A lomos de un majestuoso pony marchas por el camino Real desde Desembarco del Rey, haciendo caso omiso de las burlas y los comentarios de las gentes ignorantes que marchan por el transitado camino. Tu viaje es solitario a la par que placentero, pues te permite reflexionar sin la necesidad apremiante de realizar encargos o el temor de que los bandidos roben tus joyas, e incluso, tu vida.
Pese a todo sabes que te esperan largas jornadas de viaje pues no sabes a ciencia cierta cual es tu destino. Finalmente, cuando empieza a anochecer, decides refugiarte en una posada cercana al camino, para evitar posibles conflictos. El lugar, un edificio bien cuidado y con cierto lujo, algo que te puedes permitir gracias a las monedas que Lord Tommen te ha cedido, estás bastante lleno y hay mucho ambiente, aunque disminuye un tanto cuando entras.
Después de la travesía. ese alto en el camino me parecía de lo mejor. Me encontraba nerviosos debido al objeto de mi viaje y a la intuición acerca de sangre y problemas que esperaba. En mi fuerointerno luchaban los sentimientos contradictorios de desear llegar cuanto antes, y el de temer lo que ocurra al llegar.
Al menso podría relajarme un rato, comer algo caliente y beber con tranquilidad. Al llegar dejé en manos de los mozos de cuadras mi poni. Y me adentré en el edificio con paso sereno. Ya llamaría la atención lo suficiente sobre mi persona por mi estatura como para hacerme notar más. De todos modos me interesaba enterarme de las noticias y temas que preocupaban a los viajaeros y lugareños.
Los reunidos te miran unos instantes pero en seguida se centran de nuevo en su bebida, comida y conversación.
Pese a ello puedes escuchar como, en un grupo de cinco hombres, uno comenta -Cada vez los caminos son más raros, se ven enanos paseando solos, devotos de los Siete, bandidos, manadas de animales salvaje. Y la dama errante, según dicen muchos.
Comía y bebía con tranquilidad, curioso y cotilla aunque tratando de no desafiar a nadie pues bien sabía cuantos suspicaces existían en los siete reinos. En principio no se hablaba de otra cosa que las habladurías y penurias corrientes pero un par de ellas me resultaron más que llamativas. ¿la Dama errante, y devotos de los siete?, ¿y que querría ahcer toda esa gente poraquí? Pregunté cuando pude.
Los hombres que conversaban callaron al escucharte y un par de ellos hicieron bromas respecto a tu aspecto, llamándote el "enano preguntón". Sin embargo el hombre que hablaba de los rumores te respondió pues tu pregunta lograba que más huéspedes se fijaran en sus palabras.
Los devotos de los Siete responden a la llamada de su joven Rey, el niño Arryn, bendecido por el septón antes de ser quemado como un cerdo por los adoradores del fuego. La Dama errante, esa si es una buena historia. Dicen que encontraron a pocos kilómetros de aquí un carruaje volcado en cuyo interior se guardaba un ataud, vacío. El lugar estaba plagado de cadáveres, todos ellos muertos recientes en algún tipo de batalla. Había al menos veinte muertos, entre ellos una sacerdotisa del fuego ¿que clase de locura provocaría que tal grupo se matara entre sí? ¿porque los supervivientes no enterraron a sus hermanos caídos? ¿porque nadie saqueó los cuerpos? Nadie lo sabe. El lugar se ha convertido en una zona maldita en la que los cuerpos se pudren sin que nadie se atreva a tocarlos.
Repugnante, o quizá solamente desagradable. Aunque me quedaba claro que iba a tener que seguir rastros de muerte en mi cometido. Que horror. Expresé en público al contador de la historia mientras esquivaba las puyas dirigidas a mí tan habituales.
De todas maneras tenía que comprobar eso, aunque cadaveres descompuestos no iban a ser fáciles de identificar. En el fondo esperaba que ninguno concordara con quienes buscaba.¿Dónde fue eso? ¿en que dirección?...es menester evitar esos sitios.
En la mañana pondría rumbo allí.
Los hombres te dan las indicaciones necesarias, haciendo especial hincapié en los detalles de los cadáveres, las leyendas de aquellos que, tras pasar por ese lugar, han encontrado una muerte temprana y otras leyendas parecidas. Por suerte tu ya tienes todo lo necesario para poder llegar allí así que ya puedes continuar tu viaje, tras un sueño reparador.
Descansé con dudas y temores. No soy especialmente supersticioso, pero nunca se sabe si te morderá el culo un endriago.
Por la mañana cogí pan y manteca para devorarla por el camino a lomos del poni. Iba nervioso, no sólo por los rumroes sino porloshorrores a losqueiba directo, no debía ser sano encaminarse hacia la escena de una masacre.Pero tenía que descartar o confirmar que fuera alguiend e los que buscaba.
Cabalgas durante un tiempo, no llega ni a una hora, siguiendo las indicaciones del charlatán de la posada. Por fin encuentras el lugar, una zona de paso donde habitualmente pasan la noche los viajeros, o eso parece por los restos de hogueras y fogatas.
Buscas entre los árboles con cuidado y serenidad hasta que, finalmente, encuentras lo que buscabas. Una batalla, una zona plagada de muerte. Al menos dos docenas de hombres yacen muertos por el lugar, la mayoría con aspecto de mercenarios. Un carruaje yace volcado en el suelo, atrapando con su peso el cadáver de un caballo. Entre los hombres ves a algunos que destacan, una mujer con armadura y túnica roja, con el emblema de R´hollor. El resto no tienen emblema alguno, salvo unos pocos que portan en sus ropajes, ocultos bajo sus mantas, el emblema de la Casa Baratheon, el antiguo emblema, antes de la llegada de los adeptos del Señor de la Luz.
Los cadáveres han sido presa de animales salvajes y se encuentran parcialmente devorados. Por lo que ves alguien comenzó a darle entierro pero algo les sorprendió y dejaron la tarea a medias. Solo tres tumbas ocupan el descampado.
En el interior del carruaje encuentras un ataud, vacío. Lleva dibujado sobre él el símbolo de la Casa de la Luz.
Fallo mío, se me pasó comentarte una cosa.
La hija de Lord Gendry murió por extraña enfermedad en Desembarco del Rey y, tras una ceremonia, partió a ser enterrada en sus tierras en una carroza.
Espantoso.¿que podía haber ocasionado ésto? ¿porqué atacar a un cortejo fúnebre? Bajé del poni y recorrí la escena escrupulosamente, tapando mi boca cuanto pude para evadir el hedor. Tal vez hubiera forma de averiguar lo ocurrido, o si había alguien en las cercanías. Comprobé que el ataud siguiera cerrado y no hibiera sido saqueado.
SAbía que había una enorme labor ingente pero no tenía tiempo ni fuerzas para enterrar a todos. Aún así no podía dejarlos yacer al descubierto sería infame.Trás asegurarme de estar en soledad por la zona comencé a procurar un hoyo al ataud pues. Elresto debería de arder en una pira. Procuraría conseguir cuanto pudiera para evidenciar la identidad de los que estuvieran, pero no me hacía ilusiones. Finalmente marqué el lugar del enterramiento.
Cuando te acercas al féretro te das cuenta de que está vacío e impoluto. El cadáver que debía llevar no está por ningún lado.
Murmuré prepocupado. -No es buena cosa si alguien se toma las molestias de hacer una carnicería para robar un cadaver-
Por elmomento no podía hacer mucho más pero tampoco iba a esforzarme por un cajón vacío. Apilé los cuerpos y les dí fuego antes de marcharme de allí. Eso síme interesaba saber si quien hubiera sido había dejado rastros.
Motivo: Percepción
Tirada: 3d6
Resultado: 3, 1, 5
Motivo: Supervivencia
Tirada: 2d6
Resultado: 5, 2
Dejo hechas una tirada de percepción y otra de supervicencia por si alguna de ellas fuera necesaria.
Escuchas el ruido del galope de un caballo demasiado tarde, camuflado por el crepitar del fuego. Te das la vuelta y ves a un joven vestido con una túnica de viaje que te mira de arriba a bajo. En su pecho ves el claro emblema de tu amigo y señor, Lord Tommen.
Debes de ser Shane Silverhead, no se ven a demasiados enanos por estas tierras y la descripción que me han dado de ti es muy detallada. Solo he tenido que cenar en una posada para encontrar tu rastro. Nuestro señor me ha dado esta carta para vos y me ha ordenado que os pregunte si os encontráis bien-te dice el joven reconociéndote y entregándote una carta.
Respiré aliviado cunado vi la librea de mi Señor Tommen. No, yo estoy bien.Y sí soy ese Shane. Me acerqué al hombre con lamano extendida esperando recibir lamisiva y leerla inmediatamente. No estaba cuando pasó todo éso... Recogí. ¿ha ocurrido algo?
No señor, creo que no ha ocurrido nada pero Lord Tommen me ha mandado con esta carta para ti. Bueno, si ha ocurrido algo, el Rey Quentyn han movilizado parte de sus ejércitos moviendolos hacia aquí, hacia el norte, aunque nadie sabe bien con que intenciones. Se rumorea que atacar a los Arryn o al tullido -responde el joven dándote la carta y despidiéndose de ti.
Shane, tengo nuevas órdenes para ti.
El Rey Quentyn ha interceptado una carta de la hija de Lord Gendry. Sigue viva y está en Harrenhal por lo que ya no tendrás que buscarla más. Tu misión ahora es alertarla pues los ejércitos de Quentyn van a darle caza.
Quiero que os dirijáis a Varamar, donde el Rey Bran está celebrando una boda con sus súbditos. La hija de mi antiguo enemigo solo estará a salvo en las tierras del Norte. Por el camino hacia Varamar se os unirán algunos de mis hombres de confianza.
Mucha suerte Shane, espero volver a veros.
Leí con sentimientos enfrentados la carta. Por una partemed alegraba que la tarea fuera gratamente innecesaria más no me gustaba viajar más aún al norte.El clima y la situación podñia ser extremadamente peligrosa.
¿Usted debe acompañarme o nos separamos aqui? He de decir que en cuestiones de mover tropas alguien sufrirá sus consecuecias. Peor para él y pobres losque se vean en medio.
No quería perder más tiempo y me hice a lomos del poni para desviar mi ruta hacia el norte cómo mi señor deseaba.
El hombre se despide de ti y partes de nuevo solo, montado en tu pequeña montura. Los días pasan hasta que finalmente llegas a las cercanías de Harrenhal. No te acercas demasiado pues ves horrorizado como los ejércitos de Quentyn ya han llegado hasta allí y el monstruoso Viserion utilizan su fuego contra el interior de la fortaleza maldita.
Te alejas, buscando que ojos enemigos no se fijen en ti, cambiando de rumbo hasta que, por un golpe de suerte, escuchas unas voces que hablan entre sí, nerviosas. Ves a cinco hombres que van a pie y cuyo aspecto deja mucho que desear.
Cambiamos de escena.