Partida Rol por web

¡Oye, nada mal! - rió, mientras apartaba el cuchillo que apuntaba hacia Renata. - ¿Cómo lo has hecho? ¿Algo así? - meneó también las caderas, burlándose del movimiento de Renata, para golpear con ellas a Arthur y tirarlo al suelo, sacando así el cuchillo que le había insertado.

No tengo tiempo para ti, así que si quieres que te firme un autógrafo, tendrá que ser en otra ocasión. - abrió la puerta y apresuradamente se adentró, aunque sin cerrarla, pues la llave seguía estando en manos de Arthur, quien ahora se encontraba desangrándose en el suelo.

Arthur parecía estar perdiendo mucha sangre, aun así, se giró hacia Renata y alzó su brazo como pudo. - No te preocupes por mí, salva a mi hijo, salva a Damia. - sus dedos temblaban, parecía que si no se hacía algo, esos serían sus últimos momentos, por lo que las decisiones quedaban claras. O hacerle caso al hombre y entrar para ayudar a los que estaban dentro o ayudarle a él, intentando ralentizar el sangrado.

Para sorpresa de todos, se oyó el golpe de una puerta abriéndose a toda velocidad.

¡Aquí está Johnny!

¿No? ¿Ni una risa? - para sorpresa de todos, un segundo Ghostface hizo aparición en escena a través de la puerta que llevaba a la sala de vestuarios, por lo que debían agradecer no haber entrado allí. Aquél nuevo Ghostface caminó hacia el mostrador y se subió encima de la barra con bastante agilidad.

Sydney, Sydney, Sydney. Mira que se te dan bien luchar, pero en una batalla mental vas diez pasos por detrás. - alzó los hombros. - Tú, que de todos los presentes has tenido conexión a internet, deberías saber que el numerito del ayuntamiento era solo un espectáculo para colarnos aquí. - bajó de la barra y empezó a caminar hacia el centro.

Así que bueno, hasta que llegue la policía, que aún le queda un rato... Quiero jugar a un juego. - rio levemente, esperando que más gente entendiera esta referencia. - Te doy a elegir ¿tu vida o la de tus amiguitos? Nada me impide avanzar hasta ellos y acabar con el tipejo que nos está jodiendo la vida a todos ¡de hecho incluso puede que me lleve unos aplausos!

Rowdy, al ver la intervención de su hermana y del nuevo Ghostface, decidió caminar como buenamente pudo y agarrando a su hermanastra, cubrirla con su cuerpo. - ¡Déjanos en paz gilipollas! ¿Es que no tenéis nada mejor que hacer que dárosla de justicieros?

Aquél nuevo Ghostface empezó a reír, incluso se apoyó las manos en las rodillas para sujetarse. - ¡Lo dice el violador! - puesto que solo Sydney y el compañero de Ghostface tenían nociones del comentario, decidió explicarlo. - ¿Recuerdas la chica que te follaste ayer?

Volvió a caminar, meneando el cuchillo y los brazos de forma ciertamente teatral. - Ya sabes, esa chica que estaba en estado de Shock después de haber visto morir delante de ella a alguien. Esa chica que solo buscaba consuelo de parte de cualquiera, mi pobre Lilliana. El único contacto humano que recibió fue el de un cerdo que no veía a una persona en mal estado, si no un agujero donde meterla.

Negó con la cabeza. - Pero no penséis que él tiene toda la culpa. Si bien es quien ha sido más cabrón, mucha más gente le dio la espalda cuando la vio ¿verdad Sydney?

Sin perder de vista a Sydney, el Ghostface que estaba contra ella y parecía mucho más callado, también aportó algo. - Cuando me marché también la vi, deambulando por el bosque. Sé que por la zona estaban también Lara y Daphne. - no dijo nada más, pero tampoco hizo falta para que el resto de gente que había ido a ver la película y no formaba parte del grupo, se cruzara de brazos y en cierta medida, mostrara apoyo hacia Ghostface.

La situación estaba al límite, parecía que alguien iba a morir allí a no ser que ocurriera un milagro.

Tú... Tú... Estás zumbado. - la respiración de Mindy estaba agitada, sus pupilas completamente dilatadas. Se relamió los labios, sintiendo la adrenalina. Sentía el cristal en su cuello y mirando hacia su dedo nuevamente, comprendió que aquello iba enserio, más aún que las hostias que le estaban dando unos jóvenes recién salidos de la adolescencia, llenos de envidias e ideas locas.

Ahora se enfrentaba a la mismísima muerte, los ojos de Scott, además de sus actos, reflejaban la locura absoluta. - Yo... He sido una mala persona siempre. - admitió finalmente, consiguiendo recuperar el ritmo de su respiración. Agachó la mirada. - Siempre he sido una pobre de mierda que aspiraba a lo que no era, tenía envidia de todo lo que tiene Nichole y el resto de chicas populares y ya no solo hable de dinero. - volvió a alzar la cara, de forma que Scott la pudo ver.

Hablo de los chicos, los amigos, los planes, el respeto... - Algunas lágrimas salían de su rostro, sin embargo frunció el ceño, lleno de determinación. - Me he convertido en alguien que hace daño a las personas que eran como yo... Lo entiendo y lo siento.

Lo de hoy, ver lo falsa y envidiosa que es la gente con la que me rodeo, él estar siempre pensando que necesito más que los demás para poder ser parte de algo, me hace darme cuenta de que esto no es una forma de vivir. - con suavidad, colocó su mano encima de la mano de Scott, la cual aún sujetaba el arma. - Quiero ser una mejor y más amable persona. Déjame serlo.

El corazón le latía a mil mientras blandía temblorosa el cristal al ver que Gosthface la apuntaba a ella. Se le escapó todo el aire cuando él se marchó dejando la puerta abierta.

Por un momento se debatió internamente sobre qué hacer pero no podía dejar a ese pobre hombre morir allí

- ¡SCOOOOOOOOOOT! ¡¡VA POR VOSOTROS!! - gritó con toda la fuerza de sus pulmones mientras se arrodillaba junto al hombre para intentar taponar la herida con su sudadera. Esperaba que su amigo reconociera su voz, que pudiera reconocer la dirección, intuir que ya había una salida... Quizás era mucho esperar, pero no podía atender las dos cosas. 

Primero tendría que evitar que Arthur se desangrara y luego volvería dentro. El trozo de cristal bien cerca de ella por si ese Gosthface o el otro volvían por ella

—¿Sí? ¿Y que estabas haciendo tú? — La voz de Daphne había sonado, fuerte pero rasposa, desde detrás del grupo, hasta ese momento no había podido decir nada debido a la tos que le había provocado el gas cuando llamó a Scott y sólo se limitó a seguir al grupo. Lo que decían los ghostface acerca de lo que le había pasado a Liliana, lo que había hecho Rowdy, le enfermaba. Sobretodo el hecho de que, quizás, si ellas hubiesen bajado a mirarla ella no se habría encontrado en esa situación. Pero lo que más le enfermaba era que estos psicópatas lo usarán para justificarse ante la sociedad—, ¿Estabas ayudando? ¿Y por qué Liliana estaba en ese estado, en primer lugar? Será que alguien —y está vez se dirigió al grupo de gente que los rodeaba —¿será que alguien en primer lugar la traumó asesinando a  un youtuber? ¿Claro, es tan fácil echarle la culpa a un cerdo y obviar a los dos malditos que la empujaron hasta el él.

En su mano el móvil empuñado y con el 911 marcado y sonando... O quizás contestado, no había tenido tiempo de escuchar su había funcionado. No quería callar. Por muy buena que fuera Sydney con los puños —por cómo la había visto luchar—, la tenía bien difícil contra dos. Quizás si lograba distraerlos ella tuviese alguna oportunidad. Pero las ideas se les habían estado acabando. Solo se le ocurría algo más.

—Larson ya nos ha dicho todo de todo. ¿Acaso no quieren saber qué dijo? —apeló a la curiosidad de la gente a ver si eso los ponía de su parte. Por más psicópatas que fueran deberían saber que poco podían hacer contra una maraña de gente furiosa, alzó la mano mostrando el móvil— Justo antes de entrar a la proyección, y ya se lo escribí a la policía. Están jodidos... Ambos, ¿Es que no lo entienden? ¿Son igual que Santomé y los ricos que pretenden perseguir, solo quieren atención. ¡Pero tienen tanto miedo que ni siquiera se sacan la máscara! ¡AL MENOS JOSÉ DABA LA CARA!

Debido a otro golpe de tos, se me cayó el extintor al suelo. Aunque bien podría haber sido por la suma de las pocas fuerzas que me quedaban, y la información que estuvo dando el segundo Ghostface _{si es que no estaba viendo doble}.

-¿Cómo?- después de la decepción confesa de Kristian Larson, la violación de Rowdy y la presencia de Sydney en el bosque… me quedé traspuesta _{más si cabe.}

Entorné los ojos y puse las manos como si fuera un agente de tráfico tratando de buscar un reproche a medida, pero como no tenía claro si estaba sumida en el sueño de los serrano, los abrí de nuevo.

-¿Entonces Liliana no era la psicópata y Sydney me ha estado ocultando que fue a central park?- supuse que hubieran sido buenas preguntas en caso de no tener a dos asesinos portando cuchillos de caza.

Larson ya nos ha dicho todo de todo

-¿Qué? - de primeras no sabía si era un farol. Pero ante el plural _{y el no disponer de combos que ofrecerles}, opté por seguirle el rollo.

-¡Claro! Lleva razón. Lo sabemos todo- secundando a Daphne, intenté volver a poner una cara normal con la que no se notase demasiado que yo a esas alturas dudaba hasta de los carteles del "free gluten".

-Si nos hacéis algo, a alguno, el testimonio se colgará en las redes- dije queriendo echar atrás a mi hermanastro y Larson. Pues, lo que tenía claro, era no alentarles a huir si no les apetecía ser sorprendidos por alguna otra trampa, como la inesperada verja de la salida. Ya que aquello me recordó a Km 666 y esas pelis de monstruos que van dando caza a adolescentes.

-¿Conoces porqué me ha llegado un mensaje al nombre de Scott Larson?- le musité a Kristian en cuanto me coloqué a su lado queriendo echarle atrás.

-[Sí, nena. Has sido una perra mala]

Sabía como iba a acabar esto, si no lo paraba. Pero su voluntad era más fuerte que la mía, en estos momentos. Y si por mí fuera, dejaría que Mindy se fuera al infierno. Pero eso no me haría mejor que el resto de ghostfaces del puto mundo.

- [Venga, Scott. No me vengas ahora con pensamientos filosóficos]

- No podemos dejar que muera. No sería justo.

-[Lo único justo que yo conozco, amigo, es lo que no está apretado. Y esta perra pide a gritos que la mates.]

No sabía si Mindy estaba realmente actuando o simplemente se estaba confesando. Mi mano se mantuvo en su sitio durante unos momentos. Incluso, mantuve fija su mirada en mis ojos, esperando un falso movimiento que me hiciera desear que ese improvisado cuchillo le rebanase el pescuezo.

Con una tremenda fuerza de voluntad traté de volver en mí.

- [Es el segundo aviso que te doy, Mindy] - Bajé el cuchillo y suspiré malhumorado. No lo hice yo, sino él, resignado a no probar más sangre hoy. - [No habrá un tercero]

Rasgué mi camisa con el cristal y tomé la mano de la rubia, envolviendo el dedo ensangrentado a modo de vendaje improvisado. Me permití el lujo de sonreír. Estaba haciendo lo correcto. ¿Estaba haciendo lo correcto?

- Deja de querer ser como los demás. Sé tu misma. Te diría que vales mucho, pero no sé cuantos camellos pagarían por ti en el Cairo.- Quité las lágrimas de los ojos de la rubia con la mano y me resigne a ser su protector. Intentaba ser amable aún con la adrenalina dentro de mi cuerpo. -Y no me vuelvas a llamar zumbado, o la próxima vez te va a salvar tu puta madre, ¿entiendes? Además, me debes una.

La hice levantarse, agarrándola de la mano, por seguridad para ella y para no se fuera corriendo asustada, la muy boba. Solo faltaba que la descubrieran porque saliera fuera corriendo.

- De hecho... sé cómo me vas a pagar esto.- La miré detenidamente.- Considéralo tu primera prueba para ser "una chica buena". Si salimos de aquí vivos, te lo cuento. ¿Trato?

Era un alivio ver que todavía recordaba el entrenamiento, pensó Sidney recolocando el cuchillo en su mano y apuntándolo contra Ghostface. Él también seguía armado, pero esperaba que este pequeño cambio de acontecimientos terminara a su favor y pronto se pudieran ir todos a casa. Claro que no se esperaba que apareciera un segundo Ghostface, o que le ofreciera elegir entre su vida y la de sus amigas.

-No me gustan los juegos.-respondió con cautela, mirando a Daphne, Drea y compañía. No los conocía a todos, pero en su mente había aparecido una respuesta sin dudar. Lo que no tenía tan claro era su culpa respecto a Liliana. Aquellos asesinos no solo conocían su nombre, sino que al parecer también la habían estado viendo de cerca. Genial. Se hablaba con tan poca gente, y aún así estos psicópatas de pacotilla la conocían. Desde la noche anterior, había intentado no pensar en ello. Cerró los ojos con fuerza y se dobló sobre si misma, como si le doliera físicamente recordar. Los gritos, las ramas en la cara, la mano de Klaudia en la suya, el rostro de Danno antes de girarse, la botella rota, el pitido después de la explosión... y sí, entre el caos del bosque, la silueta pelirroja de Liliana, bien sonriente con su casco y uniforme, antes de precipitarse al vacío. 

-Tú elegiste saltar, y elegiste no echar a correr. No podía ayudarte. Klaudia estaba en peligro.-murmuró por lo bajini, intentando alejar la imagen de su mente. Entonces oyó la voz de Daphne, redirigiendo la culpa hacía los Ghostface. La imagen de Liliana recuperó sus ropas de calle. 

Sidney abrió los ojos, de vuelta a Tierra. Tenía la sensación de que en su cabeza había pasado una eternidad, y sin embargo, en el cine nadie se había movido. ¿Cuánto tiempo aguantarían? Sydney calculaba que no mucho. Era una mierda sentirse como en un duelo a tres, con la duda de si podría mejorar las cosas si actuara ahora, o si lo mejor sería seguir ganando tiempo dejándoles hablar lo que hiciera falta.  

-Lo diré otra vez. Echad a correr.-volvió a apremiarlas por si acaso.

¡Oh no! - exclamó el Ghostface que estaba andando hacia el grupo, echándose las manos a la cabeza. - ¿Has oído eso? ¡Lo saben todo! - se giró hacia su compañero. - ¿Qué vamos a hacer ahora? - pero pronto alzó los hombros, demostrando así, lo poco que le importaban los comentarios que estaban haciendo. - Adelante Daphne, esperaremos a que termines la llamada, nos entregaremos.

Poco tardó Daphne en darse cuenta que no solo no tenía cobertura, si no que tampoco le estaba llegando la conexión de red. Revisando rápidamente sus mensajes pudo ver que desde que entró al cine, no había recibido ninguna notificación nueva. - ¿Qué pasa Daphne? - continuó aquél teatrero Ghostface. - ¿No quieres que nos arresten? ¡Ah, ya sé, entonces sabes nuestras identidades y entiendes que somos unos verdaderos justicieros! - rio levemente, mientras volvía a caminar hacia el grupo apuntando con el cuchillo hacia Larson. - Pues déjame hacer justicia...

Pero una voz de fondo les llamó la atención a todos. La voz provenía desde la sala de taquillas y todos reconocieron que era la voz de Renata.

¡SCOOOOOOOOOOT! ¡¡VA POR VOSOTROS!! 

El aviso parecía llegar tarde, pero fue lo suficientemente eficiente como para que Martha tomara el consejo de Sydney y echara a correr hacia allá, escapándose con éxito. 

Martha llegó donde estaba Renata, atravesando la puerta de los vestuarios de manera muy apresurada, incluso cayó al suelo y empezó a toser una barbaridad. - Joder. - murmuró, mientras veía a Arthur inconsciente y sangrando.

Decidió ayudar a Renata, a pesar de su estado, eso sí, copiando la técnica de esta y revisando que no apareciera el enmascarado por donde ella misma había venido.

Kristian estaba al lado de Drea, la cual le había hecho una pregunta, pero la única respuesta que recibió fue un. - _{No quiero morir, no quiero morir...} 

Al ver como Martha logró escaparse, se levantó, tosió sonoramente e intentó correr mientras gritaba llorando. - ¡No quiero morir, no quiero morir, no quiero morir!

Por desgracia para Kristian, Ghostface no iba a dejar que nadie más se escapara por allí, por lo que con una agilidad increíble, saltó encima del chico, derribándolo y procedió a darle el golpe de gracia.

Y con un solo golpe, la sangre empezó a brotar y los gritos cesaron. Ghostface se levantó nuevamente. - Ya no tendrás que tener miedo, ni te irás nunca más de la lengua. - dicho eso se levantó y miró a Rowdy. - Ahora a por el picha brava, tengo muchas ganas de dejarte con la misma mirada que tenía ayer Lilliana. - empezó a reír, hasta que un sonido alertó a ambos Ghostfaces.

Mierda. - entonces tanto él como su compañero, empezaron a correr hacia la sala de contadores, dejando a todos los presentes sin amenazas latentes.

Mindy agarró la mano de Scott, asintiendo. - No sé que planeas Scott, pero mientras no sea nada sexual, está bien. - miró por la ventana, el humo del extintor, aunque ya algo disuelto, parecía que los iba a alcanzar. - Será mejor que nos movamos.

La policía llegó al lugar de los hechos, acompañados por una ambulancia. Trataron primeramente a Arthur Oldman, quien había perdido bastante sangre, pero gracias a los esfuerzos de Renata y más tarde a los de Martha, lograron parar suficiente la hemorragia como para salvarle la vida.

Una vez dentro la policía acordonó la zona y restauró las luces en la zona de contadores, además de levantar la verja que encerraba a todos. Por otra parte en dicha sala encontraron a Damian Oldman, tirado en el suelo, inconsciente, sin heridas aparentes, solo herido.

En la recepción se encontraba la mayoría de gente, a los cuales les dieron mascarillas de oxígeno para recuperarse, por suerte esto fue suficiente para todos ellos. Levantaron y se llevaron a la morgue también el cadáver de Larson, la única víctima mortal de la noche.

De la habitación de proyecciones salieron sin demasiadas heridas, Scott Lessard y Mindy Stevans. Como habían usado un sitio alto para huir, el humo a penas había entrado en sus pulmones, por lo que no les hizo falta rehabilitación. Fueron estos dos los que se dieron cuenta de que faltaba alguien, Lara Miller.

Con las máscaras de gas, entraron en la sala donde se había proyectado la película de puñalada y la encontraron en el suelo, casi sin vida. Estaba inconsciente y en estado crítico, pero tras conectarla a un respirador automático, lograron estabilizarla a pesar de que no despertaba. Parecía que el ir a rescatar a Mindy para luego huir por la entrada, sumado a la herida que tenía en la pierna, que aún no le dejaba correr bien, había hecho que se desmayara antes de poder salir.

Los policías empezaron a interrogar a todos los presentes, algunos testimonios decían una cosa, otros otra, así hasta que cayó la noche. Como fuera, parecía que nadie quería asumir responsabilidades por lo acontecido en el interior de la sala, dejando un único culpable, Ghostface.

Al salir de allí, pudieron ver que sus móviles volvían a funcionar y que, no solo eso, habían pasado bastantes cosas mientras estaban en el cine.

Jayden, el novato, se acercó al grupo compuesto por Daphne, Drea, Renata, Scott, Sydney, Rowdy y Martha. - No tengo más preguntas que haceros y las cámaras han captado que ninguno de vosotros ha podido ser el asesino esta noche, por lo que podéis marcharos. - levantó un dedo y señaló a Rowdy. - Excepto tú. Hemos encontrado restos de ADN en la vagina de Lilliana, si coinciden con tu ADN... - frunció el ceño. - Te vamos a tener que procesar por violación. El estado de la chica no era el adecuado para que dijera que sí a cualquier acto que realizarais anoche.