Parece que Thad estaba más pendiente de los ojos de la chica que de lo que pasaba en el lago, en el momento en que todo ocurrió los ojos del chico brillan como si fuera un personaje de un capítulo de las series japonesas de dibujos animados, solamente le faltan las estrellitas alrededor de su cabeza para parecer el Señor del Antifaz de Sailor Moon. Parece totalmente fascinado con la niña rubia, se acerca a ella lentamente mientras ella mira hacia el lago, se inclina para besarla y pronto sin más preámbulo la niña siente los labios del niño pegados a los suyos.
El niño parece que en ese momento vuelve a estar consciente pero no separa sus labios ya que la sensación es como una especie de droga. Ahora sabe la naturaleza mágica de la niña que mencionó el profesor Von Vianden, parece que es como una atracción que te vuelve loco. ¿Será eso lo que sentía Daniel por ella? Thad no entendía nada de aquello pero los segundos que tardó en reaccionar Ginevra fueron totalmente increíbles y los disfrutó como nunca antes en su vida.
Yo sólo quería llevarme bien con la gente, y en especial con Ginevra... ¬¬
Pero no me dejáis. Malditos entes totalitarios...
Creyó ver a una de las sirenas, y no sabía si simplemente estaba espiando, aunque pareció dejar algo en la orilla, así que se acercó casi sin pensarlo, pero mientras se alejaba Thad la sujeto del brazo y Ginevra se giró hacía él para decirle que pensaba que había le dejado algo cuando sin previo aviso o incluso provocación, Thad la sujeta y mientras ella aún pensaba que le diría algo, su compañero va y le roba un beso, un beso largo en donde sus labios se apoyaron en los de ella, y él cerró los ojos. Ginevra quedó estática, paralizada, de hecho ni se apartó pero tampoco respondió de alguna forma a ese beso. La había impactado y quedó literalmente en blanco.
Thad se fue apartando y Gin tuvo el impulso de salir corriendo de ahí, pero no lo hizo, carraspeó y miró al suelo, no era justamente lo que necesitaba, al contrato, puesto que saber que lo que podía sentir un chico por ella podía ser motivado por su naturaleza y no por ella era algo que en verdad la mortificaba, así que prefirió no golpear a Thad que de seguro ni se dio cuenta de lo que hacía, pero si salía con que estaba enamorado de ella le daría una torta de aquellas en la cara por abusivo.
– eh.. Thad...— intentó hablar, sonaba contrariada — ¿por qué me besaste? — le preguntó, pero de ahí movió su cabeza de lado a lado, soltando un suspiro — creo que fue... mi naturaleza ¿cierto? — esperaba que fuera eso, no podría lidiar con otro “enamorado” — esta.. esta bien, no estoy molesta, es algo que no siempre se puede controlar, y lo siento, es mi culpa— se mordió el labio inferior mirando hacia el lago, olvidando por completo a la sirena — además a mi me gusta otra persona y aunque es imposible... sigue haciéndolo sin contar que estoy comprometida y no quiero problemas con mi familia — se encogió de hombros, acomplejada por lo que había pasado.
Lo lo lo siento, yo no no se lo que ha ha ha pasado, creo que estoy confundido, lo lo lo siento de ver ver verdad. No se que me pasa, creo que Hogwarts no es para mi, desde que estoy aquí me están pasando un montón de cosas extrañas y ahora esto es lo que me faltaba.
Me quedo cabizbajo pensando lo que se va a decir de mi en el colegio cuando se sepa que ya he besado a dos niñas, ¿Acaso le expulsarían por pervertido?
Ginevra, por favor no se lo digas a nadie, a mi también me gusta una chica y no podría ser el pervertido del colegio. El tono de la voz del niño sonaba un poco angustiado y un poco más agudo de lo que el niño hubiese querido.
Espera un segundo aquí Ginevra. Me acerco a la orilla lenta pero decididamente. Creía haber visto una sirena dejar algo en la orilla. ¿Podría ser el canto de sirena lo que le había hecho besar a la niña?