5 de noviembre de 1984 - 16:50
La mansión Whittier estaba casi desierta. De vez en cuando el piano del pasillo principal sonaba solo o las patitas de las arañas resonaban a la espalda, pero a excepción de Suri, que leía calladamente en la biblioteca, el resto de changelings se encontraban sumergidos en sus propias vidas banales. Hacia la noche no era raro que aumentase la presencia de duendes, pero por las mañanas, sobre todo desde la enfermedad del Barón, era raro encontrar a alguien.
Por otro lado, no había motivos para aburrirse. El señor Whittier y su hijo daban conversación a quien la necesitara y siempre podía uno intentar cazar alguna alimaña cuando empezasen a superar el número aceptable. Desde que Lord Stevron se hallaba ausente, había cada vez más bichos por todas partes y Bernardette perdía los nervios.
Silveth había estado investigando en el salón del té con un montón de tomos, tanto reales como quiméricos. Nadim no tuvo dificultad en encontrarlo porque era la habitación más cálida y luminosa del piso inferior. La chimenea se había encendido sola y unos dedos fantasmales habían escrito en el espejo de la repisa "Temed la noche". El mensajero, quienquiera que fuese, solía poner ese tipo de frases tétricas con la esperanza de asustar a alguien. Ni los infantiles se amilanaban a estas alturas, y no era extraño que acabasen jugando a las tres en raya con el wraith en cuestión a través del espejo y un poco de vaho.
El eshu se acercó a Silveth con curiosidad, espiando por encima de su hombro los tomos que estudiaba. En su semblante feérico vestía con una extraña túnica blanca, verde y dorada, y su piel estaba recubierta de extraños tatuajes ambarinos que trazaban extrañas figuras sinuosas y picudas a lo largo de todo su cuerpo. Sus iris parecían más oscuros y más grandes, su piel adquiría la tonalidad del café y su pelo parecía seda negra que se derramara sobre sus hombros. Sonrió al sidhe antes de sentarse frente a él
Te veo muy enfrascado en la lectura
Que tierno lo de las tres en raya
-Buenos días Nadim.- digo mientras levanto la vista de mi lectura. Lo cierto es que estaba tan concentrado que si no llega a hablarme ni hubiera percibido su presencia.- Si, lo siento, ni te he saludado al entrar.- Sonrío a modo de disculpa.
Su aspecto quimérico denotaba la misma hermosa fragilidad que su carcasa mortal. Lucía un chaleco de hierba viva que se mecía al vaivén de una de una brisa veraniega, la camisa azul celeste atrapaba el perfume de la primavera entre sus hebras. Unos sencillos pantalones de cuero cuyas negras costuras a veces crujían patéticamente en busca de piedad a su sufrimiento, recalcaban el hecho por el que Silveth tenía amigos en la Corte Oscura. No se negaba a sí mismo su aspecto oscuro ni caer eventualmente en él, a diferencia de muchos Luminosos que trataban de evitarlo a toda costa.
-Estaba investigando la historia de los Changelings, y sus relaciones con los mortales.-añado rápidamente.
Dejo sobre la mesa la leyenda artúrica en la que se ilustraba una posible Dama del lago de largas orejas élficas y ojos de un profundo azul. Su parecido con un Sithe era muy reseñable.
-¿Que tal tu día?
Ajetreado. Aunque interesante, por ahora Hizo un movimiento desdeñoso con la mano antes de cambiar de tema La verdad es que llevo despierto desde pronto. Con decirte que ya he comido...
Se echó hacia atrás en el respaldo y dio un repaso a la habitación con la mirada, satisfecho. A pocos metros, Eskeele, una pequeña quimera con forma de ardilla que le seguía a todas partes, correteaba de un lado a otro, olisqueando cada rincón y buscando arañas o insectos a los que atosigar
Me gusta cuando estamos tan pocos en el feudo, sin llegar a estar vacío. Da pie a muchas conversaciones interesantes...
-Yo también he comido...-Mi mirada había vuelto a posarse sobre las líneas de los escritos. Aunque le oía era como si todo me llegase ahogado y actuaba a posteriori.- ¿Hay algo en particular de lo que quieras hablar?.-pregunto unos segundos después de que termine de hablarme.- De hecho lo que me sorprende es que quieras hablar aquí de nada, siempre hay alguien espiando, a este lado o al otro.
Nadim rió
Supongo que es una buena razón para evitarlo, si tienes algo que ocultar
Volvió a mirar los papeles del sidhe, con renovada curiosidad
¿Y a qué viene este repentino interés en nuestra rica herencia? Si no es muy atrevido preguntar, claro
-Me ha empezado a preocupar que los de mi linaje no nos reencarnamos. Pero hay precedentes de llegar a existir sin el cuerpo mortal, claro que en un tiempo en el que el Glamour abundaba por todas partes. También tengo una idea sobre los Soñadores, pero si la presento ante un Eiluned sin algún apoyo teórico ni siquiera me van a escuchar.
Me sirvo un vaso de vino de la jarra de plata de la mesa y lleno otro para Nadim.
-No sé, es frustrante no tener pasado. No recuerdo mi vida mortal antes de la crisálida ni tengo recuerdos como Fae. No se quién soy, así que busco mis raíces.
Bebo lentamente, meditando acerca de la verdad encerrada en esas palabras.
-¿Con qué estas tan ocupado y ajetreado? ¿Algo en lo que pueda ayudar?
Le miro preocupado, esperaba que no fuese algo grave.
-Yo estoy montando un par de desfiles. De hecho me preguntaba si me acompañarías al Nightbreak. No es un lugar al que un chico como yo deba ir solo.
Claro que sí. Tampoco es que haya ido mucho, pero me irá bien cambiar de aires. Respecto a mis quehaceres... La mitad son asuntos de lo más banal. Nada que proceda contar en un lugar como este. La otra mitad... Bueno, ya te irás enterando. Supongo que ya te habrán dicho que me encanta hablar sobre mí mismo
Rió con su broma y aceptó el vaso de vino con un gesto de asentimiento
Gracias. Así que al Nightbreak, ¿eh? Últimamente estás despendolado, según tengo entendido. Te vi antes de ayer por la noche, pero no me dio tiempo a saludarte
No pude evitar sonrojarme ante la mención del sábado pasado. ¿Que sabría él de todo lo que ocurrió aquella noche?
-¿Sí? ¿Cómo no me saludaste? Estoy seguro de que eres capaz de echar una carrera a paso ligero y alcanzarme en cualquier circunstancia.-Guardo los libros de forma apresurada. Aventuro que vamos a consumir la jarra, y no es buena idea que el papel esté en tan vulnerable posición.- No se a que te refieres con últimamente, nunca he sido especialmente formal.- Le dedico una sonrisa.
Estaba... Ocupado
Esbozó una sonrisa pícara, aderezada con una mirada que añadía un claro "si sabes a lo que me refiero..."
Además, estabas hablando con otra de la Estirpe. Parecías muy entretenido, así que interrumpirte habría sido de mal gusto. ¿No crees?
-Hay que tener amigos hasta en el Infierno.-El problema de ciertas compañías es que eran demasiado conocidas.- Me alegro de que te lo pasases bien esa noche. Aunque tampoco estarías muy entretenido si fuiste capaz de prestarnos atención mientras cerrabas el trato.
"¿Está buscando chantajearme o solo se divierte a mi costa?" Era la pregunta que me hacía mientras escruto su rostro tratando de encontrar alguna señal que delate sus intenciones.
Aunque Nadim era un buen acompañante para visitar galerías, de poco que no fuera arte había hablado con él, a parte de para cumplir nuestras obligaciones con el feudo. Como bien había dicho hace poco él mismo, Shyam era quién trataba con el Eshu. De lo labios de nuestro amigo en común nunca había salido una mala palabra, pero el bardo se había denominado a si mismo como charlatán.
Me acomodo apoyando los codos en la mesa y sosteniendo mi barbilla con las manos. Al doblar el cuerpo, la silla cruje al ser apartada de la mesa. Espero paciente a que hable.
Tengo ojos en el cogote Enunció, encogiéndose de hombros Aunque normalmente se fijan en detalles insignificantes en vez de ir a lo importante. Pero sí, no te voy a negar que mi compañía podría haber sido mejor. Claro que eso siempre puede mejorar...
Dejó la frase en el aire antes de cambiar de tema
Dentro de unos días hay una pequeña exposición de hiperrealismo en Oakland. Nada del otro mundo, pero he oído que tienen buen material. ¿Qué dices, te apuntas?
Sonrió ante la mención de mejorar la compañía y le dedico un gesto de sorpresa. ¿Del chantaje a la seducción? Su torpe movimiento es recibido con una sonrisa dulce e inocente.
-Lamento que tu noche no pudiese ser tan buena como deseabas. Tal vez en la próxima, te merezca la pena esforzarte un poco más.-Es todo lo que cordialmente sale de mis labios al respecto.-Me encantará asistir contigo a la exposición.-Un instante después de decirlo, me arrepiento. Tenía que ahorrar para la moto. Suspiro mentalizándome para ir y no comprar nada, o al menos, ninguna pieza demasiado cara. Decido cambiar de tema antes de que cambien mis ideas del evento.-¿Nos acompañará Shyam?
Nadim se mostró algo sorprendido
¿Shyam? No suele venir a estas cosas, pero si quieres le pregunto
-Asumía que ya lo habías hecho, ¿vivís juntos,verdad?.- Esperaba esa respuesta, Shyam no era de ese tipo de personas. - Pero vamos tu compañía me resulta más que satisfactoria, sin necesidad de terceros. Sólo que cuantos más mejor. Podemos quedar aquí mismo, cenamos fuera y vamos a la exposición. ¿Te parece un buen plan?
De repente caigo en la cuenta, estoy intentando estudiar historia y tengo al bardo del feudo delante. A veces mi propia prisa por hacer las cosas, el conocimiento de saberme capaz de hacer las cosas por mí mismo me cegaba cuando había rutas más fáciles.
-Cambiando de tema, cuentacuentos. Nárrame la historia de los nuestros. Tal vez pueda aprender a partir de las tradiciones.
lo siento, soy incapaz de escribir un post de menos de cinco lineas, así que me enrollo.
Nadim tomó un sorbo de vino, y luego comenzó a relatar. El tono de su voz cambió ligeramente, haciéndose más suave y fluido, más magnético y atrayente. Sus expresiones y juegos de palabras daban colorido a una historia colorista ya de por sí. Un buen rato se pasó hablando, pero a cualquiera que hubiera estado escuchando se le habría hecho corto, pues el eshu parecía haber heredado al completo el don de su gente para narrar historias. Sin embargo, Neil no tardó en darse cuenta de que las bases de sus relatos no eran demasiado fiables. No poco de lo que decía se contradecía con lo que él había leído, y daba la sensación de que el cuentacuentos se estaba centrando más en la forma que en el contenido. Como si estuviera juntando simples rumores y leyendas que hubiera oído a lo largo de sus viajes en una única composición que, si bien es verdad que estaba hilada de forma adecuada y mantenía la atención del oyente, no parecía arrojar más verdad sobre lo que había estado buscando Neil previamente
Que te escriba la historia de la Estirpe, dices... Juas
Cuando Nadim termina, la jarra se encuentra vacía. En sí misma la historia había sido buena, pero tampoco se podía esperar más que mitos de unos seres de leyenda.
-Hum...-Un sonido a medio camino entre un gruñido y un suspiro.- Gracias. Creo que voy a tener que centrarme en los relatos de los mortales. Si bien no son tan placenteros como los tuyos, encierran una verdad más tangible. Porque por ejemplo, los sithe tenemos un tiempo limitado, eso es un hecho. Pero todas las teorías que hay tienen algún hueco por el que se caen. Algunos dicen que es porque estuvimos en Arkadia durante el interregno, pero los Liam no volvieron, y tampoco se reencarnan. O si, por que es imposible que hayan vivido con la misma carcasa humana tanto tiempo ¿No? Argh...-La frustración se hacia patente en mi.- Es demasiado complicado. Pero bueno, no quiero que te rompas la cabeza por mi investigación, al fin y al cabo tu no tienes ese problema de mortalidad.
no jo, pero algún pedacito interesante XD
Que no tenga ese problema no quiere decir que sea inmune a vuestro miedo. Todos tenemos miedo al hierro frío, al fin de la existencia. En cierta medida, vuestra maldición no es más que una versión más lenta de todos esos terrores. O puede que no, quién sabe
Terminó su bebida y esbozó una sonrisa
Debemos ayudarnos los unos a los otros ahora que tenemos el Invierno a las puertas. Pero temo que mi ayuda no te vaya a servir de mucho
Winter is coming, baby
Apoyo las manos en la mesa, lenta, pausadamente alzo la barbilla hasta que le miro directamente a los ojos. Con una fiereza salvaje y el ardor de mil infiernos.
-Los Fiona no tenemos miedo de nada.- Cada una de las palabras parece esculpirse en el aire y ocupar la totalidad del espacio durante un segundo.
El silencio se hace en la sala, como si fuese un desafío a contradecir el estamento de mi casa.
Nadim observó la reacción de Neil en silencio, visiblemente sorprendido. Tras unos segundos habló en tono conciliador
No lo pongo en duda, amigo mío, ni tenía intención de ofenderte. Pero solo cuando se tiene miedo es cuando uno puede ser valiente, ¿no estás de acuerdo? El miedo es algo que nos define, que da sentido a nuestra existencia. Y es en la manera de enfrentarnos a él en donde descubrimos el verdadero coraje. ¿No crees?