Partida Rol por web

Robert miró de muy mala manera a su hijo, se notaba que no le hacía ningún tipo de gracia el comentario que hizo respecto a pagar tantos gastos. Cuando volvió a sentarse, solo pudo dedicarle unas pequeñas palabras, lo suficientemente alto para que les escucharan en el palco, pero no las cámaras. - Así que en vez de venir a hablar con tu padre como hizo anoche Jackie prefieres ir recopilando fotos de esta gente y malgastando nuestro dinero... Ya hablaremos, ya.

¡Pero qué bonito Steve! - se escuchó de forma distorsionada desde el tejado del ayuntamiento. Al mirar hacia allá, pudieron observar a Ghostface con un megáfono, teniendo a su lado a Lilliana O'neil.

Cuando se aseguró que las cámaras les estaban apuntando a ambos, continuó su discurso. - ¿Pero no se te olvidan un tipo de víctimas? Aquellas que han tenido que sufrir la dureza de la cruda realidad, el ser unos don nadies, ser considerados unos locos simplemente por haber quedado en shock ¡o peor, un cacho de carne que usar y tirar!

Empezó a acariciar con suavidad el pelo de Liliana. - Cuéntales mi niña ¿quién te preguntó ayer como estabas? ¿Qué te pasó una vez saliste del parque?

Las fuerzas de seguridad del lugar, rápidamente empezaron a subir hacia el tejado, pero esto no impidió que Lilliana hablara. Tenía la mirada completamente ida, como aquél tipo que mandó en la fotografía de clase. Hablaba desganada, sin ilusiones, con una voz infinitamente más apagada que el día anterior. - Después de lo que pasó... Nadie me habló por teléfono, nadie se preocupó por como estaba después de los eventos que ocurrieron en el parque...

Miró al suelo y se mordió el labio. - Me crucé con una única persona que me habló. Rowdy Bigalow. - parecía que le costaba mucho hablar. - Era la única persona que me dirigió la palabra, la única que me invitó a su hogar a pesar de todo... Pero cuando llegué allí, se desnudó y empezó a quitarme la ropa. Yo... - su voz cada vez se quebraba más, a lo que Ghostface respondió dándole unas palmaditas en la espalda. - Yo solo me dejé hacer, no quería estar sola, pero cuando terminó, me echó de allí y el único que me habló fue Ghostface.

Mi pobre y dulce Lilliana. - comentó hablando despacio. Fue entonces cuando torció un poco la cabeza y miró hacia la multitud. - Enséñales Lilliana, como te sientes, qué es lo que necesitas hacer para librarte de este dolor. - señaló hacia delante, hacia el vacío. - Sé libre, mi pequeña.

Lilliana no dudó y saltó, siguiendo las indicaciones de Ghostface, cayendo justo encima de la fuente que había en mitad de la plaza, fuente que había servido de referencia para colocar las flores de la ofrenda. La sangre empezó a brotar, dando lugar a una muy grotesca imágen.

Las gotas de sangre empezaron a caer sobre las flores, algo que hizo que centraran su atención sobre las mismas, mostrando una imagen que no habían observado hasta el momento.

Para cuando seguridad llegó al tejado, Ghostface ya se había desvanecido.

Las fuerzas de seguridad también aseguraron el palco, sin embargo la gente a diferencia del día anterior, no huyó, se quedaron rodeando el cuerpo de Liliana.

Rowdy Bigalow ¿no es el hermanastro de Drea Martin?

¡Menudo cerdo!

Y la gente que pasó de esta pobre víctima... Menudos amigos de mierda tiene si no le hicieron caso. Menuda sociedad de mierda en la que vivimos. La gente solo mira por su interés.

Pero entre todas las voces, una destacó por encima de los demás. - ¿No os dais cuenta de lo que intenta? ¡Quiere que nos dividamos! Si nos peleamos entre nosotros, él será quien gane y tenga libertad absoluta para hacer lo que quiera.

Alzó las manos. - ¡Debemos mantenernos unidos y trabajar juntos para recordar a los que ya no están con nosotros, además de intentar formar una ciudad mejor! - sus sinceras palabras calmaron levemente al populacho, que tenía opiniones muy diversas y divididas después de lo que acababa de acontecer.

En esta ocasión alguien más interrumpía a Steve Evans, lo cual por un lado le parecía extremadamente divertido a Jack Anderson, mientras que por otro lado completamente distinto, le daba cierto coraje de que le hicieran eso a su amigo, casi hermano.

-¿Quien es esa?. -Preguntó Jack Anderson señalando a la chica mientras daba su discurso- Perdonad tengo una condición según mi psicólogo que me impide recordar nombres de gente pobre poco relevante; el la llama "Groséria" o algo así. -Evidentemente la tilde también estaba mal colocada, pero para cuando aquella muchacha cayó y la sangre empezó a brotar, Jack Anderson decidió abrir su paraguas para protegerse tanto a él como a su pareja de las manchas. -No te preocupes, no te dejaré sola.

Aunque quizás hubiera sido bueno escoger otro tipo de paraguas... pero por el interior tan solo se veía negro.

Nichole había captado la mirada de Steve cuando Jack hizo su discurso y sus labios se habían torcido en una suave mueca. Al bajar del atril y cruzarse con él, le dedicó una leve sonrisa de ánimo. No sabía si sus palabras habían funcionado para calmar los ánimos de la gente que Jack había alterado y esperaba que Steve pudiera ayudar en eso. 

Volvió al palco, sin apenas mirar a Jack y se sentó, muy recta, apoyando las manos en sus muslos, crispadas. Mientras Steve hablaba, Nichole le escuchaba mientras su mirada recorría los rostros de las personas que se encontraban más cercanas. Al escuchar que ofrecía pagar todos los funerales, dirigió su mirada hacia él, sorprendida, e instintivamente miró a su padre. En seguida se percató de que aquella noticia no había sido de su agrado y la sombra de una sonrisa asomó a sus labios. Pero su mayor sorpresa fue cuando pusieron el vídeo por las grandes pantallas, con las fotos de los fallecidos. Sabía que aquello enfurecería a su padre y Steve estaba demostrando muchísimas agallas enfrentándose tan abiertamente a él. Cuando volvió al palco, cruzó un momento su mirada con la de él y le dedicó una fugaz sonrisa de apoyo. Pero en ese momento, el señor Evans le soltó aquel comentario y Nichole resopló, molesta. 

— ¿Y por qué no fue usted a hablar con él? Osea... Fue horrible lo de... — Fue interrumpida por una voz distorsionada que salía de un megáfono. Dirigió su mirada hacia el origen de la voz y su corazón dio un vuelco. Allí estaba, de nuevo, y tenía a una chica... A su lado escuchó a Jack decir algo, pero no le prestó atención, sus ojos estaban clavados en ambas figuras, horrorizados, mientras escuchaba lo que narraba Lilliana. Nunca había hablado con ella, pero ahora que la veía allí cruzó por su mente que ya no tendría la oportunidad de conocerla... 

Nichole se había quedado clavada en el sitio, completamente en shock mientras veía como la chica se lanzaba al vacío. Tardó un par de segundos en reaccionar, en los que sus pupilas no podían apartarse de la fuente y de Lilliana O'neil. Sintió la presencia de Jack a su lado y escuchó que no la iba a dejar sola. Ahogó un sollozo, reaccionando finalmente al horror que acababa de presenciar y ocultó su rostro en el hombro de Jack Anderson, sin ser consciente del paraguas que les estaba cubriendo.

Jo-der. - comentó bastante impresionado por lo que acababa de ocurrir. Miró a su hija, parecía estar bien, al menos físicamente, por lo que aquello era suficiente para él. Miró entonces a Robert. - ¿Cómo se te ha podido colar así ese tipo? Si hubieras actualizado los sistemas con mi nueva versión... - parecía que quería insertar la idea de que, a más dinero invierta en software, más seguro será todo, incluso en una situación como esta.

Joder... Esto va a ir fatal para las encuestas. - dijo sin ningún tipo de tapujo. Por suerte las cámaras y micrófonos estaban apuntando a la ya fallecida Lilliana y nadie se enteró de ello. El aspirante a alcalde miró a los demás. - Hay una habitación segura en el despacho, puesto que el alcalde actual está de vacaciones me dejó a mí la llave y podemos acceder a ella, allí estaremos a salvo hasta que todo esto se solucione.

La idea parecía buena, el despacho estaba solo a unos metros. ¿Pero que opinión darían a los demás si hacían aquello? Y más importante aún ¿realmente iban a estar seguros allí dentro?

El shock en el que estaba Steve por lo sucedido se rompió ante lo dicho por su padre. -¿De verdad quieres ganar las elecciones?- Preguntó de forma retórica. -Yo no soy el tipo más brillante, pero hasta yo me doy cuenta que si nos metemos ahí vas a perder más votos. Muchos más de los que has perdido por dejar a ese imbécil hablar.- Señaló a Jack y al ver a Nicky en su hombro y lo que había en el paraguas su paciencia llegó a su limité. -¡Guarda esa cosa ahora mismo o te la rompo en la cabeza! ¿Todo es un chiste para ti?-

¿Ir a una habitación segura? Las palabras de Robert Evans consiguieron hacer reaccionar a Nichole, que de repente se dio cuenta de que se estaba refugiando en los brazos de Jack, como si de verdad él fuera a protegerla de algo. Levantó la mirada y la dirigió hacia Steve, sorprendiéndose ante su reacción por las palabras de su padre. A veces parecía él más preocupado por las elecciones que el propio señor Evans. 

«¿Qué ha pasado?» Se preguntó al ver la reacción de su ex con su novio. Levantó la mirada, el paraguas parecía normal desde la parte de dentro, pero... Se alejó unos pasos, saliendo de su refugio y entonces lo vio. El dibujo que tenía parecía estar riéndose de todos ellos. Sus ojos, abiertos como platos, fueron del paraguas al rostro de Jack.

— Guárdalo, Jack, no tiene ninguna gracia... — Le dijo con la voz tensa y volvió su mirada hacia el señor Evans. —  O sea, está diciendo que nos ocultemos en una habitación, ¿pero, cuánto tiempo? — A ella le daban igual los votos que consiguiera. Aquel hombre le caía fatal. Era cruel con su hijo y seguro que sería un alcalde pésimo, aunque tampoco es que le importara mucho, su papá nunca había tenido problemas con quién estuviera al frente de la ciudad. — Papi, yo no voy a ir a esa habitación... — Terminó diciendo, volviendo su mirada hacia su padre, que continuaba centrado en el teléfono que tenía entre las manos.

Por parte de Jack Anderson, este hizo caso a las indicaciones de Nichole Bloomer, a fin de cuentas, ella sabía más. Por lo que guardando el paraguas, el adinerado huérfano estaba a un paso más cerca de convertirse en un superheroe o quizás en una persona casi decente.

-Es cierto... -Comentó asintiendo ante lo dicho por ella- ¡Blacks Live Matter!. -Gritó a todo pulmón mientras hacía el signo de "Wakanda Forever" para luego lanzar el paraguas negro hacia el público menos favorecido- Listo, ahora no me podrán acusar de ser racista porque sé usar sus "Símbolos de Gang".

Tras decir aquello, también estuvo de acuerdo con los comentarios de su pareja, a fin de cuentas, ella sabía más... o es eso lo que siempre se decía a sí mismo para estar tranquilo y más importante aún, no tomar decisiones innecesarias como por ejemplo qué escoger para comer o si había que tirar o no de la cisterna en baños públicos.

-Si ella dice que es mejor no estar en una habitación, pues lo mejor que podemos hacer es ir a lo contrario de una habitación... un cuarto de baño. -Asintió con firmeza- Nadie muere en un cuarto de baño. Bueno, en verdad sí, es el sitio más "mortal de una casa" pero eso es por accidentes domésticos, pero no por asesinatos enmascarados... por eso mismo yo me cambié de casa cuando pude, no moriré por un accidente doméstico...

Cuando Jack se puso a gritar aquel comentario racista, haciendo el gesto de "wakanda forever", Nichole deseó que se le tragara la tierra en ese mismo momento. Sus mejillas se sonrojaron y bajó la mirada, dejando que el cabello cayera por delante de su rostro, ocultándolo para que nadie viera la vergüenza que estaba sintiendo. Ella se había mostrado siempre altiva ante los que no eran como ella, pero el desprecio que demostraba Jack, con esas formas que parecía no saber lo que estaba haciendo, era demasiado hasta para Nichole Bloomer. 

«Menos mal que las cámaras y todos están atentos a Lilliana» Pensó, con cierta sensación de culpabilidad por ese pensamiento. No es que se alegrara de que la pobre chica se hubiera suicidado delante de todo el mundo, pero ya que lo había hecho, agradecía que las cámaras no estuvieran enfocándoles a ellos... 

Cuando Jack empezó a decir lo de los cuartos de baño, levantó de nuevo la cabeza, apartándose un poco el cabello de delante de su rostro, para poder mirarle.

— Tampoco me voy a meter en un cuarto de baño... — Sentenció y un suspiro salió de sus labios.

Michael escuchó la conversación que estaban teniendo los más jóvenes del palco y decidió intervenir. - No, no, no. - negó con la cabeza. - No tenemos riesgo de ningún tipo. - admitió con total seguridad. - Lo que ha hecho con esa pobre chica es un símbolo de "publicidad". Ya se ha promocionado, se ha dejado ver y ha dejado claro su mensaje ¿por qué iba a venir ahora a por nosotros?

Además, la casa está hasta arriba de seguridad, venir a por nosotros aquí y ahora es un riesgo innecesario. - se acercó entonces a su hija y le murmuró, pero no lo suficientemente bajo, pues pudieron escucharlos todos. - ¿No podías buscarte un novio más normal cielo? Parece que tenga algún tipo de trastorno. Quizá es su forma de combatir la pérdida, pero ahora mismo está para tirarlo por el balcón. - dijo, exagerando la reacción que tendría él. Pero quizá los que hay abajo como "menos favorecidos" sí actuarían así.

Robert, tras escuchar las diversas opiniones del balcón, se unió a la mayoría y decidió mantener el temple. - Nos quedaremos aquí, será lo mejor y mostraremos que no nos acobardamos ante nada. - parecía seguro de sus palabras, a pesar de que hacía solo unos minutos, era el primero en querer abandonar el palco.

Se acercó con paso firme a los micrófonos y decidió dar un pequeño discurso. - ¡Queridos conciudadanos, no temáis! - fijó la vista en el cadáver ensartado, parecía que estaba a punto de vomitar, hasta que finalmente recuperó la compostura. - ¡Si tememos y nos escondemos, él habrá ganado, debemos mantener el temple y demostrarle a este terrorista que es incapaz de infundirnos terror!

Pero su discurso se vio interrumpido por la aparición de la policía de Nueva York, acompañada por la seguridad de la casa, en el palco.

Lucas entró en el lugar y encabezó a los cuerpos de seguridad. Se le veía tranquilo aunque le dedicó una mirada bastante fulminante a Jack por un motivo que cualquiera podría deducir si miraba al oficial. - Señores. - miró fugazmente a Nichole. - Señorita. - se dirigió hacia Robert Evans, que era el cabeza del lugar. - Hemos registrado el edificio de arriba a abajo y no hay ni rastro de Ghostface.

Hizo una mueca con los labios. - Por otra parte... La entrada al tejado no ha sido forzada, por lo que solo hay tres posibilidades, una es que tenía acceso, la otra que alguien desde dentro le dejó pasar y la última, que sea un genio con la tecnología. - arqueó una ceja y miró a Michael. - No tendrá usted alguna idea ¿verdad? Después de lo de esta mañana... Creo que deberíamos hacerle unas preguntas igualmente, sus conocimientos pueden ser de ayuda para la investigación.

Se colocó las manos en el cinturón. - El resto, quedan libres de ir a dónde quieran, pero no abandonen la ciudad y tampoco convoquen más eventos, por favor.

Por parte de Jack Anderson, este tenía pensado quedar con Nichole Bloomer y su padre esta misma noche, por lo que fue bastante sumiso en todo lo relacionado con estar con su pareja mientras la policía hacia lo suyo, y de hecho, una vez que todo había terminado, de forma bastante inocente, se acercó a Lucas Lawson.

-¿Qué hay con esa cara?. Ah, no me lo digas... ya lo sé: Esa chica que la palmó era Afroamericana, aunque no tuviera el pelo-pubis que tenéis vosotros. No te preocupes, "Brother" yo lloré cuando el Rey t'challa murió. Siento tu dolor. -En esta ocasión hizo el signo del puño en alto, a modo de apoyo a la comunidad- Y también apoyo el Movimiento LGTBI+, Lesbians, Gays, Truckers, Blacks, Isidoros y Matemáticos. Así que estamos estamos en el mismo barco, o patera o canoa, lo que prefieras usar para navegar. Por lo que trabajemos juntos para dar con el culpable, que por suerte, es negro por lo que puedes usar tu condición de policía para aporrearle, en vez de hacerlo contigo mismo cuando te ves al espejo, claro está. ¡Aquí todos ganamos!.

En efecto, no entendía ni la mitad de las cosas que decía, pero ese era el encanto de Jack Anderson, que podía solucionarlo todo no por el medio de las palabras, sino por rodearse de gente que podía, milagrosamente, solucionarlo todo... Aunque la mayoría era a cambio de dinero, cosa que por suerte, no era un problema para este mil-millonario.

Nichole miró a su papaíto y después miró de nuevo a Jack. Empezaba a creer que no era tan cool que les fotografiaran juntos. Hasta hacía unos pocos días, sentía que la gente les miraba con admiración y cierta envidia. Ante las cámaras los dos hacían una pareja de revista, pero... Jack Anderson era un cretino y todo el mundo había sido testigo de eso...

Vio llegar al agente y escuchó las noticias que traía. Frunció levemente el ceño y dirigió nuevamente su mirada hacia el edificio, mientras Jack se acercaba y empezaba a hablar con él. Así que Ghostface había vuelto a desvanecerse sin que nadie le hubiera visto... Parecía que podía moverse por donde quisiera y eso daba mucho miedo...

Mientras tenía su atención puesta en el edificio, escuchó parte de las palabras de Jack Anderson y cerró un momento los ojos, respiró, intentando calmar sus nervios y volvió a abrirlos. 

— Cielito, intenta no abrir la boca sin que estén tus lameculos presentes... — Le dijo en voz baja y se volvió hacia el policía. — Gracias por todo, agente... Papi, te veo luego... — Le dio un beso en la mejilla a su padre y se despidió del resto con un suave gesto de cabeza. Tenía que salir de allí cuanto antes, empezaba a agobiarse muchísimo y Jack no paraba de joderlo todo... 

Empezó a alejarse mientras sacaba el móvil del bolso y le echaba una ojeada. 

Nichole frunció el ceño al leer el mensaje de tu tito. Tenía razón, su mami debía estar super preocupada, pero es que a veces se ponía tan pesada que, inconscientemente, ella rehuía de su atención mega absorbente. Mientras se alejaba escribió a los dos y se dirigió hacia la parada de taxis para que la llevaran a la biblioteca.