Tiamat se dejó levantar del suelo con buena voluntad, mientras seguía sis carcajadas. Casi me quiebras el dedo! Dijo sacándolo del trasero de Olimpia. Vamos zorra, inténtalo... por mi parte, solo necesito decir... Recitó su mantra y tocó el clítoris de la guerrera, lo que hizo que temblaran sus piernas. Ahhh... sí que... mmmm... sabes que hacer... Dijo mordiéndose el labio inferior.
Hécate y yo nos acercamos uno al otro, aún acostados, y comenzamos a besarnos con una furia lujuriosa, mientras mirábamos de reojo a la sacerdotiza y la guerrera.
Mis manos comenzaron a recorrer su cadera y trasero, mientras las suyas se concentraban en los músculos de mi pecho. Tomé su cabello y comencé a besar su cuello, mientras nos incorporábamos un poco, ya recuperando la movilidad.
La sanadora me ataca de nuevo con su hechizo sexual "¿no se le acaban?" con un gemido de placer vuelvo a correrme, mi resistencia ya por los suelos. Hago mi mejor esfuerzo pero las piernas no me aguantan y caigo de lado, pero aun así no suelto a Tiamat y ya en el suelo sigo pistoneando su sexo con tres dedos. Y ahora que ya no la sujeto en alto mi dedo gordo empieza a hacer lo mismo en su trasero
-ahhh ufff.. suplicarás.. aahhh-
Motivo: dureza
Tirada: 1d10
Dificultad: 4-
Resultado: 5 (Fracaso) [5]
Ahhh... Si... vamos, vamos... más. Usa esos dedos... Dijo Tiamat, mientras hundia su rostro entre las piernas de la guerrera y comenzaba lamer su sexo como las amazonas le habían enseñado. Sus dedos seguían jugando entre el trasero y la vulva de la guerrera.
Hécate lanzó al aire un insulto en griego antiguo, cuando dos de mis dedos entraron en su sexo y comenzaron a tocarla por dentro. También yo había aprendido varios trucos de las amazonas. Me empujó hacia atrás, tomó mi sexo con una mano y comenzó a lamerlo mientras hacía sonidos de placer. Mmm... Sabe a lemuriana lasciva... Lamió desde la base de mis testículos hasta la punta de mi glande, y luego lo introdujo en su boca, comenzando a succionarlo mientras movía su cabeza arriba y abajo.
Yo avancé, aún recostado, para besar a Tiamat. Y por aquí sabe a... de dónde eres Olimpia? Pregunté, aunque no esperaba respuesta alguna, ya que aproveché la invitación de la sacerdotiza (que abrió aún más las piernas de la guerrera, tomándola por sus rodillas) para compartir lo que estaba degustando. Mi boca y la suya transitaban entre los muslos de Olimpia, encontrándonos para besarnos, o cruzándonos con su sexo o trasero. En cualquier caso, nuestras lenguas daban rienda suelta a sus locuras, metiéndose y saliendo de los lugares que ellas querían a cada momento.
Noto como otras manos y lenguas se unen a Tiamat en mis bajos. No dejo de estremecerme de placer y tengo un par de pequeños orgasmos en un tiempo bastante corto. Ya me parecio que estas bebidas de Orion son malas para la salud mental.
Pero ahora lo principal es cumplir mi amenaza, mis dedos bombean los dos agujeros de la sanadora y mi lengua empieza a trabajar su clítoris aunque llegue con cierta dificultad. Los orgasmos y demás no ayudan precisamente a la precisión
-mmmmfff.. Aaahhh- es mi respuesta a la pregunta de Orion
Olimpia, me quedó esta escena para atrás y olvidé marcarla... Lamento la demora, qué hacemos? La continuamos o la damos por cerrada?
pues la tengo algo olvidada ya, por mi se hace un fundido en negro y la dejamos
Perfecto! fadaway entre el vapor de los cuerpos lujuriosos...