Partida Rol por web

Drea corrió hacia la entrada del cine donde trabajaba, esperando con bastante ilusión que sus llaves estuvieran allí, sin embargo no pudo evitar fijarse que habían dos personas más justo antes de pasar la puerta. Uno era Anthony Riley, quien miraba la cartelera, mientras de vez en cuando echaba un vistazo hacia el interior, vigilante.

La otra persona que se encontraba allí, sentado en las escaleras fumando de su vaper como si no hubiera un mañana era Billy Wilder, quien parecía completamente absorto en sus pensamientos depresivos.

Si bien ignorarlos era una opción y podía correr directamente hacia su taquilla, Drea tenía la oportunidad de hablar con ellos.

Salí rápidamente de clase. Sola, como de costumbre. Y con una tarea importante: encontrar las llaves antes de que Rowdy o la casera se enterasen.

Entre medias del trayecto cogí el móvil y tecleé un mensaje para Sydney. Sabía que debía preguntarle por su repentina salida del aula… pero un pitido a lo lejos me lo impidió.

-¡Lo siento!- un coche casi me atropella por ir mirando a la pantallita -¿Es que la gente no mira por dónde va?

Afortunadamente y aunque tenía las chapetas marcadas de correr, llegué sana y salva al Angelika Film.

Una vez frené mis pasos a unos más pausados, observé frente a la cartelera a Anthony Riley, lo cual no era de extrañar. Como tampoco lo era ver a Billy perdido en sus posibles pensamientos emo. 

–Menos mal que van a poner películas nuevas mañana- ahogada por mis nulas capacidades para el atletismo, aparecí a la espalda de Anthony poniéndome a su lado -¿Quieres entrar o… necesitas algo?- le pregunté pese a ser yo la que requería de una bombona de oxígeno.

Necesito que no te mueras, para empezar. - bromeó, con un tono serio. Al escuchar que empezaban a conversar tanto Anthony como Drea, Billy hizo un suspiro con connotaciones de asco y se alejó aún más. - Parece que a él tampoco le gusta la cartelera... - añadió Anthony.

Como diría tu jefe, esta cartelera es "una puta mierda". Se nota que la influencia de Damian empieza a fluir y mira que me cae bien, al menos no me grita como su padre pero... - se cruzó de brazos. - La verdad es que sí que tiene un gusto horrible para las películas. - dirigió su mirada hacia la calle ahora. - ¿O quizá no es culpa de Damian y realmente esto es lo que le gusta a la gente de hoy en día?

Le puso una mano en el hombro a Drea, colocando dos de sus dedos cerca del cuello. - Te va a reventar el corazón. ¿A qué viene esta carrera? La cartelera la cambiáis mañana, no hay prisa.

El "necesito que no te mueras" hubiera sido una broma simpática si Anthony no hubiera puesto ese gesto tan serio. 

-¿Qué hace? ¿Qué hace? ¿Qué hace?- No obstante, lo más llamativo fue que me pusiera la mano y dos dedos, DOS, cerca del cuello.

-Eh. LLaves- mis manos señalaban la puerta del Angelika y mis ojos se movían en distintas direcciones. Sin saber bien en qué punto le había dado esa confianza a Anthony.

-Creo que las tengo en la taquilla- sonreí forzosamente tratando de recolocarme bien la mochila y hacer que su mano se cayera.

-¿Tú estás buscando a Damián?- fue lo primero que se me ocurrió decir... Total, siempre que iba al cine lo solía ver con él -Si quieres miro dentro para ver si ha venido.

Anthony sonrió con cierta superioridad, sabiendo que había puesto nerviosa a la chica, sin querer, eso sí. - Tranquila chica, que no te voy a hacer nada, solo quería ver como estaban tus pulsaciones, para algo me tienen que servir mis estudios en medicina. - intentó calmarla, a la par que retiraba los dedos.

La pregunta de Drea le hizo cruzarse de hombros. - Sí y no. Su gusto cinematográfico es una mierda, pero al menos no se pone a gritarme cuando me ve, como papá Oldman. - negó con la cabeza, mirando hacia adentro. - Está obsesionado con los carnets falsos ¡y dice que yo se lo he robado a Anthony Riley, aunque yo soy Anthony Riley! Es una lástima que se enfade tanto con la gente y a veces se le vaya la pelota, al final va a conseguir que Damian se salga con la suya.

Devolvió la mirada a Drea, sin separar sus brazos aún. - Pero que te voy a contar a ti, que estás más puesta que yo en esto. - admitió. - Al final solo sé lo poco que me cuenta Damian y las conclusiones que he sacado yo. - le abrió la puerta, ofreciéndole a Drea pasar. - Así que ¿te parece si cuándo termines de buscar tus llaves me recomiendas alguna película? No me llama ninguna, además de que paso de gritos y malas recomendaciones, que son las opciones que me esperan si no acudo a ti.

En mi imaginación nos veía como a Drácula y Van Helsing. Yo haciéndole la cruz y él echándose hacia atrás. Incapacitado por mi enorme capacidad de actuación.

Tranquila chica, que no te voy a hacer nada

Algo que distaba un poquito de la realidad...

Manteniendo los ojos como platos mientras Anthony me apartaba la mano del hombro, escuché lo que parecía ser el motivo de su mal rollo con Oldman.

-Vaya... así que es eso. Los carnets- musité con un asentimiento. Aunque, como buena friki  que era, no descartaría del todo que Riley no fuese Riley.

-Yo... eh, claro sí. Cojo las llaves y ya me voy- ¿Estaban tomando en serio mi opinión?

-Osea, quiero decir, que salgo para comentarte pelis -poniendo una sonrisa más triunfal relajada, agarré con la mano el tirante de la mochila y me adentré en las instalaciones del Angelika -¡No tardo!

Anthony le hizo un gesto a Drea, indicando que se iba a quedar allí esperándola, por lo que sin más dilación se adentró en el cine. Dentro, apoyado en la barra de las palomitas, estaba el señor Oldman, quien la miró arqueando una ceja. - Aún no es tu turno, señorita ¿qué haces aquí? No me digas que vienes a renegociar las condiciones de tu contrato con mi hijo... ¡O peor aún, a proponerle alguna de esas mierdas de películas de clase B!

Bufó bastante molesto. - ¡Joder! ¡Te tenía por alguien con mejores gustos! ¡Al final sois todos iguales! ¡Solo queréis cine comercial y dinero! ¡Pues este cine no se va a dejar vender así como así!n - comentó completamente apresurado, sin dejarle a Drea si quiera explicarse.

Damian salió del cuarto de los Staff al escuchar el jaleo. - ¿Qué pasa aquí? - suspiró, al escuchar que era su padre regañando a Drea - Viejo, tranquilo, que no ha venido a negociar nada conmigo. De hecho ella tiene los mismos gustos raritos que tienes tú, pensaba que por eso era tu empleada favorita. - se le notaba a disgusto con aquello que acababa de decir, pues Damian si consideraba que Arthur le tenía más estima a Drea que a su propio hijo. También quería usar aquella frase para remarcar que si bien toleraba la presencia de Drea, con sus gustos no iba a poder estar bajo las órdenes de Damian.

Si tratas a todos así, al final te vas a quedar solo en un asilo, gritándole a una pared. - admitió sin vacilar. Drea sabía en cierta medida que era uno de los planes de Damian para librarse de Arthur, pero aún así no le faltaba cierta razón, el mal humor de Arthur le iba a costar algún que otro disgusto.

Subí los escalones del cine con tanta prisa, que me tropecé con el último y estuve a punto de abrir la puerta del Angelika con la cabeza _{o incluso los dientes.}

-Menos mal que no hay nadie- Pensé vislumbrando de golpe los pies del señor Oldman. Las piernas y... -que no sea Arthur, que no sea Arthur- sí, la cara de Arthur Oldman.

No me digas que vienes a renegociar las condiciones de tu contrato con mi hijo... ¡O peor aún, a proponerle alguna de esas mierdas de películas de clase B!

-No, no. Vengo por las...

¿Qué pasa aquí?

Viendo la incorporación de su hijo Damian, observé atónita aquella discusión. O como yo lo llamaría: el motor de sus vidas. No recordaba un día en el que no se enfadasen por las películas, la sal de las palomitas y hasta el sonido de su nariz al respirar.

-Pero- traté de intervenir en vano. ¿Su favorita?

-Sólo he venido para recoger las llaves de mi taquilla- con la mano en alto tratando de hacer una breve parada, llevé detrás de mi oreja el mechón de pelo que tenía en mitad de la frente -Se me han olvidado- porque eso era lo que esperaba. Ya que si no estaban, era capaz de quedarme en la calle. Rowdy podía no escuchar el timbre, llegar a las mil...

-En cuanto las coja me iré- dije en el mismo momento en que me sonó un mensaje en el móvil.

Esto, yo... - suspiró, dándose cuenta de lo que estaba diciendo. - Está bien, lo siento. - su tono era muy apagado, parecía comprender que estaba demasiado a la defensiva últimamente y que se tomaba demasiado a pecho todo lo que decían u veía, se esforzaba demasiado en demostrar a Damian, pero en especial a sí mismo, que seguía siendo válido para el puesto.

Drea pasó por el lado de Damian, quien cruzando los brazos la miró por encima del hombro a pesar de haberla defendido hace un segundo. La relación con él era un poco extraña, pues eran compañeros, pero también tenían un conflicto de intereses muy claro. Hacerse su amiga podría asegurar su puesto en el cine, pero a costa de sus gustos cinematogróficos.

Dejando de lado los aspectos del trabajo, que antes o después se tendrían que resolver, tras recoger las llaves de su taquilla, a Drea se le plantean varias opciones. Ir al evento de José, recomendar a Anthony alguna película y quizá verla con él, intentar avanzar en alguna de sus relaciones con los Oldman... O cualquier otra opción, las posibilidades eran infinitas.

Al estar por el lado de Arthur, susurré -No se preocupe. Sé que lo hace por el bien de su negocio- y me marché en dirección a los vestuarios, pasando cerca de su hijo. Quien demostró estar todavía lejos de poder considerarse un amigo.

-Menos mal- sacando las llaves de la bolsa, cerré la cremallera y me volví a poner bien la mochila a la espalda.

Lo cierto era que afianzar lazos con Damian no era una idea que me apasionara. Estaba más a favor del señor Oldman y no, no pretendía fingir que su hijo con gafas naranjas del chino me caía bien.

Encaminándome hacia la puerta, respondí el mensaje de Lara. -¿Qué le habrá pasado a Daphne?- Como amiga debería ir directa a verla, pero... era alguien de palabra (quizás porque no era muy normal que tuviera a gente con la que conversar). Así que me encaminé para comentarle el inconveniente a Anthony.

Lo mismo accedía a ir también al central park. 

Anthony estaba de brazos cruzados apoyado en las barandillas de las escaleras, mirando con una muy leve sonrisa y una ceja arqueada a Drea. - No hace falta que me digas tu recomendación, ya sé que va a ser venir otro día. - bromeó. - ¿Ves por qué no suelo venir cuando está Arthur?

Suspiró y miró al cielo. - Como esto siga así, antes o después tendrán que cerrar y sería una lástima, no me apetece quedarme sin un sitio donde ver películas interesantes. ¿Quién diantres quiere ver el reboot gender bender de los Avengers? - negó con la cabeza, para volver la mirada a la chica. - Espero que al menos encontraras las llaves.

Cayó la noche y Scott empezaba su habitual turno en el puesto de perritos calientes enfrente del pequeño cine Angelika. Renata le acompañó, con la promesa de comerse un buen pedazo de carne que le calmara un poco los nervios por la situación del día de hoy.

Por otra parte, en la entrada del cine estaban tanto Drea como Anthony Riley.

Iban caminando y charlando. Renata le había preguntado por como estaba hoy de sus dolores de cabeza aunque en su tono quizás había un matiz distinto. Como de quién busca saber algo más sin querer llegar a plantear algo más directo.

- creo que le voy a mandar a José una copia del último concurso para ver si me da una oportunidad de subirme al escenario. Quién sabe, quizás alguien importante me quiera dar una oportunidad - se notaba que aún tenía esperanzas en cumplir sus sueños y que no podía aprovechar una oportunidad como aquel evento multitudinario de los drones.

Cuando sacó el móvil para enviarlo ya tenían ante ellos el Angélica.

Renata iba caminando al lado de Scott. Estaba con el móvil en la mano y hablando a la vez con una sonrisa algo soñadora en la cara.

Al ver a Drea elevó la mano para saludarla aunque instintivamente miró alrededor por si su hermanastro estaba cerca. Esperaba que no.

De repente le llegó un mensaje de Juancho. Era un vídeo de los drones.

- Mierda. ¡¿Que hace Juancho en el evento de José?! - ahora todo en Renata era preocupación, su voz, su cara, incluso la postura mientras le enseñaba el vídeo a su amigo - Quizás haya ido con algún vecino... No se... Será mejor que me acerque. Nos saltamos el perrito y vamos directos allí? -

-Están mal, la verdad.- admití mirando al frente como si intentara mirar más allá del horizonte.- Últimamente no sé si soy yo o es..."él"el que maneja las cuerdas. Tengo lagunas y cuando despierto, bueno, no sé ni si he hecho algo malo.

Poco a poco nos fuimos acercando a mi puestecillo de perritos calientes y al llegar, abrí la pequeña trampilla con la llave para sacar el delantal y el sombrerito de "StreetHotDog".

- Cuando hablé con Mindy, después de que me dijera lo que le había hecho a Daph, realmente... la amenacé, ¿sabes? No fui yo, pero, en el fondo, me sentí bien haciéndolo. Y eso me preocupa.

Scott abrió la pequeña trampilla con la llave para sacar el delantal y el sombrerito de "StreetHotDog", de su puesto de trabajo, justo enfrente del Angelika.

- ¡Hey, seguro que lo consigues!- Le di un codazo a Renata y de seguido la abracé por el cuello, en plan colega.- Y cuando seas famosa, me conseguirás entradas gratis para verte.- Le di un beso de esos de vaca, que te lamen toda la cara y te dejan en evidencia delante de todo el mundo- ¡Yummm qué rica!! Y además podré decir, sin que sea mentira, que te he chuperreteado toda la cara. Lo que piense la prensa después de eso queda a su entera imaginación.

La solté de ese abrazo riendo mientras terminaba de abrir el puesto y encendí el gas para calentar los perritos calientes, mientras Renata leía el mensaje.

- Nah, yo tengo que trabajar. Pero vete a por tu hermano. Si es algo tan importante y le hace ilusión, deberías estar allí con él. Si necesitas algo llama y el Scott Express llegará en un santiamén- Dije sonriendo como si fuera su hermano mayor.- Creo que seguiré el evento por internet. Y el perrito... bueno, luego venís, y me lo cuentas, y te invito a uno.

Saqué el móvil e intenté ver si podía seguir el evento de alguna manera, además de mandar un mensaje también

No pasó mucho tiempo hasta que Elsie hizo aparición en escena, después de todo había quedado con Scott. Iba vestida exactamente igual que cuando estuvo en clase, por lo que todos pudieron deducir que después de la clase que tuvo con ellos, no había parado ni un momento, seguramente dando aún más clases. - Así que aquí trabajas ¿eh? - preguntó curiosa, mirando el puestecito.

Es curioso ver que hacéis después de clase, en especial si es trabajar formalmente y no ir robando móviles. - admitió con una pequeña risa. - Saludos también a todos los demás. - comentó levantando tímidamente la mano derecha. - Me dejo recomendar por ti Scott, así que sírveme lo que creas que me pueda gustar. - se quedó pensativa un segundo. Miró a Scott de arriba a abajo, se olía que su alumno podía tener alguna triquiñuela o broma pensada. De hecho puede que todo esto fuera una broma, por lo que entrecerró un poco los ojos y le dijo. - Menos picante, no me pongas picante.

Dirigió su mirada ahora a Renata, quien era la persona más cercana a Scott y torciendo un poco su cabeza hacia un lado preguntó. - ¿Eres tú la amiga artística con tantas ideas para películas que comentó Scott? Podría haberme dicho tu nombre, después de todo sois alumnos míos. - miró también a los dos que andaban en la entrada del cine, quienes, curiosamente, también eran sus alumnos. ¿Qué diantres pasaba allí?

- ¡Aghhhh! Babaaaaas - la chica fue liberada del abrazo y del beso de vaca y fingió limpiarse la cara con la manga de su sudadera mientras reia. Agradecia que su amigo intentara borrar sus penas con bromas. Su risa se cortó de golpe al toparse de frente con la profesora

- Señorita McCarthy - dijo algo perdida alternando la mirada de ella a Scott y viceversa - No sabía que habian quedado - sonreia pero sus palabras salieron quedamente de entre sus labios. Se recogió el pelo detrás de las orejas exponiendo aún más los grandes aros que las decoraban - No. No creo que sea yo. Tiene muchas amigas, será alguna otra - añadió con un ademán despreocupado - Yo tengo que irme a buscar a Juancho. Pasarlo bien -

Rodeó el puesto para acercarse a donde estaba él y se puso de puntillas para darle un beso de despedida en la mejilla y para susurrarle al oido  - Luego seguimos hablando de lo que te preocupa, ¿vale? -

Se alejó del puesto de perritos con una sensación extraña en el pecho. Podría pensar que era por lo de Juancho, y en gran parte así era, pero... había algo más.

Le había inquietado lo que le habia contado Scott. Ella quería ayudarle pero no sabía muy bien como. Ver que había quedado con la profesora cuando la llevaba a ella también le había removido algo por dentro pero no estaba segura de porque.

Mientras caminaba sacó su telefóno y buscó la aplicación de localización de dispositivo. El móvil de Juancho estaba conectado al de ella y podría saber donde estaba. Así buscarlo sería muchos más fácil pues parecia que aquel evento ocuparia una gran extensión del enorme parque.