Partida Rol por web

Sabía que fuese donde fuese e hiciera lo que hiciera estaba muerta.¿La barca?Seguramente explotaría en cuanto accionase la llave por lo que no tenía ninguna opción y él lo sabía.Esperó a que se apartase de las escaleras y como iba de espaldas a ella comenzó a subir por donde lo había hecho Nadia pisando los mismo escalones,los pares.Probablemente estallaría por los aires pero tenía que intentar acabar con él

En cuanto aquel fanfarrón arrogante desapareció por el pasillo Vanessa comenzó a subir por la escalera imitando a Nadia. La embarazada había subido pisando solo los escalones pares y ella no estaba en cinta, así que subir escalones de dos en dos no le supuso ninguna dificultad y la alfombra de las escaleras amortiguaba sus pasos, silenciosa como un gato, mortal como una mamba negra, aquel tipo no sabría que le había golpeado y una vez en el suelo jugarían, oh sí, jugarían al juego de Dark pero en esta ocasión Dark sería el juguete roto.

Mientras en el piso Dark arrastró el cuerpo inconsciente de Nadia hasta mitad de pasillo, soltando los pies de la mujer y metiéndose la mano en el bolsillo para sacar un teléfono móvil. Tras una consulta en la pantalla su sonrisa se ensanchó como la de un niño que ha recibido un juguete nuevo. Metió de nuevo la mano en el bolsillo y cambió el móvil por algo parecido a un yoyo, pero de este en lugar de una cuerda donde poder meter el dedo para jugar salía un cable de fino pero resistente acero de 60 centímetros de largo.

Cuando Vanessa subió al primer piso y dobló la esquina para valorar como podía atacarle por la espalda se encontró a Dark mirándole, con una sonrisa de satisfacción en su rostro mientras le decía

"Ve? Le conozco. Sabía que en cuanto le diera vendría a por mi. Su instinto depredador...ya sabe....En fin" dijo mientras se encogía de hombros y rolaba el cuello para estirarse "si lo ha puesto todo en orden es hora de que se reúna con sus compañeros en el infierno"

y Dark avanzó hacia Vanessa con el asesinato escrito en el rostro.

Con una sonrisa Vanessa mira que Dark suelta a Nadia y va a por ella.Ahora solo queda que la rubia reaccione de una puñetera vez y la ayude en la tarea de acabar con aquel capullo.Por supuesto la escritora no está dispuesta a que aquel psicópata la alcance por lo que empieza a retroceder evitando que él la alcance.Por supuesto antes de que él llegue a ella tiene la escopeta con la que puede darle en la cabeza así que más o menos puede tener alguna oportunidad.

Vanessa no lo enfrontó, había que estar muy locos para enfrentarse a un hombre mucho más fuerte que ella, con el mismo instinto asesino y con el conocimiento de la casa. En lugar de atacarle o dejar que se acercara salió corriendo, algo que no esperaba Dark y que le concedió una pequeña ventaja adicional antes de que el hombre corriera tras ella. Salió al balcón y vio que la cuerda seguía allí, tenía una ventaja de 7 u 8 segundos antes de que aquel hombre llegara. Tenía que valorar cual eran sus opciones.

Nadia no era consciente de que en ese momento Vanessa estaba corriendo por su vida, perseguida por aquel maníaco homicida que había puesto la directa para liquidarlas a las dos. Ya no había hombres que las protegieran, estaban solas, ellas deberían protegerse a ellas mismas, ellas habían sobrevivido, ellas se lo merecían. El problema estaba en que Nadia había sido víctima de su propio cuerpo, de la reacción extrema que tenía cuando se sentía nerviosa que le hacía desmayarse, como aquella fatídica noche en que mató a una mujer embarazada, la noche en que se hizo merecedora de estar en aquella casa.

Estaba flotando. Flotaba en un mar de oscuridad apenas consciente de lo que ocurría más allá de su cuerpo pero no estaba sola, no todos sus sentidos se habían apagado, la notaba, la notaba como nunca antes había notado, su hiita le daba patadas en el abdomen con la esperanza de que se despertara. Una, dos, tres, pateaba furiosa con la esperanza de que su madre despertara para sacarlas de allí. La cuarta patada golpeó una costilla y el dolor la despertó. Estaba en medio de un pasillo del primer piso y no se veía ni rastro de Vanessa ni de Dark. La luz era demasiado intensa, estaba dolorida y algo mareada, pero sobre todo se sentía viva. Necesitaría algo de tiempo para sentirse bien pero no se lo podía permitir. Tenía que moverse, aunque fuera a rastras.
 

A pesar de pensar en meterse en una de las habitaciones finalmente Vanessa da un tirón a la cuerda comprobando que sea resistente y si lo es empieza a trepar por ella,lo suficiente como para que el hombre no pueda darle alcance.Según Gustave esa cuerda llevaba al cuarto de Dark así que ya era hora de que ella entrase allí aunque la duda de que el escritor estuviera compinchado con Dark seguía presente en la mente de la mujer

 Andrea. La sentia moverse con intensidad, como si ella no se hubiese rendido. Se llevó una mano a la frente confusa, para luego palparse la mejilla y el pelo que cubria parte de su rostro. Sus dedos de repente toparon con el adorno de su pelo y algo brilló en su interior. Era aquel adorno que acababa en punta. No era una punta afilada, pero le servía para la idea que al parecer se habia estado colando en su subconsciente mientras estaba incosciente.

Lo retiró con cuidado y lo sostuvo dentro del puño de su mano izquierda. Comenzó a arrastrarse hacia las escaleras con dificultad poniendo el oido atentamente. Necesitabaencontrar a aquel maniaco. Él era su llave para salir de alli. No tenia medios para escapar de la isla, pero él si.

Dark corrió detrás de Vanessa pero la pelirroja parecía mantener la ventaja que le había dado la sorpresa mientras Nadia se arrastraba por el pasillo luchando contra los mareos y las ganas de vomitar.

Vanessa saltó a la cuerda y se agarró a ella con la desesperación del momento. La opción de saltar había sido demasiado arriesgada, un tobillo roto o un golpe en la cabeza hubiera sido fin, por lo que había decidido que lo mejor que podía hacer era subir por la cuerda que había dejado Sir Gustave en la huida de la habitación de Dark.

El asesino llegó unos segundos más tarde del salto de Vanessa, cuando ella ya había ganado un metro de cuerda y le quedaba fuera de alcance, pero lejos de mostrar su rabia lo único que hizo fue reír por lo bajo y salir corriendo.