-Pero que... -Asombrado al ver aquel hombre del turbante que le turbaba la mente y le hacia en la cabeza una idea que tal vez fuera cierta, después de todo aun estaban en aquella subasta.
-¿Han visto el tamaño de ese pedrusco que porta en la frente? Seguro que es un cómplice del Señor Conde y ese el objeto de alguno de nosotros. -Comento casi seguro. -Ningún profesor de salario medio puede costearse semejante rubí.
La noche ya había caído, por lo que la visión era reducida en aquel lugar; es de suponer que era parte del malvado plan del Conde Olaf, quien se encontraba detrás del turbante y de aquellas zapatillas estilósas y probablemente detrás también de aquella misteriosa desaparición de la profesora de gimnasia y demás niños.
Pese a todo, ya había terminado el discurso de todos y la parte de "jornada" y la parte de "animación" habían terminado incluso antes de comenzar. Por lo que ahora llegaba la parte de la acción, aunque ajena a explosiones, sangre y desmembramientos varios, esta parte de acción sería aún más dura que la anterior.
Con un pitido del silbato del Entrenador Genghis, los niños y profesores se retiraron pues entendieron que ya todo había terminado para ellos, así como los Millonarios también se estaban levantado cuando aquel hombre decidió dar otro pitido de aviso y en esta ocasión sí se proclamó.
-Siempre atentos, esperad lo imprevisto. Regla Número 1 del Entrenador.
-Y como habéis fallado, escogeré a unos cuantos de vosotros para una clase extra de gimnasia. Empezando por ti, que parece que te hace más falta que nadie -dice señalando a Gaston LeFou para posteriormente señalar a todos los Millonarios- A la 1 de la Madrugada en este campo, y sin rechistar.
Antes incluso de que estos pudieran negarse o replicar que no eran alumnos, rápido cual zorro, el Conde Olaf se les adelantó para tratar de evitar que ellos trataran de escabullirse de aquella orden y mandato del Conde Olaf quien ahora tenía la sarten cogida por el mango, frase que aquí significa "tiene un silbato y la autoridad suficiente para hacerlo sonar".
-Si no sois profesores en esta Academia sois o bien Alumnos o Delincuentes. Así que supongo que podríamos llamar a la policía para hablar de una panda de "raros" que se han colado y vilmente camuflado entre los niños para, Dios sabe, qué propósito... Así que, Alumnos, obedeced.
El Vice-Director de la Academia tras escuchar las sabias palabras del Entrenador Genhis no puede hacer otra cosa que asentir con la cabeza, a todas y cada una de las palabras proferidas por aquel hombre del turbante y zapatillas estilosas. A fin de cuentas, tenía un silbato y además la potestad para soplarlo.
-Estoy de acuerdo. Aquí no queremos delincuentes.
-Y los Alumnos son castigados si no obedecen a sus profesores; si llegan tarde se les retirará los platos, vasos y cubiertos de la cafetería y si se os ocurre directamente no aparecer, se les atará las manos a la espalda y tendrán que comer como los animales de 3 o más patas. Y por último, si no dan un buen rendimiento, serán obligados a comprarme una bolsa de caramelos y vérmela comer delante vuestra.
Los Millonarios volverían a regañadientes a aquel lugar, pese a ello, no estaban todos. Pues faltaban Rosa, Yoshitoko, Gastón y Saimon. Pese a todo, el Conde Olaf estaba satisfecho que aquel grupo llegara al encuentro tal y como habían acordado desde un primer momento, así que tocando nuevamente el silbato ordenó a los Millonarios una simple tarea.
-Aunque me gustaría veros correr toda la noche, no tengo tiempo para ello. Por lo que será una carrera hasta el límite de la Academia. El último, bueno... mejor que no sepa lo que pasará...
Acto seguido saca un revolver y tras apuntar por unos instantes a los Millonarios que ahí se encontraban, levanta el arma y dispara al aire para dar comienzo aquella carrera por la superviviencia del más apto. Y por suerte para Gastón y por desgracia para los presentes él no participaba.
Rapidamente el Patrón fue el que se puso en cabeza, mientras la perrita de Anya lo seguía muy de cerca; tras él estaba Donald y poco detrás de ellos ocupando el tercer lugar Adolf. Ya a bastante distancia pero siendo la cabeza de su pelotón, Clarence quien se sujetaba el sombrero para que no saliera disparado por su velocidad, seguido de Dennise y Henry quienes se disputaban su posición y por último Arthur quien no estaba acostumbrado a correr o su traje le impedía hacerlo debidamente y ya en el fondo René quien apenas se había movido del lugar debido a los tacones.
Por desgracia para los Millonarios, la oscuridad de la noche sumado a la poca iluminación de las escasas farolas que había en el camino, apenas dejaba ver lo que se tenía delante, y el sonido acelerado de sus corazones también ocultó el ruido del motor del coche que los venía siguiendo.
Se pudieron escuchar dos gritos distintos, durante la carrera, aunque nadie les prestó atención.
El primero en llegar fue El Patrón, luego Donald, Adolf, más atrás Clarence y Dennise y por último Arthur y René. Aunque ni rastro del Doctor Henry. En ese momento al lado de los millonarios, veloz cual bala, salió despedido un vehículo en donde se encontraba el Conde Olaf, sus secuaces y del maletero del vehículo los gritos de un asustado Henry.
Motivo: Correr
Tirada: 8d100
Resultado: 79, 62, 10, 37, 20, 74, 19, 2 (Suma: 303)
Patron 79 - Adolf 62- Arthur 10- Clarence 37- Dennise 20- Donald 74- Henry 19- René 2
Patrón, Donald, Adolf, Clarence, Dennise, Henry, Arthur, René.
Al parecer tus sospechas fueron ciertas, cuando escuchaste el ruído del coche acercándose a tu posición decidiste usar tus fuerzas, ser un Übermensch para dar un Sprin y alcanzar a Donald Trump, el cual estaba a punto de ser arrastrado a dentro del vehículo en movimiento.
Por suerte tu fuerza de raza superior te dio la valentía y el poder necesario de tirar de su otro brazo y así salvarlo. Por desgracia, parece ser que él no se dió de cuenta de que tu lo has salvado, y solo notó que dos personas distintas tiraban de cada uno de un brazo y en direcciones opuestas.
Pero al menos sabes que Donald es inocente... ¿O acaso los traidores se atacarían a sí mismos?.
Sentiste una mano agarrándote el brazo izquierdo y tirándo de el hacia la izquierda; por suerte o desgracia, también sentiste una mano proveniente de la derecha que te agarró y te tiró hacia la derecha, haciendo que el que sea que te estaba agarrando a tu izquierda te soltara.
Al girarte, ya no viste a nadie. Aunque sabes que vino de alguien que se encontraba detrás tuya en aquella carrera, aunque no exactamente la posición ni quién.
Resumen: Te han intentado asesinar y alguien te salvó el culo.
Volviendo a la academia para pasar la noche en alguno de los bancos. Los Millonarios velocistas se encontraron con los que no habían aparecido para aquella carrera. Todos cubiertos de agua y hielo. Y algunos con más síntomas de congelación que otros.
Lo primero que se percataron los congelados fue que el resto del grupo parecían estar cansados y exhaustos por algún motivo; y lo segundo que se percataron fue la falta de Henry entre los que se encontraban cansados y exhaustos.
Fuera como fuera, todos estaban lo suficientemente cansados y exhaustos (por tercera vez) como para ponerse a explicar lo evidente y ahora que el Conde Olaf ya no se encontraba por los alrededores era un buen momento para echar una cabezadita en los bancos del Instituto mientras se piensa qué hacer y qué cosas terribles le habrá pasado a Henry.
Un sonido familiar despierta a todos los Millonarios, un sonido que hacía tiempo que ya no escuchaban. El sonido de alguien tosiendo, pero no una tos normal, sino una persistente y que atacaba en el momento más inesperado, una tos que aquellos millonarios conocían bien y habían escuchado por tanto tiempo a la par que por tanto otro la habían dejado de escuchar.
-¿Qué hacéis por aquí?. He llamado a todas partes y os he buscado por todas partes... incluso llamé a todas las casas del pueblo más cercano al Lago Lacrimógeno por si os habían visto, no fue difícil, solo había una consulta de Optometrista y un Aserradero... y ambos me dijeron que no habían visto a un grupo de Millonarios, solo visitantes.
-Por suerte vine aquí con mi esposa, ella es jefa de redacción, a hablar con la gente sobre la famosa jornada de animación que se hizo ayer a la noche y así documentarlo en el periódico. Y aquí os he encontrado...
El Señor Poe vuelve a toser en su pañuelo característico y comienza a buscar entre los Millonarios a la par que contarlos por encima, pues al parecer las cuentas no cuadraban en absoluto.
-Incluso pensé que el Huracán Herman os había tragado al fondo del Lago Lacrimógeno... Por cierto, ¿donde está Josephine? ¿Y porqué no me ha llamado? Ella tiene el número del Banco... ¿No falta gente?.
Antes incluso de recibir una respuesta el Señor Poe vuelve a toser en su pañuelo y negando con la cabeza, mira a los restos de aquel gran grupo de Millonarios.
-No importa. Hoy es el día de la Subasta. Que suerte que os he encontrado, ahora vamos a casa de la que se encargará de subastar vuestros objetos, así podréis ducharos, relajaros y comer antes de asistir a la subasta de esta noche. ¿De acuerdo?.
Sin esperar respuesta alguna, el Señor Poe salió de la Academia tras hablar con el Vice-Director Nero y tener la aprobación de usar el autobús escolar para sacar de allí a una panda de viejos que se colaron en la institución pese a los complejos sistemas de seguridad creados por el grupo de informática y electrónica.