Partida Rol por web

Que pena, es un modo divertido de vencer a un demonio digo acariciando su pecho. Entonces me quedo pensativa un momento. ¿En tu forma demoníaca puedes apagar tus llamas a voluntad? Porque, si es así, me gustaría probarte en esa forma digo, agachándome para mostrarte mi sexo algo húmedo por la excitación de esa idea. He derrotado varios demonios, pero creo que nunca he follado a ninguno.

-Pues eres más ruda de lo que pareces... Me agrada.- Con una ligera sonrisa vuelvo a mi forma demoníaca, apagando así a voluntad mis llamas, pero aún así se podía sentir cierta calidez en mi cuerpo, pero no como para hacer daño al estar en un contacto prolongado. Al tomar esta forma aumenté de tamaño, donde se podía ver que mi cintura estaba por encima del agua. Donde en la anatomía humana debería haber un pene, no había nada... Pero...

De allí comenzó a formarse en un vórtice de fuego, como un pequeño tornado en la zona de la entrepierna, el cual se alargaba, y una vez desaparecieron las llamas se pudo ver un gran miembro de un color anaranjado y algo transparente como la piel natural del demonio de la cintura hacia arriba. Lo más parecido podría ser un dildo grande, pero este estaba vivo, palpitanto, transmitiendo cierta calidez mientras se apoyaba contra la piel del ángel. -¿Crees que puedas soportarlo?- 

Lo miro y afirmo. Sí, estoy casi segura de poder. Doy un paso hacia atrás, haciendo que su glande roce mi sexo mientras gimo. Y, apretando más, dejó que su glande entero entre en mi húmeda rajita.

Sonreí con ligereza por aquello que hiciste, para luego tomarte con una de mis manos y llevarla detrás de tu cintura, para así ir poco a poco, despacio, acercándote a mí para irte penetrando. -Pues para estar seguros iré con cuidado contigo.- Poco a poco comenzaba a abrirme paso dentro de ti, expandiendo tus paredes al paso de mi miembro el cual iba entrando poco a poco.

Puedes comprobar como mi sexo, de forma parecida a como ocurrirá con muchas donias y algunas humanas, se expande completamente para abrazar tu falo, sintiendo como las paredes te aprietan pero sin encontrar ninguna resistencia. De hecho, consigues entrar entero, pubis con pubis, mientras un hondo gemido se me escapa. Te miro. Es enorme, mmm...

-Me sorprende que lo puedas soportar querida.- Respondí con cierta sonrisa pícara antes de tomarte con firmeza, y en vez de ser como el principio, lento, comienzo a mover mi cintura de forma constante, aplicando cierta fuerza en el empuje mientras nuestras pubis chocaban una y otra vez.

-¿Aún puedes o prefieres que sea más delicado?~-

Mmmm... Pues no debería sorprenderte tanto. Tanto si tu historia es auténtica como si lo es la mía, demonios y celestiales somos la misma raza, aunque separados por ños dioses.

Muevo las caderas en círculos, con los ojos cerrados. No, me encanta como me lo estás haciendo. Humm... Estoy empapada, dios.

-Empapada es decir poco querida~- Respondí con cierta picardía mientras comenzaba a moverme con más rapidez, sujetándote con firmeza mientras acompañaba aquellos movimientos circulares que tu hacías al igual que observaba con cierto deleite tus pechos.

-¿Que te parece todo esto, eh? ¿Al final no fue tan malo el terminar aquí conmigo, no?-

Cierro los ojos, dejándome llevar por las sensaciones. Admito que no. ¿Sabes que si un caído muere sin haber podido ir al cielo se convierte en demonio? Eso dicen, al menos. Estoy empezando a pensar que igual no sería tan malo. Pero no se lo digas a Kan.

Me doy la vuelta, mirándote. Ahora dame duro y acaricia mis alas. Pero con cuidado, son muy sensibles y podrías cruzar fácil la frontera entre placer y dolor.