La lancha se dirigió sin pausa hacia el portal. La Senda ondeaba con las olas, brillando con fuerza bajo el sol de la madrugada. Cansados por el día de viaje y la falta de sueño, pudieron disfrutar de una pequeña siesta a pesar del rugido del motor.
Os dejo poner un último post de despedida. Seguimos en la siguiente escena.
Calandra tenía que admitir que se sentía decepcionado con la lancha. Hubiera querido montar en algún barco que tuviera un palo mayor en el que poder subirse y hacer comentarios soeces al respecto, o al menos un yate con piscina. O la Pacific Princess. Pero suponía que no estaba mal para ser la primera vez que montaba en barco.
Suspiró, escuchando a Ashantii solo a medias, y buscó un sitio en el que tumbarse a tomar el sol, sólo un poco inquieto por la idea que pudiera tener el Ensueño del bronceado.
Cruzando los brazos apoyo sobre ellos la cabeza, mientras trato de acomodarme al movimiento de la nao. Seco de Glamour, esperaba encontrar una fuente pronto, si el problema eran los recuerdos, o los caminos olvidados, tenía la medicación perfecta para el grupo. Todas las medicinas eran amargas.
Van Doren pidió un momento para lavarse los magullados pies en el agua del muelle. Solo había estado una vez en el Ensueño Lejano, pero había sido suficiente; aquel sitio le fascinaba tanto como le aterrorizaba, y temía que cierto lado de ella saliera a relucir. En el mundo gris podía controlarlo a la perfección, pero allí podía sentir como se iba volviendo más fuerte en su interior.
Cuando terminó, la pooka subió al barco, pero se sentó de espaldas a su destino. Planeaba pasarse el resto del viaje quitándose espinas y piedrecitas de las plantas de los pies.
El sidhe se acomodó en la lancha sin mediar palabra, aprovechando para ajustarse la armadura y descansar. Con los ojos cerrados, recostado, escuchó a Ashantii sin dar señales de estar haciéndolo. Procuró mantener la mente despejada, apartar los recuerdos y el Juramento, sus obligaciones, y disfrutar del breve descanso que iban a tener antes de pasar al Ensueño Lejano. Allí las cosas iban a ser muy diferentes.
Nadim parecía estar conforme con la lancha. A pesar de su pésimo humor, parecía que el ensueño comenzaba a ofrecer ciertos retazos de su naturaleza aventurera, y el fantasma invisible de una sonrisa pasajera comenzaba a perfilarse en su rostro. Aquel bosque oscuro, el mar nebuloso y, más allá, lo desconocido... Incluso en un grupo tan dispar como ese, el eshu comenzaba a sentirse en casa. Porque la casa de los eshus, en realidad, era cualquier lugar, en cualquier momento
Y también estaba Ashantii, claro
¿Cómo sería el Ensueño Lejano? ¿Qué clase de nuevas reglas se aplicarían allí, qué seres se cruzarían en su camino? Nunca se había adentrado tan adentro en la esencia de la fantasía, y lo único que podía hacer era elucubrar. Imágenes de algunos cuadros cubistas aparecían en su mente, prometiendo geometrías imposibles y rebuscadas. Surrealismo, impresionismo, expresionismo... Durante años había observado lo que mostraban los cuadros, imaginando realidades más allá de la realidad dentro de su cabeza, soñando con algo que solo podía oler, la promesa de un recuerdo perdido. Ahora iba a adentrarse de lleno en esos cuadros
Sin preocuparse por caer al agua, se encaramó al borde y acarició la trémula superficie del océano, cerrando los ojos para dejar a su mente volar
¡Chof!
Turiruri Advertencia: Nadim acaba de salir de tu equipo