Janna asintió. Sí, señor. Dijo, marcial. Uland no, pero Janna ya sabía que como esclava temporal no podía abandonar las estancias de su "amo". Le miró un poco, se había ofrecido a explicarle algo, pero parecía más interesado en las chicas de Kasenia. Negó lentamente.

Hombres... Y miró a Enarah. Vamos adentro, anda, a ver si te podemos sacar ese pestazo.

 Cuando fue a por las dos mujeres y les agarró el trasero sonrieron con picardía, y Shina le agarró el miembro. Creo que esto necesita un poco de ánimo... Dijo mientras empezaba a manosearlo y masturbarlo para que volviera a su máximo esplendor. Mientras tanto le miraba a los ojos, sonriente y aún caliennte, pues las tres no habían estado quietas mientras hablaba con Yog.

 Alendra por su parte le agarraba el trasero, y jugueteaba con los dedos por los abdominales y pectorales de Uland. A lo mejor no es tu mano lo que quiere, Shina...

Jacka seguía en pelotas, con una mano detrás de la nuca y con un cigarro recién liado en los labios. No parecía que se fuera a unir, o no aún. De hecho, quizá dudaba si acompañar a Janna y Enarah al baño... Y conociéndola, probablemente sería para pegarle o humillarla.

Uland se moría de ganas de quedarse con aquel pequeño harén improvisado pero cuando vio que Janna y Enarah se iban a darse un baño se quedó pensativo sobre aquella extraña palabra que le había comentado la paladina.

Se mordió el labio inferior de placer cuando Shina empezó a sobarlo pero se tuvo que contener y alzó un dedo.

— Necesito ir a hablar con esas dos un momento! Grrr.. — y emitió un gruñido de frustración al tener que largarse con la calentada.

Dicho esto se fue aún en pelotas y medio empalmado en pos de las dos esclavas y Jacka, así de paso controlaría que la guerrera no se pasara de la raya, la pobre Enarah había sufrido ya bastante hoy.

Shina y Alendra dijeron que sin problema... Ellas se podrían entretener sólitas. Jacka entró delante de Uland y ambos vieron a Enarah sentada en la bañera mientras Janna le limpiaba la espalda con una esponja. La bardo estaba más relajándose que lavándose. Jacka la miró.

Acaba de lavarte bien y cuando estés sales que me tienes que comer el coño hasta que se te pele la lengua. El collar brilló, y Jacka salió sonriente con el porro en la boca. 

Enarah comenzó a limpiarse con esmero en lugar de con relajo y placer.

Janna suspiró mirándola, no con una gran pena, pero sí empatizando con su situación.

[Janna] Hmmm... Miró a Uland, con la bandera a media asta. ¿Sí...? Preguntó, no sabiendo si venía a hablar con ella, con Enarah, o no venía a hablar. Su rostro a veces resultaba difícil de leer... 

Se encogió de hombros.

— He muerto y me han resucitado, pero no soy de piedra, no puedo hacer nada cuando estoy rodeado de mujeres desnudas.

Luego negó un par de veces con la cabeza, como tratando de sacudirse ciertos pensamientos que venían en la cabeza.

— Dijiste que me querías hablar sobre un.. belgh-algo. La verdad que no se lo que es, pero supongo que me interesa, pues acabo de llegar a este lugar y aún me siento muy descolocado. Soy todo oídos.

Se sentó al borde de la bañera.

Janna se rió un poco con la explicación de Uland. Supongo que después de todo sí piensa por si mismo. Se permitió bromear en referencia a los comentarios de Jacka.

Enarah se seguía limpiando en la bañera, detrás del guerrero, y Janna se sentó delante, escuchándole.

Belgheros. Asintió. Verás... Yo era una paladina, pero me centré mucho en el estudio del... enemigo. De los nigromantes, y de los demonios, de sus tipos, y los hechizos para contrarrestarlos a unos y a otros. Suspiró, recordando brevemente. 

Buscando artefactos malignos que destruir fue como acabé poseída y liderando un grupo de cultistas -entre los que estaban Áurea y Pandora, del equipo de Vidomina-. Y tras unos cuantos años con ellos... conozco bastante más sobre sus tipos que en una década de estudio.

Miró hacia la puerta, como recordando a Yog.

Los belgheros, como Yog, son capitanes militares. Escalafones intermedios, demasiado valiosos y astutos como para mandarlos como carnaza, pero demasiado débiles para convertirse en generales. Aman la batalla y los placeres simples, podriamos compararlos con bárbaros bastante astutos. Se acarició la barbilla. También son... ambiciosos. Y en el infierno la ambición se contiene vapuleando al 'trepa' sin misericordia. Hizo un gesto con la mano.

No digo que le trates así, probablemente solo lo vuelvas en tu contra, pero sí estaría bien que le dejaras claro que eres más fuerte que él, que no eres una carnaza venida a más, si no su general.

Atendía a aquella explicación con interés. Janna le recordaba a los acólitos de su templo que se dedicaban a investigar y estudiar, para ayudar a paladines elegido como él para enfrentarse a las peores pesadillas que se pudieran imaginar.

— Entiendo. La verdad que Yog me ha sorprendido en muchos aspectos y con lo que me cuentas me cuadra. Estoy acostumbrado a trabajar con mis escuadrones con el respeto y la disciplina, pero son valores que un.. ¿belgheros? no va a entender.

Terminó comentando y resopló, pues sabía que hacer lo que decía Janna no iba a ser fácil.

— De todas maneras, gracias por explicármelo.

Asintió a modo de agradecimiento.

Janna negó.

No, el respeto y la disciplina no son su punto fuerte... Te obedecerá y respetará si cree que puedes humillarle delante de otros. Que sus "inferiores" -Normalmente otros demonios menores, pero en tu caso Jacka y Shina- le vean recibiendo una paliza lo pondrá furioso, pero al mismo tiempo es la amenaza con la que le puedes mantener a raya, si la usas bien. 

De algún modo daba la sensación que no parecía hablar de forma teórica si no desde la experiencia, lo que resultaba... desconcertante.

No hay de qué. Una bestia como esa fuera de control no es buena cosa para nadie. Se levantó y le dio una palmada en el hombro. Suerte. Cualquier cosa, no dudes en venir a preguntarme.

Después del combate 9 (Día 17)

Después de la divertida noche con Aznabar, Shina y alguna otra compañera del grupo de Aznabar, todo el grupo de Uland reapareció en las habitaciones.

Jacka y Shina estaban la mar de contentas, Jacka no parecía tener demasiados problemas ni siquiera por haber aparecido en la cama con Uland.

Quien parecía llevar un cabreo de mil parientes era Yog, que gritaba, rugía y bramaba, a juzgar por el ruido destrozando el escaso mobiliario de su habitación, golpeando las paredes y quizá hasta dando cabezazos. 

 ¿Siempre se levanta así de cruzado? Dijo con sorna, y sin miedo de que Yog la oyese, con el escándalo que estaba montando. ¿O le jode madrugar? Jajaja... Miró a Uland en la cama y se incorporó apoyándose suavemente en él, dándole unas palmaditas en el pecho.

 Parece tremendamente frustrado... Dijo tratando de escuchar.

Uland dejó escapar una sonrisa al reaparecer junto a sus chicas. Había compartido con ellas momentos íntimos y sentía que la relación se iba relajando a nivel de tensión.

Alzó las cejas e hizo una mueca cuando escuchó a Yog y supuso que Vidomina habría perdido el combate y le habría tocado soportar algún tipo de tortura. Le iba bien recibir un poco de castigo y que se diera cuenta que necesitaba de su capitán para poder ganar y conseguir sus objetivos.

— Es duro aceptar la derrota sobretodo porque le habrán devuelto sus perrerías, seguro.

Jacka... Tú no salgas, que nos conocemos. Le pidió a su compañera. La bárbara rió un poco, pero asintió. Ella también se conocía, y sabía que a poco que hiciera, haría saltar la ira de Yog contra ella... Y no parecía el momento idóneo.

Yog siguió un poco más, y al rato salió a la sala principal de las estancias, aún bufando y rabiando, deseando tener algo que matar