Al oír las palabras tanto del caballero que nos acompaña como de Sylven no puedo evitar que me brillen los ojos muy abiertos y con una sonrisa paso rápidamente la punta de la lengua por mis labios.
- Bueno, entonces ya tienen experiencias en estos menesteres. ¿No les parece muy oportuno que esté yo aquí? No sería fácil hacer caer a Melara en una trampa, a menos que la conduzca alguien que podría ser su aliado. Un enemigo de vuestra casa. Un Greyjoy. - Me refriego las manos- Sólo obedezco órdenes de mi señora, pero bien debería saber usted a esta altura, Lady Waters, que no podría decir que no a un amable pedido tuyo. - Detengo mi discurso y observo con expectativa a mis compañeros en este comienza de conspiración.
Mi señora, ni toda la lealtad a vuestro padre podrá impedir que vengue a mis hombres muertos y a otros inocentes -responde Boros a Sylven para después girarse a Drake -Lord Gendry o, en su defecto, sus hijos son los que mandan, vosotros podéis planear y yo os daré consejo y hombres.
Con el ceño fruncido y la mirada baja me mantengo pensativa unos instantes. La idea de Drake no es mala, si de mí dependiera nos haríamos ya mismo con un barco para viajar a Rocadragón y quemar viva a esa zorra fanática. Pero la duda sigue corroyéndome: ¿puedo o no puedo fiarme de él? ¿Cómo estar segura de que no intenta congraciarse conmigo para acceder a los secretos de mi Casa? ¿Quién me asegura que una vez ante Melara no intentaría aliarse con ella para destruir a Lord Gendry? Quiero creer en su buena intención, pero no dejo de pensar en el enfrentamiento que tuve con Asha Greyjoy en el funeral, y no entiendo cómo pretende seguir siéndole leal a ella y al mismo tiempo ayudarme a mí. Si su señora me tuviera ahora delante probablemente intentaría matarme, y sin duda él lo sabe.
No puedo estar segura, no puedo confiar del todo en él... Lo mejor por el momento será mantenerle cerca y vigilar cada movimiento que haga.
-Tu propuesta no me disgusta, Drake -digo al fin-. Hablaremos sobre ella con mi hermano, seguro que tiene incluso más ganas que yo de ver muerta a Melara.
Miro entonces a Boros.
-Hagamos pues lo que os he dicho antes: enviad a uno de vuestros hombres a Astas mientras nosotros viajamos a Harrenhal. Dad aviso a quienes os acompañan de que partiremos mañana al alba.
Así sea -obedece Boros saliendo de la habitación y dejándoos solos.
Ahora os dejo charlar un poco si queréis y, si no es así, tendréis que esperar un par de días a que pase otra cosita :)
Una vez que el hombre abandona la estancia me dirijo a Sylven
- Está claro que no es un favor gratuito el que les propongo hacer. Usted ya conoce el nombre de mi enemigo, con el que me pueden ayudar. Prefiero no nombrarlo frente a ajenos, entenderá que la situación me compromete seriamente. Ya sabía yo que podía ayudarlos con algo realmente útil para ustedes.
En mi rostro se dibuja una aguda sonrisa.
-Puedes estar tranquilo, Drake, tengo bien claro que esto no es un favor sino un trato. Si nos ayudas a matar a Melara me encargaré de que la Casa de la Luz te ayude a ti en tus disputas con Dagon Harlaw... -y si es tan sanguinario como dices su muerte no dejará de ser un alivio para todas las gentes de Poniente, otro honor por el que deberán estar agradecidas a mi padre. En cierto modo también ganamos nosotros-. No hablaré de ello con nadie hasta que logres entrevistarte con mi hermano, pero mientras tanto... -le observo en silencio unos instantes-, centremos tu inteligencia y la mía en acabar con esa maldita sacerdotisa, ¿de acuerdo?
Tomo asiento tranquilo entonces.
- Bien, es justo. Es usted una persona por demás razonable, y con agallas. Me pregunto por que tiene un papel tan secundario siempre recibiendo órdenes. Si bien ha pertenecido a la comitiva de su padre en momentos importantes, usted, mi Lady, podría ser una gran diplomática representando a su casa. Se nota que es inteligente y que sabe lo que quiere. ¿Nunca piensa en comenzar a moverse por su cuenta?
-Lo pienso cada día -confieso dejando escapar un largo suspiro-. Si fuera la heredera de mi Casa, o acaso una hija legítima... Pero no dejo de ser una simple bastarda, y, la verdad, no sé qué aspiraciones tiene mi padre conmigo. En Desembarco, durante el funeral y la lectura del testamento, llegué a creer que por fin iba a permitirme realizar una labor más importante. Pero me equivoqué. Hablé por él ante las demás Casas, me utilizó para decir lo que la cortesía le impedía decir a él y después volvió a ocultarme como si no existiera y a desoír mis opiniones -me acerco a la ventana y me apoyo en la pared para contemplar el exterior. Soy plenamente consciente de que no debería hablar así de mi padre, y menos con un extraño, pero estoy demasiado frustrada como para callarme, y una vez me tiran de la lengua...-. Sé que soy inteligente, y creo que él también lo sabe así que no sé a qué espera para darme algo que hacer -suspiro de nuevo cruzándome de brazos-. Supongo que soy demasiado franca para él, no le gusta que diga siempre lo que pienso... En ocasiones pienso que se avergüenza de mí.
Me encojo de hombros y le miro con una sonrisa un tanto impostada.
-Pero qué más te da a ti todo esto... Lamento aburrirte, estoy cansada y hablo de más, para variar.
Hago una pequeña sonrisa en respuesta a su sonrisa impostada, la mía se ve sincera.
- No hubiera tocado el tema si fuera a aburrirme, en cambio me interesa. Por la admiración que me causa su carácter e inteligencia la he observado detenidamente cada vez que tuve la oportunidad. Usted está en condiciones de tomar sus propias decisiones. - Me recuesto en el respaldo para explicarme. - Algunos, a veces, tenemos que hacer nuestro propio camino por el bien de todos. Yo, por ejemplo ¿usted cree que Asha me encomendó perseguir un cotejo funerario y salvar a la hija de uno de sus enemigos de manos de posibles aliados? Por supuesto que no. Pero yo no podía concebir su muerte, por un lado, y por otro tenía la necesidad de acercarme a alguna casa que pudiera ayudarme con el tema del capitán de la flota.- Cambio de tono para ponerme muy serio.- No quiero que se me mal interprete en este punto. Mi enemistad con ese hombre no tiene nada que ver con una ambición personal. Estoy convencido de que es por el bien de mi casa que atento contra él.- Me levanto del asiento y doy unos pasos hacia Sylven. - En su caso, creo que debe tomar sus decisiones. Estoy seguro de que como yo, gente en su casa debe admirarla por su idea de cómo hacer las cosas. Trabaje con esa gente con sus propios objetivos que no tienen por qué ser contrarios a los de su padre. A veces se obtienen más triunfos encontrando tratos por fuera de la vista que con batallas o diplomacia oficial.- Finalmente me acerco para mirarla a la cara.- Usted no necesita que le den responsabilidades, puede hacerse cargo por sí misma.
Le mantengo la mirada unos instantes pero termino por desviarla hacia la ventana. No sé qué pensar. Por una parte le agradezco sus palabras, es grato saber que alguien te valora; pero por otra... me molestan, no sé bien por qué. Quizás porque preferiría escucharlas de mi padre, quizás porque me recuerdan todo lo que podría hacer y no he hecho.
-Me parece que te equivocas -digo por fin negando con la cabeza-, los tratos fuera de la vista no se me dan nada bien. Son más propios de gente como Petyr Baelish o tú mismo. Yo no soy capaz de actuar de una forma ante alguien y de otra a sus espaldas -supongo que eso puede haber sonado como una crítica, pero no tengo ánimo para disculparme-. Creo que es un defecto de los Baratheon. Honorables, valientes... y estúpidos -sonrío levemente y vuelvo la vista al exterior-. Hay muchas diferencias entre tú y yo, Drake: tú eres la cabeza de tu Casa, yo una simple bastarda de diecisiete años; en lo fundamental tú compartes las ideas de Asha, yo no comparto ni siquiera la fe de mi padre; tú tienes una flota que te es leal, yo he perdido esta noche a los pocos hombres que podían haber seguido mis ideas -suspiro encogiéndome de hombros-. Yo no busco obtener más poder ni ascender en ninguna jerarquía, tan sólo salvar a mi familia y a mi Casa del fuego de R'hollor, y liberar la mente de mi padre de sus venenosas garras. Sólo eso.
Cuando creáis que ya no da para más cerramos escena y pasamos a otra :)
Le toca a Guasap, que decida él :)
Miro a Lady Waters con cara de extrañado, de no comprender bien aunque está claro que he entendido.
- No sé por que tiene usted esa opinión de mí. Yo no le he mentido ni engañado, ni creo comportarme distinto dependiendo de frente a quién este. Yo no mentí a todo Desembarco con mi muerte. Desde el primer momento que hemos hablado lo he hecho con franqueza y sin ocultar mis intenciones. Cuando hablo de hacer algo fuera de la vista, me refiero a que no hace falta ni andar anunciando lo que uno va a hacer, ni mucho menos pedir permiso. Concuerdo en que es usted muy joven aún, pero abundan los ejemplos de personajes que debieron hacerse cargo muy jóvenes de responsabilidades enormes. - hablo mientras camino en círculos por la estancia.- Dice que quiere salvar a su familia y a su Casa del fuego de R'hollor, y liberar la mente de su padre de sus venenosas garras. Y completa su frase con "sólo eso", realmente me da un poco de risa. Ese "sólo" encierra una cantidad increíble de intrigas, alianzas y necesidad de tomar iniciativas. No va a sacar nada de la cabeza de su gente hasta que no demuestre que puede hacer cosas por sí misma. En mi opinión, mientras no le demuestre a su padre de lo que es capaz no podrá salir, a sus ojos, del campo de los berrinches. Para demostrar lo suyo no espere que le den permiso.
Creo que podemos seguir hablando mucho más, pero no quisiera entorpecer el desarrollo de la historia. Po mí todo bien si avanzamos.
Sylven quiere responder a todo eso xDDD Si corre prisa cambiar de escena hagamos que mira a Drake con ojos asesinos y se va de la habitación. Si no corre prisa déjame esta tarde/noche que en cuanto pueda posteo.
Os dejo tiempo, aún tienen que terminar escenas un par de grupos de compañeros :)
Abro más y más los ojos conforme Drake habla, y una vez calla por fin contengo las ganas de ir hasta él y abofetearle.
-¿Crees que me conoces lo más mínimo como para hablarme así? -respondo sin intención alguna de ocultar cuán ofendida estoy-. Apenas me oíste decir cuatro palabras en el funeral de la reina y me tomaste por alguien digno de admirar, lamento haberte decepcionado pero eso no te da derecho a juzgarme ni a darme lecciones. No sabes nada de lo que ocurre en mi Casa, ni de R'hollor, ni lo que nos mueve a mi padre o a mí. No fui yo quien decidió fingir mi muerte, y créeme que desde el primer momento he lamentado haberlo hecho. Si de mí hubiera dependido no estaría en esta posada perdida de todo sino en Rocagradón cortándole el cuello a esa perra roja, tenía un plan para hacerlo pero Lord Gendry decidió otra cosa. Soy su hija y le debo obediencia, por mucho que me pese. ¿Qué pensarían las demás Casas si su bastarda se rebelase contra él y comenzara a actuar por su cuenta? -he hablado apresuradamente y sin pensar, pero ahora guardo silencio un instante aunque mi gesto no se relaja un ápice-. Las diferencias entre él y yo son tan grandes que no me bastaría con desobedecerle en pequeñas cosas. Sus convicciones y las mías son tan distintas, están tan alejadas, que el día en que decida actuar por mí misma deberé traicionarle. ¡Traicionarle! ¿Lo entiendes? -le miro directamente a los ojos respirando alterada. Entonces desvio de pronto la vista y me acerco a la puerta-. No eres nadie para juzgarme, pirata -digo antes de salir y cerrar con un portazo.
Hablando de berrinches...
Conforme Sylven va alzando la voz se le crispan hasta los pelos, todo su cuerpo tiemble de ira, casi no puedo contener mi excitación. Me quedo estático y cada vez abro más los ojos. Hago un auténtico esfuerzo por apretar los diente, para no sonreír ni relamerme. Es el mejor momento que hemos compartido hasta ahora. Algún día vas a rogarme dulce niña. Si no estuviera lleno de soldados de Baratheon por aquí daría rienda suelta a todo este fuego que siento por dentro. Cuando da el portazo me aflojo un poco con un hondo suspiro. Aguardo apenas unos minutos y luego salgo apresurado hacia un sanitario. Necesito masturbarme.