Partida Rol por web

Llegáis a la torre derruida sin que nadie más se interponga en vuestro camino. Parece que todos los presentes teméis al dragón por igual pues hasta los combates han parecido detenerse.

En el interior de la construcción Ser Huss os ordena que no os detengáis, tratando de que alcancéis el otro lado de los muros con la mayor rapidez. La pared por la que tenéis que descender es empinada y peligrosa, cualquier resbalón os conducirá hacia la muerte pues el suelo se encuentra a varios centenares de metros. Pese a ello Ser Huss ignora las necesidades de todos salvo las de Lady Water, a la que procura ayudar en todo momento.

El descenso es fatigoso pero, finalmente, lográis llegar a tierra firme, exhaustos y nerviosos. Lejos de vosotros se escucha el rugir del dragón.

El rugido de Viserion acompaña nuestra huida, no se si lo escucho o su sonido retumba en mi cabeza, no importa, pasarán varios inviernos hasta que pueda quitarme aquel sonido aterrador. Estoy fatigado y algo perdido. Barro el lugar con la mirada en busca de caballos, sin ellos será muy difícil escapar. Deberíamos internarnos en algún bosque donde sea más complicado para el dragón encontrarnos.

- Hacia el oeste. Huyamos hacia el oeste- Propongo nervioso al tiempo que espero ver la reacción de los demás.

Bien, pongámonos la mayor distancia posible de esa bestia- dice el aprendiz- tenemos aún una ventaja: el enemigo no sabe que hemos escapado con Lady Water. Aprovechemos eso.

Guiados por Ser Huss os alejáis de Harrenhal, siguiendo la idea de ir al oeste propuesta por Drake. Sabéis que lo que os depara ese camino son los territorios del Rey Bran pero es mucho mejor que ser el centro de atención del dragón de Quentyn.

Camináis durante varias horas durante caminos secundarios, preocupados por la posibilidad de que soldados a caballo de Quentyn se abalancen sobre vosotros y pongan fin a vuestro deambular. Estáis tan atentos que escucháis el leve trotar de un único caballo, que se acerca hacia vosotros por otro camino secundario. La tensión se palpa en el ambiente y Ser Huss, con el arma desenfundada, espera preparado para atacar. Toda la presión se esfuma cuando veis que hacia vosotros se acerca un pony montado por un enano.

Los cinco hombres te ven a la perfección y te percatas, no sin cierto terror, que uno de ellos tiene una espada desenfundada.

Con alarma hice parar el paso del poni. Tiré de las riendas y miré con preocupación haciael hombre armado. En ese rápido vistazo hubiera deseado concocer sus actos e intenciones. Sólo esperaba que no tuvieran nada que ver conmigo.

Loados días, buenos hombres. Es una alegría encontrarse a más gente por éstos caminos de vez en cuando.

Alterada aún, a pesar de la larga caminata, por lo que hemos tenido que contemplar en Harrenhal, me dispongo a huir de nuevo hacia el bosque en cuanto escucho el trote que se acerca. Pero cuando por fin aparece ante nosotros un simple pony montado por un simple enano mi ánimo se relaja un tanto y a punto estoy de soltar una carcajada nerviosa. De un dragón a un enano en apenas unas horas, al destino le encanta la ironía.

Con un gesto indico a Ser Huss que enfunde de nuevo la espada.

-Buenos días, señor -respondo al saludo una vez consigo serenarme-. Disculpad la manera en que os hemos recibido, pero uno ya no sabe qué puede encontrar en el camino, ¿verdad? ¿Adónde os dirigís, si me permitís saberlo? Tal vez podamos compartir camino...

Demasiado extraño, un enano viajando solo. ¿Será un espía? ¿Un mensajero? ¿Un proscrito?

Tengo entendido que alguien requiere de los servicios de un enano avispado y chistoso. Comenté a la mujer con una media sonrisa casual.

No hice mención ninguna a las disculpas alfin y al cabo dudaba que quisieran seguir departiendo sobre ello.Si hay algo en lo que pueda serles de utilidad a sus mercedes no duden en transmitírmelo. En la medida de mis capacidades será un verdadero placer cumplirlo.

Después de todo lo que habían pasado encontrarse en aquellos caminos con un enano era lo último que esperaba Lucyen. 

Bueno, una presentación de quien sois vos no vendría mal- dice el aprendiz- es lo propio entre caminantes desconocidos. 

Miro al enano con desconfianza. ¿Qué hace sólo en los caminos? No parece que pueda defenderse y estos caminos son realmente peligrosos. En todo caso dejaré que la señorita lleve el diálogo a ver qué sucede. Espero que no tengamos que cortarle el cuello.

Arqueo una ceja al ver aparecer al inesperado viajero y sonrío, en parte divertido y en parte para esconder mis temores: ¿Es sólo casualidad que haya topado con nosotros en semejante momento de nuestro viaje?

-Saludos, viajero, mi nombre es Jano, y soy pastor... ¿Cuál es vuestro nombre y qué hacéis por aquí? 

Lanzo una mirada furtiva a mis acompañantes para ver en que medida consideran acertadas mis palabras.

Interrogado. ¡Que podía esperar? eran tiempos duros. Mi nombre es Shane. Comenté con tranquilidad y encogiéndome de hombros. No espero que lessea conocido. Agregué.

Daba la impresión que todos los presentes nos encontrábamos tanteando a los demás. Tanta suspicacia me sugería que se encontraban en un lugar omomento que no veían seguro.

Esbocé una sonrisa amistosa, no quería problemas, y de haberlos querido sería un insensato. Por mi parte me dirijo al norte, he oído que hay una boda y claro...hay que ganarse la vida. Son tiempos duros mis señores.

Por mi parte no les requeriré sus identidades y motivaciones, pues no es de mi incumbencia aguijonear con preguntas que alguien pudiera alguna vez no querer responder. Es preferible no provocar esa incomodidad.

-¿Un boda? ¿De quién? ¿Sois un bufón? -pregunto fingiendo mera curiosidad. Después me giro hacia los demás-. ¿Qué os parecería ir al norte? -nada se nos ha perdido allí, pues lo que de verdad hemos perdido no vamos a poder recuperarlo. No tengo hogar al que volver ni lugar adonde ir, pero por mucho que a mí ya todo me dé igual no quiero decidir sin consultarles. Tal vez alguno de ellos tenga una idea mejor.