¡Bienvenido al centro pokémon! Dijo la enfermera Joy en cuanto entraron por la puerta. Soy la enfermera Joy de Shakonya y estoy aquí para echaros una mano con vuestros pokémon. ¿Qué necesitais?
El centro pokémon de Shakonya nada tenía que ver con la ciudad, era sumamente pequeño con tan solo un mostrados con dos bandejas para dejar seis pokémon en cada una. Junto a Joy había una Blissey y también estaba otra mujer que parecía ser algún tipo de ayudante o enfermera.
En la sala solo había un banco con cuatro asientos y no había absolutamente nada más. En otras regiones parecía que había tienda, o había zona de descanso para los entrenadores. Allí no.
En cuanto había cuatro personas más, el local estaba en su aforo máximo y el quinto ya estaba francamente incómodo. Lo mejor sin duda, sería esperar fuera.
Muchas gracias enfermera. Respondió Ardsen bastante agitado aún, haciendo reverencias demasiado exageradas.
Esperaré ahí para no molestar. Señalando las butacas de detrás. Pero avíseme si algo se complica, por favor. Quizás necesite mi compañía.
¿Qué le ha ocurrido a tu amigo? Le preguntó al otro chico con preocupación. Mi nombre es Ardsen
Gracias enfermera fueron las palabras de Nate al tiempo que se dirigió a el sofá del CP, luego el joven que anteriormente se había mostrado un poco descontrolado cruzó palabra a Nate y este le respondió Mi nombre es Nate y tuve una batalla donde me dieron una paliza y a ti que te paso? luego de ello giró su mirada a la entrada pues escucho el sonido de la puerta y se sorprendió al ver a Miaka, sin dudar pregunto Como te fue amiga?
¡Nate!, pues, dijo acercándose , perdí mi primer combate. Fue tan rápido. Comentó mientras pensaba que Le quedaba algo por hacer.
A ti que tal te fue, también combatiste ¿no?, Preguntó mientras recuperaba la sonrisa mirando a la enfermera Joy, ¡es verdad! Venía a curar a duskull. Un momento.
Fue directa al mostrador corriendo, enfermera por favor, duskull cayó debilitado. Dijo poniendo su pokeball encima de la mesa mirando a su alrededor. ¿Me habré colado?, devolviendo la mirada a la enfermera esperó una respuesta y volviendo a donde estaba Nate dando saltitos esperaba su respuesta.
¿Cuando la enfermera Joy acabe quieres volver a la torre?
¡Bienvenido al centro pokémon! Dijo la enfermera Joy en cuanto entraron por la puerta. Soy la enfermera Joy de Shakonya y estoy aquí para echaros una mano con vuestros pokémon. ¿Qué necesitais?
El centro pokémon de Shakonya nada tenía que ver con la ciudad, era sumamente pequeño con tan solo un mostrados con dos bandejas para dejar seis pokémon en cada una. Junto a Joy había una Blissey y también estaba otra mujer que parecía ser algún tipo de ayudante o enfermera.
En la sala solo había un banco con cuatro asientos y no había absolutamente nada más. En otras regiones parecía que había tienda, o había zona de descanso para los entrenadores. Allí no.
En cuanto había cuatro personas más, el local estaba en su aforo máximo y el quinto ya estaba francamente incómodo. Lo mejor sin duda, sería esperar fuera.
Tu pokémon ya está cien por cien recuperados. Les comunicó alegremente a Ardsen y Nate. Está como nuevo. Así que no temas en hacerles luchar de nuevo, pues con cada combate se fortalecen más, mejoran y crecen. ¡Así que no dudéis en seguir entrenándoles! ¡Muchas gracias! Dijo con una sonrisa.
La enfermera tomó el pokémon de Miaka y le respondió: Pues calculo que a las 15.30 lo tendrás listo. Tardamos siempre una media hora en curar a todos los pokémon. Le comunicó a la chica.
La enfermera le entregó las pokéball a Blissey y se los llevó al interior del centro pokémon. Puedes esperar en esas sillas de ahí.
Ardsen iba a responder al chico cuando otra persona irrumpió en la sala y comenzaron a hablar entre ellos.
Debido a la preocupación que tenía, decidió escuchar con atención su conversación para poder cambiar de pensamientos.
¿Cuando la enfermera Joy acabe quieres volver a la torre?
¿La torre? ¿A qué se referirán? Le entró la curiosidad, pero en ese momento apareció una enferemera preciosa para traerle a su preciado Seedot. ¡Amigo! Gritó con nuevas lágrimas en los ojos. Lo siento mucho, espero que estés bien. Y lleno de nerviosismo, se levantó para abandonar aquella sala que le producía cierta inquietud.
Pero antes de salir, le volvió a invadir el gusanillo curioso y se giró a los allí presentes.
¿De qué torre habláis? ¿Qué hay ahí?
Cuando Kano entró al edificio pudo reconocer a aquel que había conocido en el laboratorio pokémon esa misma mañana y que parecía haber estado persiguiéndolo tiempo después pero, ignorándolo completamente, se dirigió a la enfermera y le hizo entrega de sus pokémon para recuperarlos mientras el mismo se sentó a esperar en aquel minúsculo lugar, ajeno a las conversaciones que se estaban dando y, en posición despreocupada, dejó caer la gorra sobre su cara para que su vista se tornara oscura y poder concentrarse mejor en lo que había sucedido hasta ese momento y qué debería hacer después.
Nate escuchó a su amiga y se afligió un poco por el destino que tuvo en su primera batalla, al parecer era el denominador de los allí presentes, luego de ello respondió a sus preguntas, No, no te colaste tranquila, Ardsen dijo señalando al joven y yo estábamos esperando y por supuesto que volveremos allá, por cierto Ardsen ella es Miaka, Miaka el es Ardsen, Nate era un amante de los buenos modales y las formalidades y presentarse y presentar formaba parte de sus costumbres.
Al momento, Nate se emocionó al ver de regreso a su amigo, se levantó y fue a buscar su pokebola, esta vez no será tan fácil, vamos a ser muy fuertes pensó, después de ello y ver el drama exagerado de este al recuperar a su pokemon, escuchó a Ardsen y le respondió, La Torre Shakonya, allá iremos es la cuna de los pokemon Psíquicos, por qué?
Luego de ello vio como entraba un sujeto que ni saludo al ingresar, solo entrego su pokebola y se sentó ajeno a lo que sucedía, todos eramos diferentes pero Nate no dejaría de aprovechar para conocer a una nueva persona si esta estaba dispuesta, por ello se animo a saludar, al joven de gorra, Saludos amigo, mi nombre es Nate, no me digas que tampoco te fue bien en tu primer combate dijo esperando respuesta.
Ardsen lanzó una sonrisa a Ralts cuando volvió con su compañero. Sin embargo la sonrisa se tornó rápidamente en una mueca severa ante la llegada del nuevo chico.
Lo observó con recelo hasta que Nate le interpeló
La Torre Shakonya, allá iremos es la cuna de los pokemon Psíquicos, por qué?
Tipo psíquico... Murmuró en voz alta. Quizás necesiten nuestra ayuda allí Seedot. Dijo hablando a su macuto donde ya se encontraba su fiel pokémon. El gimnasio puede esperar, ya iremos más adelante. Seguía hablando sin obtener evidentemente ninguna respuesta de aquella semilla que simplemente le miraba con curiosidad
Saludos amigo, mi nombre es Nate, no me digas que tampoco te fue bien en tu primer combate
Antes de que el chico pudiese hablar o siquiera presentarse, Ardsen intervino con voz airada. Evidentemente que no le habrá ido bien, ni le irá bien nunca. Pobres compañeros pokémon a su merced. Tras una pequeña pausa y torcer más su cara, dirigió de nuevo su vista al macuto para concluir. Pero algún día les salvaremos, ¿a que sí Seedot?
¡Vamos a la torre! Y sin más, salió de aquel lugar con una nueva sonrisa en la cara
Me dirijo a la Torre Shakonya (7)
Kano levantó su gorra al ver que alguien se dirigía a él, ignorando los comentarios de las demás personas. Se fijó en el chico que tenía delante y decidió intentar por enésima vez abrirse, esperando un desenlace distinto a los anteriores.
- Hola Nate, yo me llamo Kano. - Respondió lo mejor que pudo al recién presentado. - No te diré que no me fue bien mi primer combate porque lejos de la realidad, no creo que lo que viví pueda llamarse combate. Por combate entiendo una lucha pareja donde los dos combatientes se enfrentan en igualdad de condiciones y una mejor estrategia o un golpe de suerte decanta la victoria hacia uno de ellos. Lo cierto es que en mi caso, un lado fue abrumadoramente superior y el otro no tuvo nada que hacer.
Esperando que su compañero no viera nada de ofensivo en sus palabras como hacía todo el mundo hasta ese momento, intentó empatizar un poco más.
- Lamento que tu primer combate haya sido una mala experiencia pero eso puede servirnos para identificar los puntos débiles de nuestras estrategias y fortalecernos para los siguientes.
No podía aportar nada más a aquella conversación, así que guardó silencio esperando otra apelación.
¡Bien! Aunque el primero no haya salido bien habrá más.
Encantada ardsen, tu también vendrás a la torre? Dijo sonriendo mientras miraba de reojo a la enfermera por si volviera con mi pokeball.
El gimnasio? Que gimnasio vas a Enfrentar, he oído que hay muchos.
Algún día estaré yo preparada, dijo Miaka mientras se sentaba en el suelo pensativa. La primera me he llevado una paliza pero los entrenadores superan los gimnasios a menudo.
Volviendo a levantarse recuperó la sonrisa.
Bien, ganaremos el siguiente combate y pensaré a quien enfrentarme. Dijo comenzando a saltar.
Nate se quedo algo sorprendido ante la reacción de Ardsen, quizás no se la llevaban bien pero si había algo cierto era que la manera como hablas de los demás muchas veces decía más de ti que de la persona objeto, en fin, no se dio mala vida por ello y lo vio salir de la sala, luego vio que el joven respondía y asintió a lo que este dijo, para cuando termino de hablar respondió,
Mucho gusto Kano, ella es mi amiga Miaka. Estoy de acuerdo contigo los primeros combates siempre son para afinar estrategia y bueno no fue una mala experiencia porque me permitió aprender para la próxima será mejor, tras esto volteó a ver a Miaka y le dijo, claro que ganaremos, ahora es que nos quedan victorias, luego volvió a Kano y le pregunto, tienes algún destino? Quieres venir con nosotros a la Torre Shakonya? Sería fenomenal ir los 3.
Kano se asombró de que aquel joven no le rechazara rápidamente e incluso le había ofrecido acomparle, junto a su amiga a la torre de Shakonya.
- La verdad es que no tengo nada que hacer ahora mismo, así que cuando la enfermera Joy acabe, estaré encantado de ir con vosotros a esa torre. - Le respondió ocultando la emoción de poder formar parte de un grupo. - No se qué pueda haber allí pero será emocionante ver que podemos encontrar.
Al ser presentada la amiga del autodenominado Nate, Kano no pudo hacer nada más que zarandear la mano en muestra de saludó, incapaz de articular palabra.
La enfermera tomó el pokémon de Kano y le respondió: Pues calculo que a las 16.00 lo tendrás listo. Tardamos siempre una media hora en curar a todos los pokémon. Le comunicó al chico.
La enfermera le entregó las pokéball a Blissey y se los llevó al interior del centro pokémon. Puedes esperar en esas sillas de ahí.
Tu pokémon ya está cien por cien recuperado. Les comunicó alegremente a Miaka. Está como nuevo. Así que no temas en hacerles luchar de nuevo, pues con cada combate se fortalecen más, mejoran y crecen. ¡Así que no dudéis en seguir entrenándoles! ¡Muchas gracias! Dijo con una sonrisa.
¡Bienvenido al centro pokémon! Dijo la enfermera Joy en cuanto entraron por la puerta. Soy la enfermera Joy de Shakonya y estoy aquí para echaros una mano con vuestros pokémon. ¿Qué necesitais?
El centro pokémon de Shakonya nada tenía que ver con la ciudad, era sumamente pequeño con tan solo un mostrados con dos bandejas para dejar seis pokémon en cada una. Junto a Joy había una Blissey y también estaba otra mujer que parecía ser algún tipo de ayudante o enfermera.
En la sala solo había un banco con cuatro asientos y no había absolutamente nada más. En otras regiones parecía que había tienda, o había zona de descanso para los entrenadores. Allí no.
En cuanto había cuatro personas más, el local estaba en su aforo máximo y el quinto ya estaba francamente incómodo. Lo mejor sin duda, sería esperar fuera.
Ren entro apresurado, aunque no iba corriendo iba con ganas de continuar su viaje, aun estaba comenzando pero tenia ganas de volver a combatir.
-Hola enfermera Joy! ¿Podrías a curar a mis pokemon? Te lo agradecería mucho.
Ren entregó sus dos pokemon a la enfermera, estaba más tranquilo que la última vez al no estar tan graves, aún así preferia tenerlos en plena forma.
Nate vio el reloj de su muñeca y pensó perfecto, falta poco para estar listo, luego miro a Miaka y le dijo, amiga alistemos todo, en cualquier momento llegará el pokemon de Kano y podremos salir a la Torre nuevamente, esta vez no perderemos.
Luego miró a Kano y le dijo, gracias por aceptar la invitación amigo, será extraordinario ir todos en equipo, allí en la torre hay pokemon psíquicos y fantasma, así que bueno piensa también si te conviene, no se que pokemon tengas pero cualquier siniestro te vendrá bien.