Salgo de mi sopor algo aturdido y mirando hacia todos lados perdido. Concuerdo con la idea general de salir de este lugar de inmediato. Un ejército formado por estas criaturas sería un enemigo formidable. Además hay reportes de que algunos de ellos saben usar armas. Empiezo a creer que el difunto señor tendrá que buscar algún otro lugar como descanso final. Harrenhal, la doblemente maldita.
Cuando parecía que el panorama era oscuro, anochece. Montones de antorchas se acercan al ejército Baratheon. Podría tratarse de algún tipo de aliado, pero si algo me han enseñado estos últimos días junto a Sylven Water es que con ella el fuego nunca es una buena noticia. Comienzo a bajar acompañando al grupo, asegurándome de nunca ser ni el primero ni el último.
- Debería escuchar a su maestre mi lady -Le doy una fuerte palmada en el hombro al muchacho. La palabra "maestre" la pronuncio en el tono más burlón e irónico posible. La idea ha sido brillante, pero un elogio excesivo arruinaría mi reputación. Me acerco un poco más a la señora Baratheon - Si su deseo es parlamentar pido acompañarla, mi presencia podría ser persuasiva.
Ser Huss lo tiene claro, como demuestran sus palabras -Quedaos aquí, iré yo mismo a investigar. Si no he vuelto en una hora escondeos en lo alto de la torre y permaneced allí cuanto podáis. Si son aliados volveré a por vosotros.
Tras sus palabras se despide, sin daros tiempo a objetar nada.
Tras más de veinte minutos esperando veis como una figura vuelve a escalar, tardando su tiempo pues ascender es más difícil que descender.
Sin lugar a dudas veis que es Ser Huss, cansado y exhausto por la carrera -Mi señora, buenas noticias, son posibles aliados que están deseando hablar con vos. Vamos, rápido.
Comenzáis a descender y veis con mayor claridad el gran movimiento que reina en el campamento. Han llegado cientos de personas y aún ahora muchas más se dirigen hacia vosotros. Son, sin lugar a dudas, mas de mil. Y no son solo soldados, veis a ancianos, mujeres y niños entre ellos, además de bestias de carga, ovejas y otro tipo de ganado.
Os dejo para que reflexiones y os cambio de escena.
Sigo al fornido guerrero hacia el exterior de Harrenhal sintiendo serenarse mi corazón. Al fin una buena noticia.
Pero hay algo que me preocupa: ¿de dónde han huido los siervos y villanos que acompañan al ejército? ¿Qué los ha empujado a abandonar sus hogares? ¿Hasta dónde ha llegado ya la guerra?
Encerrada en un carro, escondida en posadas perdidas y vagando por caminos alejados de todo... Desconozco cuál es ahora la situación de Poniente, pero tal vez esta gente pueda ponerme al corriente.
Sea como sea, he de ganarlos para mi causa.
Tras la espera las noticias son finalmente bastante buenas. Lo único preocupante de que se sume esta gente al campamento son los provisiones. Espero que las traigan en abundancia por que ya teníamos noticias de su escasez. Veremos en qué condiciones llegan y si pueden aportar hombres para retomar Harrenhal, esta Casa se está reformando y necesitará algún territorio.
Por fin una buena noticia, la primera desde que salí de la aldea. Un látigazo de pena me sacude al pensar en las gentes empujadas por la guerra. Quizás así sea la vida en realidad: los señores calculando su siguiente jugada y los campesinos arrastrados con cada golpe del mar. Me pregunto si estos señores alguna vez se han puesto en el lugar de sus súbditos más pequeños. Quizás Yo pueda ayudar a la señora con ello.
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