El enlo siente un escalofrío al contemplar de cerca a las figuras encapuchadas y reprime un estornudo metiéndose los dedos en los orificios de la nariz; no se metería allí ni siendo la despensa del mítico restaurante de Tripaancha Alientotrueno. Afortunadamente, la visión de las celdas le alivia, puesto que es lo que andaba buscando desde el principio.
Dando una voltereta por el suelo, cruza el umbral de la entrada.
Yo no estoy tirando nada, ya que me dijiste que era tan invisible y tan silencioso... Pero cuando sea necesario dímelo.
Suk echa un rápido vistazo a la mazmorra y ve un brasero en una esquina, con unos maderos debajo para alimentarlo, una silla y una mesa con un plato y unas migajas y un cubo con agua en el suelo. Tras la mesa, en un clavo en la pared hay unas llaves colgadas, que Suk supone que abriran las celdas. Hay una antorcha algo más allá, que hace que moverse por la habitación más allá de sombra que proporciona la mesa sin ser visto sea imposible. Pero el enlo debe asomarse a todas las celdas para evitar sorpresas y no tiene opción.
Comprueba que en las cuatro últimas celdas no hay nadie. En la primera de las celdas hay una joven que al verle se pone alerta y se incorpora como puede. Está encadenada de pies y manos.
Yo no estoy tirando nada, ya que me dijiste que era tan invisible y tan silencioso... Pero cuando sea necesario dímelo.
No te preocupes, ya te diré si resulta necesaria alguna tirada.
La muchacha abre mucho los ojos cuando ve al enlo. Lo observa de arriba abajo, con extrañeza. Seguramente no ha visto nunca a alguien como él. Tras unos instantes de duda, parece haber decidido que puede arriesgarse a pedirle ayuda. Su lenguaje comercial es paupérrimo, pero se ayuda con gestos y se hace entender. Susurra las palabras, ya que parece saber que sus centinelas no andan lejos...
- Mi Angaria. Tú no ellos, ¿sí?.
Señala las llaves colgadas del clavo en la pared opuesta.
- Sacar. Sacar.
Suk sonríe al ver a la hembra humana y corre a hacerse con las llaves, consciente de que el carcelero puede llegar en cualquier momento. Las prueba una a una hasta que da con la que abre la celda* y entra con paso ligero en el interior.
Pero al ver a la mujer de cerca duda de que sea quien está buscando. Imaginaba a alguien con más pelo, los colmillos más prominentes y quizás unas uñas largas y negras, así que antes de desatarla trata de asegurarse.
-Tu... ¿Lobo que camina con dos patas? -Suk imita el sonido de un aullido a un volumen muy bajo. -Yo buscar, yo mat... Yo buscar para salvar, si.
*Estoy suponiendo que está, por agilizar un poco ésto, que estoy emocionado.
La muchacha retrocede como un animal asustado cuando en enlo entra y se le acerca, pero parece que la emoción de ser rescatada puede con la aprensión que le produce el extraño y pequeño ser que se le acerca con las llaves en la mano.
- ¡Sí, lobo, lobo! -susurra señalándose.
Suk sonríe mostrando sus dientecitos mellados y amarillentos. Ha encontrado lo que buscaba y ahora solo tiene que acabar con la mujer lobo y ganarse el favor del viejo. Cuidadosamente saca de su bolsa uno de los últimos viales de veneno que le quedan y lo extiende cuidadosamente sobre la hoja de su cuchillo; después lo acerca al cuello de la asustada mujer y se dispone a asestar un corte mortal, pero algo le detiene.
De pronto recuerda el día en el que se encontró con Groth. Todavía no tiene claro por qué lo liberó, pero sí sabe que ello le reportó grandes beneficios; comilonas a los piés de la mesa, caminatas bajo la luz de las estellas, sueños reparadores sobre montones de paja infestados de sabrosos insectos... Y Suk de pronto imagina una vida lejos de la violencia y el conflicto:
Una casita en un valle sombrío junto a un estanque repleto de peces; Suk pesca con sus manos y se lleva un enorme pescado a la boca cuando una voz femenina le llama desde el portal "Suk, la comida está lista" le dice la mujer lobo vestida con un largo delantal y detrás de ella aparece Groth, que se ha dejado bigote, la abraza y se besan mientras él trota contento oliendo el sabroso estofado de ciervo.
Y de pronto Suk ya no quiere ser un troll negro, ya no anhela ser grande, fuerte y terrible... Suk quiere ser un niño humano y vivir una vida tranquila. Arroja el cuchillo al suelo y busca las llaves para liberar a la mujer de sus grilletes.
-Nosotros marchar. Nosotros buscar hogar. Groth gustar, tu ver.
Ahora viene cuando me arrancan la cabeza de un zarpazo.
Mejor esto que lo de los explosivos.
La muchacha que dice ser un lobo se asusta al ver el cuchillo del pequeño ser que lo rocia con una sustancia pestilente. Cuando luego además se le acerca con aparentes intenciones de usarlo contra ella, retrocede hacia una esquina, pero cuando este finalmente aparta el cuchillo y la libera queda confusa durante unos segundos.
Pero solo dura unos segundos, de un salto se pone en pie con gran agilidad y se aparta del extraño ser que la ha liberado. Sin decir palabra alguna camina sigilosa con sus pies descalzos hacia la puerta de las mazmorras y se asoma de manera imperceptible, observando que hay un par de esas siniestras criaturas encapuchadas custodiando una puerta. Sin embargo, las escaleras están a apenas un par de metros...
La mirada de la joven muchacha se cruza con la del enlo. A Suk no le hace falta que la chica hable para saber lo que piensa, puede leer en su mirada que pretende escapar escaleras arriba aprovechando que aunque la vieran u oyeran sin duda podrían subir arriba sacándoles ventaja. La muchacha duda unos instantes observando a los mudos centinelas y valorando el momento apropiado para escabullirse escaleras arriba.
Suk le hace un gesto a Angaria para que espere un poco. Acto seguido se hace con el plato con migajas de encima de la mesa y aprovechando su semiinvisibilidad, cruza hasta ponerse fuera de la vista de los guardianes al otro lado de la escalera. Entonces arroja el plato con fuerza hacia el lado opuesto de la sala (donde está la puerta sin vigilancia) y en cuanto el plato se estrella contra el suelo, le hace señales a la chica para que le siga escaleras arriba.
Supongo que se entiende la brillante estrategia.
Si los tipos esos nos ven, salimos pitando como locos y como nos alcancen, por delante o por detrás, les suelto la sombra esa y se van a cagar.
La muchacha duda en hacer caso o no de la señal para esperar que hace la criatura que ha venido a rescatarla misteriosamente. Pero la necesidad de tener un aliado y la curiosidad de saber quién es ese ser que la ayuda puede más que la prisa por escapar. Deja hacer a Suk que para pasmo de la chica desaparece de su vista cuando pasa por las sombras. Cuando lanza el plato y se parte con estrépito al otro lado de la estancia, aprovecha el momento y cruza al bloque de las escaleras justo en el instante en el que los centinelas están atentos al ruído.
Suk comprueba que los centinelas observan el plato roto y en seguida vuelven la mirada hacia su posición sin verle. Uno de ellos permanece en su puesto mientras el otro se acerca a la puerta de la mazmorra para investigar el sonido. El enlo y la chica suben por las escaleras y contienen la respiración mientras escuchan para ver si el encapuchado les persigue una vez descubierta la huída de la muchacha, pero no es así. Al parecer su prioridad es defender esa puerta y no perseguir a la prisionera...
Así pues, Suk y la joven que dice ser un lobo llegan a la planta baja y el enlo recuerda que había un guardia muerto y otro que estaba disparando, así que abre con cautela para observar si pueden salir sin peligro. Pero ve con alivio como el otro guardia está tirado en la plataforma de madera con un virote de ballesta clavado en el ojo. Sin enemigos a la vista, ambos salen de las escaleras de caracol y la muchacha tantea la puerta, impaciente por escapar. Suk oye claramente como en los pisos superiores se desarrolla alguna lucha, pues oye ruido de entrechocar de metal, gritos y golpes.
La joven no quiere perder ni un segundo, y forcejea con el enorme madero que bloquea la puerta. Pero su fuerza no parece suficiente para mover la viga de madera que cierra las puertas.
- ¡Ayudar!
Si Suk considera apropiado escapar ahora y va a ayudar, hay que hacer una tirada de FUE vs TAM contra la viga, que tiene TAM 20 y está pensada para que la muevan dos personas.
Entre ambos tienen FUE 23 (13 de Suk y 10 de Angaria), así que hay un 65% de apartarla. Se puede intentar varias veces (1 por asalto), y una pifia significa 1d4 de daño en una localizacion al azar usando la tabla de proyectiles por una torcedura, un golpe o similar.
Suk corre en ayuda de la mujer e inmediatamente se da cuenta de que no se ha presentado. Los modales humanos son algo que todavía no domina.
-Yo Suk, de Dagori Inkarth -Dice con una leve reverencia.
Acto seguido se apuntala bajo la barra de madera y empuja con todas sus fuerzas.
Se emociona cuando ve que la viga se mueve.
-¡Suk fuerte! ¡Suk uz!
Motivo: Subir palo
Tirada: 1d100
Dificultad: 65-
Resultado: 65 (Exito)
Empiezo a pensar que me he equivocado de tipa.
Creía que a estas alturas estaría transformada en una bestia salvaje sembrando el caos en la torre; pero bueno, Suk no sospecha nada, el pobre.
La muchacha no parece entender muy bien lo que dice la criaturilla, pero al menos parece muy fuerte y entre ambos mueven el madero que cierra por dentro la enorme puerta reforzada.
- ¡Salir! ¡Escapar!
Una de las hojas de la doble puerta se abre con un chirrido cuando la muchacha la empuja con gran esfuerzo, y sale al exterior.
Afuera, no parece quedar ni rastro de los atacantes. Todo está en silencio y solo quedan algunas saetas de ballesta esparcidas por el recinto de la empalizada, los manteletes de madera construidos por los humanos. El carro de Heenshen y el tronco con el que lo equiparon para fabricar un ariete están junto al edificio que parece ser un establo. El tronco se ha caído y lo han arrastrado hasta allí. En el otro extremo del patio formado por la empalizada, el otro edificio que parece un almacén tiene la puerta abierta, aunque está en completa oscuridad.
Suk es invisible en el exterior, en cuanto se aleje de las antorchas de dentro de la torre.
El enlo se extraña al no ver a nadie donde apenas unos minutos antes se libraba un estrenduoso ataque. Y si nadie había entrado por esa puerta significaba que sus antiguos compañeros humanos habían huído, pero... ¿A donde? Entonces Suk agarra la mano de la mujer y señala hacia el almacén. -Esconder, esconder, tu segura con Suk. -El enlo se golpea el pecho para demostrar su fuerza y luego le enseña el anillo que guarda en su bolsillo. -Suk tiene poderosa magia de oscuridad.
La idea es meternos en el almacén y desde allí tratar de averiguar dónde están los demás, si se oyen sonidos de lucha en la torre, etc... Si la chica se negara, Suk la seguiría; al fin y al cabo no es más que un perrito faldero y necesita estar junto a alguien más alto que él para sentirse seguro.
El enlo se orienta perfectamente en el exterior, apenas iluminado, donde todavía cae la nieve azotada por fuertes rachas de viento. A ojos de la joven mujer no es más que una sombra borrosa indistinguible del entorno, y si no es porque la pequeña criatura le coge de la mano ni siquiera sabría dónde está. La mirada de la mujer es mezcla de asombro, temor y curiosidad.
La chica mira la puerta de la empalizada, abierta de par en par, y parece impulsada a soltarse de la mano de su rescatador para salir huyendo de allí, pero la criatura le habla y se da golpes en el pecho, y le muestra un anillo metálico y brillante, y dice algo que no parece comprender... pero es suficiente para posponer su idea de salir corriendo y acompañarle al interior de uno de los dos edificios del recinto.
Cuando llegan allí, comprueban que la gran doble puerta de madera ha sido abierta y su interior está a oscuras. La muchacha apenas puede ver nada... pero Suk no tiene problemas en ver varias carretas aparcadas en su interior y en identificar un rincón cercano a la puerta a Darnor, el granjero de la larga barba y a Bosporus Garan, el mercader corpulento. Darnor está malherido en las tripas, con un vendaje que ha parado la sangría. Bosporus también tiene algunos agujeros manchados de sangre en el cuero de su armadura, pero no parece resentirse de sus heridas. Ambos se sorprenden al ver en la oscuridad una silueta de mujer desconocida... a Suk probablemente ni lo han visto.
NOTA: se cierra esta escena y Suk pasa a la escena "El ataque a la puerta".