Partida Rol por web

Gracias por todo, tras la reunión con los Arryn lo prepararé todo y pondré rumbo a vuestra base. Creo que será bueno cambiar de vida, asentarme más -se despide dándote un beso algo más largo que el anterior, visto que no le has puesto ninguna objeción.

 Después de tan afectuosa despedida, volví al burdel, con una gran sonrisa en los labios, satisfecho de todo lo que había logrado en esta entrevista...

A la hora de la cena alguien os llama a la puerta. ¿Mis señores querían verme? -pregunta una mujer de aspecto férreo y con un brillo de vida en los ojos. Lleva una pesada armadura y un casco personalizado que le cubre el craneo. En su cadera reposa un par de hachas de mano.

-Si, adelante.-Comento alzandome de mi silla y invitando a la mujer a entrar.

-¿Solo vos habéis acudido? Vuestra presencia es agradecida pese a todo. Lamentable es el caos que reina...

Lo siento mi señor pero, como mi señor bien dice, todo es un caos desde el fallecimiento de la reina -responde la mujer haciendo una reverencia al entrar -de mis tres compañeros uno se marchó junto a sus hombres poco después de que llegaran los rumores del ejercito de Quentyn, un Inmaculado, un fiel servidor de la Madre. Otro de ellos prefiere no tomar partido por ningún tipo de bando y, bueno, mi otro compañero fue elegido por Quentyn, ya sabéis a lo que me refiero -os dice sin pelos en la lengua.

La mujer observa la habitación con curiosidad, fijándose en todo, incluido en vosotros -He escuchado que Quentyn trata de arrebataros el trono que es vuestro por derecho. Si eso es verdad aquí no estáis a salvo, la Mano tiene demasiados amigos en la ciudad.

Me quedo helado al escuchar las palabras de la comandante, una mujer de gran hermosura, por cierto, sobreponiendome a estas ideas intento proseguir mientras tomo asiento de nuevo.

-Me ha dejado usted pasmado por sus palabras, aunque dado que estamos en un recinto vigilado por mis hombres y que el ejercito de Quentin aun no asedia esta ciudad no veo motivos para temer por mi vida, al menos de momento.-Comento hablando lentamente midiendo cada palabra.

-Ese hombre del que habla, el miembro de la guardia devoto a Quentin, ¿Las fuerzas de las que dispone le son leales a el o lo son a su reino?-Pregunto duditativo.

-Respecto a los amigos que halla ganado la mano, no mucho me preocupan, pues a un ser vil capaz de envenenar a nuestra reina, los amigos que le sigan no lo harán mas que conveniencia, y esta conveniencia sera pronto aplacada espero, por las fuerzas del futuro... de las tropas leales.-Digo camuflando mi error.

-¿Puede decirme que constancia posee de mi derecho al trono de existir tal?-Interrogo antes de darle paso, dejando obviamente, ese espacio en el que no he confesado mi pretendencia al trono sin por ello haberla negado.

La comandante esgrime una sonrisa irónica ante las palabras de Ramiel -Él y sus hombres pueden pensar que, al ser leales a Quentyn, lo están siendo al reino. Otros podemos pensar que al ser leales a Quentyn le están fallando al reino. Pero le aseguro que esos hombres le son leales a su comandante y, por tanto, a Lord Quentyn.

A continuación la mujer juguetea con el cinto en el cual sujeta su arma, demorándose un instante antes de contestar -Mi buen Lord Arryn, he escuchado esos rumores sobre el envenenamiento, sobre papeles quemados, ataques contra su persona y sobre su derecho al trono. También he escuchado sobre conspiraciones de vuestro padre, el asesinato de una reina y la defensa de un reino por parte de la mano ante la conjura de los Arryn y sus secuaces. Ya sabe, entre el pueblo los rumores se generan y expanden como una plaga. Tengo muchos más si usted quiere hablar de rumores sin fundamento alguno, como que los Stark y sus lobos están reuniendo sus ejércitos para invadir el sur, ayudados por fuerzas salvajes e, incluso, gigantes. O que Tyrion Lannister ha muerto, o que la reina ha renacido en la hija de un carpintero -la mujer continúa hablando de los rumores con desgana, dándoles a sus palabras un claro tono de que no se creé nada de estos.

Al acabar posa sus manos en las caderas y mirando a Ramiel y a Lurleen dice -Pero no creo que vuestra excelencia me haya llamado para hablar de rumores. La verdad es que tengo muchos asuntos pendientes así que creo que será mejor ir al grano, siempre que mis señores lo deseen.

Escucho con atención la conversación entre mi hijo y la comandante. Dejo que él lleve el peso de los asuntos a tratar.Si quiere ser Rey, tiene que aprender a serlo  desde este momento. Sonrío ante las últimas palabras de la comandante mientras la observo. Se nota que Ramiel ha sido atraído por su aspecto. Se hace hombre por momentos...pero el trono debe pesar más que una mujer.

-Habla usted con sabiduría comandante. No la hemos hecho llamar para hablar de rumores-le confirmo-Mi hijo le dirá a continuación para que le hemos pedido que viniera.

Miro a Ramiel dándole paso a que hable.

-Beba, siéntese, relájese un momento. La ciudad la necesita y como todo ser humano requiere usted de alimentación, por lo que no veo que tiene de malo que lo haga con nosotros.-Pido antes de comenzar a hablar, la actitud de nuestra invitada tan ansiosa por marchar me hace perder el hilo de mis pensamientos, eso, y su escote, ¿Es eso una armadura de combate reglamentaria? Desde luego lo sera si algún día reino.

-Pues parecen muy acertados sus rumores, mi señora.-Comento mientras ella toma asiento (de no hacerlo lo digo mirando impaciente a la silla para que lo haga de una vez) Soy, y si conocisteis a la reina personalmente lo sabréis, el heredero a su trono por su deseo ante su incapacidad para concebir un hijo. Esto estaba en conocimiento de Quentin que dispuso todo de tal forma que pareciera muerte natural, decidme. ¿Cuantos Targaryan se sabe hallan muerto de una muerte que estaría según este falso pretendiente al tono pretende hacernos creer ligada al linaje familiar?.-Explico.

-Mi intención no es otra que defender la capital, pero las ayudas de las que disponemos, si bien numerosas, podrían ser insuficientes para terminar con la pretensión al trono de ese golpista, no. Necesito indispensablemente ser nombrado rey antes de la llegada de sus huestes. Para recibir mas apoyos y así asegurar la ciudad con la completa certeza de la caida de ese hombre.-Comento mientras escrutino los ojos de la guardia con total aplomo.

-Como ve estoy confiando en usted mucho, demasiado con toda seguridad, pero la situación así lo requiere, yo he hablado y le he hecho un análisis breve de cuanto sucede, ahora responderé a sus preguntas de forma que resuelva cualquier duda que pueda haber provocado, pero como comprenderá, requiero conocer cual sera su posición en el asunto que nos ocupa.

La mujer accede a sentarse ante la petición de Lord Arryn y guarda silencio mientras este habla. Cuando es su momento de hablar o de hacer preguntas la mujer se mira las manos durante unos segundos.

Lord Arryn, seré sincera con usted. Sus pretensiones al trono son tan legítimas como las de Quentyn hasta que se demuestre, con pruebas, lo contrario. Pero creame, no apoyaría a Quentyn en mi vida pues me parece un irresponsable y una persona poco adecuada para Poniente, un niño malcriado y pretencioso. Pero usted, como es obvio, no es más que un niño y, según creo, tendrás muchos enemigos y oposición si tratais de coronaros, aún con todo el derecho del mundo. Y, si quiere ser coronado rey, tendrá que hablar con el alto septón Alterir.

Liane se levanta del asiento y mira por la ventana de la habitación a la oscuridad de la noche, a la ciudad -En Desembarco del Rey eramos unos tres mil guardias. Mi compañero desertor se llevó a algo más de seiscientos hombres, la mayoría de ellos Inmaculados. Las deserciones han continuado y han dejado la guardia algo más de mil hombres. Yo cuento con unos seiscientos, mi compañero neutral unos quinientos y el amigo de Quentyn tiene unos mil guardias. Como ve la guardia es más un peligro que un apoyo, mi Lord -te explica la comandante repasando las cuentas -Quentyn cuenta con un ejercito diez o veinte veces superior a nuestros efectivos, nada podemos hacer contra él y sus hombres.

El panorama que Liane nos dibujaba concordaba con todo lo que nos habían contado otras fuentes de información. ¿Acaso no íbamos a poder defender la ciudad de ese desgraciado?...Poner en peligro la vida de mi hijo era lo que me consumía por dentro. Sin embargo, sabía que su orgullo no le iba a permitir abandonar aquella lucha y volvernos al Valle. Es igual que yo... Siempre podíamos confiar en que llegara su padre con más tropas pero entonces ¿Lo coronarían rey a Ramiel o a Petyr? Me inquieta esa posibilidad.

Seguí allí parada, pensando en qué podríamos hacer. El siguiente paso sería hablar con el Septon.

Otro asunto que me preocupa son las prisiones de la ciudad. Había pensado que los presos con crimenes menores podrían ser indultados a cambio de pasar a formar parte de una milicia. ¿Cree que esto es factible? ¿Están dirigidas las cárceles por la guardia ahora mismo?-Pregunto en vista a la poca cantidad de hombres disponibles.

-Ademas creo conveniente publicar anuncios en busca de ciudadanos dispuestos a pelear...Como dudo pueda pagarseles quizá ciertos privilegios fiscales serían un buen aliciente. Digamos... ¿Sin impuestos a perpetuidad para ellos y su linaje directo y vivo?

Bueno, al menos no debéis prepararos para la comida. La reina fue previsora y guardó ingentes cantidades de comida. Aunque no estaría mal que la revisarais, un rico comerciante se dedicó a comprar carros y carros de comida y hace un par de días, de madrugada, partió, dejando a la ciudad sin una importante parte de su alimento y alzando de paso los precios de los productos -os aconsejó la comandante-bueno, si no tenéis nada más que decir me retiro.

Bien.-Me levanto dando por finalizada la conversación.-Podéis retiraros.

Espero a que madre se despida, mientras me dirijo hacía la puerta.

Hago llamar a Alastor segun se marcha la mujer.

-Seguidla, averiguad sus lealtades, pues no me fío de ella. Interrogad a quien se reuna, pero no lo hagáis vistiendo el uniforme de nuestra casa. Llevaros a un par de hombres con vosotros de ser necesario. Y haced lo que sea necesario para descubrir si es leal a Quentin. Informadme segun tengáis algo que decir, pero daos prisa, nuevos cometidos os aguardan.

-Gracias por acudir tan presto a nuestra llamada y por la información.-me despido de la comandante-Espero que nos volvamos a ver en poco tiempo y sea con buenas noticias.

Veo como se marcha y me levanto de mi asiento hacia Ramiel.

-Necesitamos guerreros. No hemos obtenido respuesta de los Stark ni de ninguna casa de la ciudad ¿verdad?...-camino por la sala-Y nuestros banderizos aún no han llegado y es importante que te juren lealtad.