Partida Rol por web

Vuestras tierras, vuestro territorio, está desorganizado y dividido. La traición de Lord Gendry y la muerte de sus vástagos han provocado un vacío que, pese al liderazgo de Melara, ha dado a lugar a secesiones, ataques y nuevos juramentos.

Lord Guncer Sunglass ha traicionado a la Casa de la Luz y al nuevo Azor Ahai, Quentyn Martell, declarándose independientes y preparando a sus ejércitos entorno a su casa para defender sus territorios. Lord Velaryon, en un último acto de lealtad, se ofreció a las llamas para tratar de acabar con la herejía que surcaba Poniente pero su muerte, aún necesaria, no ha solucionado todos los problemas.

Lady Melara, que germina en su vientre la semilla de los Baratheon, ha hecho llamar a sus señores, generales y sacerdotes para planificar la guerra. Y tu eres su mano derecha.

Al indicar que Melara reclama su presencia, Lord Emmon se viste con su jubón acolchado debajo de una túnica roja con el símbolo de la Casa de la Luz, ceñido con un cinturón con un pez espada en el cierre. Sale en busca de su líder.

Después de recorrer la distancia, siempre con una sonrisa en su boca y saludando a todo aquel que pueda reconocer, saluda a la sacerdotisa roja.

- Lady Melara.- Se inclina ante ella.- Aquí se presenta vuestro humilde servidor para lo que gustéis.

Lady Melara es, aún, la única persona en el interior de la habitación a la que los guardias te escoltan, quedándose estos en el exterior. La habitación es la gran estancia en la que Stannis Baratheon tenía su mesa con el mapa de Poniente.

Lord Trum, vuestra presencia me complace, al igual que lo hace vuestra fe y vuestro honor -te saludó la sacerdotisa, acercándose a ti con paso relajado. Pronto vendrán los demás señores llamados, debemos decidir el destino de nuestra casa y luchar por nuestras almas consagradas a R´hollor.

Trum recibe con una sonrisa el alago en el saludo de Lady Melara.

- Siempre a vuestro servicio, mi señora.- Se inclina nuevamente.- R'hllor iluminará el camino de nuestra casa. Ardo en deseos de ponernos en marcha. ¿Tenéis alguna nueva noticia del rey Martell?
 

El Rey Quentyn está decidiendo sobre quien será su primer objetivo, seguramente la reina calamar o el rey tullido. Nosotros debemos afianzar las tierras del oeste de Poniente con nuestras tropas, buscando a aquellos posibles enemigos y los puntos débiles de esos autoproclamados reyes -te respondió la sacerdotisa -aunque a quien quiero ver destruida es a la herética casa Arryn.

A Trum le asoma una sonrisa al saber que pasarán a la acción.

- Estoy dispuesto a liderar el ejército de la Luz si así lo deseáis mi señora.- Se ofrece.- Creo que en el valle hay mucha tensión tras la muerte de Lord Petyr...Quizá podamos encontrar apoyos en otras casas si les ofrecemos el control de Nido de Águilas.

La sacerdotisa te dirigió una amplia sonrisa -Esa es una de las razones por las que eres el general de nuestros ejércitos, tienes una mentalidad muy amplia de los conflictos. Me parece una idea estupenda, escribe las cartas precisas en cuanto salgas. ¿Alguna otra idea? ¿que deberían hacer nuestros ejércitos? Prefiero hablar contigo a solas de la planificación militar antes de que lleguen el resto de los consejeros.

- Así lo haré mi señora.- Comenta sobre las cartas, aunque le gusta más blandir la espada que la pluma.- Debemos conocer bien nuestras fuerzas...Cruzar las Montañas de la Luna y además conquistar el Nido de Águilas sería una locura...Quizá debamos sacar a los Arryn de su nido y asestarles el golpe fuera del valle. ¿R'hllor os manda mensajes mi señora?

R´hollor me muestra un águila que brilla pero no he logrado distinguir si es por su fuerza o porque simplemente está siendo carbonizada por el fuego del Señor de la Luz -responde Melara un tanto disgustada -tal vez sea mejor así, para no confiarnos o destrozar nuestros ánimos. Lo que tengo claro es que debemos destruir a los Arryn lo antes posible, ya sea porque su poder nos pueda destrozar o porque son un enemigo sentenciado a morir. Y no olvidemos a los Sunglass, quiero verlos destruidos por traidores.

La sacerdotisa se masajea el vientre mientras te habla -Y no solo debemos buscar alianzas con fines bélicos, no podemos olvidar los enlaces matrimoniales. Lord Celtigar y vos sois hombres cuyo linaje hace de ellos un gran partido, tal vez debáis contraer matrimonio.

- Sunglass...Grrr...- Trumm hace un gesto casi de asco.- Deben pagar por su traición, mi señora. Y cuanto antes, mejor. No podemos ir al Valle dejando nuestros hogares en manos de los Sunglass. Así dejaríamos claro a todos que quien vaya en contra de R'hllor sufrirá las consecuencias.

Lord Emmon es un buen devoto, pero tampoco es de los que quieren obligar a otros a predicar su Fe. No obstante desde el punto de vista militar, no se puede tener un enemigo a la espalda mientras te lanzas a la batalla.

- Cierto, mi señora.- Se sonroja al hablar del matrimonio. Trumm siempre ha tenido éxito en las mujeres y no ha recapacitado sobre este punto; pero sabe que su posición se lo exigirá tarde o temprano.- No soy ajeno a mi necesidad de tener un heredero para mis tierras...Quedo a disposición de Lord Quentyn, Azor Ahai, para que busque el enlace que mejor venga al reino.

Gracias Lord Trum, vuestra disposición es más que honorable -te respondió la sacerdotisa, besándote la frente -dividiremos nuestras tropas, si os parece lo adecuado. Mandaremos algunas a asediar y destruir a los Sunglass mientras que otras naves marcharán a ayudar a los rebeldes contra los herejes de los Arryn. Tu escogerás su número y comandarás la fuerza que desees. También deberíamos proteger nuestras fronteras, tenéis el ejército bajo vuestro mando, pero informadme de la decisión que toméis -te ordenó la sacerdotisa con aplomo, mirándote a los ojos.

Tras unos segundos en silencio, observándote de arriba a abajo, añadió -si triunfas puede que no tengas que buscar esposa fuera de nuestro territorio. Si no tuviera que reunirme con los otros lores compartiría mi fuego con vos -concluyó, con un beso de sus dulces y cálidos labios en los tuyos.

A través del beso, Trumm siente el fuego en su interior. Ya sea por el atractivo de la mujer roja o por su poder, pero por un momento vacila y desea poseerla allí mismo.

Pero al separarse sus labios se contiene y traga saliva.

- Mi señora...Con gusto dirigiré las tropas en el valle de Arryn para mayor gloria de R'hllor y Lord Quentyn. Tras el consejo revisaré nuestras tropas y lo organizaré todo para el traslado.- Explica.- Y hablaré con el comandante que llevará a nuestra casa a aplastar a los Sunglass.

Partid pues sin perder ni un solo segundo más y organizad nuestros ejércitos. Pronto los infieles caerán bajo nuestro fuego. Yo me reuniré con los otros lores y les informaré de nuestro proceder -concluye la sacerdotisa dándote la orden de salir y empezar a organizar la guerra.

- Lo haré de inmediato, mi señora.- Asegura y se inclina ante la mujer roja.