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Jornada 7 (Trivikrama)

La festividad de Trivikrama marca el día más largo del año solar. A partir de hoy, las noches irán poco a poco ganando terreno a las horas de luz hasta la temida llegada del crudo invierno. En la séptima jornada del torneo celebramos el apogeo del astro rey en su máximo esplendor.

La capital del reino acoge los combates que tendrán lugar en la arena más cara de todas. De hecho, el tatami sagrado ha sido creado mágicamente por estudiosos arcanos que prometen muchas sorpresas a los casi veinte mil espectadores que ya abarrotan la gigantesca grada.

El conocido como Imperturbable es un hombre silencioso. Lleva una simple túnica de algodón sucia y unas sencillas sandalias. Sobre la vestimenta una sencilla camisa de mallas atada por un cinturón del que cuelga un mangual. Un escudo de madera le sirve para protegerse y un arnés le cruza el cuerpo del que se sostienen varias lanzas cortas.

Su piel está muy bronceada, señal de que proviene de una región soleada y el rostro es serio y, a pesar de su juventud porta las inclemencias de la región de la que proviene. Tiene un cuerpo fornido a pesar de su juventud y unos movimientos rápidos a pesar de la armadura que porta.

En sus manos porta una lanza y un escudo.

Tardax es un joven alto y fuerte, de gran musculatura que porta a su espalda el gran espadón, junto con un camisote de mallas. Su larga melena rubia, casi blanca le cae en cascada sobre sus hombros. Lo que más puede desconcertar, es su piel blanquecina, como la leche.

Al salir, se descuelga el espadón con parsimonia y espera pacientemente a que se acerque su rival.

Imperturbable mira a su rival, lo estudia y decide acercarse poco a poco dejando caer su lanza y desenvainando su arma contundente...

Mientras tanto observa a su oponente mientras se prepara para el ataque de su enemigo...

Tras dar dos pasos hacia mi rival, una extraña sensación invade mi cuerpo y mi cabeza, que comienza a dar vueltas.

Imperturbable se queda por un instante perplejo ante la falta de reacción por parte de su oponente. Extrañado ante lo que parece una táctica novedosa avanza poco a poco hacia él. Al ver que no reacciona, trata de golpearle con su arma intentando extraer energía del extraño suelo. El efecto extraño le rodea y no consigue golpear...

Tras una ráfaga de aire que golpea en mi cara, parpadeo un par de veces para ver al extraño guerrero que, sin darme cuenta ha aparecido frente a mi. Con un gruñido, alzo mi espadón y lo giro sobre mi cabeza, intentando alejar a mi rival.

Imperturbable detiene a duras penas el golpetazo con el escudo mientras sigue atentamente todos los pasos de su rival buscando una grieta en sus defensas. En ese instante golpea con su arma con toda la fuerza de la que es capaz pero teme que no sea suficiente...

Sorprendido por el ataque, sonrio ante la sangre que chorrea por uno de mis costados. Con un gruñido, alzo de nuevo el espadón y lo descargo sobre el cuerpo del extraño guerrero

Severamente herido por el golpe recibido por su contrario, Imperturbable respira lentamente y realiza una parábola con el golpe de su arma que impacta en el cuerpo de su rival que ya ha recibido dos golpes pero sigue en pie...

La pérdida de sangre hace que cada vez sean más lentos mis movimientos, pero a pesar de todo, vuelvo a levantar el espadón y, doy un giro de 360 grados esperando partir por la mitad a mi rival

Imperturbable detiene el golpe de su rival con su escudo mientras planta sus pies en el suelo, extrae energía de su alrededor y descarga un poderoso golpe con su arma. El sonido de costillas al romperse se puede escuchar en todo el campo de batalla y el guerrero se queda expectante a ver el resultado de su golpe...

La grada rugió enfervorizada ante el inesperado intercambio de golpes. A lo largo del torneo había quedado claro que un buen ataque bastaba para finiquitar la contienda, pero hoy el público pudo disfrutar de un verdadero combate entre titanes.

Cuando el bárbaro albino sucumbió ante el último de los golpes de Imperturbable, los entusiasmados espectadores se pusieron en pie para saludar al tímido joven de humilde origen.