Motivo: Percepción
Dificultad: 0
Tirada (3): 3, 2, 5
Guardados (3): 5, 3, 2
Total: 10, Éxito increible
Seguís el rastro gracias a la habilidad de Maron Sand. Tras cerca de veinte minutos cabalgando empezáis a oler a quemado y, cuando miráis al cielo, al este, veis una gran nube de humo que comienza a dispersarse y extenderse a unos pocos kilómetros desde vuestra posición.
Sin embargo esta parece alejarse del rastro que seguís.
- Je. Adiós al problema de la iluminación.- espetó el bastardo, pensando en voz alta, adoptando aquella expresión sarcástica tan característica en sus facciones juveniles. Ninguno de sus acompañantes sería capaz de pasar por el alto el deje de fastidio con el que había imbuido sus palabras, pues era evidente que a cada paso que daban surgían nuevas complicaciones que hacían aún más inalcanzable su meta principal.- ¿Y bien? - paseó la mirada por cada miembro de la comitiva, escrutando sus expresiones sin demasiadas contemplaciones en claro gesto de hastío ante tanta vuelta sin sentido.
El dorniense estaba cansado. Pero era consciente de que tenían el deber de conocer el destino que había sufrido Meñique antes de volver. Su honor, por poco que fuera, dependía de ello.
-Vaya, ¿qué te parece...? -masculló el tuerto para sí mismo, paladeando cada palabra. Quizá los de Sairus se habían visto sorprendidos por algún problema mayor que los cuatro perseguidores, extenuados como perros. De hecho se permitió un segundo para observar a sus compañeros. Incluso en el enmascarado se podía notar un cierto cansancio pese a tener el rostro completamente cubierto.
Sonrió Harland, viendo el humo a lo lejos. Si entraban en lucha, probablemente les harían pedazos... Siempre y cuándo no fuera contra los idiotas de Sairus, quienes estarían tan cansados como ellos, sino más. Sacó una moneda de plata y observó los dos lados. Decidió que optaría por seguir el rastro si el resultado, al lanzarla, era cara. Seguiría el humo si el resultado era cruz. Lanzó la moneda, la recogió con la otra mano y observó el resultado.
-Yo digo que sigamos el rastro. ¿Acaso importa un poco de humo en lontananza? Tenemos a esos perros al alcance de la mano.
Motivo: Cara o Cruz
Tirada: 1d2
Resultado: 1
1: Cara
2: Cruz
Decidid el camino ha seguir.
Por otro lado, Assa, llevas días sin postear, ponte las pilas que espero aumentar el ritmo de esta escena en breve para que pasen más cosas (no el ritmo de la partida).
Yo estoy esperando a Cith. Aunque Maron también seguirá el rastro, como Harland. Total, el fuego no se va a apagar solo xD
- Las huellas tienen más posibilidades de éxito que el humo - dijo el joven a modo de respuesta sin dejar de observar el humo. Le hubiese gustado explorar aquella opción también.. pero debían de ser decididos... y las huellas decían mucho más que el humo. Estaban cerca y eso se intuía en el aire y en aquellas pisadas de caballo. Pese a que pudieran estar cansados... su cuerpo no lo notaba, la adrenalina empezaba a hacer efecto ... ahora sólo necesitaba de sangre.
Miro como el tuerto lanza la moneda al aire y me permito sonreir bajo la máscara, es una manera como cualquier otra de seguir el camino. El humo me interesa, pero perder el rastro a estas alturas me resulta del todo fastidioso. Así que con un suspiro y cambiando el culo de postura en la silla me dispongo a seguir esta persecución.
- Estoy de acuerdo con la moneda, este rastro tiene que acabar en alguna parte, me niego a dejarlo llegados a este punto- no puedo evitar mirar al humo- ¿una trampa?,¿nada que ver con nosotros?, ¿más distracciones?.. demasiados interrogantes en ese humo.
Continuáis por el camino, entre grandes y extensos campos de cosecha, siguiendo el rastro de los caballos.
Finalmente, cuando la noche ya oscurece prácticamente todo, veis una pequeña edificación a unos 3 minutos a caballo.
El rastro llega hasta allí.
Chicos. ¿Alguno de vosotros tiene fuego, por un casual? Si no, no pasa nada, me vale cualquier tipo de visión nocturna :D
Una edificación... Teniendo en cuenta el lugar, sin duda debía ser una paridera o una cabaña de pastores. El rastro era claro. Harland esbozó una sonrisa extraña y, podría decirse, cruel, aunque su mirada no reflejó nada más que un vacío insondable.
-Propongo hacer salir a esas ratas a la manera usual: con fuego. Atrancamos las puertas desde fuera y hacemos arder la estructura. Claro que...
Miró de soslayo a los presentes y torció el gesto.
-Cabría la posibilidad de que el prisionero también quedara hecho cenizas, y supongo que ninguno queremos eso.
Era mentira. Había al menos uno al que no le habría importado esto.
-Supongo que alguien inteligente utilizaría el humo de un fardo de paja ardiendo para hacerles salir en busca de aire puro. Pero lo único que encontrarán será una raja a la altura de la barba. Y, fijáos, qué maravillosa coincidencia: campos de cosecha a nuestro alrededor. No sería difícil conseguir la paja... Pero, como ya dije en su momento, no soy yo nadie inteligente. Y no quisiera ofenderle, Sir Trant, ni por todo el oro de Poniente ni por todas las bendiciones de los Siete.
Y, en este punto al menos, el tuerto sí parecía sincero. Pero, como ya podemos empezar a conocer, no lo era.
Yo donde debería tener el segundo ojo tengo uno biónico, al más puro estilo Raiden, xDDDDD
- Iluminación y aniquilación. Claramente estamos hablando de matar dos pájaros de un tiro.- Maron se llevó una mano a la barbilla, meditativo; cómo si realmente se estuviera planteando seguir las radicales, aunque efectivas, indicaciones de tan aguerrido mercenario. Sin embargo, poco tardó su mirada en tornarse lacónica, al mismo tiempo que la ironía relucía en sus facciones, casi indistinguibles por la penumbra.- ¿no es así, Tuerto?
El problema radicaba en que recolectar el material con el que atrancarían la puerta, o los chasquidos procedentes de la percusión de la yesca y el pedernal para generar chispas, generarían ruido, si es que con suerte ninguno de los miembros de la compañía de Sairus que pudiera encontrarse en su interior no había percibido su llegada.- Mas, muy a mi pesar.- admitió, teatralmente compungido.- debo recelar. Estamos perdiendo segundos preciosos.- incidió, poniendo énfasis en sus palabras.- Y como bien sabes, amigo Harland, el tiempo es oro. Además, no creo que te interesase sumar a Meñique a tu lista de enemigos...
Cith permanecía sobre su montura, sin hacer ningún movimiento, mientras sus harteros compañeros de viaje discernían sobre la mejor manera de atacar a los posibles enemigos que se encontraban en la cabaña. La idea del fuego a Seodoc no le pareció descabellada, era una táctica de lo más común y solía ser efectiva, pero Maron llevaba cierta razón en sus recelos..
- Quizás deberíamos primero asegurarnos que hay alguien dentro y, en ese caso, de cuántos se tratan y si Meñique los acompaña.- quizás fuese una cosa demasiado obvia, pero ... atacar un lugar sin ni siquiera saber si había enemigos..
Soy el primero en entrar a cuchillo y matar a todo el mundo, pero es verdad que hay consideraciones. El plan del tuerto está bien si se trata de alguien fortificado y que no quiere salir, sin embargo no es el caso. Acabarán saliendo, que más da un motivo u otro y el humo nos entorpece a todos por igual. Lo último no le hago caso, ya que no se, si me está tomando el pelo o no. Aunque s normal que esté acobardado si ha oído hablar de mí...
- Lo del Fuego no me parece que sea necesario, ya que no hay que "sacarlos", ya saldrán ellos solos de una edificio que pueden defender muy bien.-señalo a la vivienda- estoy de acuerdo con Ser Seodoc, tenemos que averiguar, dos cosas importantes, quienes son y cuantos. Sin eso no podemos hacer nada. Después un ataque rápido y cuatro estarán muertos antes de levantarse del lecho donde duermen.
Tampoco es que tenga mucha idea de estrategia, pero una ataque rápido funciona siempre.
El tuerto se encogió de hombros. En realidad le importaba menos de una mierda. Y tampoco le satisfacía en exceso la crueldad. Bueno, quizá en ocasiones... Pero no solía ser la crueldad física la que más le agradaba.
Se rascó la barba, como distraído, mirando a uno y otro lado.
-No pueden ser más de diez hombres -recordó-. Y estoy asumiendo que se reforzaron de algún modo desde que yo les vi. En fin, lo importante es que mi amigo de afilados, aunque ocultos, colmillos tiene toda la razón: el tiempo es oro.
Extrajo su hacha y la volteó como si se tratara de un juguete.
-Son perros, y como tales huirán si se asustan. Oíd: buscaré sus caballos, si siguen vivos, y me ocuparé de ellos. Después me uniré a vosotros en la batalla. ¿Os agrada lo que oís o preferís alguna otra cosa?
Os voy a cambiar de escena en breve :)