La humedad del cercano mar es algo asfixiante por el calor reinante en Dorne, tu tierra. Pese a ello disfrutas de la cercanía del mar, que casi baña las murallas de Limonar. Lord Dalt, en un acto de cortesía, te ha llevado al puerto clandestino donde los hombres del pirata Conrad Lor se esconder para evitar ser cazados por los guardias de la Casa Martell.
Tu aliado ha sido muy claro, puedes pedir lo que desees, cualquier transporte, para llegar a tu destino, sea un barco, un caballo o un carruaje.
A tu alrededor los marineros, verdaderos veteranos de la mar bastante peculiares, aunque no tanto como su capitán, se desahogan con las prostitutas, bebiendo, hablando o con algunas trifulcas que acaban en feas contusiones.
Miro en derredor con aire contemplativo.
¿Cómo causa mejor impresión allí donde voy?
Tras reflexionar, solicito de Lord Dalt un barco en el que llevar a mi comitiva hacia el Dominio. Los Uller somos una casa modesta, pero si hay momento para ocultarlo es éste. Debe ser, no obstante, un barco neutro, que no guarde ninguna relación, ni en diseño ni en bandera, con los Señores de Limonar, pues nuestra alianza no debe ser descubierta. Que mis anfitriones crean que desde Sotoinfermo hemos hecho un gran sacrificio económico en buscar una embarcación que los impresiones, así creerán que tiene cautivo de admiración, ese es mi propósito.
Fiavo viene conmigo, ¿no?
Lo que pedís es complicado -te responde Lord Dalt pensativo una vez realizada tu petición -pero creo es mi deber acceder a ello. Por nuestra causa, por nuestra alianza. Tomaréis uno de mis navíos, tripulado por cincuenta de mis marineros. Aunque aviso que no son demasiado expertos aunque si saben algo de la guerra. Daré órdenes de pintar su cubierta y podréis darle un nuevo nombre y bandera, tratando de hacerlo algo más lujoso a la vez que más personal. Es uno de los tres navíos de guerra de mi casa, cuidadlo y procurad darle un buen uso.
Si, Fiavo va contigo :)
Puedes narrar los cambios que hacéis en el barco, el nombre que le dais, etc. Dependiendo de los cambios que hagas y lo que prepares tardarás más o menos en hacerlos :)
-Muy agradecido, Lord Dalt.
Doy orden de que se saque brillo al armamento y se pinte el caso con motivos rojos y dorados, portanto en el mástil la bandera de mi Casa. Con eso bastará para que el "Sol Rojo" esté listo para llevarme a mi destino.
En solo un día y medio los hombres de Lord Dalt reúnen todos los materiales necesarios para cumplir tus deseos y concluyen su obra, dejando el "Sol Rojo" renovado y listo para que tomes el mando.
Los marineros preparan el navío y, al anochecer, todo está preparado para partir. Lord Dalt se acerca a los muelles para despedirse pese a tener que posponer su descanso unas horas más.
Sir Uller, ya está todo preparado. Tened cuidado y suerte, pronto alcanzaremos nuestro objetivo.
Una vez iniciado el viaje, trato de ordenar mis pensamientos retirándome a mi camarote. Las duas me asaltan. Hasta entonces me la he arreglado para mantener mi mascarada, pero sé que es ahora es cuando de verdad mi identidad será puesta a prueba. La realidad es que no tengo sangre noble. ¿Y si doy un paso en falso? Y más allá de mantener aquel engaño. ¿Podría mantener mi moralidad intacta en la conspiración en la que estaba envuelto?... La forma en la que la bella Lady Gargalen había hablado de asesinar a la niña... ahora entendía a lo que de verdad estábamos jugando.
Recuperando el porte y el papel, bebí un largo trago de vino y me paseé por cubierta haciendo lo que se esparaba de mí.
Fiavo contemplaba al mar mecerse con el pie apoyado sobre la baranda de cubierta. No pudo evitar que sus pensamientos viajaran hasta su tierra natal y con ello todo lo que había dejado atrás. Buscando distraerse y una vez el trabajo de los marineros consistiera sólo en guíar el barco ya en marcha, buscaría algunos con los que jugar una partida de algo, aunque no podía asegurar que los encontrara, pues sus ojos tiznados de sangre solían ser considerados de mal fario por las gentes del mar.
El primer día de viaje en barco se desarrolla con cierta normalidad hasta que, por desgracia para vosotros, os sorprende una corriente de agua adversa y un mar encabritado que retrasa un par de horas vuestro viaje, más preocupados por no caer al agua que por continuar la travesía.
El segundo día la mar se levanta más calmada y navegáis con tranquilidad. En cierto momento podéis llegar a ver un fenómeno de la naturaleza que os maravilla y aterroriza a partes iguales. Una manada de tiburones, con la cabeza en forma de martillo, pasa a vuestro lado meciendo las aguas con sus aletas. Algunos de ellos dan vueltas alrededor de vuestro navío hasta que, finalmente, continúan su camino. Los marineros no tardan en contar historias aterradoras sobre ellos y sus afilados colmillos.
Al día siguiente una nueva tormenta os sorprende aunque no es demasiado fuerte y seguís vuestro camino sin demorar mucho vuestro ritmo. La siguiente mañana se despierta despejada y no queda ninguna nube ante vuestros ojos. Ese día recuperáis parte del tiempo perdido en los anteriores días aciagos.
Pero como todo lo bueno no puede durar y los dos siguientes días os veis acosados por una tormenta de especial virulencia. Algunas de las velas del navío se rasgan y tres hombres son devorados por las aguas al intentar mantener el barco a flote. El cascarón cruje como si fuera a romper en cualquier momento y la tensión se palpa en el aire pues todos sois conscientes de que habéis perdido el rumbo y que en cualquier momento podéis hundiros en las aguas y morir.
Al anochecer del día lográis salir de la tormenta y tomáis tierra en el primer lugar que encontráis, sin saber siquiera cual es vuestro actual paradero.
Tirada oculta
Motivo: Día 1 de travesía
Tirada: 1d20
Resultado: 3
Tirada oculta
Motivo: Día 2 de travesía
Tirada: 1d20
Resultado: 5
Tirada oculta
Motivo: Día 3 de travesía
Tirada: 1d20
Resultado: 9
Tirada oculta
Motivo: Día 4 de travesía
Tirada: 1d20
Resultado: 17
Tirada oculta
Motivo: Día 5 de travesía
Tirada: 1d20
Resultado: 4
Tirada oculta
Motivo: Día 6 de travesía
Tirada: 1d20
Resultado: 2
Tirada oculta
Motivo: Problema 1
Dificultad: 0
Tirada (1): 3
Guardados (1): 3
Total: 3, Éxito insignificante
Tirada oculta
Motivo: Problema 2
Dificultad: 0
Tirada (1): 1
Guardados (1): 1
Total: 1, Éxito insignificante
Tirada oculta
Motivo: Problema 3
Dificultad: 0
Tirada (1): 4
Guardados (1): 4
Total: 4, Éxito insignificante
Tirada oculta
Motivo: Problema 4
Dificultad: 0
Tirada (1): 3
Guardados (1): 3
Total: 3, Éxito insignificante
Muy mala suerte con las tiradas. Describid lo que pensáis en esta semana de viaje.
Maldita tormenta. Más parece un mal augurio o un castigo de los dioses por usurpar una vida que no me corresponde. Aunque... quizás pueda darle la vuelta a esto.
Tras la muerte de los tres hombres salí como pude a cubierta, sin exponerme demasiado a los bandazos de la nave dije:
-¡Tragaos el miedo, marineros! ¡Saldremos de esta pues viajais con Sir Bleyk Uller, protegido de los dioses! ¡Capitán, sacadnos de esta tormenta, no importa hacia qué costa, los hados nos darán su fortuna!
No sé si debería tirar algo tipo carisma para que mis palabras tuvieran mayor efecto.
Fiavo hizo frente a la tormenta sin mostrar temor, pues aunque muchos pesares asolaban su alma forjada a través del asesinato, el miedo no era uno de ellos. Ayudó en cuanto fue posible a los demás marineros y cual el fin parecía estar cercano, sin dispuso con calma a aceptarlo.
Sin embargo la embarcación sobrevivió y él con ella. Llegado e un destino incierto, mantuvo su natural calma.
Los intentos de los marineros y las arengas de Sir Bleik consiguieron que el barco no naufragara, aunque finalmente encalló en una tierra, a priori desconocida.
El capitán y los marineros, atontados y cansados por la furia del mar, se acercaron al Ser que los comandaba -señor ¿cuales son sus órdenes?
El heredero anduvo hasta subir a una roca en la costa desde la que ser visible para todos.
-No dejemos que este revés nos perturbe. Lo primero que hemos de hacer es reparar los daños. ¿Cómo son de graves y cuánto tiempo nos llevaría, Capitán? ¿Dicen algo sus mapas sobre la isla en la que nos encontramos? Consúltelos. Y vosotros -dijo señalando a un grupo de marineros-. Sacad las provisiones de las bodegas del barco en cuanto sean necesarias para sobrevivir hasta que remontemos la marcha. Tendréis que racionarlas de manera un poco más restrictiva, de manera que nos quede suficiente para cuando volvamos a emprender la marcha. Vosotros dos y tú Fiavo, examinar los alrededores por si hubiera hostiles, provisiones para remplazar las nuestras o árboles cuya madera podamos usar en las reparaciones.
No creo que tardemos más de un día o dos en solucionar esto, mi señor. Y no se donde estamos pues no estoy seguro de si es el continente o solo una isla de gran tamaño. Lo ideal seria que vuestro hombre y otros marineros exploraran la zona y averiguasen donde nos encontramos -responde el capitán.
¡Capitán! ¡Avistado un barco en las aguas! -grita uno de los vigías.
-¿Con qué bandera? -pregunto-. Sea amigo o enemigo mantened la calma y recordad vuestro papel. Sois marineros de la casa de Uller naufragados.
Me encuentro preparando a un grupo de hombres para comenzar a explorar los alrededores cuando el vigía grita.
-Sir Uller, quizás fuera conveniente ocultar a parte de nuestras fuerzas por si llegan con actitudes hostiles. Así podríamos contraatacar por sorpresa.
-Buena idea Fiavo. Llévate a un grupo contigo y estad pendientes. Si resultan ser aliados diremos que estabais explorando.
El barco en cuestión no lleva bandera de ningún lugar o casa conocida. Parece ser, más bien, un barco mercante de algún lugar lejos de Poniente. El navío se acerca lentamente hacia vosotros y, guardando las distancias, lanzan un par de botes al mar para acercarse a la costa sin hacer que peligre su embarcación.
Mientras tanto Fiavo ha partido con parte de la tripulación, alejándose del barco e internándose en un espeso bosque a varios metros de la playa, donde han quedado ocultos.
Sin bandera.
-Han lanzado botes -murmuro-. Se acercan hacia nosotros. Es un barco sin pabellón, así que estad preparados. Recordad que somos un navío de la casa Uller en viaje diplomático.
-Tú -dijo el mercenario a uno de los hombres-. Aguarda aquí junto a la maleza atento a la costa. Si pasa algo silba como un pájaro tres veces- ¿Sabes silbar, no? Los demás seguidme. A ver si podemos averiguar a qué isla hemos ido a parar.