Partida Rol por web

Me levanto e inclino la cabeza medio dedo, como gesto de despedida, a Lord Arryn, apuro mi copa y la dejo en la mesa.

-Señor- le respondo con voz metálica una vez incorporado. Al pasar me despido del recien llegado, aunque no tengo ningún trato con él, respeto profundamente a los sacerdotes, o por lo menos estos medios-sacerdotes que hay en esta tierra, así que también le dedico una despedida- Sacerdote.

Maestre- corrige rápidamente- bueno, aprendiz de maestre- añade. En cualquier caso, quería dejar bien claro cual era su dedicación.

Petyr pareció divertirse con la corrección a ser Trant. Caviló un poco la situación en su cabeza, se sentó y su rostro se volvió serio completamente.

―Lucyen Atreides, aprendiz de maestre de la Ciudadela, siéntate, sí, sí, en esa silla de delante ―cuando por fin te sientas Lord Arryn asiente complacido, saca un sobre lacrado y te lo entrega―. Ésta es la intención unánime de todas las casas de Poniente… La petición a Dorne. Prefiero que se la entregues tú mañana a Quentyn, si lo hago yo creerá que es menos real de lo que de verdad lo es. También llevarás la conversación, estuviste en la reunión en la que se leyó el testamento de la Reina y escuchaste con devoción las intenciones de las grandes casas… Mañana un poco antes de esta hora nos encontraremos con la caravana Martell…eso, claro, si mis cálculos son correctos.

Tras sentarse y escuchas las palabras de Lucyen recoge la carta y la deja en su regazo, no sin antes realizar una mueca al oír las palabras de Lord Arryn- una intención única de todas las grandes casas- dijo, irónico- si hemos logrado que cada casa estampe su firma en esta carta es por obra divina mas que por otra cosa. Veremos a ver que ocurre cuando Lord Martell rechace esta carta...- suspira, resignado- habrá guerra, seguro- no era algo nada agradable esa perspectiva- pero supongo que negociaré todo lo posible para que acepte esto.

¿Tenéis alguna idea de como logra que Lord Martell acepte el contenido de la carta?- le pregunta. 

―No la aceptará. Todos lo sabíamos cuando la firmamos, pero al menos sabrá que ninguno lo apoya; eso lo condicionará y tomará más precauciones. Algo es algo ―Lord Arryn se mordió el labio― Por cierto, ten cuidado cuando estés con él. Es un hombre irascible y podrías acabar atado a un palo al lado de los marranos si le molestas demasiado.   

Cuando sales de la tienda de lord Arryn te das cuenta de que los soldados que están sentados a la hoguera han subido el tono y la cantidad de sus risas, gritos y cánticos. 

Tus acompañantes también comparten vino y carne con los demás soldados, pero están un poco apartados y no están tan llenos de júbilo como los demás. Obviamente se nota que no encajan. 

Bueno, no tengo intención de molestar mas de la cuenta al hombre que se supone que debe heredar el trono y que de pronto todas las casas de poniente le dicen que va a tener problemas si no renuncia a retirarse de inmediato- replica- sino me ata después a un palo después de la misiva, creo que seré un hombre muy afortunado.

Me siento junto a mis compañeros de casa. Mientras les comento lo que ha acontecido, ya que son las únicas personas en las que confío y, que coño, que me gusta hablar.

- La cosa va a así, he estado en la tienda de Lord Meñique, no me he enterado de nada, que rabia, odio no saber la ruta- cojo un poco de queso, aun a riesgo de matar el sabor del vino que coletea en mi paladar- seguramente está con la salvaje en su tienda, por lo que creo que pueden ser más que amigos, mal asunto- trago- el aprendiz de maestre es tan tonto, que no acepta un aliado cuando puede cogerlo, y prefiere rectificarme... que coño, si se ha rectíficado a sí mismo- suelto una risa- que torpe...

Miro al resto de la caravana por encima del hombro durante unos segundos.

- Estamos en una misión, el resto son unos chapuceros, a la hora de la verdad, cuando los aceros bailen...- me encanta ponerme romántico, suspiro,- seguid como hasta ahora, los ojos y oidos abiertos.