Abro esta escena para que ambos puedan pormenorizar los detalles de la relación que llevan sus personajes. Pueden discutir aquí cualquier cosa que se les ocurra. Cómo se conocieron, anécdotas, cómo se tratan delante de los demás... Cualquier cosa.
Si le parece bien a Cecile, nos conocímos en mi primera visíta a la corte, cuándo tuve un rato libre me acerqué a la puerta de sus aposentos y le dediqué una canción con mi laud.
A Cecile le encanta la música. Sabiendo que canta y toca el laúd, cada vez que vea a Attilio no podrá evitar lanzarse sobre él para pedirle que le cante.
Y cuando éste lo haga Cecile bailará sin complejos, rebosante de alegría. - ¡Canta para mí Attilio! Tu voz me encandila y ver lo bien que dominas a ese laúd... ¡Hace que se me pongan los pelos de punta! - Le dice mientras agita sus brazos al son de la música.
Siempre cumplo la petición tocándo más y dedicándole la mejor sonrisa a la preciosa dama-Adoro verla disfrutar de la música Cecile-digo siempre delante de los demás miembros, en los aposentos le susurro tiernas palabras.
Cecile es una mujer especial. Los hombres se fijan en ella inevitablemente, y cuando se percatan de su... función, todavía más. Pero Attilio parece distinto. ¿Es Attilio una persona celosa? ¿O comprenderá la situación de Cecile?
Cecile no soporta la idea de que los hombres dominen a las mujeres por completo. Pero si la tratan bien, y eso incluye la aceptación de su libertad, se encargará sin problemas de cumplir cualquiera de sus deseos.
- Querido Attilio, me atrevería a decir que si eres capaz de tolerar mi posición, una parte de mi liberal corazón te pertenecería... - Dejó caer Cecile, con la intención de comprobar algo más de Attilio.
Preciosa Cecile, ¿que normalidad esperas en un bardo?¿Que parte de ese precioso corazón me pertenece? ¿Aceptar que a ellos solo das tu cuerpo y a mi tu corazón?No es dificil, encandilo con la voz y a veces entrego algo más, acaso¿no somos parecídos complaciendo las necesidades y caprichos de la corte?-Acaricio con dulzura la cara de Cecile.
Cecile, quien siempre había conseguido mantenerse firme ante cualquier comentario de cualquier hombre, no pudo evitar sonrojarse con las palabras de Attilio y su dulce caricia. - C-claro. Muy parecidos... - Su voz la hipnotizaba y su mirada hacía que se derritiera por momentos.
Pero no quiso mostrar esa faceta. Debía mostrarse inmutable, a pesar de que sus ojos brillantes junto con sus rosadas mejillas la delataran. - Tiempo al tiempo, mi galán. - Le rodeó dando pequeños saltos y manteniendo su mano derecha en el pecho del hombre, hasta llegar a su espalda. Se acercó a su oído y con un susurró se repitió. - Tiempo al tiempo...
Hago mi mano para atrás y acaricio la cara de Cecile.-¿tiempo me pides?Tiempo tendrás, si me eres leal no te arrepentirás de nada bella Cecile-bajo mi manoy acaricio suavemente la suya.
- Si quiero permanecer a salvo de la Muerte Roja, del todo leal no te podré ser... - Le dice, apenada. Pocas veces, prácticamente nunca se la veía así. Pero su situación era más complicada. Si quería quedarse en la Corte, debía cumplir con lo que le habían encomendado.
A continuación le apretó la mano que había acercado a la suya. - Pero no sufras, estaré por ti más que por nadie. - Su mirada era penetrante y los ojos le brillaban cada vez más. Luego le besó la mejilla y se apartó bailando, mirando al cielo, pensativa. ¿Qué era eso que estaba sintiendo?
Me acerco a Cecile y la abrazo desde atrás-Cecile, sabrás que no pido fidelidad, yo mismo no soy fiel, sabes que soy hombre de sátira, que muchas veces mis encargos no sólo se quedan en canciones para distraer la relajada vida de la corte, sólo te pido lealtad, sólo te pido verdad, si lo eres tú y yo sobrevivirémos a esto, además con un patrimonio que podrá hacer que quien nos han despreciado nos traten con respeto.-
El cosquilleo de su vientre confundía a Cecile. Pero las palabras de Attilio hicieron que volviera a la cruda realidad. Él también debía cumplir sus funciones en la Corte. - Tienes razón, tienes razón... - Recibió al hombre que se acercaba a ella por la espalda con gusto y cogió sus brazos apretándolos más contra ella. - Siempre tendrás mi verdad, por delante de todo... - No se reconocía a si misma. Ese tono al hablar, esa sinceridad y el molesto cosquilleo en su barriga, que no cesaba...
Beso el cuello de Cecile con delicadeza-Tendras mi amor Cecile, sólo tú lo tendrás, nos darémos verdad y lealtad y cuándo todo esto pase, tendrémos tierras y patrimonio para exigir respeto a los que un día nos usaron.-