Partida Rol por web

Tras dejar a tu hijo con algunos de vuestros hombres recién reclutados partes para organizar a tus fuerzas para la visita. El grupo, formado por muchos campesinos armados y pocos soldados, recorre durante varios días vuestras tierras hasta, por fin, alcanzar a un grupo de exploradores de la casa Royce de las Puertas de la Luna, los cuales te informan de las malas noticias. 

Algunas casas se han levantado contra vuestra sangre, Lord Royce ha fallecido por su vejez y los ejércitos marchan para asesinar a vuestro primogénitos. Los Belmore, los Hunter y los Royce de las Piedras de las Runas están moviendo sus ejércitos, reuniéndose para atacar.

Dejar a su hijo había sido una de las decisiones más duras tomadas hasta el momento. Lo acababa de recuperar y tenía miedo de perderlo de nuevo. Sin embargo, asuntos más importantes la esperan en el Valle. Los rumores sobre el levantamiento de algunas casa menores contra su gobierno habían llegado a sus oídos y la confirmación de ellos por parte de los exploradores de la casa Royce de las Puertas de la Luna no hace más que profundizar la crisis existente en el Valle desde su partida a la capital.

-Cualquiera que ose levantar sus armas contra mis hijos morirá en el intento.-dijo con firmeza mientras espoleaba a su montura-El Rey Ramiel llegará pronto debemos preparar su bienvenida.

Avanzó deprisa intentando llegar cuanto antes a su hogar a junto de su hijo mayor y poner orden en el Valle.

Cuando te acercas a las puertas, acompañada por los exploradores ves un campamento formado por docenas de soldados que están reforzando la estructura y construyendo pequeños obstáculos y trampas ante esta.

Los hombres te ven y sus rostros se llenan de esperanzas. Los escuchas hablar de los ejércitos que se acercan hacia aquí para sitiar el lugar y como vuestras tropas están desperdigadas por todo el Valle de Arryn.

Lurleen cabalgó hacia las puertas de de las tierras de los Royce Puertas de Luna mientras se acercaba veía los preparativos contra un posible e inminente ataque. ¿De quién?...¿Uno de los reyes falsos o de uno de mis vasallos? La sola idea disgustaba en demasía a la mujer. Todos aquellos hombres siempre habían sido fieles a lord Petyr aunque fuera bajo el yugo del miedo y no entendía que por fin ahora que los dirigía uno de ellos, un descendiente de las casas menores del Valle, no le respaldaran como era debido.

Llegó por fin a las puertas y se detuvo para saludar a los allí presentes. Es necesario que se corra la voz de que he vuelto, el pueblo me debe respeto y siempre los he tratado bien como para que ahora me ayuden y acepten a mi hijo como su legítimo señor.

-Avisen a Lord Néstor de mi llegada y también a su hijo, necesito reunirme con ellos cuanto antes.-ordenó

Si mi señora, ahora mismo -te respondió uno de los guardias mientras el resto inclinaba la cabeza con respeto -pero debo darle una mala noticia. El cuerpo de Lord Néstor no ha aguantado más y su alma ha sido liberada para reunirse con los Siete. Si no me equivoco Lord Albar Royce debe de estar reunido ahora mismo con vuestro padre.

-¡No!-aquella noticia ya no sólo le disgustó sino que llegó en el peor momento posible.-Que los siete reciban su alma como se merece, fue un gran hombre y muy leal a mi familia, se merece los mayores honores.

Lurleen estaba apesadumbrada por la noticia que le había dejado momentaneamente en shock.

-Por favor, avisadles de mi llegada a ambos-le pidió mientras desmontaba de su caballo con voz más apagada.

Los guardias obedecen tus órdenes sin dudar y, mientras uno conduce a tu cansado caballo a los establos, otro corre a avisar a los lores y un tercero te acompaña a su encuentro.

Antes de llegar a los salones donde crees que deben estar discutiendo ambos lores te encuentras con tu padre, que anda hacia ti a paso ligero hasta quedarse frente a ti. Te mira de arriba a abajo sin decir nada durante unos segundos hasta que, finalmente, te toca la mejilla con su mano callosa y arrugada y se funde contigo en un abrazo paternal.

Lurleen, niña, creía que te había perdido.

Lurleen caminaba con seguridad por los pasillos pero su mente no paraba de darle vueltas a la forma en la que solucionar aquella revolución que parecía haberse instalado en su reino. En ello estaba pensando cuando se topó con la figura de su padre esperándola. Los dos se detuvieron y observaron durante unos instantes. La mujer intentaba determinar qué podía esperar de él en aquellos momentos. Fue Lord Lyn Corbray el que rompió aquella distancia, primero con su caricia y posteriormente con su abrazo que Lurleen recibió y devolvió pero sin mostrar mucho entusiasmo.

-No os preocupéis padre, soy un hueso duro de roer-dijo separándose un poco de él-y la preocupación por mis hijos me hace seguir luchando por salir adelante, nunca dejaría que les pasara nada. Bueno, como cualquier padre me imagino.

La mujer volvió a valorar la situación en la que se encontraba en unos segundos.

-Necesito vuestra ayuda. Debéis ponerme al día sobre esta insubordinación y qué ha hecho Petrus para que esto ocurra. Vamos a aplacarla de inmediato. No puede ser que el territorio propio del Rey Ramiel esté en guerra.-pidió de inmediato.

Tu padre te mira a los ojos, cambiando su rostro hacia una expresión más ceñuda -¿Petrus? Vuestro hijo no es causante de tal rebelión. La muerte de vuestro esposo ha avivado el fuego de la rebelión que algunas casas mantenían aún encendido y la corona que se ciñe ahora vuestro hijo les ha dado la oportunidad para atacar. ¿En que está pensando ese crío? ¿Que piensa hacer ahora, con los ejércitos de Dorne, la Casa de la Luz, Baratheon y los rebeldes cayendo sobre nuestra casa y nuestras tierras?

La forma de hablar de vuestro padre se ha tornado seria, incluso enfadada -No se en que estáis pensando, querida, pero ese hijo vuestro, al que apenas conoces ni conozco, ha puesto una espada en el cuello de sus hermanos y el resto de su familia. Pero ya eso poco importa, debemos prepararnos para morir combatiendo en este lugar, resistiendo hasta el fin.

Lurleen no podía creer lo que escuchaba, su propia familia no apoyaba la misión de Ramiel. Miró a su padre con intensidad antes de hablar y entrar en la fortaleza.

-El Valle nunca ha caído y nunca caerá. Ramiel llevará a cabo su obra lo mejor posible y toda su familia lo apoyaremos en esto ¿entendido?-le ordenó-Al primero que lo desafíe le ensañermos a volar.