Partida Rol por web

Cayó la noche y todo el mundo acabó por marcharse a otra parte, dejando solos a Steve y Jack en aquél palco. Después de todo, dado su status social, no les iban a decir nada por estar allí.

Jack Anderson tenía una cita con Nichole Bloomer y más importante aún, su padre; a fin de cuentas, había que caerle bien a los suegros, en especial ahora que alguien había dejado mal parados a las familias más ricas y poderosas de la ciudad; por lo que este hombre se despidió de Steve y también se marchó.

-Ha sido una tarde interesante, -comentó dándole una palmadita en la espalda- pero yo me tengo que ir. Todo esto de la suicida me ha dado hambre.

Cuando Drea llegó al ayuntamiento, pudo ver que la seguridad estaba mucho más reforzada que de costumbre. A cualquiera que se le acercara al lugar los guardias lo apuntaban y le obligaban, de forma bastante forzosa, a identificarse y abandonar el lugar de bastante mala hostia.

Aquella dureza explicaba por qué habían carteles tirados por el suelo, en los cuales se podían leer cosas como "¡Cobarde!" o "¡Queremos justicia!". No iban a dejar que se formara ninguna revuelta y menos aún a dejar que saliera por las noticias. Quien pudo entrar sin problema alguno fue Steve, ya que lo reconocieron como el hijo de Robert Evans, pero aun así lo escoltaron de forma ciertamente brusca al interior.

Pasar desapercibida... no es que fuese mi punto fuerte.

Aparté varios hojas que me daban en la cara con un aspaviento en la mano y molestia en la cara. Los bichos acudían a mí como si yo fuese de color amarillo chillón. O su propio cubito de la basura _{quizás por el residual olor del "tratamiento para las quemaduras".}

-Ahí está- agachándome cual ninja _{que casi se escurre por ir en cuclillas}, observé a Steve entrando al custodiado edificio...

Y sí, ¡Vale!. Puede que no tuviera grandes planes para acceder _{sin salir a empujones}, pero quise esperar un poco en las inmediaciones, rodeando el ayuntamiento en busca de alejar los bichos algo "inusual".

Steve entró escolatado hasta el interior del ayuntamiento, la seguridad había sido increíblemente reforzada, por lo que nadie podía entrar ni salir sin ser revisados por todos los guardias. Al llegar a la entrada de la habitación del pánico, escaneó su ojo y pudo entrar a la habitación donde estaba su padre, pero nada más poner un paso dentro, a puerta se cerró de golpe. - ¿Padre? - preguntó asustado, acercándose poco a poco hacia la mesa donde él estaba.

Oh. Papi no está. - la silla se giró, revelando a Ghostface con un cuchillo manchado de sangre. Puso los pies sobre la mesa con superioridad. - No tienes donde correr, ni a quien gritar. - se levantó y caminó de forma amenazante hacia Steve. - Solo te queda rezar y confesar todos tus crímenes, porque hoy. - empezó a limpiar su cuchillo a medida que avanzaba.

Vas a morir

Steve miró de lado a lado, preocupado. Aporreo la puerta de metal que había tras de él. - ¡Socorro, sacadme de aquí! - pero parecía inútil, no podía abrirla ni nadie podía entrar si no pertenecía a la familia Evans. Corrió al baño del lugar para intentar esconderse, quizá allí viera alguna forma de escapar, aunque la cosa pintaba terriblemente mal.

Por más que Steve corriera de un lado a otro, no parecía haber escape. De una patada, Ghostface abrió de par en par la puerta del baño. - De poco sirve huir si no tienes a donde. - rio de forma sonora, con su cuchillo en mano se lo lanzó al pie. - ¡Oh no, con esa lesión ahora no vas a poder participar en la carrera de la uni!

Se echó las manos a la cara, como si se hubiera sorprendido, imitando el cuadro del grito. - No te preocupes, aunque tu carrera se acabe y no llegues al estrellato, me voy a asegurar de que salgas en todos los noticieros! - se acercó nuevamente a él y sin tener a donde huir, acabó con su vida.

Tras un rato observando, Drea no estaba viendo nada de nada allí, de hecho era lo más aburrido que había hecho hasta el momento... Hasta que tras un par de horas, algo inusual pasó. Por un lateral del edificio, vio salir por la puerta a Ghostface, escoltado por un guardia de seguridad.

Ghostface le hizo un saludo militar a aquél guardia, cuya cara por la lejanía era prácticamente irreconocible y después, se marchó tranquilamente del lugar, el guardia volvió adentro del edificio, como si nada hubiera pasado.

Me aburría más que asno en el viaje que se hizo con Shrek.

Durante la espera traté de cazar varios insectos voladores, conté las ventanas, revisé los mensajes del móvil y estuve a punto de echarme al suelo y dejar que una fila de hormigas se comiera el pescado o hasta mi propia carne quemada... -¡Menudo aburrimiento!

Por suerte _{y antes de que me "auto suicidase" o me pusiese un mechón de pelo a modo de bigote} , escuché unos pasos y me coloqué en el “puesto” de detrás del matorral.

-¿Cómo?- Abriendo los ojos absorta en el ghostface, saqué el móvil y capturé una ráfaga de 10 imágenes. O sea, OSEA, ¿Quién era? ¿Qué hacía allí?

_{Y otra gran interrogante: ¿Qué le faltaba a Steve?}

Por más que Drea hizo un montón de fotos, su móvil no es que fuera precisamente de muy buen calidad, por lo que entre la distancia y los pocos megapíxeles que tenía su teléfono, a penas se podían distinguir las dos figuras.

¿Qué más podría o intentaría hacer Drea más allá de seguir observando?

Ni una foto buena. Todas borrosas o pixeladas.

-¿Y ahora qué?- con ganas de darle varios golpes al aparato _{a ver si funcionaba igual que la tele,} cogí aire y decidí realizar una llamada a Steve mientras salía del escondite para seguir los pasos de ese Ghostface _{a una distancia prudencial}.

Drea no dudó demasiado en avanzar e intentar alcanzar a aquél Ghostface. No tardó demasiado meterse en un callejón, ya que aunque los alrededores del ayuntamiento andaban relativamente vacíos, Nueva York era una ciudad muy transitada, por lo que aquél tipo no podía seguir a la vista tan tranquilo, menos aún con la alarma social que se había generado desde la noche anterior.

El callejón era bastante estrecho y tenía una bifurcación ¿se atrevería Drea a entrar o tomaría una decisión menos arriesgada?

-¿Por qué los ricos sois... así?- frente al frío, oscuro y tétrico callejón, corté la llamada y marqué directamente el número de Sydney.

No me creía lo que estaba a punto de hacer.

De noche, a oscuras, un callejón con bifurcación, un asesino recién salido del ayuntamiento y... mi llamada telefónica. _{Lo cierto es que encajaría perfectamente en una peli.}

-Sé que no hemos hablado mucho últimamente. Pero Anthony confió en ti y yo también lo haré- bajé un poco más la voz -Sydney... he seguido a Steve hacia el ayuntamiento y _{mientras esperaba que saliera}, me he encontrado con un guarda escoltando a Ghostface por la salida que hay en el lateral del edificio- ¿Una locura? joder, sí.

-Voy a seguirle. Sé que ha entrado en un callejón que hay aquí cerca y... y bueno, sólo quería que lo supieras.

O sea, ¡Habían matado a Steve con el total consentimiento de los guardias! Sabía que estaba chiflada por querer seguir cual ninja _{que se perfora la mano con un funko pop} al asesino. Y aun así...

-Escucha, no va a pasar nada. Y si pasara... pues... entonces... cuida de Rowdy. ¿Vale? Sé que es un idiota pero... - esperaba que algún día me perdonase.

-¡Bueno!- añadí rápidamente antes de ponerme sentimental colgar la llamada -Tengo que dejarte. ¡Nos vemos!

Bajando el móvil de mi oído, no tardé en pulsar la pantalla del móvil para finalizar la conversación _{coger aire, responder el mensaje de Lara} y concienciarme de lo importante que era no ser descubierta descubrir cualquier pista.

Claro que para ello no me quedó otra que apagar el teléfono y adentrarme con cuidado en el callejón.

Drea hizo caso omiso a lo que le dijo Sydney y decidió aventurarse en aquél callejón. Dio unos cuantos pasos hacia delante, mirando de lado a lado en busca del asesino que acababa de matar brutalmente a Steve y ha su padre, pero la oscuridad de la noche y la falta de iluminación, sumado a que no contaba con la linterna de su móvil, volvía casi imposible navegar por aquél oscuro lugar.

A cada paso que daba, Drea se arrepentía más y más de aquella decisión, pero estaba determinada a seguirle sin importar que. Llegó a la intersección, miró a un lado y a otro... Ni rastro de Ghostface, al menos por allí, pero no podía haber desaparecido, por lo que solo podía significar que estaba por el camino que acababa de recorrer.

Para cuando se dio la vuelta, solo pudo sentir una puñalada en un costado. La sangre fluía, manchando aún más a aquél sádico Ghostface. - ¡Qué buena idea lo de apagar el móvil, así no te puedo localizar! - reía, a medida que retiraba poco a poco el cuchillo. - ¿Pero no has pensado en apagarlo ANTES de que supiera que me estabas persiguiendo?

Como sea, acabemos lo que empezamos en tu casa.

Drea intentó correr, pero con todas las heridas que tenía encima, sumado a la pérdida de sangre, sus piernas no le respondían correctamente y Ghostface, andando tranquilamente, con paso vacilante incluso, estaba a punto de pillarla. Por milagro del destino, en aquél oscuro callejón, dormía un gato igual de oscuro, cuya cola fue pisada por Ghostface, desencadenando que este saltara encima de este y empezara a arañarle y morderle. - ¡Gato de mierda, aparta! - viendo que sus esfuerzos por quitarselo de encima parecían inútiles, finalmente decidió acuchillarlo, lo cual provocó que el gato cayera completamente tieso al suelo.

Por suerte para Drea, toda esta escena le permitió huir de allí. A penas veía nada, su visión estaba nublada y lo que más cerca tenía era el ayuntamiento. Miró hacia atrás, el Ghostface ensangrentado dejó de seguirla, no podía arriesgarse a ser visto por alguien que no fuera un colaborador, sin embargo la alegría le duró poco, pues justo cuando estaba a punto de llegar a la plaza, de entre los arbustos salió un segundo Ghostface que la agarró bruscamente. No tenía fuerzas para gritar, ni para defenderse, por lo que simplemente, acabó desmayándose.

Para cuando Scott y Nichole llegaron, todo estaba ya lleno de policias, tal y como habían dicho que iban a hacer, lo cual les hizo recordar la cara de estupefacción del policía que se le quedó al policía que se quedó de guardia tras las exigencias de Sydney de enviar a los policías al lugar... Un poco raro pedirle eso cuando ya estaba yendo la mayoría del cuerpo allí.

Como fuera, los policías estaban rodeando el lugar, investigando, pero la mayoría de sus esfuerzos se centraban en el ayuntamiento, lugar donde habían asesinado a Steve hace no demasiado ¿pero dónde podría estar Drea?

Cuando Scott le había propuesto dirigirse al Ayuntamiento, Nichole había dudado. Lo que ella necesitaba era ir a su casa, darse un baño caliente y ponerse algo de ropa de abrigo. Sentirse protegida y no andar corriendo detrás de una friki que ni siquiera le caía bien. Drea era una chica muy rara y no entendía por qué había ido sola hasta allí. ¿Habría ido detrás de Steve? Pero... ¿Por qué...? No conseguía entenderlo. Si de verdad iba detrás de Ghostface, ¿por qué no había llamado a la policía? 

A pesar de todas las dudas que tenía, no había podido decirle que no a Scott. Le había mirado a los ojos y había asentido, a pesar de que su instinto le gritaba que se alejara de aquel lugar. 

Cogieron un taxi para llegar lo más rápido posible. Allí apagó el móvil y le indicó a Scott que hiciera lo mismo, no quería que Ghostface supiera dónde se encontraban. Desde que le había quitado su protección, se sentía vulnerable y no le gustaba nada esa sensación. 

Cuando apagaron los teléfonos, se volvió hacia él y le miró nuevamente a los ojos. Cogió una de sus manos entre las suyas, que estaban completamente heladas y se mordió el labio, preocupada. 

— Scott, escúchame... — Empezó a decirle en voz baja, procurando que el taxista no escuchara la conversación. — Estos dos últimos días han sido tan caóticos que no he tenido tiempo de contarte una cosa. — Sentía el corazón en un puño. Tragó saliva antes de continuar hablando. — El otro día, después de lo del cine, recibí un mensaje de Kristian. Era un archivo para instalar y... Me extrañó mucho porque él acababa de morir... Lo ejecuté y se me instaló una IA creada por él. Tenía su rostro y hablaba con su voz, era como si estuviera vivo, pero sólo era una IA... Me dijo que tenía suficiente información sobre Jack Anderson como para que se pudriera en la cárcel, pero que para dármela tenía que encontrar a un amigo suyo. Erick Hallwinter. Me reprodujo un vídeo en el que salía él, poco antes de ir al cine. Me explicó que entre Erick y él habían creado un software que querían mostrarle a mi padre, pero que Erick había venido hacía unos meses a New York y había desaparecido. Creía que Ghostface le habría matado o que le estaba utilizando para poder acceder al software y por eso necesitaba mi ayuda. La IA, que se llamaba KristIAn, limpió mi teléfono del virus que utiliza Ghostface para controlarnos. Me pidió que lo llevara a la empresa de mi padre y lo instalara en el servidor para poder limpiarlo del virus, pero me negué a eso. No estaba del todo convencida de si podía fiarme o no, pero él me ayudó con Jack y... Cuando he recuperado el móvil ya no estaba instalada... Cuando me habló de Erick tuve la corazonada de que no había muerto, si no que realmente era Ghostface y parece ser que no me equivoqué...  — Guardó un par de segundos de silencio, esperando que Scott procesara toda la información que le estaba dando. — No sé si de verdad le conocía o quizás sólo habían tenido tratos online, pero... He pensado que... Deberíamos ir a su casa y entrar en su ordenador, quizás allí haya algo que podamos utilizar... Aunque si había algo, lo más seguro es que Erick ya se haya encargado, pero... No sé... Siento que debo intentarlo... — Terminó diciéndole y un suspiro salió de sus labios. 

Al bajar del taxi, dirigió su mirada hacia el edificio donde había muerto Steve y sintió un pequeño vahído. Apretó con fuerza los labios, recomponiéndose y recorrió con la mirada el escenario que tenían delante. 

Todavía iba con la camiseta de tirantes y su piel se había puesto de gallina al sentir nuevamente el frío cortante de la noche. Se abrazó a si misma y con un gesto de cabeza le indicó a Scott que se alejaran un poco del edificio, fuera de la vista de los policías. 

— Bien, ya estamos aquí, ¿y ahora qué? ¿Nos ponemos a recorrer todas las calles que hay alrededor del Ayuntamiento, buscando a esa friki? — Le preguntó con una mueca de disgusto.

Estaba inquieto. Bastante nervioso, la verdad.

Saber que la loca de Drea - Aunque llamarla loca cuando yo era el de primero hacer y después preguntar sería bastante hipócrita - estaba tras la pista de un ghostface, ella sola, me hacía querer decirla un par de cosas sobre la seguridad personal. Sobre todo después de que ya en su momento tuvo sus cosas.

Era curioso, sin duda. Anthony murió cerca de Drea quemado (los brazos de Drea también), el incidente del cine... Drea llegó tarde, en el secuestro express... no nos contó cómo la secuestraron, y además ahora Steven... joder. Eso era tan cierto como decir que Nichole era gafe, pues todo sus ex´s estaban muertos o mal de la cabeza. Eso da que pensar, pero no era el momento.

Apagué el móvil según me lo dijo Nikki, y escuche lo que me decía, sopesando cosas y posibilidades.

- Esa IA... -pensaba lo más rápido que podía. Seguramente el otro Scott ya hubiera atado cabos, pero mi corazón, ahora mismo, estaba más centrado en proteger a Nicole que otra cosa.- ... Creo que en realidad era algo de Hallwinter. Ese tío mató a Larsson para quedarse con todo el proyecto como suyo. Y contigo tiene una fijación especial, por si no lo has notado. ¡Que te ayudara con Jack, joder... si el mismo quería deshacerse de Jack! Seguro quiere utilizarte contra tu padre y la empresa.- No estaba seguro, pero era un comienzo.- Está bien. Busquemos a Drea y luego vamos a casa del friki tecnológico ese. 

Desde luego, la promesa a Klaudia era para pasársela por el culo, según parecía.