Mi señora, estamos listos para partir hacia Harrenhal, donde nos esperan más de vuestros hombres -explica Darius -ya he encargado a varios hombres que preparen un féretro para vuestro hermano. Honraremos su vida en el lugar que deseé. Si me permite unos consejos, tenga siempre a Ser Huss junto a usted. Es un hombre vital en el rescate de su hermano. Todos creíamos que no era fiel a nadie pero ha demostrado tener más honor que la mayoría -su mirada busca al caballero de la capa roja, un fiel guerrero famoso por su falta de habilidades sociales y su crueldad, no por su honor.
Lord Blacktyde, espero que podáis acompañarnos, si mi señora así lo desea, hasta nuestro punto fuerte, donde discutiremos posibles alianzas -continúa, tocando con su mano el hombro del hijo del Hierro -chico, tus servicios han sido de gran ayuda y podrían serlo en el futuro, si mi señora así lo ve necesario ¿querrías marchas con nosotros?
Pido fotos para Ser Huss :)
Abandono el templo con los ojos todavía enrojecidos pero el semblante duro como una roca.
-Muy bien, Lord Darius. Quisiera que el funeral de mi hermano tuviera lugar en Rocadragón pues ése fue su hogar, pero me niego a ver cómo su cuerpo se descompone mientras ejecutamos nuestra venganza. Celebraremos sus exequias en este templo, donde respiró su último aliento y cerró los ojos por última vez. Para el nieto del rey Robert, que gobernó sobre todos estos territorio, todo lugar de Poniente es una tumba honorable. Disponlo todo para organizar su funeral.
Me giro hacia Drake y el muchacho.
-Jano, como te he dicho la Casa Baratheon recompensará tu labor. Todavía somos pocos y apenas tenemos nada, pero puedes acompañarnos como lo haría un maestre y gozarás de privilegios cuando recuperemos lo que nos ha sido arrebatado. Elige con libertad. Drake -hablo entonces hacia el pirata-, quisiera entrevistarme con tu señora y lograr su amistad en esta guerra. ¿Crees que podrás conseguir que me reciba? Ésta es mi intención explico mirando también a Lord Darius: una alianza con Assa Greyjoy, Brandon Stark y Tyrion Lannister para combatir en igualdad a los ejércitos de Ser Quentyn Martell. Assa y Brandon han de entender que por sí solos no lograrán nada, y respecto a Tyrion Lannister... creo poder convencer a su hijo Brock. Hablaremos de esto cuando el cuerpo de mi hermano haya sido honrado.
Darius asiente en conformidad a tus palabras, al igual que Ser Boros. Sin embargo el temible guerrero, Ser Huss, parece no estar de acuerdo pues, tras dirigir una muestra de respeto con su cabeza, responde a Lady Sylven -Mi señora, si me permite la sugerencia creo que sería buena idea que vuestro hermano yaciera en la ciudad a la que nos dirigimos, en un asentamiento digno de él. Esa fortaleza es inexpugnable y nos defenderíamos muy bien en ella. Si conseguimos que los fieles Baratheon se encaminen a mostrar su lealtad a su señora y sus respetos al último Baratheon varón puede que nos hagamos más fuertes y que podamos defender a todos los que vengan en nuestra búsqueda, además de a la tumba de vuestro hermano. Era un buen hombre, un amigo, se merece lo mas grande -os percatáis de que el indomable Ser Huss, un guerrero fiero y cruel, parece realmente apenado por la muerte de Lord Robert.
-No estoy al tanto de vuestros negocios, pero Lord Robert merece un gran lugar donde descansar y los leales al ciervo verán alimentada su esperanza si su sucesora asume las riendas con Harrenhal como telón de fondo; la fortaleza infundirá fortaleza a la sucesión -callo un momento y miro con cierto azoro a los presentes -. Si se me permite la observación, claro.
¿Seguir a una comitiva de señores y caballeros en mitad de una guerra? Tuerzo el gesto. No hay forma mejor de que te alcance una guerra que caminando con guerreros. ¿Qué pinto yo en mitad de una guerra si lo más que se manejar es una honda?
-Gracias por vuestra consideración, pero no tenéis que recompensarme. Si tengo algún conocimiento por pobre que sea respecto a la sanación mi deber era intentar salvar a vuestro hermano u señor... Sin embargo... -me quedo pensativo-. ¿Acompañaros? No sé... ¿Qué pinto yo en mitad de una guerra? No tengo más arma que una honda y las ovejas son todas mis huestes -sonrío. Pero... ¿maestre? Vaya, eso sí que es un cambio-. Sinceramente, no sé en qué podría ayudaros; por mucho que crea que la casa Baratheon tenga razones más que sólidas para oponer una candidatura justa al trono.
Siempre acabo hablando más de la cuenta. Entonces me acuerdo de otra cosa que ha dicho la señora.
-¿Creéis, señora, que esa alianza es posible teniendo en cuenta las afrentas del pasado entre algunas de esas casas que habéis nombrado?
Asiento a las palabras de ser Huss.
-Tenéis razón. Mi hermano merece ser despedido con los más altos honores, llevaremos su cuerpo hasta Harrenhal y allí le honraremos como corresponde -le aprieto el hombro en un gesto más propio de camaradas que de señora y vasallo-. Su funeral será el símbolo que anuncie el renacimiento de la auténtica sangre Baratheon y el principio de nuestro camino de honor y venganza. Gracias, ser -me giro entonces hacia el joven pastor-. Alcanzar una alianza entre varias Casas es difícil incluso en tiempos de paz, pero tanto Asha como Brandon se oponen a Quentyn Martell, y ahora yo también. No tengo más que hacerles entender las ventajas de trabajar juntos. Y sí hay algo en lo que puedes ayudarnos: varios de mis hombres están heridos y sin duda muchos otros lo serán en los días que vienen. Ningún maestre nos acompaña y necesitamos a alguien que sepa tratar cortes y lesiones. Tendrás cama y comida allá donde vayamos, y...-no sé por qué creo que este argumento podría funcionar-, verás el mundo que hay más allá de esta aldea y estas montañas.
Vamos a esperar a Guasap que no se donde anda...
Escucho a los presentes. Lord Darius propone que negociemos en Harrenhal, pero Lady Water Ya tiene un plan, un plan que suena bastante bien. Los caminos por los que llego a cumplir exactamente lo que Asha me pidió al salir en esta misión son enredados y casi cómicos.
- Mi Lady, si quiere podemos discutir esto aquí en las puertas de este templo, sin embargo creo que asuntos tan delicados pueden esperar un lugar mejor, con una... - Paseo mi mirada entre todas las personas presentes- mesa más chica. Por supuesto que los acompañaré a Harrenhal, me honraría estar presente en el funeral de Ser Robert.
Luego miro al pequeño muchacho, apoyo una mano en su hombro y hablo con una sonrisa.
- Entiendo tus inquietudes jovencito. Alejarte de tu pueblo, de todo lo que conoces. Debes sentirte seguro aquí. Pues voy a decirte una cosa. Conozco la guerra mejor que muchos de los hombres de por aquí, cuando ella llega sus tambores se hacen escuchar en cada rincón. - Cambio mi mirada a lo más siniestro que puedo ser- Y cuando eso pase, querrás estar rodeado de soldados y nobles, no de campesinos. Puede que arrasen este pueblo, nuestro enemigos adoran quemar cosas.
Disculpen las demoras!!
Tan siniestro como que tengo la cualidad "siniestro" Jua... a veces me olvido!!
Miro a Drake Blacktyde con una mezcla de interés y aprensión. Hay algo en las cosas que dice, o quizás su frialdad al referirse a los desastres de la guerra que me da escalofríos.
Finalmente me encojo de hombros.
-Sí, puede que tengáis razón señor. Seguramente para alguien como yo la única forma de estar a salvo en una guerra es cabalgar junto con guerreros y caballeros -miro a la señora-. Sin embargo he de ser honesto, sé atender heridas, pero no me considero un experto en esa labor. Y si se me permite, ¿qué vais a ofrecer a esas grandes casas si éste es vuestro poder y vuestra fuerza? -digo mirando al puñado de caballeros que nos rodean. No es mi intención ofender, pero no parece una moneda de cambio especialmente reluciente.
Al ver los rostros hoscos y serios de los guerreros siento un repentino arrepentimiento. Siempre hablo demasiado, pero resulta imposible no decir este tipo de cosas cuando las veo.
Lanzo una mirada afilada al pastor.
-Si quieres entender cómo se fragua una alianza, acompáñanos. Hay un lugar para ti entre nosotros. Pero si vas a quedarte cuidando ovejas en este pueblucho, entonces deja de hacer preguntas. Tú decides.
Me giro hacia ser Huss con el semblante serio. No tengo por qué perder el tiempo insistiendo a un muchachito que se hace el interesante.
-Preparad el cuerpo de Lord Robert, partiremos hacia Harrenhall tan pronto estemos listos.
-Muy bien, iré con vosotros -aunque mucho aprenderían grandes líderes de Poniente si empezaran con ovejas-. Iré a recoger mis cosas y disponer mis asuntos.
Me alejo de allí. He de confiar mi rebaño a alguno de los pastores de la aldea; se lo regalaré. También tengo que recoger mis cosas y despedirme de algunas personas. Esta gente se ha portado bien conmigo.
Ella debe de saber que lo que digo es cierto si se ha molestado tanto. A no ser que la Casa Baratheon oculte algunos recursos lo cierto es que no sé bien qué puede ofrecer a casas más poderosas para fundamentar una alianza, sobre todo en tiempos de guerra.
Por otro lado, si el señor Blacktyde es tenido por alguien que pueda ayudar en dicha alianza entonces el señor ha de ser alguien muy importante entre su gente...
En realidad, bien mirado, la Casa Baratheon, de todas las que lucha por el trono, es la única que ya ha tenido reyes. Dudo que eso interese mucho a los señores, sólo hacen caso a su orgullo y sus tesoreros.
A sus órdenes señora, partiremos en menos de una hora-responde Ser Huss a su señora.
Podéis hablar algo más si queréis entre vosotros por ahora, mañana espero actualizaros pero, como seguramente tengáis follón, quiero dejar una escena con vuestros efectivos antes.
En el rato que tengo a mi disposición entre que la comitiva se prepara y los caballeros disponen todos sus pertrechos, aprovecho para acercarme a las gentes de la aldea y despedirme de ellos. En parte me da pena, pues no he conocido más mundo que el que ellos han dado forma con sus charlas y pensamientos; pero lo cierto es que me entusiasma de poder conocer más cosas que las que he visto hasta ahora.
En cualquier caso esos humildes aldeanos siempre me trataron bien, y rezo a los dioses para que la guerra no les alcance con la crueldad con que siempre exige tributo.