Detengo mi caballo y lo ato con suficiente cuerda para que pueda comer un poco. Le doy unas palmadas a la grupa, me alejo para caminar un poco y muevo los brazos como abanicos lentos, una antigua manía para tenerlos siempre calientes y evitar tirones.
Me acerco al arroyo y me lavo las manos en su fria agua, suelto un poco la mascara y me meto las manos por debajo para lavarme la cara y quitarme el polvo del camino. Mis manos refrescan la piel de mi rostro y con cuidado me coloco de nuevo mi mascara.
Acuclillado en la orilla miro por encima del hombro, buscando donde están los montañeses.
Las personas más cercanas a la tienda de Lord Arryn os percatais de que el señor de la Casa Arryn entra en ella acompañado por la exótica y bella salvaje. En la puerta dos de sus hombres hacen guardia mientras que el otro montañes espera fuera de la tienda y comienza a caminar con aire distraido hacia el río.
¿Que querrá un señor de una de las casas más poderosas de Poniente de una mujer de las montañas? -pregunta Ser Tyberias extrañado a nadie en particular.
Alli poco podían hacer a excepción de esperar. Lucyen decidió aprovechar el tiempo para preparar en primer lugar sus materiales de maestre, dejarlo todo predispuesto, solo por precaución. Esperaba no tener que usarlos, pero era mejor prevenir que lamentar.
Tras acabar esta tarea sencilla, decide dar una vuelta por el pequeño campamento. No hace nada en particular, salvo andar y mirar que hay a su alrededor.
Un hombre de la Casa de la Luz se acerca al joven aprendiz de maestre.
Maestre Atreides, no se si vos me conoceis, soy Gregor, miembro de la guardia personal de Lord Gendry, es todo un honor poder defender a una persona tan inteligente y dotada -dice el hombre abordando al joven Atreides.
Así que vos habéis sido designado para esta misión tan peculiar- responde al saludo del joven soldado- desde luego, me siento mas seguro si nuestra escolta cuenta con nuestra presencia, Sir Gregor. ¿Como ha ido el viaje por el momento?
Por ahora todo está bien aunque somos pocos hombres de la Casa de la Luz, demasiados pocos -te responde Ser Gregor acercándose más a ti -los hombres de los Lannister, Baratheon y Arryn son poco numerosos pero no me fio de ninguno de ellos. Yo, por mi parte, estaré siempre cerca de lord Arryn, me parece un tipo muy sospechoso.
Era lo previsible. No se abandonaban las desconfianzas entre las casas de una noche a la mañana. Eso y que, de entre todos ellos, Meñique era de los que uno menos debía fiarse.
No puedo negarte que desconfíes mas no comentas ninguna imprudencia. Mantén la boca cerrada, los ojos bien abiertos y los oídos aún mas y en caso de que algo te parezca extraño ven a verme- quizás le vendría bien tener a este soldado a su lado. Así podría enterarse de lo que ocurre entre los guerreros del grupo.
Sigo mirando hacia el campamento mientras le respondo a Tyberias,
- Eso me gustaría saber a mí tambien...- observo como el guerrero se va hacia el rio- disculpadme un momento.
Me levanto y me dirigo hacie el norteño gigantón que anda sólo por ahí.
- No he oído tu nombre antes- me presento- Soy Ser Gary Trant, decidme ¿Que hacéis tan lejos de las montañas de la luna?
No te preocupes, estoy acostumbrado a observar y mantener la boca cerrada, no olvides que formo parte de la Casa de la Luz donde muchos se indignarían si contara lo que pienso -te responde con una sonrisa sincera -Ten cuidado tu también, los enemigos están por todas partes.
Haciendo caso omiso a tu primera pregunta el salvaje se gira hacia ti mirándote de abajo a arriba y manteniendo su mirada fija en tu máscara -Yo sirvo al señor del Nido del Águila, es lo único que tienes que saber. Y dime ¿por que llevas una máscara? ¿que ocultas al mundo? ¿que dios te pide que cometas tal acto?
¿Pero quien haría daño a un aprendiz de maestre?- responde- por mi parte estaré pendiente, pero no soy alguien a tener en cuenta. Bueno, iré ahora a mi tienda. Si necesitas algo de mi no dudes en llamarme. Aunque ahora mismo, poco podemos hacer salvo esperar.
Me encojo de hombos, mientras respondo.
- Pues yo pensaba que los clanes montañeses han sido independientes desde hace generaciones, supongo que está bien que hayais venido a la civilización, deseo profundamente que sobrevivais al cambio.
Le miro con la cabeza torcido mientras mi voz metálica sigue resonando de manera siniestra dentro de mi mascara.
- Si oculto algo, sería estúpido decirte el qué, entonces ¿para que quiero la mascara?- me acerco a él mientras me mantengo alerta- si quieres saber que oculto tendrás que quitarmela, y no te lo aconsejo, a lo mejor me la quito para esa guapa salvaje y le enseño un par de cosas- hago un ruido con la legua de mojarme los labios-.
Intento comprobar si es facil de provocar, o si está bien enseñado.
Estamos en una mala época, las cadenas de maestre no servirán para protegeros de las espadas y aún así tu todavía no posees ningún eslabón -te contesta Gregor despidiéndose -cuidate las espaldas.
Voy a esperar a tener más tiempo y a que el resto os pille para continuar con la escena.
El hombre suelta una carcajada -Si valoras tu cara no te quitarías esa protección estando a solas con Kaya Plumas Negras. Decenas de hombres se pudren en estos momentos por subestimar a mi señora, entre ellos algunos caballeros -te responde divertido -te dejo a solas, necesito reponer fuerzas.
Voy a esperar a tener más tiempo y a que el resto os pille para continuar con la escena.
Igualmente- responde. Tras inspeccionar brevemente el campamento, Lucyen decide volver a su tienda. Aprovecharía para leer un poco. Ya le avisarían si le necesitaban.
Oks.
Elevo los ojos mirando hacia el cielo aburrido, ya serán menos..., me alejo de allí y vuelvo con mis caballeros, con la idea bien clara de estos dos personajes, a todas luces, hábiles y confiados. Mejor para mí.
Ok, yo estoy por aquí esperando, de todas maneras ya sabemos como es el veranito xD