Partida Rol por web

Artemis fue muy hábil con el hechizo Alohomora  tras verificar que el servicio estaba vacío, algo que parecía crearle mucho malestar, el encontrar alguien tras la puerta en una situación tempestuosa. La puerta que daba paso al inodoro fue rápidamente abierta, dejando el acceso libre, tanto como el olor, el cual se iba incrementando.

El muchacho buscó la cajita con todo lujo de detalles y fue al levantar la tapa del váter cuándo ésta se mostró, sucia por lo que parecía ser excrementos que la recubrían, y dos bichos de pequeño tamaño que estaban sobre ella, guardándola, mirando a Artemis con muy mala cara al ser molestados.

Alen entra en los servicios sintiendo cómo sus fosas nasales mueren por el disgusto del hedor envolvente. Echó un leve vistazo alrededor y  no pudo encontrar a simple vista lo que buscaba, y es que las puertas que daban acceso a los inodoros estaban cerradas y ese era el lugar de donde provenía aquel mal olor descomunal.

Habían cinco puertas disponibles en aquel aseo femenino y cuando intentas abrir la puerta te das cuenta de que está cerrada con llave. ¿Podrá Alen acceder al interior de aquella estrecha y maloliente cámara?

Después de comprobar que Andrew estaba bien, o al menos todo lo bien que se podía estar después de semejante situación, Victoria se encaminó al sótano para encontrar una de las cajitas que les había mencionado la profesora, cuando llegó de concentró y buscó el ojor a flores para ver a dónde le guíaba.

Victoria caminó a través de los pasillos hasta encontrar las escalerillas que comunicaban las mazmorras con las cocinas, el cual era un sitio de obligado cumplimiento de visitar para poder llegar hasta el lugar donde olía a flores.

Una vez que la muchacha pisó las cocinas perdió el rastro de flores y comenzó a oler otros muchos matices por el camino, como la comida del día, pollo con patatas, pastel de riñones, flameado de merengue y un intenso olor a chocolate. esos aromas quizás la desconcentraran por la hora que era. Por otra parte había un intenso olor a podrido en la zona de las cocinas, donde los elfos domésticos se afanaban con cumplir sus labores. Y por fin detectas el olor a flores frescas que parece provenir de una puerta que conecta con las cocinas, la lavandería.

Si entras allí podrás observar toneladas de sábanas, ropas de alumnos y muchos tanques de agua con olores frescos y gratificantes. Buscar allí tiene mucho trabajo, hay más de 20 piscinas de agua y ropas situadas en montículos. Hay elfos domésticos que realizan su labor con mucho cuidado de no tocar la ropa, como si ésta les molestase.

¿Qué hará Victoria?

Victoria miró como trabajaban los elfos, le parecieron unas criaturas muy interesantes pero no tenía tiempo de pararse a eso ahora, tenía que encontrar la cajita, observó el panorama y se concentró, había muchos olores en la sala frescos y agradables, algunos podían confundirse con flores... así que inspiró hondo y comenzó a pasearse por la estancia.

Los olores del lugar eran confusos, pero comienzas a guiarte mejor, las montañas de ropa estaban aún sucias, y eran cinco estanques específicamente los que olían a un perfume fresco floral, quizás debieses investigar dentro de aquel agua lleno de ropa si había o no rastro de alguna de las cajitas. La dimensión del estanque era de 2 metros por 2 metros y profundidad desconocida.

Se acercó a uno de los estanques atraída por un intenso olor floral y plantada frente a él pensó en qué hacer, quizás debiera buscar dentro... había mucha ropa y desconocía la profundidad asi que se decidió arremangarse e introducir ambas manos removiendo la ropa para buscar entre ella.

Doy una paso atrás y observo a las criaturas intentando deducir que clase de seres son los que ahora vienen a por mi.  -Al menos ahora tengo una excusa por si alguien me descubre aquí, pues dudo que algún otro profesor o el celador me crean eso de que es un deber escolar. - pienso mientras los guardianes de la profesora Foxier hacen su trabajo.

Chicos necesito sus garras aquí. - digo mientras apunto mi varita hacia una de las criaturas y realizo mi mejor encantamiento defensivo al tiempo que mis halcones acuden en mi ayuda. - ¡Petrificus Totallus!

Mi conjuro parece ser efectivo al igual que el ataque de mis halcones, quienes se lanzan en picada contra las criaturas, listos para hace lo suyo, tal como ocurrió contra los Fwoppers en el hall de entrada, sabía que era probable que eso me costara un par de plumas y un tintero, pero bien valdría la pena cuando cumpliera el objetivo fijado por la profesora de pociones.

El hechizo que Artemis realizó contra una de las criaturas fue totalmente efectiva, petrificándola de inmediato. Sin embargo sus halcones no pudieron acudiar a la ayuda del muchacho, pues estaban en la puerta de los aseos custodiando la entrada y debían perder tiempo hasta encontrarse en su posición.

El bundimun, aquel hongo o moho verdoso y maloliente era una criatura que podía tirar ácido a través de su cuerpo, y aquel especimen, al ver atacado a su hermano, avanzó por la taza del váter con una clara idea de atacar al Hufflepuff, lanzando un chorro de ácido a Artemis, que pasó muy cerca de su lado, sin llegar a impactarle. Ya sabía el pelirrojo cómo se la jugaban aquellas cositas verdes

Desde luego esa peste no era normal en absoluto por lo que estaba claro que había encontrado el lugar, el primer problema que me encontré fueron las puertas cerradas de los baños, por lo que lo sabía casi a ciencia cierta que al menos una de las cajitas debía estar en alguno de ellos. Mire arriba a abajo la puerta pensando como abrirla, fue decepción ver como la parte superior estaba cerrada si no fuera por eso podría haber tratado de escalarlo. Otra opción era usar alohomora en la cerradura pero eso sería muy difícil, obviamente la fuerza bruta no era opción, necesitaba pensar en algo... ¿pero el que? ¿quien podría haber cerrado la puerta? ¿y como podría yo abrirla? ¿tal vez si probara a intentar otra vez buscar ayuda funcionaría? De hecho... mi timbre de voz aún podría servir... Busque el mejor sitio para esconderme en el baño, por desgracia no había mucho y me tendría que limitar a dar vueltas al círculo que formaban los lavabos para que no me vieran.

- Aaaaaaaaaaaaaaaah -solté el grito mas femenino que podría haber hecho y entonces espere con suerte alguien vendría a dar auxilio y abriría la puerta

La bonita Ravenclaw metió la mano en el estanque para intuir con cuánta profundidad se enfrentaba. Tuvo suerte con la mano pues pudo tocar algo que parecía una cajita, pero para cuando la muchacha sonriera un problema surgió, y es que notó unas garras que cogieron su muñeca y tiraban de ella hacia dentro del estanque mientras la elfina doméstica observaba con expresión nerviosa sin hacer nada para ayudarle.

El grito femenino fue lo suficientemente estridente para que un muchacho de Gryffindor de quinto curso abriera la puerta del baño femenino y mirase hacia la estancia con gesto preocupado.

- ¿Hola?.... ¿hola?.... ¿estás bien?.... - parecía que se acercaba a los baños y notó que la puerta estaba cerrada -.... oye...¿en dónde estás?.... ¿necesitas ayuda?....

Alen tuvo suerte porque el muchacho pareció no haberle visto

No debiste haber hecho eso verdecito. - digo con seriedad mientras apunto mi varita al bundimun y realizo el maleficio Orchideus tal como nos había enseñado el profesor Von Vianden en clase.

Lo siento por ti chico. - digo con resignación mientras veo como la pobre criatura se convierte en una corona de rosas azules, esta vez estaba inspirado y con el segundo guardián fuera del camino ya podría terminar de reclamar mi premio.

Estuvo cerca, si esa cosa me hubiera dado muy posiblemente no estaría aquí, lo mejor es que vaya con pie de plomo, no vaya a ser que la profesora haya preparado alguna otra sorpresa para nosotros, pues la primera de ellas casi termina conmigo. ¿Quién dice que no se usan varitas en clase de pociones? - pienso mientras guardo mi varita en el bolsillo de mi túnica.

Victoria emitió un grito agudo cuando notó que algo la agarró de la muñeca y tiraba hacia dentro del estanque mientras ella intentaba zafarse.

Y así fue como "verdecito", una criatura mágica que podría haberle hecho bastante daño, quedó convertido en un precioso adorno floral. Artemis desconfiaba, y no era para menos, pero la cosa parecía estar tranquila con los dos bundimuns fuera de juego. Ahora solo había que idea cómo demonios sacar la caja de váter, teniendo en cuenta de que estaba cubierta con restos de excrementos.

La mano que sujetaba la muñeca de la Ravenclaw no la soltaba, pero tampoco tuvo la fuerza necesaria como para tirar de ella hacia el fondo del estanque. Victoria a partir de ese día se pensaría muy bien si era recomendable meterse en sitios cubiertos de agua con poca visibilidad....

Sonreí ante la aparición de nuestro querido Griffyndor, como no tenía que ser un león valeroso y con ganas de ayudar a cualquiera.

- En el baño, socorro, alguien me ha encerrado aquí dentro.

Ahora abriría la puerta y se encontraría... nada, por lo que ya estaba pensando en la excusa para que se fuera después de eso. Solo necesitaba que no fuera capaz de localizar mi voz ahora y ya tendría mi preciada cajita y podría librarme de una vez de su maldito olor, dios la profesora Foxier realmente sabía hacer que algo apestara de verdad, dios santo a saber que habría usado.

El Gryffindor gira la cabeza en la dirección donde se encuentra Alen y se le queda mirando con cara de... "¿qué coño estás haciendo?"....

- ¿De qué vas chaval?...., ¿te parece graciosillo que entre alguien en el baño de las niñas?.... - le coge de la túnica y tira de él hacia arriba para levantarle del suelo -... dame una buena explicación para no romperte la boca....

El Gryffindor superaba en porte a Alen, y lo peor, el enfado que llevaba era más que evidente

No pienso, ni necesito meter mi mano allí. - digo con seriedad mientras vuelvo a recurrir a mi varita para sacar la caja del inodoro sin ensuciarme las manos.

Wingardium leviosa. - con suma facilidad saco la caja de su posición actual y la levito hasta uno de los lavamanos en donde le dejo caer un buen chorro de agua para lavarla y con ayiuda de papel sanitario termino de secarla para poder llevarla de vuelta al aula, junto con el arreglo floral para la profesora.

Victoria continuaba tirando con fuerza y maldiciendo su fantástica idea de meter la mano en aquel lugar.