Una miriada de colores sale disparada de las manos de Ambrosius hacia Artagh, que inmediatamente después cae a las humeantes brasas inconsciente. Contrariamente a lo que era normal en el resto de tatamis, la victoria del hechicero no se ve recompensada con ovación alguna. El joven arcanista gira sobre sí mismo confuso, buscando a alguien de la organización hasta que de pronto ambos contendientes son teleportados a sus respectivas celdas de aislamiento para ser sanados.
¡Enhorabuena, Deivid! ¡Mucho ánimo, Itha!
Cierro la escena.