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Jornada 6 (Madhusudana)

Al enterarse de que alguno de sus iguales ha acogido una jornada del torneo, Madhusudana (el señor de los cielos) ha enviado una misiva urgente a la organización para que se le permita celebrar un combate en el reino celestial. Obviamente, por pura precaución, la solicitud ha sido aceptada.

De nuevo se hacen necesarios los conjuros y plegarias de los sanadores para poder disputar el evento medianamente cómodos. Aunque esta vez al menos sí hay público: ángeles, querubines y otros seres etéreos os observan con suma curiosidad.

Definitivamente los lanzadores de conjuros no gustaban a Tungur. Los dos combates que había perdido había sido contra ellos. Aunque por lo menos en el último había sido peleando, no a distancia de forma cobarde.

Cuando se encontró con su siguiente contrincante despues de pasar el portal se alegró de ver que era un guerrero, o por lo menos eso parecia.

Tungur estuvo unos instantes mirando el escenario donde se encontraban. Todos esos seres alados le ponían nervioso, aunque no estaba seguro de por qué.

Olaf es moreno y con el pelo largo y liso, parece un hombre bastante musculoso y alto. Su rostro deja ver una cicatriz que parece provocada por la garra de algun animal, aunque lo que mas destaca es su cara de pocos amigos. Sus ojos son negros y su piel bastante palida, sus brazos estan llenos de tatuajes de bestias salvajes y en su pecho se puede ver tatuado la cabeza de un leon rugiedo con furia.

Viste una armadura de cuero tachonado y sobre su espalda descansan un escudo y un gran hacha, en la parte izquerda de su cintura se puede ver como la empuñadura de una espada asoma de su vaina, y en su mano derecha porta una lanza larga, parece que esta preparado para cualquier tipo de combate.

Tungur empieza a moverse hacia su enemigo. Pero el caminar sobre las nubes y el aire todavía lo desorienta un poco. Con lo que no avanza mucho debido a que va mirando bien donde pisa.

Sin tratar de perder de vista a su enemigo claro está.

Olaf dificultado por el terreno avanza hacia su oponente, pero todavia no lo tiene lo suficientemente cerca para poder atacarlo.

Tungur observó como su contrincante avanzaba hasta él, pero sin llegar a acercarse demasiado. Ambos guerreros se estaban estudiando mutuamente.

Parece que ninguno queremos dar el primer paso. Bueno. No seré yo el cobarde.

Con un rugido gutural Tungur afianzó su lanza y avanzó contra su enemigo con la intenciónd e empalarle con su lanza.

Olaf acababa de recibir un fuerte lanzazo, lo que hizo que rapidamente soltara un grito de rabia y contraatacara a su contrincante.

El adversario de Tungur había contestado el lanzazo de este con uno propio. Ambos guerreros estaban malheridos pero no habñian caido todavía.
No obstante sólo uno podia quedar en pie.

Nuevamente la lanza de Tungur fue a probar la sange de su contrincante. Pero el extraño ambiente de la zona de combate hizo qeu este pareciera estar más a la derecha de donde realmente atacó.

Maldición.

Olaf volvio a intentar acabar con su oponente de un lanzazo que con exito tumba a su enemigo.

Olaf aprovecha el error de Tungur, despistado por la bruma, para lanzarle una salvaje punzada que termina el combate. Cuando el joven de piel bronceada cae, los seres celestiales rompen a aplaudir para felicitar al luchador de los tatuajes. Sin duda alguna, estan complacidos por el espectáculo vivido.