- Debe creer a mi hermano. - Quiso añadir la guerrera. - Aunque nuestra intención con el dinero hubiera sido otra, ahora que ha nombrado a las gentes de Puente Brandon no cambiará su palabra, ni aunque se lo pida yo misma. Es un hombre de Ilmater, incluso por encima de su propia familia.
El herrero se encogió de hombros. Lo lamento, eso es todo lo que os puedo ofrecer. Dijo sin aceptar la nueva propuesta que le habían hecho.
Namarra puso morritos de mohín.
-Vaya! Bueno, supongo que tendremos que conformarnos, entonces. Aceptamos el trato -dijo la mediana. Seguramente volvamos mañana con más material. Quizás cuando nuestra relación comercial prospere podamos volver a hablar de otras tarifas! Muchas gracias! -añadió, ofreciendo su mano.
- Es posible que sea cierto. - Dijo Dilyn algo por lo bajo a sus compañeros tras salir de la herrería. - No sabemos si el negocio pasa por buena época. Diez monedas más podrían suponer una gran diferencia, y que no tenga la forma de ofrecérnoslas. Quizás en otro momento, como tú apuntas.
Miró a la mediana, y después a su hermano. El regateo no era una de sus habilidades y realmente pensaba que si alguien no ofrecía más por algo, era porque no podía o porque no le interesaba.
- Aún así, el beneficio conseguido no está mal, teniendo en cuenta que nosotros no hemos pagado nada por ellas.
Anduyn asintió ante las palabras del herrero expresando su conformidad.
-Cuando uno hace todo lo que puede no hay nada que deba ser reprochado, le agradecemos su esfuerzo señor herrero. Que Ilmater le bendiga.
Tanto Namarra como Dilyn parecían también satisfechas con el acuerdo alcanzado así que recogieron el dinero y se dispusieron a regresar junto a sus amigos.
-Ha sido una buena negociación, Ilmater nos ha ayudado a obtener un buen beneficio. ¿No os parece? -El clérigo estaba satisfecho, aunque torció la cabeza en modo de negativa ante algo que dijo su hermana.- El precio de las armas siempre es alto hermana. Hemos pagado muchas heridas y buena gente casi muere por obtenerlas, aunque gracias a Ilmater no tenemos que lamentar eso. Sin embargo todo ello servirá para que los bosques sean más seguros y eso ha merecido la pena.
Namarra se encogió de hombros. Había esperado sacar algo más por puro orgullo personal pero debía reconocer que eran las tarifas normales. Aún así, la casquivana mediana no se rendía. Sacaría un descuento en el yunque como que se llamaba Namarra Muslosuave.
-Es lo que tocaba. Ni más ni menos. Supongo que ya es momento de volvernos para allá pero os aviso que ando sin conjuros. Esta vez no podré salvaros -dijo riéndose, traviesa.
A la puerta de nuevo y, de ahí, a Puente Brandon.
- Lo sé, hermano, pero si casi morimos fue por salvar nuestras vidas y las de los demás, no por conseguir estas armas, No fueron nuestro objetivo principal, si no un premio por el que lo era: sobrevivir. Las heridas se curan, ya bien lo sabes.
La guerrera asintió a la propuesta de la mediana de volver con los demás, y aunque entendió que el final de la frase de Namarra era una broma, ninguna sonrisa apareció en su rostro.
La mitad de este edificio de piedra está al descubierto, dejando no menos de una docena de forjas bien equipadas a la vista de cualquier viandante que pase por los caminos cercanos. Un cartel con la imagen de un yunque y las palabras "Gremio de herreros" cuelga de un poste en su esquina.
Barrabás se maravilló con el olor del carbón y la música de los yunques trabajando. En su tribu, tenían una forja en la que Ordor forjaba a partir de las hojalatas que conseguían construyendo objetos altamente útiles. Nunca había siquiera pensado cuando era jefe de su tribu el construir una segunda forja y ahora se maravillaba con aquel concierto de sonidos.
Pronto Barrabás atrajo la mirada de algunos curiosos, pues aún no siendo el único de los clientes era sin duda el más verde y peludo de todos. Se dirigió a uno de los herreros - Tengo cimitarra, y armadura de piel. Yo querer vender.
Observó algunas de las armaduras allí expuestas pero supo que estaban aún muy lejos de su alcance económico, así que no pudo hacer otra cosa que intentar sacar el mayor número de piezas de oro con las que poder seguir comiendo y viviendo en Tormentos
Deseo vender una cimitarra y una armadura de pieles
¡Bienvenido! Gritó el hombre saludando a Barrabás. Parecía un hombre mayor y muy amable contento por tener visita.
Qué es lo que me traéis. Preguntó con curiosidad. Después analizó las armas que el orco le había tendido y se quedó observándolas.
Parece un arma ya usada y la armadura ligeramente abollada. Dijo mientras continuaba un buen rato observándola. Podría darte 5 piezas de oro por cada una de ellas. Dijo el herrero. No puedo ofrecerte más.
Barrabás asintió entregando las armas. Aunque sabía que la manufactura de aquella espada era bastante más costosa no tenía la habilidad para regatearle a aquel hombre. Además no tenía tiempo que perder y ya quería volver a encontrarse con Phenios y el resto de enclenques - Muchas gracias
El orco entregó ambos objetos y esperó a que el buen hombre le trajera el dinero que contó delante suyo, y aunque para Barrabás el hecho de andar contando dinero le resultara el juego de los trileros, prestó toda la atención que pudo. Tarde o temprano tenía que ir aprendiendo.
Largos días y buenas noches
Se despidió el orco antes de marcharse con un gesto de mano
Borro armadura de pieles y Cimitarra y sumo 10po
Al Bote del Lagarto
La mitad de este edificio de piedra está al descubierto, dejando no menos de una docena de forjas bien equipadas a la vista de cualquier viandante que pase por los caminos cercanos. Un cartel con la imagen de un yunque y las palabras "Gremio de herreros" cuelga de un poste en su esquina.
Lazarus saludo con entusiasmo a quien consideraba alguien cercano a ser su amigo o, al menos, algo parecido a un aliado. - Buen Lucan, como has estado? El negocio, por lo visto, muy bien, pues te veo ocupado - dice con sincera alegría en sus palabras.
Sin mucho por agregar, Zarus pone sobre la mesa todas las armas que habían podido reunir en su asalto al templo abandonado de Pelor y le solicitó a Lucan que le vendiera las armas que sus amigos necesitaban. También menció algo sobre lo que valía la pena indagar - Tal parece que he dado con una pista sobre tu cargamento robado. Ya habrás escuchado de un grupo de maleantes que tiene azotado Puente Brandon y sus cercanías. Pues bien, interrogamos a uno de estos y si bien dice no saber con certeza si sus superiores tienen el Mitril, confiesa que han interesado una gran cantidad de encomiendas, así que es muy probable que demos con él cuando lleguemos al fondo de su guarida; lo que me lleva a preguntarte, ¿Hay alguna recompensa que pueda ofrecer a quienes están en esto? pues me preocupa que una vez demos con él, ellos se lo quieran quedar; cosa que tal vez este lejos de suceder pues son, a mi parecer, gente de bien, pero con ansías de motivación que les ayude a mantenerse en esta ciudad y debo también decirte que la misión no es nada sencilla, pues el desafío se lleva acabo en el interior de un templo de Pelor abandonado en el que, a causa de estos bandidos, se han liberado varias criaturas no muertas que se alimentaron de aquellos que logramos abatir y según dicen, aquellos de los que se alimentaron estos carroñeros, regresaran como eso mismo.- aun no era seguro que el Mitril estuviera en ese lugar, pero había de ser precavido.
Dando el tiempo para que considerara lo que debiera considerar Lucan, Zarus le planteo una duda más. - Tu mismo tendrías para venderme pociones o alguna cosa que brinde magia curativa? Y sino es así ¿Que lugar me recomiendas para obtenerlas? - aquello sería importante, pero no sabía si el dinero que tenía alcanzaría para tanto.
COMPRAR:
Elianne y Lucrencia 40 virotes
Kraken 1 Broquel
Zarus 20 Flechas
VENDER:
- 2 lanzas cortas.
- 2 armaduras de cuero.
- ¡No puedo creerlo! Gritó entusiasmado el herrero. ¡Ya daba por perdido ese cargamento! La verdad, no puedo ofreceros mucha recompensa por el mithril robado. Soy un humilde herrero, y ya me gasté mucho en conseguirlo. Está claro que el material que encontréis valdrá mucho más que la recompensa que os pueda ofrecer. Comentó algo preocupado por lo que decía Zarus. Así que, no sé cómo podrás hacer para que no se lo queden ellos. Como mucho puedo ofreceros alguna prenda hecha con ese material, pues sin manufacturar tampoco es que valga mucho, la verdad. Dijo tratando de convencer al muchacho.
En cuanto a la venta de pociones u objetos mágicos, lo mejor es que preguntes en los templos. Ellos podrán venderte pociones curativos. Y los objetos mágicos, en el gremio de magos seguro que algo tendrán para ofrecerte.
Después echó un ojo a las prendas que traía Zarus y las analizó detenidamente para ver su valor:
Por las armaduras y las lanzas puedo darte 11 piezas de oro. Y por lo que me pides, 20 virotes o flechas son 1 pieza de oro y el broquel son 15.
Las palabras de Lucan le dejaron cierta incertidumbre a Zarus, pues la verdad que era un grupo lo bastante grande como para ponerlo a trabajar en hacer armas y armaduras para ellos, aunque tampoco conocía la cantidad de Mitril que se había perdido y si valía la pena esa cantidad de trabajo por recuperarlo.
Con relación a las municiones y el escudo, Zarus pagó la diferencia y estrechó manos con el herrero, en señal de estar satisfecho con lo negociado.
-Pues bien, lo primero será encontrarlo. Ya arreglaremos algo justo para ti y para el grupo que lo encuentre. Entonces no hay mucho más que decir. Me marcho a la Capilla de Pelor a ver si hayo algún sacerdote que quiera ayudarnos a limpiar esa amenaza de muertos vivientes antes de que se vuelva más grande... Nos veremos pronto. - dijo como despedida, acompañado con sus palabras un rostro determinado al cumplimiento de las mismas, pues debía sobrevivir a todos los peligros que estaban próximos a llegar.
Son 7 piezas de oro la diferencia entre los 15 de Broquel + 3 juegos de municiones - los 11 de la venta de lo que traje.
18 - 11 = 7
Perfecto, dijo Lucan estrechando la mano de Zarus, un gusto hacer negocios contigo. Dijo tomando las 7 piezas de oro y entregando el material que le había pedido.
Apúntatelo todo en el equipo y réstate las 7 po.
-Hasta una próxima.- dijo en señal de despida hacia la Catedral de Pelor.
Lazarus repasó en su mente todas las cosas que aún quedaban por hacer y la terrible misión que les esperaba en aquel templo abandonado.
A la Catedral de Pelor.