Tu viaje desde Desembarco del Rey ya ha llegado a su fin y por fin estás de nuevo en tu hogar, el Volatinero, la gran fortaleza rodeada de campos fértiles llenos de cultivos, tierras labradas y lugares de pasto.
Pese a ello el lugar te parece distinto, más vacío. La falta de tus padres y esposa aún te duelen pero queda mucho trabajo que hacer.
El viaje había sido corto, muy corto para la cargada mente del joven Lord. El que sólo quería recomponerse de sus pérdidas tan recientes ahora tenía que ordenar a sus hombres a prepararse para una posible guerra. Aquello sin duda conseguía olvidar sus penas, una parte de él lo deseaba pues era menos doloroso no pensar en ellos, pero otra parte de él se sentía peor cada vez que intentaba pasar página. Sus hombres lo dejaron descansar durante el camino, sabían que cuando llegaran a la fortaleza el Lord les daría instrucciones más precisas y ellos hacían lo que debían sólo protegerlo. Aquel viaje a caballo pasó muy rápido y cuando se dio cuenta se encontraba ante el castillo. Antes de entrar dio un ligero rodeo para ver los campos aún llenos de vida gracias a tantos campesinos trabajándolos. Pensó qué seria de ellos si la guerra les alcanzaba. Su padre siempre le había dicho que lo más difícil de gobernar era perder hombres, ver las penurias de los súbditos y saber que habías sido tú el que lo había ordenado.
Cuando ya no pudo demorar más la entrada al castillo aceptó con estoicismo y dio el paso. Aquel lugar tenía todo lo que le recordaba a sus padres y su esposa. El patio de armas donde su padre le enseñaba, el balcón desde el que su madre le veía, el pozo donde se sentaba con su esposa... demasiados recuerdos dolorosos. Fue a su habitación y pidió un baño caliente. Estuvo unas horas descansando en ese agua hasta que se volvió frío. Se vistió de armadura y armas, convocó a sus hombres y se preparó para dar un discurso a sus capitanes. Debían prepararse y cuanto antes mejor.
Delante de sus capitanes de las distintas compañías y sentados al rededor de una mesa con el mapa de las tierras de Lord Chelsted y circundantes Qarios se sentía nervioso. Era la primera vez que tenía que enfrentarse a dar una orden semejante y delante de tantos hombres más experimentados que él. El muchacho había mantenido a todos los capitanes de su padre pues él no había tenido experiencia real de combate para poder seleccionar a hombres más leales a sí mismo si eso era posible. Confiaba en aquellos hombres que habían dado su vida por su padre y que ahora habían rendido vasallaje a él. El joven lord respiró hondo e intentó hablar con la voz firme. - Bien tenemos órdenes del nuevo Rey de pacificar y asentar las tierras al oeste de mis tierras. Esa maldita casa de nobles tan dispares como numerosos no es completamente estable, ya fuera por luchas internas como por la aparcición de algunos bandidos. Lo que debemos hacer es subir a uno o varios de esos nobles para así estos asienten su poder aumentando sus tierras eliminando a otros. Por supuesto tengo el poder real de coger una porción de tierras para así suplementar lo perdido con la campaña. Bien me gustaría que nos pusiéramos al día de qué nobles existen en esos territorios y cuáles serían beneficiosos para aliarnos. También me gustaría que enviáramos algún espía para obtener nuevas informaciones acerca de número de tropas, alianzas y luchas internas. Nueva información que complemente lo que ya conocemos. Por último seleccionar uno de los nobles fronterizos al que eliminar una vez establecidas ciertas alianzas y así establecer allí en su castillo nuestra base de operaciones. Se que tengo poca experiencia salvo a la sombra de las campañas de mi padre, así que espero vuestros consejos y ayuda en estos momentos. Recordad que en estos tiempos de incertidumbre los Norteños podrían hacer rendirse al Rey pues nadie sabe qué pretenden ahora que tienen medio poniente. Por eso no acepté el otro encargo que el Rey me pidió de viajar a los nobles del norte para convencerlos de que se unieran al sur. No nos cerremos ninguna puerta pues nuestra principal meta es mantener a los hombres y mujeres de estas tierras a salvo.
Los generales y altos cargos de tu ejército asienten con la cabeza ante tus órdenes y comienzan a hablar entre ellos, reuniendo información útil y formando una respuesta.
Lord Chelsted, la información que todos hemos reunido es algo escasa y desactualizada. Sabemos que un noble menor, Ander Worriur, se ha unido a esa casa, la Casa Espada del Amanecer. Otros dos nobles, más poderosos, son Jared Wisp, adepto del dios del fuego, y Jaron Armidal, un noble joven a la sombra de su padre, muerto recientemente. Otros tres nobles guerreros son Reind Gorfos, Sir Matius Trant y un bárbaro con un título, Kordur Merronen. El líder de esta casa es un anciano experimentado, Sir Hector Disirous. Por lo que hemos escuchado Sir Jaron Armidal ha visto su fortaleza saqueada por un grupo de mercenarios.
Qarios asiente ante tanta información. - Bien veamos, la fortaleza saqueada está cerca de nuestras fronteras o hay varios territorios por medio? Sería una gran escusa para avanzar en el poder. El bárbaro puede ser un problema tenerlo como enemigo, pero peor puede ser como aliado así que inicialmente no nos acercaremos a él. Sir Hector Disirous tiene familia, hijos o hijas? Tal vez ahora que su edad está avanzando quiera tener un heredero más poderoso. Bien no quiero subir al poder a otro seguidor del dios del fuego, puede ser muy problemático si hay problemas con el norte más adelante. Sin embargo ese joven que tiene una historia parecida a la mía sin padre vivo podría servirme. Bien él será al que subiré al poder si me deja. Luego escogeremos a Reind Gorfos o Sir Matius Trant según nos venga mejor. Enviad espías para informarnos cuanto antes. Preparad las tropas y que los controles en los caminos que dan a mis tierras estén bien vigilados ahora que nos dirigiremos al oeste. No queremos que nos asalten si estamos mirando a otro lugar.
Mi señor, la fortaleza saqueada, que pertenece a Lord Jaron Armidal, se encuentra al oeste de nuestra posición, cerca de las tierras Lannister. Sir Hector no tiene hijos, mi señor, y es el actual lord de dicha casa. Su postura respecto al Rey Quentyn es, cuanto menos, neutra, mientras que otros bajo su mando parece que desean unirse a su mando. Creo que dos de los señores del consejo que desean ello son el devoto del Señor de la Luz y el joven que ha visto su fortaleza saqueada.
Lord Qarios se queda pensando, las condiciones y localizaciones de los nobles no era la más adecuada para el trabajo que le habían encargado. - Bien, pongámonos en marcha, nada conseguiremos aquí quietos. Mandad una misiva a Lord Jaron Armidal indicando que siento mucho la pérdida de su fortaleza y que si necesita cualquier ayuda aquí tiene un noble dispuesto a ayudar a otro. Tal vez nuestras historias tan cercanas ayuden a liberar su tensión. Enviad otra misiva a Sir Hector, indicándole que deseo hablar con él y que me dirijo a sus dominios con esa intención. Reforzad nuestros puestos fronterizos y patrullas en el resto de caminos pues no queremos ser atacados sin previo aviso cuando estemos en guerra. En cuanto al Señor de la Luz tal vez también desee entrevistarme con él antes, enviad otro aviso de que quiero reunirme con él. Tal vez sus respuestas iluminen algo mi contrariada cabeza. Mientras tanto llamad a los hombres y comencemos a movernos, no quiero quedarme más en esta fortaleza, mi pérdida es demasiado reciente.
Lo siento lo tenía escrito y pensé que lo había publicado ya
La comitiva parte y os dirigís sin perder más tiempo hacia vuestro objeto, la sede de la nueva Casa, ubicada en los territorios de su líder, Sir Héctor.
Una vez allí, tras un par de días de viaje, sois recibidos por el propio Sir Héctor y parte de su consejos, que os dirigen hacia el lugar donde se reúnen para debatir el futuro de su casa.
Bienvenido Lord Chelsted, es un honor para nosotros el recibirle.
El viaje había sido rápido, más rápido de lo que se había creído y deseado Quarios. El propio Sir Héctor había salido a su encuentro lo cual podía ser muy bueno o muy malo. – Lord Héctor de Disirous, es un placer verlo de nuevo desde la muerte de mis padres. Muchas gracias por salir a mi encuentro pues mi situación aquí no es por placer sino orden directa del Rey. – Deseo dejar eso claro pues su situación podía ser mal vista por aquellos nobles. – El Rey está muy preocupado por tener una casa tan dividida internamente cuando el reino está tan dividido y en una posición tan delicada. – Se quedó un momento pensando – Deseáis que hablemos de esto aquí o mejor esperamos a que estén el resto con los que deseáis uniros para hablar?
Nosotros también estamos muy preocupados por la situación Lord Chelsted. Pasad a las estancias del consejo pero temo que vuestras propuestas no serán de nuestro agrado -respondió el Sir conduciéndote al interior de sus propiedades.
Mientras caminaba dio ordenes a un par de siervos y poco tuvisteis que esperar en las salas del consejo para que aparecieran otros dos hombres, uno vestido al completo con armadura y casco y otro de rostro anciano, un espeso bigote color blanco y ojos llenos de compasión.
Esto es todo lo que resta de nuestro consejo. Parece que la división es la reina de todo territorio en estos tiempos, incluidas las nuestras. Dinos, ¿que nuevas nos traéis?
Lord Chelsted estuvo esperando paciente hasta que todos los miembros del consejo estuvieran presentes. Mientras estuvo hablando del placentero y tranquilo viaje que había tenido con Sir Héctor de Disirous. Cuando presentó al consejo su cara debía responder al la situación. No se imaginaba que todo estuviera tan mal. Sólo dos hombres y uno de ellos un decrépito viejo.
Se levantó e hizo el correspondiente saludo. - Señores, estoy aquí no por gusto propio sino por órdenes del Rey que está en Desembarco. - Quería dejar claro que había muchas opciones y él no se cerraba a ninguna. - Me ha ordenado que esta casa, vuestra casa, vuelva a tener fuerza y orden. Para ello sin duda hay que hacer cambios, cambios importantes que os gusten o no han de hacerse. No puede haber tantas cabezas visibles para una casa tan importante por lo que hablando claro hay que reducirlas. Para ello ha de ponerse a un líder fuerte al mando del grupo y había pensado en vos Sir Héctor. - Se queda un momento pensando - Salvo que vos deseéis proponer a otro. El rey no pretende quitar poder a todos, salvo aumentar el poder de uno de vosotros para que pueda tener la voz fuerte ante el resto. Así la casa estará mucho más ordenada.