Partida Rol por web

Tres Tubos rie con una carcajada grave y rasgada, como su voz al oir las palabras del capitán.- Si, y más vale que sirrva parra algo, porque si no acabarrá en alguna frragua, como alimento parra el fuego. -y vuelve a carcajear.

Arbar se pone de nuevo en su sitio de marcha cubriendo el flanco derecho.

Ahora paree que está más atento a posibles imprevistos.

Hal ha dejado a los enanos decidiendo el futuro de Sstomara, la aldryami, mientras se adelanta cabalgando para observar el territorio, acaricia a Negraluna y la premia con una ciruela dulce, fue la primera en notar la emboscada.
Prepara su arco y una flecha, por si Odayla tiene un detalle hoy, no estaría mal que un pequeño gamo se cruzara con él.
El orlanthi intenta encontrar algún lugar resguardado donde pasar la noche, uno que no deje acercarse a los aldryamis con facilidad, ya que son casi indistinguibles de otros árboles. - Mejor cuantas más rocas y menos árboles - piensa.
Si no encuentra pronto un lugar aceptable, volverá y apremiará al grupo para que alarguen la marcha una hora más ese día.

Obendiya viendo que ya partimos hacia Mal Negocio se vuelve a poner en la retaguardia de la partida con Michabo,

-A la siguiente vez tengo que ver lo que pasa antes sino volverán a hacerte daño.-Le dice Obendiya a Michabo mientras se alejan unos cuantos metros del grupo.

Es pintoresco ver al pequeño enano andar justo delante de la enorme montura de Obendiya. Cuando no le oculta la cabeza de Michabo la visión del enano lo único que logra ver es sus acorazados miembros tras la mochila.

Swot se gira un momento al oír el comentario del praxiano.

- Trratas a tu animal como alguien de tu familia -aún le cuesta comprender algunas costumbre humanas pero intenta mostrarse cortés-. Es una extrraña monturra. No como la de Hal. Por cierrto... que aún no sé como es que os conocisteis, sólo me dijo que confiaba en ti parra este trrabajo.

La expedición asciende poco a poco por el paso. Cuando miran atrás, hacia el sureste, pueden ver un poco más abajo cada vez el tortuoso río Tanier al sur y las colinas de Telmoria al este. El ambiente es cada vez más frío y llega un momento en que pisan las nieves perpétuas.

Una patrulla de enanos de hierro les intercepta en las cercanías de la pequeña ciudad y tras reconocer a "Crisol Hirviente" les dan escolta hasta la entrada de Mal Negocio, que alcanzan ya al atardecer.

La ciudad de Mal Negocio, máximo exponente del Aperturismo en el poderoso enclave mostali de la cordillera Nidan, está construida por mostalis, pero nadie lo diría al ver su trazado urbano y su arquitectura, típicamente humanos. Claramente es una forma de favorecer la comodidad de los humanos, los principales clientes, a la hora de establecer relaciones comerciales. De hecho, Mal Negocio es el nombre que los humanos otorgan a lo que los mostalis simplemente llaman "puesto de comercio permanente del enclave de Nida". Está ubicado en una llanura que domina el paso de la Llama Gigante, único punto por el que las Montañas Nidan pueden ser atravesadas hacia Fronela. Aquí los excedentes de las minas y factorías subterráneas de Mal Negocio, o de la ciclópea y subterránea ciudad de Nida, son vendidos (principalmente a compradores humanos, pero no exclusivamente) a precios exorbitantes no negociables. El nombre de Mal Negocio que los humanos le otorgaron al enclave no está mál escogido.

Un importante contingente de mostalis de diversas castas, sobre todo de estaño, de cobre y de hierro, está dedicado a operar Mal Negocio trabajando en las tiendas y fundiciones que producen o almacenan y venden bienes que los humanos y otras razas necesitan de los mostalis. Principalmente se trata de metal en bruto, y Mal Negocio provee de cobre, bronce, estaño, plomo, zinc, oro, plata e incluso pequeñas cantidades de hierro. Las gemas y piedras preciosas en bruto y joyas manufacturadas también se venden en pequeñas cantidades. La calidad de la artesanía es de primera, aunque el precio suele ser el triple del mercado. Así son las cosas cuando uno quiere adquirir los exclusivos bienes en el mismo corazón de la Máquina del Mundo y la sociedad Mosali.

Las calles son estrechas y cada una está dedicada a un gremio concreto y recibe un nombre relacionado con el mismo. Así, la Calle del Hacha alberga las tiendas y fraguas de los armeros, la Calle de las Gemas los talleres de los pulidores de gemas, etc. Todos los pagos se espera que se hagan en moneda, preferentemente de oro, y los precios dependen de cada artesano y suelen variar de un objeto a otro e incluso de un día para otro. No se tolera el regateo o la negociación de los precios y está claramente estipulado en las tiendas para no caer en malentendidos. Cualquiera que ignore esta regla es sancionado por el gremio al que ofenda, por lo que no podrá comerciar con ningún otro comerciante del mismo gremio.

A pesar de todas estas peculiaridades, los objetos con el sello "Fabricado en Mal Negocio" o "Fabricado en Nida" que pueden comprarse solamente en este enclave, son sinónimo de excelencia y exclusividad y no dejan de atraer a comerciantes, no solo de Fronela o Ralios, sino de tierras más lejanas.

Las tabernas y posadas de Mal Negocio son el primer lugar al que los visitantes se dirigen tras el duro ascenso por el paso hasta la cima. Algunas están regentadas por mostalis, pero dada su natural falta de empatía con otras razas, la mayoría han sido vendidas a humanos que las han comprado como negocio o son operadas por nilmergs programados para cocinar, limpiar o servir a los clientes, mientras que los mostalis les supervisan y se encargan de las transacciones de dinero.

Así, los miembros de la expedición llegan finalmente a su destino y Krunk los dirige a la Posada de Mal Negocio. Se trata de un establecimiento grande, con establos para las monturas de los humanos que les acompañan y dos pisos de altura. Está situado en la calle principal, y nada más entrar a su amplio salón principal, Krunk saluda con complicidad a un enano de hierro llamado Gannerax armado con un hacha de doble filo que parece vigilar que todo transcurra con tranquilidad en la posada. Numerosos nilmergs pululan por el establecimiento realizando mecániamente tareas. Algunos de los pequeños seres se encargan de recoger del suelo cualquier desperdicio que caiga, otros llevan viandas a las mesas desde la cocina mientras que otros se encargan de recoger los platos y jarras vacías que dejan los comensales, para que otros nilmergs frieguen esos platos y jarras que luego, como en una cadena de montaje, son colocados por otros nilmergs en estanterías. Es Krunk el que habla con un mostali que parece estar encargado de la recepción de huéspedes y solicita tres habitaciones: una para Hal, Obendiya y Swot, otra para Argörath y Thorkegar y finlamente otra para Arbar, Vorkadung y él mismo. El mostali observa indolente al grupo, contándoles y recibe el pago del férreo capitán.

Con los animales acomodados en los establos, todos se dirigen a las habitaciones para acomodarse y bajar luego al salón para disfrutar de una relajada cena y celebrar el fin del viaje.