tan interesante que era el no saber distinguir noche y día.

-Con estas gafas de sol no se distingue si es de día o de noche. -Indicó el muchacho señalando las gafas que portaba- Además, no hay forma alguna de saber cuando empieza la noche o cuando empieza el día. Mi reloj solo llega hasta las 12, no tiene esos otros números que la gente va diciendo.

El ya había pedido "lo de siempre", por lo que sin saber como se llamaba este fue interrumpido por aquella mujer que parecía que lo había reconocido; por lo que sacando un billete este lo firmó para posteriormente entregárselo a ella y que pudiera enmarcarlo debidamente.

-Por supuesto. -Dijo mientras se lo entregaba- Me alegra ver a una fan de la "Verdad a pesar de todo".

Eh... ¡Sí claro, justo eso soy! - dijo completamente confusa ante los comentarios de Jack, mientras se guardaba el billete. Se sentó al lado del rubio y le miraba con unos ojos llenos de ilusión. - Y dime ¿conoces a alguno más de los que andaba en el Palco? Nichole, Steve, el próximo alcalde, el tío este que es dueño de Conectad@s.

Parecía muy interesada en la gente famosa, por lo que si Jack le contaba cualquier cosa sobre ellos o sobre su tema favorito (es decir, hablar del propio Jack Anderson) la tendría contenta para toda la tarde.

-¡Claro!. -Exclamó bastante orgulloso- Son mis amigos. De hecho, lo de acusar a ese tal Scott  fue idea de Steve, pero porque su padre esta metido en eso de ser alcalde y demás, pues como que no podía decirlo abiertamente. ¡Así que ahí entro yo!. Donde mi "Bro" no puede hacerlo, lo hago yo... Además, si Steve dice que Scott es el Ghostface y lo hace para ocultar sus crímenes previos, pues yo me lo creo.

Joder, pero qué interesante. - decía ilusionada mientras anotaba alguna que otra cosa. - Y dime ¿podrías presentarme a alguno de ellos? Me haría infinita ilusión. Esta noche me viene fatal. - admitió, echándose una mano a la cabeza. - Pero si no es mucha molestia ¿podríamos quedar mañana por la noche? ¡Yo me encargo del sitio si queréis también! ¡Y por supuesto haré lo que sea! Este billete ha aumentado su valor por diez solo con tu firma.

A Jack Anderson le pareció un poco extraño que ultimamente todo el mundo quisiera codearse con aquella gente, pero no le dio importancia, a fin de cuentas que la gente pobre quisiera hacer cosas para mejorar su vida, véase buscarse Sugar Mommies o Sugar Daddies era algo digno de mención.

-No veo porque no, persona completamente desconocida que me pide un favor tan específico. -Comentó no comprendiendo lo irónico que pudiera sonar- ¿Me pasas tu número de teléfono para que pueda hacerte una llamadita?. Ultimamente a todo el mundo que intento contactar, todos me salen que están ocupados.

¡Claro! - no dudó ni un segundo en sacar el móvil y dejarlo encima de la mesa. - ¡Llámame y así tengo tu número también y te puedo llamar de vez en cuando! - se notaba que aquella chica era algún tipo de "excavadora de oro" o algo con un nombre similar en inglés, pues el entusiasmo que presentaba en aquellos que habían salido por la tele no era muy normal.

Y de vez en cuando te llamo yo también ¿te parece tío? ¡De hecho puedes llamarme Gabbi también! Así me llaman todos mis colegas más íntimos y con lo guay que eres, quiero que me consideres una amiga cuanto antes. - admitió. Parecía un poquito desesperada por algo de fama, en especial para vacilar que uno de los que salen por la tele la llamara por su apodo.

Y así fue como Jack Anderson escribió el número de Gabrielle Williams en la calculadora del teléfono, daba al parecer que no sabía ni de lejos a como usar aparatos electrónicos, al menos no a un nivel de usuario medio, o básico, mucho menos uno avanzado.

-Gabbi, -comentó Jack Anderson mostrándole como le había "guardado", es decir, la calculadora- Dime, ¿Y a qué te dedicas?. No me digas que eres una periodista que busca sacar titulares. Porque no me harás decir cosas que merezcan estar en ningún titular, ni siquiera que a Steve lo acaban de echar de casa ni ningún otro secreto. Así que no intentes nada raro...

Gabbi no pudo evitar reírse al ver que había puesto su número en la calculadora, quizá por los nervios, quizá por caerle mejor a aquél tipo. - Soy estudiante, de hecho estaba aquí de visita, vengo a ver a una amiga, pero ya que ando por la gran manzana quería conocer un poco como es la vida aquí ¡y de paso conocer a las celebridades locales!

Estudio economía y finanzas. - admitía orgullosa. - Ya sabes "to the moon!" como dirían mis hermanos de las criptos. - bromeó. - Aunque de momento solo hemos palmado pasta... Es más complicado de lo que parece.

Sus ojos se pusieron como platos. - ¿Han echado a Steve de casa? Seguro que es porque no tenía las mismas opiniones que su padre, se les veía un poco incómodos en el palco. No como a ti, estabas muy bien sentado ¿era cómodo el palco? ¿Y la situación entre Steve y su padre?

-Oh, sí. -Comentó asintiendo con la cabeza- "Mentalidad de Tiburón" "Los pobres son pobres porque quieren" "Sigma Mindset" "La edad es solo un número". -Comentó algunos de los slóganes de estos crypto-bros- Sinceramente todo eso no me va, la gente que tiene que esforzarse para ser rico no son ricos de verdad, sino pobres con aspiraciones fuera de su alcance... ¿Has visto Madoff?. Lo mismo es.

Pero volviendo al tema que tanto le interesaba a aquella muchacha.

-El palco era cómodo, más valía luego de sacarlo del dinero público. -Comentó asintiendo con certeza en sus palabras- Y la situación entre ambos yo ya la veía tensa de antes, el problema es que Steve es una bala perdida, yo lo quiero mucho porque es mi bro, pero es lo que hay... ¡Seguro que le caes bien!. ¿Tienes una cama para él?.

Gabbi anotaba bastantes cosas en su móvil. - Joder tío, que movida. - solo se quedó callada un instante mientras pasaban las noticias. - Bua... Que movida. - parecía que era la palabra favorita de aquella chica, aunque tras ver las noticias, miró su reloj. - Hostia puta, que tarde ¡tengo sitios en los que estar!

Pagó su cuenta y alzó el brazo mientras se marchaba. - ¡Ya nos veremos por ahí! - a su salida, le sucedió la entrada de un montón de gente que Jack desconocía, el lugar se llenó bastante y es que, después de todo, era un club nocturno.

Al parecer justo se va cuando viene más gente, una lástima pues Jack Anderson podría haberle dicho muchas más cosas vergonzosas sobre Steve Evans mientras aparentaba no enterarse de que decir esas cosas podrían poner en peligro la reputación de su mejor amigo.

-Supongo que eso ha sido raro... -Comentó mientras sacaba el teléfono para mirar las noticias y para usar CONECTADOS-Bua... Que movida. -Dijo al mirar lo que había pasado, imitando a aquella muchacha- Supongo que es hora de que haga una visita a una Drea Martin.

Tras esto, Jack Anderson pagó la cuenta y se dispuso a moverse hacia el Hospital.

De camino a Brownsville, su hogar, Renata se percató de que el Time Club, lugar que solían frecuentar algunos de sus compañeros de clase, estaba bastante lleno. Al entrar, entre tanta gente, pudo ver a las hermanas Wong, jugando al billar, aunque con las caras un poco largas y sin muchos ánimos.

Por otro lado, como gente destacable, pudo ver a un hombre con pintas bastante de hippy, con su pelo despeinado, gafas muy a la antigua y una bandana en la frente.

Finalmente, también andaba solo un chico que miraba preocupado entre la gente, parecía que buscaba a alguien entre toda la turba, sin demasiada suerte.

Parada allí en la puerta echó un vistazo. Ver a las hermanas era un recordatorio de lo sucedido hacia unas horas pero aún así se obligó a elevar la mano en un quedo saludo como diciendo, aquí estoy si necesitais algo. Ellas se tenían una a la otra. Al igual que Scott tenia a Nichole... Ahora ni siquiera le quedaba el consuelo de tener a su amigo Steve.

Se adentró en el local, intentando recordar si Scott le había hablado alguna vez de quien podía trapichear en aquel lugar, pero mientras buscaba se percató de que alguien más parecia buscar algo y con bastante preocupación.

Renata se había ganado el derecho de ser un poco egoista, mirar por ella misma y su propia supervivencia y la de su familia, pero la joven que siempre salia al rescate volvió a aparecer, aunque eso si, maldijo para si misma por ser tan blanda. Se acercó a él - ¿Puedo ayudarte? Pareces buscar a alguien... -

El chico la miró con seriedad, la analizó de arriba a abajo. - Sí. - dijo con un tono muy seco. Sacó una foto de su bolsillo, algo completamente anacrónico para la época. - A ella. - tras mirar la foto, Renata pudo ver a Sydney, algo más joven eso sí. - Se me rompió el móvil justo cuando llegué aquí tras enterarme de lo del tío ese de la máscara y vine a ayudar a mi hermana, que conociéndola seguro que anda metida en todos los fregados en los que ha aparecido.

Con seriedad, señaló al chico de la barra. - Él me dijo que vino aquí hace tres o cuatro días, pero no recuerda muy bien con quienes vino, así que cada noche me dedico a buscarla, ya que no está en su caravana. - guardó la foto, de forma algo brusca. - Si no sabes nada de ella, aparta y déjame continuar con mi búsqueda.

- Veo que la borderia y el mal genio viene de familia - transformó su tono preocupado por el mismo tono seco que había empleado él. Sacó su móvil apagado y se lo tendió porque después de todo, Sydney querría ver a su hermano

- Puedes llamarla. Pero te aviso, he apagado el móvil para que el loco que nos secuestró no me localice, así que se breve y apágalo en cuanto cuelgues - 

Cogió el móvil de forma un poco brusca y asintió, a modo de agradecimiento. - Familia militar, no estamos acostumbrados a decir por favor y gracias, estamos acostumbrados a cumplir órdenes y pelear. - sentenció, a modo de respuesta.

El móvil daba tono, por lo que solo quedaba esperar a que Sydney aceptara o rechazara la llamada. Tras unos pocos tonos, finalmente la cogió. - ¿Dónde estás? - sentenció sin decir nada más.

Me sorprende negativamente que ya no reconozcas la voz de tu hermano. - comentó. - Vine para ayudarte, pero se me rompió el móvil, al menos no consigo hacer llamadas con él.

Suspiró con pesadez. - Mi posición es en un lugar llamado Time Club. Estoy visitando este local frecuentemente, ya que reconocieron que viniste aquí una vez cuando enseñé tu foto. Vuelvo a repetir ¿Dónde estás?

Renata se quedó escuchando cruzada de brazos. Viendo las respuestas del chico y que se imaginaba el porque de la reticencia de Sydney avanzó hasta que su cara quedó a escasos milímetros del chico, al igual que el altavoz de su teléfono.

- Syd. Soy Renata. No reveles tú posición. Ya sabes dónde está tu hermano - sus ojos miraban directamente al chico - Yo tengo que apagar el móvil y desaparecer si no quiero que me vuelva a encontrar Gosthface - 

Recuperó su móvil con cuidado, dando quizás tiempo a que la chica respondiera algo pero poco más y lo apagó

- No se si es que no ha quedado claro que nos han secuestrado y podrían volver a hacerlo. Es mejor que tu hermana no diga dónde está - tras eso se giró para ir con las hermanas Wong. Quizás ellas sabían quién podía vender un móvil de los antiguos

Ambos pudieron escuchar lo siguiente mientras Renata recuperaba su teléfono.

Al otro lado de la línea, Sydney suspiró cansada.

-No me jodas, Denver. ¿Qué haces aquí, cómo que ayudarme? ¿Sabe madre que estás aquí?

Al oír a Renata, se apresuró a terminar la conversación, yendo a lo más imporante.

-Vale, no te muevas de ahí. Ahora voy a buscarte. Gracias, Renata.

 Luego el brusco soy yo. - le comentó cruzándose de brazos. - Gracias. - sentenció con seriedad, acompañado de un gesto con la cabeza.

Te daría mi número, por si algún día necesitas ayuda, devolverte el favor, pero no me va el teléfono, así que cualquier cosa que necesites de mí, se lo dices a mi hermana. - miró entonces hacia la puerta, esperando la llegada de esta.

Renata ya se estaba alejando pero al escuchar que él le decía algo volvió el rostro para mirarlo por encima de su hombro. Pero no dijo nada. 

Cuando llegó donde estaban las hermanas Wong se acercó a la que hablaba en su idioma

- Hola chicas. Vaya día, eh? ¿Vosotras tampoco queréis volver a casa? - Disimuladamente miró alrededor

Sydney llegó al lugar corriendo junto con Klaudia, la prisa por ver a su hermano era gigantesca, aunque le costara ahora estar bastante ahogada. Al entrar pudo ver a Renata, hablando con las hermanas Wong, las cuales se encontraban jugando en la mesa de billar y a su hermano, que al verla llegar, se acercó con paso firme y decidido.