Asiento a las palabras de aquel hombre.
En este continente toda región es enemiga de las otras al parecer.
Busco a los hombres que venían conmigo y los reúno.
-Volvemos a la costa. No conviene que llamemos la atención aquí.
Me dispongo para regresar con ellos pero antes de llegar al barco observamos desde los alrededores tal y como pidió Sir Uller.
-Aguardad -le digo a la mujer y me acerco a ella con sonrisa galante-. Comprended que sea precavido en estos tiempos. La belleza inesperada me hace desconfiar -aseguro mirándola significativamente-. Agradeceremos cualquier ayuda
-Soy Lyrenne -me presento devolviéndole la sonrisa y tendiéndole la mano-. Si mi capitán sabe orientarse os encontráis en Tarth -explico a sus hombres antes de girarme hacia los marineros que me acompañan-. Ayudadles en lo que necesiten.
¡Otra vezzzz! Krest, edítalo, porfa ú_ù
Los hombres de Lyrenne comienzan a hablar con el capitán del barco para saber exactamente lo que necesitan. Mientras tanto la mujer y el Sir aguardan a que comiencen los trabajos.
Ves que han llegado un par de docenas de marineros desde el otro barco y que gran parte de ellos están hablando con el capitán. Su actitud no parece hostil.
-Tarth -murmuro. Entonces levanto la vista y vuelvo a sonreír-. ¿Y de dónde sois vos, bella Lyrenne, si no es indiscreción?
Doy a los hombres que acompañan la orden de asegurar los alrededores para evitar que cualquier visita desde el interior de Tarth nos sorprenda en mitad de las labores de reparación.
Después busco con la mirada al heredero de los Uller y observo un poco más a los extraños, fijándome en el más mínimo detalle. Si no veo en ellos nada que me haga sospechar me acerco a hablar con Bleyk para informarle.
Los hombres que han venido del barco alejado no parecen más que marineros pero entre ellos hay una mujer, algo bastante raro a no ser que vengan de tierras alejadas de Poniente, algo que podría ser por la bandera que el navío porta.
Ves como algunos hombres comienzan a mirar otro punto del mar y como, poco a poco, algo llama la atención del resto de hombres que se encuentran en la playa.
Veis que un barco se ha acercado lentamente a vuestra posición y a echado anclas más lejos aún que el barco de los comerciantes y Lyrenne. Ondean la bandera de la casa Toland y mandan un bote con varios hombres a vuestra posición.
Os quedáis a unos trescientos metros del otro barco anclado lejos de la playa, uno que lleva una bandera que no reconocéis. Mandáis a los hombres en un bote para que se acerquen al navío encallado de los Uller mientras que, desde el otro barco, os mandan señales y ondean una bandera blanca.
Algunos marineros se acercan a Lady Toland y el capitán se ve forzado a preguntarle -Mi señora ¿que haremos a continuación? ¿o solo esperaremos para ver que ocurre?
No podemos arriesgarnos a caer en una trampa, nuestro objetivo es llegar a Desembarco. Ayudaremos a los Uller, pero no pondremos en peligro nuestra misión. De momento esperaremos aquí.
Que un barco encallara no era nada anormal, y que otro le estuviera ayudando tampoco... Pero eran tiempos de guerra, prefería ser precavida que ingenua. Podían permitirse esperar unas horas, pero no podían permitirse recibir un ataque por sorpresa.
Que los hombres estén preparados bajo cubierta por si pasara algo. Maestre Garth, ¿reconocéis la bandera de ese barco mercante?
Merece la pena tirar algo?
Yo interpreto un poco lo que creo que es lógico, si necesitas que adelante un poco y vayamos a la playa me lo dices y me autonarro en un momento XD
-Toland... -murmuro con nada de entusiasmo.
Entre Tarth y los Toland. ¿Qué mentira me va a sacar de esto? -Pienso mientras miro el mástil de mi barco para comprobar sin la bandera de los Uller aún es visible en él.
Después me vuelvo hacia la dama.
-Os contrato como transportista y cómplice de embustes -le anuncio con mi mejor sonrisa-. Apoyad mis palabras antes las gentes de ese barco y os pagaré bien.
Miro de soslayo al muchacho y sonrío.
-Dos dragones de oro -digo volviendo de nuevo la vista al barco que se acerca-. Uno ahora y otro cuando nos despidamos de los Toland.