Partida Rol por web

Después de beber un largo trago de vino, Vaerles toma de nuevo la palabra para interrogar al mercader troll.

-Señor Karrgiraz, antes de partir, si no es inconveniente, a las preguntas que os han hecho la señora Aleü y maese Groth, yo querría añadir dos más: primero, cuántos días de ventaja nos lleva vuestro principal sospechoso y, segundo, a quién le comprásteis el grimorio robado. La respuesta a la primera nos ayudará a hacernos una mejor idea de lo que va a costarnos dar con el mercader, y la segunda podría darnos pistas sobre nuestra presa.

Mientras espera una respuesta, Vaerles se sirve otra copa de vino.

Se levanta, todavía algo malhumorado, cuando los humanos alzan sus copas para ejercer su costumbre de brindar con bebida. Extiende su garruda mano con un gesto impaciente y en seguida un pequeño trollkin trastabilla hasta llegar a él con un cuerno y una jarra. El pequeño ser vierte un líquido humeante en el cuerno provocando un siseo como si se tratase de agua hirviendo.

El troll vacía de un trago el cuerno para acompañar a los humanos en su ritual, y contesta a algunas cuestiones que se han planteado.

- Bien, me alegra ver que hemos llegado a un acuerdo. Heenshen –dice señalándole con la mano extendida- será el único que viaje con vosotros en representación de... mis intereses. Mandar alguno de mis guardias ha sido una tentación, pero no me arriesgaré a que pueda ser reconocido por el ladrón, ya que probablemente habrá estudiado mis defensas antes de dar su golpe. Heenshen lleva mucho tiempo fuera de Marost atendiendo mis negocios y es difícil que el ladrón le conozca.

Se gira ahora al mercenario humano que no para de dar de comer a su enlo.

- Una visita al almacén robado no te servirá de nada, Groth. Los barrotes los vendimos al peso a uno de los herreros de la ciudad, que el mismo día los refundió y volvió a forjar para colocarlos en su lugar, cobrándome una buena suma por el trabajo, aprovechando la urgencia –dice mostrando los dientes momentáneamente. Y lógicamente todo el desorden que el ladrón creó en su búsqueda del viejo grimorio ha sido ya remediado. Y termina volviéndose a Vaerles para contestar a sus preguntas- El robo se produjo hace tres días, por lo que vuestra partida debe ser en cuanto el emperador dorado asome por el cielo con la luz que vosotros los humanos tanto necesitáis. Y en cuanto al grimorio, ignoro su procedencia. Lo encontré en esta lujosa casa cuando la compré, carcomido y olvidado en un baúl. Por su deterioro, su enrevesado lenguaje y al parecerme incompleto, pensaba que lo vendería al peso por la madera de sus tapas y su pergamino, pero pensando que podría tener algún valor para coleccionistas o anticuarios lo guardé para intentar venderlo mejor. En algunas ocasiones lo he sacado al mercado para ofrecerlo, pero nadie se ha interesado por él. Seguro que el ladrón lo vería en alguno de mis mercados. Es extraño que directamente lo robara... si el ladrón se hubiera interesado por él seguramente le hubiera hecho un buen precio. Por eso... quiero saber qué hay detrás de todo este extraño robo. Puede ser solo un excéntrico coleccionista, o un ladrón vocacional, pero me da en el hocico que hay algo o alguien más detrás de todo esto.

La comida y la bebida termina saciando a todos. Karrgiraz se despide de ellos y les desea suerte en su empresa. De nuevo el trollkin que hace de chambelán del importante mercader les conduce a la salida y ya en el exterior de la casa Heenshen les conduce de nuevo a la posada. Heenshen sigue excitado con la perspectiva de desentrañar un misterio, una misión que se aleja de lo habitual que tiene que hacer para su patrón. Cuando les deja en la posada, les emplaza a verse al amanecer en la puerta norte, con todo listo para salir en busca de la misteriosa carreta.