Partida Rol por web

La cara de tu tía mostraba un claro arrepentimiento -Maron, te he salvado la vida. Te saqué de las celdas de Desembarco corriendo con todos los riesgos, ahora te pensaba liberar para que retomaras tu vida. Pero creo que me he equivocado contigo, trato de razonar pero no consigo nada. Piensa, sobrino, ¿que harías si un primo o un sobrino te faltara al respeto delante de toda tu corte? máxime cuando tu puesto es, cuanto menos, inestable.

Piensa Maron, ¿como solucionarías esta guerra? ¿dejarías que tu tía, mi prima, matara a su hermano y se coronara? ¿es eso lo que quieres?

Maron cerró los párpados y negó con la cabeza varias veces, cansado de una cadena de malinterpretaciones y acusaciones veladas que parecía no tener fin. Cuando la figura de Nymeria Arena volvió a materializarse frente a él, su mirada estaba vacía. No había rastro de las diversas actitudes que su sobrino había esgrimido a lo largo de la conversación: no más que un leve y apagado destello inconformista disfrazado por la resignación.- ¿Os abandonó mi augusto tío abuelo durante vuestro encierro? - veinte años antes, cuando la Víbora Roja de Dorne fue asesinado por La Montaña, fueron sus hijas las que acudieron al ya anciano padre de Arianne para reclamar la venganza que les correspondía por derecho. La posibilidad de que las Serpientes enardecieran la opinión pública a través de la muerte de Oberyn y la encauzaran contra la capital era algo que no podía permitir. Por tanto, dio la orden de que fuesen encerradas separadas e incomunicadas para evitar cualquier tipo de riesgo.- ¿Se olvidó Doran Martell de sus sobrinas? - sus palabras venían cargadas de impotencia y frustración.

No despreciaba a Quentyn por haberle encerrado, pues era plenamente consciente de que era un destino que él mismo se había buscado con su insolencia y osadía. Una falta contra el honor de otra persona, aún más si es de rango superior, nunca debe quedar impune. De así hacerlo, conllevaría una pérdida de prestigio que, en el caso particular de su tío, no podía permitirse dadas las circunstancias.- Por sólo aprisionarme no dudaría en salvarle la vida, tía Nymeria.- respondió, concediéndole en parte la razón. Quentyn había actuado como debía, era de locos no reconocerlo.- Es sangre de mi sangre.- repitió, recalcando nuevamente el hecho de que ambos compartían el mismo lazo familiar aunque perteneciesen a ramas muy distintas.- Y sin embargo aquí he estado. Enterrado, abandonado...- se tomó unos segundos para recuperar el aliento, antes de dar por finalizada la conversación.- y muerto, si de él dependiese.

Tu tía posó su mano en tu hombro -Tu tío Quentyn no decretó tu muerte, quería enviarte a una misión y es lo que él cree que estás haciendo ahora. Pero dicha misión pondría fin a tu vida casi con seguridad, aunque ayudaría a esta casa hasta límites insospechados. Quería que consiguieras llegar a Lord Bran y lo mataras. Yo te saqué de las celdas y te llevé aquí, alejándote de su mano y la de vuestra tía. Se que vuestro encierro no ha sido lo mejor pero debía manteneros a salvo de la manipulación de ambos bandos de nuestra casa. 

Nymeria te abrió la puerta de tu celda de par en par y te sujeto la cabeza, mirándote directamente a los ojos -Eres libre sobrino de hacer lo que quieras, puedes partir en cualquier momento que desees. Te aviso de que no solo se avecina la guerra en Poniente si no en el seno de nuestra casa. Hasta mis hermanas y yo estamos divididas en esto. Elegid pues vuestro destino, Maron Sand.

- ¿Las Serpientes? - inaudito. Aquel giro en la conversación provocó que todo lo demás pasase a una posición secundaria. Las bastardas de la Víbora Roja de Dorne siempre habían permanecido unidas, fieles a sí mismas, principal cualidad por las que eran una amenaza a tener en cuenta. Un hecho semejante, no hacía más que acentuar la gravedad de las palabras de su tía.- ¿Qué ha pasado entre Las Serpientes?

Los ojos de Nymeria reflejaron una amarga pena y un gran malestar ante tu pregunta pero no se negó a responder -Vuestra madre y Tyene apoyan a vuestra tía Arianne Martell por encima de todo, lazos familiares incluidos. No me extrañaría encontrar a vuestro tío Quentyn muerto algún día por causas desconocidas. He mirado a los ojos de mi hermana Tyene y se que espera matar al rey en el futuro. Yo apoyo a mi primo Quentyn, es un buen chico que ha escuchado malos consejos, fiándose de quién no se merece su respeto y aprecio. Obviamente hablo de mi prima. Y Sarella, mi hermana Sarella lleva años desaparecida. Estaba estudiando en Antigua cuando las fuerzas de Dorne arrasaron el Dominio y perdió a muchos amigos en manos de su propia familia. Nunca nos lo ha perdonado y llevo años sin verla ni saber de ella.

Un momentáneo rictus de sorpresa se adueño de su rostro. Las palabras de su tía hablaban por sí solas, lo que le hizo evocar las últimas conversaciones que mantuvo con la enigmática visitante antes de su repentina desaparición. Un cúmulo de dudas nadaba a la deriva en el océano de su subconsciente, aún sin un pilar sólido que las sostuviese. Necesitaba más datos, pistas que le ayudasen a delimitar el cerco en torno al cual fluctuaba la verdadera identidad de la mujer embozada en sombras.- ¿Abandonará el Trono de Hierro? - preguntó refiriéndose a Quentyn, una vez recuperada la compostura. Aquel no era el momento de distraerse con fantasmas del ayer.- ¿Se marchará de Desembarco del Rey?

Lo dudo mucho, es, ahora mismo, uno de los señores más importantes de Poniente, el Rey. Si perdiera el trono sería un señor sin tierras ni apenas seguidores. Tu tío no es mala persona pero tiene defectos, el orgullo es uno de ellos. Y tiene el único dragón de Poniente. No creo que dejara el trono por nada del mundo.

Entonces Quentyn tendría que morir. Aunque eso Nymeria no tenía porque saberlo.- De una manera u otra, estaré traicionando a mi propia familia.- afirmó en voz baja, carraspeando antes de continuar.- Estaré traicionando a Dorne y todo lo que nuestra sangre significa.- le devolvió la mirada, cansado ya de tanta plática innecesaria.- ¿Qué tengo que hacer?

Lo que creas mejor, primo, ni yo misma se que es lo que debería hacer para salvar nuestra familia y nuestras gentes -te responde con sinceridad tu tía -partid ahora, sois libre. Si necesitáis algo no dudes en pedírmelo. Volveré a la Corte de Quentyn y trataré de que entre en razón.