Viajáis durante días, tomando caminos secundarios y durmiendo en pequeñas posadas o al descampado, cuidando que nadie os siga.
El grupo de Boros se compone de ocho hombres, la gran mayoría veteranos. Antes de salir de la posada el primer día os encontráis con uno de los arqueros que acribillaron con sus flechas a la sacerdotisa y a su grupo. Os informa que vuestros enemigos han muerto y que sus compañeros se han quedado dando un justo entierro a los fallecidos.
Al cuarto día de viaje se os unen los supervivientes, cinco hombres contando al soldado que ya viaja con vosotros. En total sois dieciséis hombres, contando a Ser Boros y a vosotros mismos.
Durante el viaje os llegan extraños rumores y noticias.Cuando os encontráis rumbo a Harrenhal, subiendo por el camino cercano a Cuerno de la Puerca, un trío de vuestros hombres vuelven de dicho asentamiento con raciones y malas noticias.
Empezamos nueva escena, pensad que os han llegado todas las noticias que puse ayer.
Las jornadas de viaje transcurren para mí en un cierto mutismo. Concentrada en el deseo de ver cuanto antes a Robert y pensativa tras la discusión con Drake cabalgo ceñuda y silenciosa, sin conversar apenas con nuestros escoltas.
Tal vez mi ánimo taciturno, en realidad, presentía lo que estábamos a punto de conocer.
Tan pronto los tres hombres regresan con información me acerco curiosa para escucharles, pues después de tantos días ajena al discurrir de la guerra estoy ansiosa por saber qué nuevas hay en Poniente. Suponía que no serían grandes noticias, pero no las esperaba tan malas. Nefastas, es lo que son. Terribles.
Me mantengo seria mientras continúan relatando los rumores, pero ya no escucho. Mi gesto no revela nada, es una máscara seria e inexpresiva, pero por dentro... no sé si deseo llorar o gritar, caer de rodillas o echar a correr, seguir viva para vengar a mi familia o morir ahora mismo para unirme a ellos. De todas las sensaciones que me agarrotan la garganta y el pecho la única que distingo claramente es el remordimiento: los últimos días junto a mi padre no hice otra cosa que atacarle, me despedí de él con duros reproches y ahora ya nunca le volveré a ver, nunca tendré la oportunidad de pedirle perdón ni de decirle que en el fondo siempre, siempre le he admirado
Cuando me veo incapaz de contener las lágrimas que asedian mis ojos me doy la vuelta, y sin decir palabra me alejo de todos para continuar el camino en silencio. No permito que nadie me vea la cara y lloro en silencio.
Lo siento, padre.
Permanezco así largo rato, dando la espalda a todo el que se me acerca, siguiendo como un mudo fantasma a la comitiva. Poco a poco mi mente trastornada por la pena comienza a serenarse, y aun con el corazón encogido por el dolor vuelvo a pensar con claridad. Hay algo que no encaja… ¿Por qué querría Robert quitarse la vida después de haber sido liberado? No tiene sentido. Tal vez esté queriendo agarrarme a un clavo ardiendo con tal de no admitir la muerte de mi hermano, pero no es lógico que nadie se suicide cuando precisamente las cosas empiezan a mejorar…
Sea una sospecha acertada o una absurda esperanza, sólo hay una manera de averiguarlo. Robert está en Harrenhal, vivo o muerto pero allí está, y allí es a donde vamos.
-Ser Boros –llamo de pronto al líder de los veteranos guerreros acercando mi caballo al suyo-, me niego a creer que Robert ha muerto, no hasta que mis ojos contemplen su cadáver. Sin Lord Gendry en este mundo él es ahora el heredero de Stannis y merece que comprobemos si acaso los rumores que corren son falsos… o que honremos su cuerpo si no lo son. Mantengamos el rumbo hacia Harrenhal.
Le miro decidida y frunzo los labios. La pena no consigue aplacar la rabia. No olvido que la causante de todo esto no es otra que Melara. Melara y Tommen. Mis dos demonios unidos… Debería haberlo supuesto.
Cabalgo tranquilo, casi toda la comitiva lo hace en silencio y respeto eso. Sylven Water está algo callada y sobre todo alejada de mí luego de la charla. Espero que la haya puesto a pensar al menos. Durante el camino repaso mis propuestas y posibilidades para negociar con Robert. Nunca pude suponer las noticias.
Los hombres llegan con cara de enorme pesadumbre. Van dejando caer los rumores uno a uno y la gravedad de los hechos y el cambio en todos los frentes de las casas me inquietan mucho. Sin embargo toda la atención está puesta en la joven Sylven. Me conmueve verla tratando de contener el llanto. La muchacha ha quedado completamente sola, sin familia y sin casa. La observo alejarse y suspiro hondo. A pesar de la situación sólo puedo pensar: - Ahora es le momento de la decisión, o se hace cargo de lo que está pasando y de la herencia de su padre o baja los brazos y nunca será la misma. Se acabó el tiempo de los berrinches. - Confío en su fortaleza.
Por lo menos esta gente tiene ahora motivos para confiar y contar conmigo. Tenemos comunes enemigos.
Cuando Sylven vuelve al grupo se dirige a Boros. Ya no llora y la veo decidida, da su primera orden.
- Ante todo, Lady Water quisiera expresar el enorme pesar que siento por su pérdida. Cuente con mi persona y con mi Casa para vengar esta afrenta y apoyarla en lo que necesite, pues consideramos que es usted la legítima heredera de la Casa de la Luz. - Hago una larga pausa.
- Marchemos a Harrenhal si es lo que desea, pero quisiera hacer una sugerencia. Es posible que , como usted sospecha, su hermano no haya muerto, pero nada descarta que esté en manos enemigas o que el territorio sea ahora enemigo. Sugiero que alguien que no levante sospechas haga las averiguaciones allí. O como mínimo que ingresemos de incógnito.
Boros os mira a ambos, especialmente a Sylven -Mi señora, no tengo palabras para describir vuestro dolor ni para mitigarlo. Ahora bien, un único apunte. Vuestro hermano logró salir de RocaDragón hace no demasiados días por lo que, a no ser que se haya transformado en cuervo, difícilmente haya podido llegar a Harrenhal, suicidarse y difundir la misiva. Si ha muerto no será por esas causas, téngalo por seguro.
Asiento quedamente agradeciendo las palabras de ambos hombres, y durante unos instantes continúo el camino en un pensativo silencio.
-¿Queréis decir, ser Boros, que tal vez haya alguien detrás del rumor de la muerte de mi hermano? Si es así ha debido de hacerlo sin duda Melara, en connivencia con Tommen, tal vez... -frunzo el ceño conteniendo las ganas de escupir al suelo. Ahora soy la señora de una Casa, tengo que empezar a comportarme-. Esa posibilidad anima mis esperanzas de que esté realmente vivo, pero lo único que podemos hacer para comprobarlo es buscarle en Harrenhal. Si el rumor ha llegado ya a los caminos y los poblachos sin duda habrá llegado también allí, Robert debe de estar ardiendo de rabia... Tendrá ganas de ajustar cuentas con esa sacerdotisa perversa, de vengar la muerte de nuestro padre y reclamar lo que es suyo ante Melara y Tommen -resoplo sacudiendo la cabeza-. Tal para cual, el león con piel de ciervo y la zorra roja... Al final acabará traicionándole también a él: Stannis, Lord Gendry y ahora Tommen, nadie escapa a las ambiciones de R'hollor.
No puedo o no quiero contenerme ahora y lanzo un escupitajo a un lado. No es una actitud muy femenina, pero el odio no entiende de géneros.
-Tu idea es buena, Drake -me vuelvo entonces hacia el pirata-, podemos enviar a un par de exploradores que entren en Harrenhal como simples campesinos. Uno regresará para informarnos del ambiente en la ciudad y el otro permanecerá allí para buscar a mi hermano. Elegid a dos de vuestros hombres, Boros, que partan al galope de inmediato.
Perdonad el retraso: Semana Santa (aunque lluviosa), fin de semana de excesos y avería en el baño de casa. Mala combinación ^^U
Boros asiente y parte tras responder a Sylven -Así lo haré mi señora.
El veterano caballero se alejó a caballo de vosotros dos, dirigiéndose a la parte delantera de su pelotón.
Cuando zanjéis avisadme y cambiamos de escena :)
Por mí todo ok, cuando Drake diga :)
- Que así sea.
Tengo montones de cosas que considerar y muchas que hablar con las personas que me acompañan, pero el momento es triste y oscuro. Buscaré una mejor ocasión para avanzar en la planificación conjunta. Está claro que tenemos un enemigo en común.
Cuando quieran!!