Partida Rol por web

Martina asustada por lo que el caballero estaba diciendo y su pose le solto las manos y mirandole a los ojos fijamente con preocupación le dijo.

-Por favor... decirme quien es... y que lo que me estoy temiendo no sea cierto...

El caballero tragó saliva antes de hablar. No quería dar aquella noticia... Pero era necesario. Debía decirlo, compartir sus sospechas. 

-Creo que vuestro padre... Giuseppe... Es uno de sus agentes. 

Cuando el caballero empezó esa conversación Martina ya sospechaba de que podía tratarse, en cuanto el confirmo sus sospechas la chica se llevo una mano a la boca y con la otra agarro fuertemente a Nicola por uno de sus brazos.

-Confio en vos... Y espero que no sea cierto eso que decís... ¿Por que los sospecháis?

Martina se dejo caer en el pecho del soldado mientras cerraba los ojos.

-Mi padre murió una vez por culpa de la muerte roja... No se que sentido tiene que sea uno de sus esbirros... Pero confió en vos querido Nicola...

La chica se dejo mecer entre sus manos mientras le ayudaba a sujetarse para que no se precipitase contra el suelo mientras una pequeña lagrima escapaba de sus parpados cerrados, comprendiendo el destino que su pobre padre estaba obligado a sufrir.

La noticia había sido dolorosa para Martina, algo que el caballero ya esperaba... Pero, sin embargo, no se veía capaz de mantener en secreto aquello, debía consultar con alguien.

-Cuando acompañé a Chiara a la sala azul. O, mejor dicho, cuando volvíamos de ella... Tuve una visión. Una visión del pasado. Pero vi como una mano manchada en carmesí salía del suelo, y agarraba a vuestro padre, colocando en su muñeca un lazo rojo. Y luego otra, putrefacta, repetía lo mismo, colocándole un lazo negro. Y entonces su rostro cambió, mostrándose demacrado... 

Tras permanecer largo rato callada Martina al final hablo con el soldado, usando una voz pausada y apagada le dedico unas palabras apartado la mirada.

-Y... ¿Que podemos hacer para salvar a padre?... No quiero perderle. Puede que no sea el mejor del mundo, pero sigue siendo la única familia que me queda. Martina se aferro fuertemente al hombre y cerro los ojos. -Y junto a vos, las únicas personas que tengo en el mundo.

-Lo cierto es que no lo sé... No sé si hay salvación. Del mismo modo, tampoco estoy totalmente seguro de que vuestro padre sea un esbirro de la muerte roja... Parece que Chiara tiene un don para ver quién sirve a la enfermedad... Quizás ella podría dilucidar del todo la incógnita. Sé lo que vi... Pero quizás no significaba lo que yo creía. 

Al volver de la sala naranja, Nicola encontró el momento de reunirse con Martina para hablar sobre su padre.

-Tengo buenas noticias, al menos temporalmente. Chiara no cree que vuestro padre esté marcado, por lo que me alegro. La pereza le guía, o algo así, aunque no entiendo demasiado si es algo literal o una especie de alegoría. Pero no ha visto la muerte roja en él. Ahora sólo queda el interrogante de a quién votar. ¿Vos sospecháis de alguien? Chiara va a usar su don para averiguar si Enzo está al servicio de la muerte roja, y lo dirá públicamente... Pero si no es él, no sé a quién debería votar. 

Sin embargo, el antiguo caballero no se encontraba en buen estado. Bajando la mirada al suelo, añadió:

-Pero hay otra mala noticia... Creo haber sido contagiado por la Muerte Roja. Quizás he sido demasiado imprudente... O quizás nos estén tomando el pelo.

En ese momento, la energía volvió súbitamente a Nicola, que agarró las manos de Martina con fuerza, aunque sin hacer daño a la mujer.

-¡Escuchadme! Ignoro si sobreviviré a las siguientes horas. Seguramente Chiara señale a Enzo esta vez. Si saliera elegido, yo ya no estuviera aquí para verlo, y esta pesadilla no acabase... Desconfiad de Chiara. En teoría, sólo queda una mala hierba. ¡Juradme que tendréis cuidado, y que no os fiaréis de su palabra!