¡Mi querida dama Juliana!
Por supuesto. Estaremos encantadas de hablar con vos... Una mujer con tanta experiencia en la corte de Próspero seguro que nos sabrá guiar ahora que pasaremos más tiempo del habitual entre estas cuatro paredes. Creo que es el deber de cualquier cortesano saber cómo dirigirse a quién y no faltar nunca al respeto.
Os presento a mi hija, Elisabetta.
Muchas gracias Dama Juliana. Os agradecemos mucho este gesto de buena voluntad para con nosotras. Mi madre... se avergüenza por mi falta de discreción.
Soy consciente de que en la corte se me señala con el dedo y se murmura a mis espaldas. Pero claro... no más que a otras. En la corte la gente se aburre mucho...
- Encantada, Elisabetta. No tendréis de qué preocuparos. Es habitual que en la Corte la gente hable demasiado, pero sólo lo hacen para intentar no mirarse a sí mismos. Si no hablasen de eso, lo harían de otra cosa, y probablemente también sería mientras os señalan con el dedo. Prestaré mi ayuda en todo lo que haga falta. ¿No habéis pensado en buscar marido?
- Oh, por supuesto -Contestó enseguida en el lugar de su hija. - Y hemos recibido una amable propuesta de un apuesto miembro de la nobleza. Y sin embargo... quiero asegurarme de que mi hija elige bien. Necesita algo de... tutoría en ello, como podréis imaginar, y ella misma me ha expresado que quiere aprovechar este momento de necesidad para aprender de sus errores, ¿verdad, hija?
Miró hacia ella con una amplia y cándida sonrisa. Levantó la barbilla de Elisabetta con su abanico y le giró un poco la cara.
- Mirad, Juliana, qué hermosa es. Cómo brilla en este estado de buena esperanza. Se le han hinchado un poco los párpados, sí, pero le da un aspecto más cándido... Es la envidia de cualquiera. ¿Y vos? Una mujer tan hermosa como vos, incluso a nuestra edad, no puede haber desistido de encontrar a un buen marido, ¿verdad? Qué pena que mi querido hijo Luca ya no esté con nosotros...
- Aprender de los errores es lo mejor que se puede hacer en estas situaciones, la verdad.
- Agradezco el cumplido, querida, pero yo no soy una mujer que busque marido. Ninguno estaría a la altura de nuestro príncipe, ya me entiende. ¿Y qué hay de vos? ¿No aliviaría eso la pena por lo perdido?
Si a las dos os parece bien, me gustaría que hiciéramos algunos post hablando como jugadoras, para dejar más claras algunas cosas, y luego si queréis rolear lo que nos de tiempo ;)
Me parece perfecto.
¿Algo que quieras saber en concreto?
Cómo fue vuestra llegada a la Corte, cómo soléis tratar con la gente, cuál es vuestro nivel económico actual...
También si os mostráis arrepentidas en público por lo sucedido, o si sueles aleccionar a tu hija delante de todos.
Bueno, yo imaigno que llevamos en la corte desde siempre, sobre todo desde que mi marido murió. Solo que ahora, por razones obvias, viviremos de forma fija aquí.
Yo trato a la gente de forma totalmente solícita, aunque no me corto mucho a la hora de cotillear. Estoy desesperada por hacer amigos, porque me agobia mucho estar en boca de todos por el error de mi hija, así que pretendo distraerme y hacer contactos. Si al otro le gusta cotillear, cotilleo. Y si le gusta sentarse a tomar té, pues lo tomo.
Sobre el tema peliagudo yo prefiero no hablar, y hacer circunloquios. Pero si me confrontan directamente sobre eso, yo asumo que mi hija se ha equivocado y que espero que la gente sepa perdonarla y no manche la reputación de mi querido difunto esposo.
Yo todo lo contrario a la mascara de rigidez materna. Reconozco mi error pero no me arrepiento de ello. Soy una mujer moderna. Con ansias de comerme el mundo. Cargar con un hijo no es un problema. Mi madre a mi edad ya había tenido a mi hermano. La única diferencia es que ella estaba casada.
De todos modos... asiento a las palabras de madre. Acato como buena hija y escapo de la corte en cuanto tengo oportunidad ya que el protocolo y demás parafernalias me agobia y me aburren por igual.
Educada y curiosa. Suele versela con un libro (cualquier cosa por escapar de la corte)
Me alegra ver que la muerte de un padre no ha apagado las ganas de vivir de su hija.
De todas formas, no debéis engañaros: igual que existen las mujeres florero, existen los hombres de adorno. Hay hombres se casarían con vos sin la fuerza de privaros de vuestra libertad, y eso callaría todas las lenguas. Además, podrían daros la posición y los medios necesarios para conseguir muchas cosas, y al mismo tiempo la excusa para permanecer fuera de la Corte tanto como deseéis, sin tener que acompañar a vuestra madre.
Y si no os importan los títulos nobiliarios, podéis probar con alguno de esos nuevos ricos. Hay algunos realmente divertidos.
Perdonad la ausencia :C