Partida Rol por web

Las decisiones habían sido tomadas. Las sirenas y tritones a pesar de haber intentado convencer a los humanos de seguir la prueba junto a su compañía, fue declinada la propuesta en pos de la intimidad que ambos docentes ansiaban. 

- Sea... - indicó el tritón que parecía mandar en aquel grupo de criaturas mágicas -...esperemos que vuestro ingenio esté por encima de las posibilidades que os cerráis por vuestra toma de decisiones...

- ¿Pero vamos a dejar que se escapen?.... Yo quiero ver cómo caen los humanos por nuestro canto... - comenta la pequeña sirena mirando a Merkel de malas maneras, por lo visto aquello formaba parte de su aprendizaje

- Han decidido, podríamos obligarles con nuestras voces, estarían en cuestión de segundos en el fondo del lago.... - explica la bonita sirena que había tocado la túnica de Melker -... pero tenemos un trato con Dumbledore que no vamos a romper, créeme que ya tendrás otras oportunidades mejores de poner tu magia en práctica... - explica con afecto a la pequeña sirenita -....debemos marchar....

Así fue cómo las sirenas y los tritones se fueron retirando uno a continuación de otro, salpicando levemente pequeñas gotas de agua al sumergirse en las profundidades del lago, quedando tan solo la pequeña sirena, la cual miraba a los docentes con rabia contenida.

- Volveremos a vernos y te demostraré que el poder de nuestro encanto puede ir más allá de la orilla del lago... - indica la joven antes de retirarse, dando un coletazo en la superficie del agua, mojando a ambos docentes aún más de lo que estaban.

- Que mal genio tiene esa criatura... - indica la bonita mujer apartando de su rostro las gotas de agua que la sirenita le había regalado con aquel último coletazo inesperado -... no soy experta en sirenas, pero las leyendas dicen que son rencorosas..., tendremos que tener cuidado a partir de ahora cuando nos acerquemos al lago.... - indica la mujer sin perder su eterna sonrisa, denotando que aquel hecho no es que le importara mucho -...sinceramente no las temo, bien merece la pena una velada aquí contigo que una vida encerrada en la seguridad del castillo....

Cyllene apretó la mano de Melker con suavidad antes de comenzar a caminar hacia la isla, con el firme propósito de salir del agua, la cual estaba helada y parecía que nunca iban a terminar de liberarse de aquel líquido elemento.

- Sería ideal... una casa de madera, pequeña..., con chimenea.... - comentó observando la isla -....con pocas pretensiones, cama, fogón y eso sí, una mecedora en la entrada con vistas al lago... - sonríe remarcando el sueño que ambos tenían al respecto -... y lo demás sobra....

La fémina se dirigía de nuevo a la zona donde tenían el fuego, el cual era muy agradable de sentir cerca, aunque no tanto como tener al profesor a su lado tras demostrarle algo, que aquella noche era para ambos un claro reflejo de magia.

Melker no hizo más caso a las criaturas después de despedirse, ni mucho menos a la joven sirena que parecía querer engatusarle para algún oscuro propósito. Con sus manos entrelazadas, los dos profesores caminaron hacia la fogata para continuar con su cita con la esperanza de que nadie más les interrumpiera - Marcaremos el lago lugar prohibido, si es que finalmente podemos salir de aquí Dijo en tono de burla sabiendo perfectamente que conseguirían abandonar la isla tarde o temprano.

El profesor de DCAO visualizó la casa que la Profesora Foxier estaba describiendo y le pareció estupenda - Veo que no le falta detalle a la cabaña. Lo malo sería los vecinos Añadió señalando hacia el agua. - Pero sería perfecta. Dijo antes de darle un suave beso. Los dos profesores estaban empapados, y si no hacían nada para remediarlo, podrían terminar la noche resfriados y teniendo que acudir a Madame Pomfrey para que les curara. Antes de que eso pasara, Melker sacó su varita y realizó un ligero movimiento mientras apuntaba al cuerpo de Cyllene. De la punta de la varita, salió un chorro de aire caliente que en unos segundos secó la túnica y el pelo de la bella profesora. - ¿Mejor?

Cyllene parecía divertirse con los comentarios del docente, y es que al fin y al cabo, ambos tenían recursos para poder salir de ahí sin necesidad de tirarse al agua, y que, como última posibilidad, siempre podría contemplarse.

- Veamos..., en los alrededores del colegio ya está el bosque prohibido, ahora hemos conseguido el lago prohibido..., como sigamos así Hogwarts va a quedarse sin terrenos exteriores.... - sonríe ante al adversidad -... pero bueno..., si no podemos abandonar la isla, siempre podemos quedarnos a vivir en ella, con y sin cabaña.... - mira al agua y asiente reafirmando las palabras masculinas -... sí..., los vecinos son muy mejorables...., aunque casi los prefiero a las selkies, al menos tienen la cortesía de preguntar... y bueno, suerte que no hemos tenido Grindylows molestando..., si no la noche no habría tenido desperdicio....

La bonita mujer fija sus increíbles ojos verdes en Melker sin dudar cuando él le apunta con la varita denotando la confianza que ella tenía puesta en su persona. Ser apuntada por aquel objeto mágico podía poner nerviosa a mucha gente, pero no a Cyllene, la cual se dejaba llevar completamente por el docente y más después de la dulzura que el hombre ponía a cada uno de sus besos.

- Permíteme que haga lo mismo por ti.... - le indica ella tras haber sido secada completamente por Melker, cogiendo su varita, invocando aquel chorro agradable de aire caliente que permitía secar la túnica y cabellos del varón. La mujer en algún momento hizo circulitos de aire sobre el cabello de Melker para revolvérselo un poco, una forma de juego que parecía divertirle mucho -....oye, esto es muy divertido.... Ahora te tapo el rostro..., ahora no..., ahora sí...., ahora no.... - ríe ella mientras un mechón iba y venía paseando por la mejilla del paciente profesor.

Cuando Melker estuvo completamente seco la dama guarda la varita y rodea con sus brazos los hombros masculinos.

- Creo recordar que íbamos por.... aquí..., antes de ser interrumpidos.... - le da un beso en los labios, comienza siendo un gesto suave pero que gana en intensidad conforme ella recorre aquel espacio que tan bien le sabía y comenzaba a reconocer como una extensión más de su propio cuerpo, disfrutaba el momento y sobre todo, a la persona que le acompañaba.

Estaba claro que los dos profesores estaban en sintonía con respecto al sentido del humor, y eso era un punto muy importante para comenzar una relación, que era lo que parecía que estaba pasando. A Melker no le gustaba mucho las historias de una sola noche, y mucho menos con alguien que le cayera tan bien y con quien se sentía tan a gusto. - ¿Grindylows? ¡Si son muy monos! Son como pequeños perritos para Selkies Hacía mucho tiempo que Melker no estaban tan bromista ni soltando chistes malos, y no podía evitar pensar a ratos si Cyllene se reía con él o de él - Ahora en serio, no estaría mal encontrar alguno. Lo podría guardar para enseñárselo a los alumnos de tercero.

Cuando la bella profesora le devolvió el favor de secarle, Melker se lo agradeció, pero casi de seguido Cyllene comenzó a jugar con el chorro de aire caliente y su pelo. - Muy madura Dijo Melker sonriendo por la situación - Que conste que estuve tentado en hacer lo mismo, pero me contuve por que sé que el pelo es algo muy "sagrado" para las mujeres.

Después de juguetear con su pelo, Cyllene continuó la noche por donde la habían dejado antes de que los tritones y las sirenas les interrumpieran. Los besos cada vez eran más apasionados, y de repente no importaba ni pasado ni futuro, ni magia ni escuela, sólo importaba el momento, sólo importaban ellos.

Mientras lloraba en silencio, vio como Alen y Ginevra hablaban con sus familiares. Pudo ver como Alen lloraba de felicidad al reencontrarse con un hombre al que llamó papá y Victoria se alegró mucho, sabía lo unidos que habían estado, Alen le había contado mucho sobre él y la niña sabía que lo quería muchísimo. Ginevra por su parte lloraba ante la imagen de una anciana de apariencia amable, pero cuando esta se fue, la niña corrió hacia ella y calló al suelo llorando, ante lo que Alen se acercó y le tendió una mano sonriente. Estaba claro que el humor del ravenclaw había mejorado y no era para menos. Victoria bajo la mirada un tanto al ver como los prometidos hablaban entre ellos, ya había manifestado no querer "seguir" con Alen pero le incomodaba la situación y es que no podía dejar de pensar en él en tan solo unos minutos o por que ella se obligase. desvió la mirada y buscó a Francis, él aún no había bebido ¿lo haría? recordó las palabras que el chico había dicho para que la puerta se abriera.... realmente su vida era más complicada de lo que Victoria habría imaginado ¿quién iría a visitarlo? La pequeña ravenclaw se hacía estas preguntas mientras lo observaba intentando pensar en otra cosa que no fuese la pareja que unos metros más allá conversaba mientras ella lloraba en silencio, sola, como había pasado la mayor parte de la prueba, allí sentada se abrazó las rodillas y esperó a ver que ocurría intentando despejar su mente.

Ver esa escena me hizo sentir una punzada grande, pero mis celos ya habían marcado un problema esta noche, a pesar de querer golpearlo, a pesar de que todo lo que pudiera pasar, preferí acercarme lentamente, - ¿Oye estas bien Gin?- obviamente no lo estaba pero era lo único que se me ocurría.

-Creo que mi Tío abuelo no era la gran cosa como decían, pero bueno no es que importe mucho- tenía ganas de echarme a llorar, a lo que había entendido era un decepción para la familia, y peor aún según el espectro había ocurrido algo grave, sin embargo no sabía como debía actuar.

-Supongo que no quieres hablar conmigo- mire una vez más la escena cada vez que lo veía me daban deseos de gritar, decir cualquier idiotez, pero no era el momento - Gin ¿ Quieres que me vaya?- le pregunté con los ojos enrojecidos y llorosos.

Noté esas ganas de ser abrazada que sentía Gin pero no sabía si era lo correcto, no ahora, pero en el momento perfecto llego Daniel el cual como un imbécil pregunto si ella quería que se fuera era obvio que esa pregunta era lo que mas la confundía una parte de si le decía que si, que se alejara pero otra lo quería lo mas cerca posible, ahora mas que nunca la comprendía. Por lo que sin esperar la respuesta de Gin solté su mano y por la fuerza agarré los brazos de Daniel para que la abrazara.

- Eso no se pregunta -le susurre antes de alejarme de los dos

Busque a los demás con la mirada, Francis seguía sin atreverse a beber y lo mas importante por otro estaba Victoria alejada y llorando en silencio, sentada y abrazando sus rodillas, solté un suspiro y me puse una mano en la nuca desviando la mirada. Pero finalmente sin poder negarme acabé andando hacía ella y sentándome a su lado. Durante unos segundos no le dije nada hasta que finalmente le señale a Gin y Daniel.

- Ellos dos... se quieren mucho y Daniel lucha con todo lo que puede para que estén juntos... ¿sabes cual es la diferencia con nosotros? Que yo no soy como el, tu no tienes culpa de nada... Venga deja de llorar por este tonto que no te merece...

aún preguntándose si debía abrazar a Alen o no, Daniel se le acerca y ella se gira hacia él, la niña hace algunos pucheros mientras habla y termina negando su cabeza, y sus ojos se llenan de lágrimas de nuevo, y da unos pasos hacia Daniel, echándole los brazos al cuello, abrazándolo con mucha fuerza cuando Alen lo jala del brazo y le dice que eso no se pregunta, Gin se separa un poco de Daniel y mira a su prometido impuesto y le sonríe agradeciéndole con un pequeño movimiento de sus labios, y sonriendo más ampliamente al ver que él haría justamente lo que le diría que hiciera, que fuera donde Sinclair a consolarla. 

Ginevra tomó nuevamente distancia de Daniel y ahí la tristeza de saber que de todas las personas, él era al último que debía recurrir pero que seguramente sería el único que estaría, así que debió pasar sus manos de nuevo por sus ojos para enjuagarlos y abrazarse así misma. 

— Dani... si quiero hablar contigo, pero... pero ya viste que no debemos, tú familia, hasta tus muertos te dicen que no debes hacerlo y.... y no vale la pena pelear contra todos, Dani, te quiero, y lo dije, pero es imposible, y no tengo el valor para luchar contra todo— se mordió el labio inferior — yo-yo... a pesar de que quiero que me sigas abrazando, debo ser racional por los dos y... y... — volvió a sentir que la voz se cortaba por la pena y las lágrimas — y... eso... debo decirte adiós, Dani, lo... lo siento — cubrió con sus manos su cara, ni amigos podían ser, nada, toda la evidencia demostraba que era un gran error. — yo... yo no dejaré de ser una Carrow y tú.. no dejarás de ser un Graves— esa era una verdad del porte de un buque y ambos eran muy pequeños para enfrentarse a todo el mundo por su amistad. 

Ah pesar de esas palabras, a pesar de que ella dijera adiós, a pesar de todo lo que Percival Graves pudiera decir o hacer en su espectral no vida, yo ya me había decidido, escuche a la chica atentamente, incluso aunque ella se apartará tenía que hacerlo, caminé firmemente hacia ella, mire sus llorosos ojos, los míos también estaban enrojecidos, pero no por ello estaría dispuesto a rendirme,  a pesar de su negativa la rodee con un abrazo cariñoso y tierno.

-Si tu quieres alejarte por tu familia lo entiendo- dije estrechando a la niña a mi - pero no por ello pienso renunciar a tu amistad, a tu sonrisa y tu forma de ser, no pienso dar el gusto a mi ancestro, no quiero verte triste, si prefieres que me vaya lo haré, pero esta noche tu familia no te observa y mi ancestro puede meterse sus ideas donde quiera, Gin te quiero mucho y no quiero verte llorar o sufrir, haré todo lo que me pidas aunque eso sea mantenerme alejado de ti.

Fue mi respuesta, no sabía como más expresar algo, saque mi varita y con un movimiento suave recite aquel encantamiento - Aguamenti- dije formando la rosa de agua, me había matado practicando el encantamiento hasta poder lograr efectuarlo perfectamente para ella.

-No es mucho lo que puedo hacer, Gin solo quiero verte feliz - dije mientras la rosa se mantenía en movimiento, hermosa, efímera, frágil como ella.

Verla feliz, eso no iba a pasar, no en el corto tiempo, ni en el mediano, pero se sentía tan bien el estar juntos y que Daniel insistiera en tenerla abrazada de nuevo y aferrarse a la desesperanza de no poder saber qué hacer, Ginevra estaba muy asustada por esa semana en que debió volver a casa, y ese miedo la hacía tomar decisiones que le eran muy dolorosas al no saber en quién refugiarse o quién pudiera ayudarla, por eso lo que dijo su nana se le hacía tan difícil, pues incluso con su nana viva, ella no podría hacer nada contra su madre. Todas esas ideas daban vueltas en la cabeza de la niña pero ya cansada de una noche tan larga y terrible, se apoyó en el hombro de Daniel y sollozó un poco, conteniendo esas lágrimas.

Daniel sabía lo que vendría después, no había que ser adivinos, antes lo habían mantenido en secreto su amistad pero de todas formas se enteraron todos y pasó lo que pasó, Ginevra casi sacada de la escuela y Daniel reprendido por estar cerca de una Carrow, sin embargo la podía sentir entregada a ese momento y a la momentánea paz que le hacía sentir el pequeño león.

La rosa vino a sacarle una pequeña sonrisa, y lo quedó mirando, manteniendo ese gesto, con miedo de hablar y de arruinar todo, era mejor guardar silencio y volver a abrazarlo con fuerza, porque como dijo el niño, esa noche no los verían y los únicos testigos podrían guardar ese secreto.

— gracias Dani, te quiero mucho... — levantó su rostro hacia él y besó su mejilla, intentando no llorar más para no hacerlo sufrir, pero cuando terminara esa noche, le diría que no podían estar cerca, que la familia era importante y que no valía la pena que él se enojara con su madre, ella lo quería y deseaba lo mejor para él, y una Carrow no lo era. 

Victoria observó como Daniel y Ginevra se abrazaban y como después el gryffindor le regalaba una rosa de agua a la chica. fue un gesto precioso y realmente a Victoria le parecía que hacían buena pareja, no sabía que estaban hablando, pero si que podía ver como Ginevra lloraba en sus brazos.

- Ellos dos... se quieren mucho y Daniel lucha con todo lo que puede para que estén juntos... ¿sabes cual es la diferencia con nosotros? Que yo no soy como el, tu no tienes culpa de nada... Venga deja de llorar por este tonto que no te merece...

Victoria miró a Alen que se había sentado junto a ella, se pasó una mano por los ojos para limpiar sus lágrimas y tragó saliva.

- Yo.. tú... no... ¿no quieres luchar por mi? - Victoria negó con la cabeza efusivamente - No, ¿sabes qué? no me contestes a eso, Alen... - Victoria bajo una de sus manos para agarrar la de él - Solo tomate un tiempo, piensa en ti, que quieres hacer con tu vida, sólo tenemos 11 años... creo que nos queda mucho por hacer y descubrir y... me encantaría que fuese contigo pero... es mejor que por ahora solo seamos amigos... y para lo demás... ya habrá tiempo... ¿quién sabe? o... no... ¿no quieres ser mi amigo? - le preguntó en un susurro. Victoria le miró con sus intensos ojos ambarinos y esperó la respuesta de él, temiendo que quisiera alejarse de ella por completo, por que ella no quería, y si la respuesta era afirmativa estrecharía a su amigo en un cálido abrazo.

Abrí la boca para decir algo, pero me callé cuando negó con la cabeza ese pensamiento se quedaría en mi dando vueltas ¿luchar por ella? Baje la mirada a su mano, sabía que no iba a funcionar no podría ser su amigo si cada vez que estábamos tan cerca sentía la necesidad de besarla, esa sensación de hormigueo y ese calor interno. Sabía que lo añoraría, apreté su mano. Contuve todas esas ganas, todos esos sentimientos, los guarde muy en el fondo y la abracé.

- Claro que podemos ser amigos... si eso es lo que te hace feliz -le susurré durante el abrazo, una vez acabado me levante y mire a todos para hacer un gesto de que debíamos marcharnos- Ya hemos pasado mucho tiempo fuera de la fiesta volvamos a ella o nuestros cuartos donde queráis cada uno

Me puse junto a la puerta para que volviéramos todos juntos, sin saber realmente que iba a hacer, como iban a ser las cosas de ahora en adelante.