Tras la reunión el día se te presenta con un objetivo bastante claro, volver a reunirte con tu amado y con otros generales para buscar la gloria de Dorne. En tu mano queda elegir como viajar hasta tu destino y en que compañía. Una expedición demasiado grande sería segura, a la par que lenta y vinculada a rumores. Un grupo demasiado pequeño podría verse envuelto en trifulcas que conllevarían un gran peligro.
Tenía que ir hasta Desembarco del Rey, pero la duda era el cómo iba a hacerlo. ¿En Barco? ¿Comandando un gran grupo? ¿Uno pequeño? Cada decisión tenía sus ventajas e inconvenientes, pero Valena no le preocupaba la elección, hiciera lo que hiciera se había propuesto lograr su cometido.
Se acercó a un par de sus hombres y les dijo:
- Vosotros, id al puerto y preguntad si hay algún barco va hacia Desembarco del Rey o a Colina Fantasma. Informaros también sobre el estado del mar y de si están atacando barcos en la zona. Sed discretos.
Siguió sus pasos, preocupada. Garth se había quedado a hablar con Arianne, probablemente respecto a su familia en Antigua. Los Greyjoy habían ido demasiado lejos y, ahora, tenían El Rejo. Usando esas islas como base podrían atacar toda la costa de Dorne, ¿cómo comparar la importancia de Desembarco del Rey comparando con el riesgo que suponían esos salvajes?
Dirigió sus pasos hacia las estancias de Lord Edryc, quería hablar con él una última cosa antes de partir.
Tus hombres siquiera respondieron, simplemente asintieron, te hicieron una reverencia y se pusieron manos a la obra.
Los guardias apostados ante la puerta de Lord Edric os permiten pasar, tras anunciar vuestra petición de ver al señor de la Casa Dayne. El señor de Dorne os recibe, con el torso desnudo y algo sudado, espada en mano, practicando con un muñeco de madera.
Lady Toland, siento recibiros de esta forma pero imagino que tenéis prisa y no he visto oportuno haceros esperar. Necesito estirar los músculos de vez en cuando, siento como si la corte los atrofiara poco a poco -comentó, encadenando un trío de golpes al muñeco con la hoja.
A Valena le agradó la visión de su señor entrenando... Pero no en un sentido carnal. Verle entrenando en la espada decía de él virtudes que la guerrera apreciaba. Otros nobles hubieran estado conspirando pero Lord Edric parecía que prefería entrenarse, y eso era algo que hacía que Valena sintiera cierto orgullo por su señor.
- No os preocupéis, Lord Edric, no sois el primer al hombre que veo luchando... Y ni mucho menos sois el que primero al que veo haciéndolo sin ropa. - Sonrió, pues a su mente vino una anécdota pasada en la que ella y sus soldados repelieron una emboscada nocturna. Salieron de las tiendas en paños menores y machacaron a los bandidos que les atacaron...
- He venido a verle porque quería trasmitirle mi miedo hacia los Greyjoy - fue franca y directa, no tenía necesidad de mostrarse segura cuando no era así como se sentía. - Como habéis oído la princesa me ha pedido que vaya a Desembarco del Rey, procure su defensa y que regrese con el grueso de nuestro ejército... Temo que mientras tanto los calamares se vuelvan valerosos y comiencen a atacar nuestras costas y ciudades. Antigua era la pera más dulce de la zona, pero parece que ya la han devorado...
Se calló durante un segundo. No necesitaba más explicación que la que había dado, la situación era clara.
- No quiero que piense que se lo digo porque no confío en la princesa, todo lo contrario. Ya sabe que ella es mi señora, así son las leyes en Dorne. Sin embargo ella tiene un futuro Gobierno en el que pensar, muchos problemas que resolver, y creo que mientras tanto vos podréis protegerla.
¿Y que proponéis Lady Toland? Los Greyjoy son unos monstruos que deberían ser exterminados pero su flota es demasiado poderosa, no podemos enfrentarnos a ellos abiertamente y menos si estamos tratando otros asuntos y nuestros ejércitos están divididos. Los calamares están unidos entorno a la figura de Asha y, mientras ella los comande y nuestro ejército esté fragmentado, no podemos hacerles frente abiertamente.
Valena abrió mucho los ojos mientras hablaba su señor, como si acabara de acordarse de algo o hubiera tenido una nueva idea.
El caso es que venía para advertiros de que estuvierais alerta frente a posibles ataques, como bien decís tienen una flota poderosa y aunque no podamos atacarles deberíamos estar atentos a cualquier movimiento que haga. Sus territorios del Rejo están demasiado cercanos a nuestras costas, y buena parte de su flota debe estar por la zona, o si no no hubieran podido arrasar Antigua.
En verdad, esa era su intención, simplemente decirle que tuviera cuidado con los calamares, pues tanto interés por Desembarco del Rey podía salir caro teniendo a los Greyjoy en las inmediaciones. Pero efectivamente, se le había ocurrido una posible solución, y levantando una ceja y sonriendo, continuó.
Pero al oírle hablar he tenido una idea... Como decíais no tenemos fuerza suficiente para enfrentarnos a ellos abiertamente... Pero las guerras abiertas no son el único tipo de guerras. Seguramente recordaréis a Stannis Baratheon. En los tiempos anteriores a la guerra se decía que uno de los hombres más importantes de su corte había sido contrabandista. El Maestre Garth me dijo que se llamaba Davos Seaworth, el caballero de la cebolla. Su nombre era ese porque logró romper un asedio gracias a un barco cuyas velas y madera estaban pintados de negro, y al pasar inadvertidos lograron llevar cebollas a los hombres que aguantaban el asedio.
Hizo una pausa, tal vez estaba hablando demasiado.
El caso es que tal vez podríamos enviar dos o tres barcos ocultos al Rejo con una docena de hombres veteranos en ellos. Si llegaran por la noche podrían crear un gran incendio y escapar entre la confusión... En vez de huir por mar, que serían presa fácil para los calamares, podrían encajar el timón de sus naves rumbo al norte y ellos quedarse en el Rejo, si atacamos podremos contar con su apoyo desde tierra.
Tal vez en otros lugares las mujeres sólo educaban a sus hijos o conspiraban entre secretos.. Pero Valena Toland, como muchas de las serpientes de las Arenas y otras mujeres de Dorne, era una guerrera.
Si, sería una buena idea para debilitar a los calamares sin arriesgar demasiado -te responde el lord sopesando la propuesta -El Rejo es un lugar que no nos tiene demasiada estima a nosotros pero aún menos a los Greyjoy. Tal vez si creamos disturbios el pueblo se alce contra sus gobernantes. En esta guerra que se avecina es posible que tengamos que jugar sucio para ganar ¿que crees que pensaría la gente si el hijo de Lord Marcus Hightower liderara un grupo de rebeldes que ha llegado a El Rejo para defender a sus gentes de los opresores?
Me alegra oír que el linaje de los Hightower todavía tiene alguna esperanza, temí que no quedara nadie que pudiera perpetuarlo. Se lo comunicaré al maestre Garth, seguro que eso le subirá el ánimo.
Por mi parte no hay nada más que decir- dijo tras hacer una inclinación-. Es un gran plan mi Señor, nadie dudaría de la legitimidad de la venganza de Lord Marcus. Celebro su idea. Ahora, si me disculpáis, debo cumplir con las órdenes de la Princesa y preparar mi viaje a Desembarco.
En Dorne, si no leí mal, a los soberanos les llamaban príncipes incluso antes de los Targaryen, por eso sigo llamando princesa a Arianne. Si queda mejor reina, lo cambio. Ya me dirás
Creo que no me has entendido. Seguro que los habitantes de El Rejo estarían encantados de unirse al hijo de Lord Marcus pero seguro desconocen su rostro. Y no creo que los últimos Tyrell nos tengan en alta estima, por eso de que destruimos su tierra y ajusticiamos a la mayoría. Alguien podría hacerse pasar por ese joven y organizar una revolución -te explicó detenidamente el Lord.
Perdonad, Lord Edric, pero le había malentendido. Y de qué manera, se podría decir que le había entendido del revés... Pero el caso es que el plan sigue siendo perfecto, incluso tal vez mejor, si logramos hacer que uno de los nuestros vaya ahí y organice una revolución... Lograremos desestabilizar a los calamares sin darles motivos para prepararse en nuestra contra.
Valena sonrió, el color de sus carrillos se había vuelto rojo como su pelo. Se sentía un poco estúpida, no sabía qué había ocurrido en Antigua y el mensaje críptico de Lord Edric le había dejado fuera de juego... Y el caso es que aunque el anterior parecía un buen plan, aunque ciertamente complejo de orquestar, este era todavía mejor y mucho más sencillo.
Es una sensación agradable el confundirse y descubrir que el plan es todavía mejor de lo que pensaba... ¿Y en quién estaba pensando para interpretar a Lord Marcus, Lord Edric? Imagino que no será en mí..
Dijo, sintiéndose ya un poco menos tonta...
Lord Edric te devolvió una sonrisa cómplice -La verdad, no he pensado en nadie en concreto. Tal vez baste con difundir falsos rumores y poner a alguien con un casco envuelto en flores ¿o conoces a alguien apto para tal función?
Cualquier leal a vos podría servir... Tal vez algún hijo menor de una casa pujante, un mercenario que busque la gloria y el agradecimiento de su señor... - Valena no lo sabía, en verdad ella pensaba desde una perspectiva militar, los temas cortesanos no eran su fuerte... Por un instante pensó en los Dalt, pero el resentimiento de su amigo tal vez podría echar la campaña al traste, tendría que recuperar la gloria de su casa por otros medios.
Si su revolución avanza tal vez estemos en disposición de "ayudar" a su bando y pactar las "paces" con las gentes del Dominio... Tal vez podríamos poner a un Redwyne que nos jurara lealtad de nuevo en la isla y al "caballero" le "devolveríamos" algunas tierras a cambio de firmar la paz y jurar a vuestra casa.
Esta contienda podría escenificar las paces entre la antigua casa Tyrell y la nuestra... O no. Pero en cualquier caso, no perderíamos nada, la cosa es echar a los Greyjoy de nuestros mares.
La idea de los Redwyne me atrae. Si conseguimos su apoyo podríamos aupar su casa y que los hombres del dominio por fin nos deban lealtad. Podríamos hacer que la Casa Redwyne jurara fidelidad a Dorne como la última casa noble del Dominio. Pero para ello deberemos encontrar a un Redwyne. Apuesto a que si queda alguno con vida estará en una celda, encerrado por los calamares -reflexionó tu señor -vuestra conversación me ha servido de mucho, Lady Toland. Hablaré con la Princesa en cuanto tenga oportunidad. Gracias por todo y suerte con vuestro viaje.
Gracias a Vos por escucharme, Lord Edric, Dorne se merece todo nuestro esfuerzo y dedicación... Si aprovechamos la oportunidad volveremos a ser el pueblo fuerte y orgulloso que fuimos cuando desembarcaron los Targaryen en Poniente. Indomables e independientes. Temidos y respetados. Suerte con su búsqueda de los Redwayne, y cuídese de los ataques de los Greyjoy.
Tras una reverencia, Valena se dirigió hacia la puerta. Tenía que ponerse en marcha hacia Desembarco del Rey. En cuanto los hombres que había mandado a informarse le dijeran la situación de los mares decidiría si ir a caballo o en barco... Hiciera lo que hiciera, tenía pensado un plan para despistar a quienes le quisieran algún mal... Que esperaba que en su propia patria no fueran muchos.
Los hombres te informan que las aguas están en calma, aunque hay un gran tráfico de navíos trayendo a refugiados, comerciantes y trabajadores dornienses que vuelven a su tierra para la guerra, y grupos de piratas que aprovechan para asaltar los barcos mercantes.
Definitivamente tomó una decisión: iría hasta Colina Fantasma a caballo, pues navegar por toda la costa de Dorne y atravesar la península entera sería un viaje incluso más largo en barco que a caballo.
Pero desde Colina Fantasma, ¿qué haría? ¿Tierra o mar? La travesía por mar probablemente era algo más peligrosa, a los riesgos habituales de cualquier viaje se le añadían las inclemencias del tiempo… Pero Valena tampoco confiaba demasiado en la seguridad de un viaje que tendría que atravesar las tierras de los Yronwood… No creía que ellos le desearan ningún mal, pero tampoco creía que fueran a facilitarle el viaje.
Su intención era, una vez en Colina Fantasma, hacer dos comitivas de pocas personas cada una… Ella iría en barco con varios de sus hombres, pues de este modo llegaría más rápido. En la otra mandaría a una mujer también pelirroja junto a dos docenas de jinetes. Así tal vez lograría despistar a quienes tuvieran demasiado interés en saber su destino.
Cuando los dos grupos estuvieran en Desembarco del Rey sólo tendría medio centenar de hombres, pero confiaba en que no tendría demasiados problemas con los nobles, especialmente con Lord Arron. Sin dudas serían los Yronwood, firmes defensores de Quentyn, los más difíciles de convencer…
Se giró hacia los soldados:
- Preparadlo todo, partiremos a caballo mañana mismo. Avisad al Maestre Garth de que saldremos mañana por la mañana... - Mirando a sus soldados hizo una pausa y les dijo - Necesitaré también que os encarguéis de otra misión, y necesitaré que seáis discretos. Quiero que vayáis alguno de vosotros por los barrios más pobres y busquéis alguna mujer que sea pelirroja como yo... Alguien que pueda pasar por mí. Pagadle lo que pida y que se nos una mañana en el viaje sin que nadie se dé cuenta.
Me ha parecido que viajar a caballo hasta mi capital es mucho más rápido que ir en barco... De ahí iré a Desembarco del Rey por mar, te parece? =)
Tus hombres obedecen sin dudar y, cuando la noche llega, ya está todo preparado para el viaje, incluso el cebo que os sustituirá en el viaje a caballo.
Tu navío parte con las primeras horas de sol rumbo a la capital del reino, conducido por los mejores marineros de tu casa y protegido por tus hombres de confianza. Las jornadas bajo el sol y rodeados de mar se hacen tediosas pero invitan a la reflexión.
Pasados unos días pasáis por lo que debe ser la isla de Tarth. Veis un suceso algo extraño pues, pese a que os habéis cruzado con otros barcos durante el viaje, en este veis un navío que ondea la bandera de los Uller encallado en una de las playas de Tarth. Frente a ellos un navío con bandera comercial se encuentra en aguas profundas manteniendo su posición gracias a las anclas.
¿Qué hará un barco de los Uller aquí? ¿Y qué hacen encallados? ¿Acaso no saben navegar?
Valena temía y despreciaba a los Uller más o menos como todas las casas de Dorne... Su poder militar y su tradición marcial le parecían de lo más respetable, pero eran prontos en la ira y en el pasado se habían levantado en armas contra los Martell, algo intolerable sin lugar a dudas.
Fuera como fuese, su barco estaba ahí junto a lo que debían ser unos mercantes ayudándoles. Ella no quería que se supiera que estaba en el barco y tampoco podía arriesgarse a un ataque sorpresa, podría perfectamente ser el escenario de una trampa.
Tampoco quería pasar de largo, no era tampoco lo correcto, eran dornienses y la Princesa seguro que les necesitaría en el futuro. Decidió que el mejor modo de obrar era mandar un bote. Dos o tres personas que se acercaran, preguntaran lo que había pasado y a la vuelta compartieran la información.
Mandó a tres hombres, uno con buena labia y otros dos con aspectos de marinero a parlamentar. Al resto de sus hombres les mandó actuar con normalidad en cubierta y a prepararse para un posible conflicto a los que se encontraban en el interior de la bodega.