Partida Rol por web

La guerra es un mal asunto para todos los habitantes, sin importar su estatus, género o capacidad. Es por ello que tienes la firme intención de partir de nuevo a las Tierras de las Tormentas, alejándote del foco de batallas que sin duda será la capital de Poniente.

Tras concluir algunos negocios te dispones a partir cuando un mensajero de tu mecenas, Lord Tommen Baratheon, te alcanza antes de salir, pidiéndote que vayas a ver a tu señor de forma urgente.

Me encontraba contando y recontando mercancía. Haciendo números calculando cuanto podía y estaba dispuesto a perder si me demoraba, viajaba por barco o lo hacía por tierra. Mucha gente creía que ser mercader consistía únicamente en tener mercancía, sonreir y sacarle cuanto más dinero mejor por ello. No sabían nada.

Me senté unos instantes enjuagando mi garganta con una frasca de vino bastante modesto algo avinagrado y picante, demasiado joven. En esos instantes un emisario me informó que mi señor, Tommen, requería mi presencia. -Voy- Dije sin mirarle a la cara, algo distraído.

Al tiempo que me levantaba y dejaba la frasca a un lado para presentarme cuanto antes frente a él pensaba en qué asunto podía necesitarme. Estaba seguro que sería algo delicado y en la que me jugaría el pescuezo. Por Tommen estaba más que dispuesto pero no por ello me ponía menos nervioso.

Al menos seguro que está bebiendo un mejor vino que éste. Expresé para mí esbozando una sonrisa.

El emisario dio paso a varios guardias que te acompañaron al interior de la fortaleza más importante de Desembarco del Rey, lugar en el que Tommen tenía sus estancias.

Una vez allí te viste preso de las miradas extrañadas y llenas de vergüenza ajena de los siervos, mayordomos y mujeres que organizaban y hacían funcionar todas las órdenes de los señores. Por suerte los guardias de Tommen que te escoltaban te conocían bien y su sola presencia mantenía las lenguas tranquilas ante la posibilidad de herirte.

Sin más fuiste llevado a las estancias de Tommen, donde este te esperaba sentado en una mesa, con dos copas de vino sobre ellas.

Shane, me alegro de verte -te saludó, acercándote la cop

Seguí al emisario tratando de no echar cuentas sobre lo extraño que resultaba todos; normalmentre alguien como yo no era precedido sino que lo llevaban a empujones de un lado a otro. Las cosas buenas de trabajar para los grandes, pero detestaba sentir las miradas clavadas en mí; ya eran demasiado habituales normalmente.

Anadeando llegué hasta mi señor Tommen que con gran gentileza me ofreció una copa. Muchas gracias milord -expresé con reverencia aceptando la copa y dando un trago largo- Me habeis hecho llamar y he llegado tan rápido mis piernas me lo han permitido. ¿En que puedo serviros?

Muchas gracias Shane por tu celeridad. Debo hablar con vos, no estoy viviendo mis mejores momentos actualmente y tu siempre calmas las penas de mi familia, joyas para mi esposa y comprensión para mí -te respondió el Lord sentándose delante de ti. Desde que os conociste Lord Tommen te había tratado de forma especial pero no como el resto de la gente, él te trataba mejor a ti que al resto -Siéntate Shane, siéntate. Temo que, una vez más, he cometido un error, dejándome llevar por la ira y el dolor que tantos me han causado. Creo que será difícil resolver lo que he hecho pero ¿no debería intentarlo?

La voz de mi señor me pareció cansada y no trató de convencerme de las cuitas que le turbaban. Me senté, ¿que otra cosa podía hacer?, más no era cierto, no trenía reparos en sentarme y compartir la intimidad o el lenguaje franco de él. Por supuesto Milord, es decir que la rectificación es una noble virtud pero si se me permite ¿Que ha ocurrido que decis es tan terrible?

Tommen sentado frente a ti te mostró su verdadero rostro, el cual habías podido vislumbrar un par de veces en otras ocasiones. Tenía la tez pálida, los ojos cansados y una muda expresión de tristeza -Bueno, he ayudado a matar a mi primo y a sus hijos, el mismo primo que cada vez que me veía me ridiculizaba por los supuestos actos de mis padres. Lo odiaba, no creas que no lo hacía, pero sus hijos no tenían que compartir ese destino, yo no quería pero debí hacerlo, tenía que hacerlo.

Podría ahberle dicho que no tenía la culpa, o que se había visto obligado, pero mi señor no me habría llamado para que le dorara píldora alguna, de eso estaba seguro. -Nadie os puede culpar por haber reacionado así, sin embargo...-Dije al cabo de un poco y dejando en suspenso mi frase para pensar adecuadamente y con tino la elecion de mis palabras. Me da la impresión que quereis enmendar esa acción pero o no sabeis muy bien como compensarla o no estáis seguro de si lo que tenéis en mente será lo más adecuado. Podeis expresarmelo y así oyéndolo en voz alta os clararíais,mi señor.

Tommen lanzó un largo y hondo suspiro -Shane, tienes una gran habilidad para saber aquello que me atormenta. Hace semanas un pequeño grupo de fieles a R´hollor salieron en búsqueda de los hijos de mi primo para asegurar su muerte. No me complacen esas muertes, te lo juro, pues no querría ese mismo destino para mis hijos si mis enemigos consiguieran hacerse con mi cabeza. No se nada de lo ocurrido pues el grupo dejó de informarme a mi y al sacerdote rojo que los envió. Me gustaría saber de su destino, si realmente los hijos de mi primo han muerto o siguen vivos. Y, si es así, me gustaría que los protegieras, que me avisaras de sus actos para evitar que cometan locuras. Si están vivos deberán alejarse de la guerra mientras puedan pues si no esta los arrastrará cual ola hasta que se ahoguen en su propia sangre.

Escuché con penas las noticias, y no es que conociera a esos hijos, ni me compadeciera especialemnte por ellos,sino por la barbarie e injusticia para muchos otros.

Puede contar con que lo haré. ¿Hay alguien en quien pueda confiarse para que puedan sentirase a salvo esos hijos?, seguramente lo mejor sería alejarlos de poniente, mas eso puede hacer recelar a otros sobre sus intenciones.

Vos, Shane, eres el elegido. No verán en ti, si siguen vivos, amenaza alguna pero tu mente lúcida podrá ayudarles para guiarlos por el buen camino. Si planean algo que pueda dañarles o que pueda perjudicar a mis hijos evítalo y, si no puedes hacerlo, avísame. Mientras tanto no quiero saber donde se encuentran pues no es la primera vez que, llevado por la ira y las bravuconadas de aquellos que se creen mejores que yo, he actuado cometiendo tremendos errores. Vete, sigue el camino que hizo la sacerdotisa y encuéntralos, vivos o muertos. Confío en ti, Shane -se despide Lord Tommen, depositando en ti toda su confianza y una misión un tanto extraña pero, posiblemente, de gran importancia.

Así haré Milord. Espero que estén vivos y no haya problemas.

Aldespedirme de Tommen me sentía extrañado; no sólo por el castigo que mi señor se daba a sí mismo,ni la gran introspección que se daba. Confiaba en mí en una tarea diplomática y sensible y no estaba seguro de ser elhombre más indicado. ¿me harían caso?. Eso esperaba. Pero tomé los preparativos de mi viaje y el inicio del camino haciéndome multitud de preguntas. Lo peor de todo es que la naturaleza de mi tarea me hacía presagiar que habría peligro y hombres dipuestos a matar...