-Lycanthropoi.- Masculló Lictea entre dientes participando en la conversación que mantenían Lomerar y Andrei.- Vengo de una comunidad de pastores de lobos. Nos dedicamos a cuidar de las distintas manadas en un determinado territorio.- Así satisfizo la curiosidad del hombre.- La mujeres que demostramos mayores dotes para comunicarnos con la Madre somos las líderes de nuestros grupos.-Su Comunidad estaba en decadencia. Cada vez eran menos y eso les forzaba a mezclarse y disminuir su poder, sin contar con que el desarrollo de las ciudades destruía el habitat natural de los lobos.- Cada uno de nosotros tenemos un hermano lobo que nos acompaña.- No le importaba instruir al hombre acerca de su cultura. De hecho, por unos momentos, Lictea pareció más relajada, pero no le duró mucho. El tema de la pareja entre Kranjstar y Lomenar volvió a meterla en la conversación.- ¿Pareja?- Preguntó extrañada.-¿Lo llamáis así a fornicar juntos?- La sociedad delos lycanthropoi era fuertemente matriarcal y las mujeres tenían varias parejas masculinas. Al contrario que en otras sociedades ellas eran el sexo fuerte y los hombres se dedicaban a la agricultura y recolección, mientras que las mujeres tomaban las decisiones y participaban en las cacerías. En las noches de luna llena tenían lugar encuentros orgiásticos con diferentes hombres, de forma pública, de manera que no se sabía de quién era el hijo cuando la Madre les otorgaba el don de criar en su vientre uno.- ¿Un hombre decente? ¿Sólo uno? Menuda chorrada. No le hagas ni puto caso, Lomenar. ¿Qué tontería es esa? El vientre de la mujer es la tierra donde crece la semilla. Sin ese sustrato no hay nada. ¿Acaso cuando un hombre se corre y cae al suelo su semilla crece de allí un retoño? Si no te acuestan con varios especímenes,¿cómo va a enraizar en tu vientre la semilla más fuerte? Deberías venir conmigo a uno de nuestros círculos y podría presentarte a varios candidatos...-Se calló pensando que sería mejor hablar con ella eso en privado. Kranjstar estaba allí presente y, aunque le tenía respeto, algo le daba que su semilla no era la mejor candidata.
Aunque ambas era druidas estaba claro que entre Lictea y Lomenar había mucha diferencia. Lomenar enarcó una ceja ante los comentarios de su amiga. Su madre había tenido varios amantes, pero eso era porque era una elfa y su esperanza de vida era muy alta comparada con la de los humanos. Por lo que le había contado, los había tenido de uno en uno.
De hecho, tras su padre, Lomenar no recordaba que su madre hubiera estado con más hombres incluso cuando éste se hubo ido de su lado, abandonando a las dos. Lomenar siempre se extrañó de ello y por qué su madre no le guardó nunca rencor.
- Tenemos costumbres distintas, Lictea. Es posible que sea porque me crié sin apenas contacto con humanos más allá de mi madre. Cuando ella murió decidí venir aquí, a Tormentos Cristalinos, porque creo que mi padre era de aquí. Mi madre no tuvo nunca más de un hombre a la vez, pero como elfa vivió mucho y tuvo varios amantes.
- No me adapto bien a los grupos y no se convivir en manada, pero no creo que me guste mucho eso de tener varios amantes a la vez. Pareja es la palabra con la que mi madre se refería a mi padre, me pareció la más adecuada. - de nuevo miró a Kanjstar. Solo habían convivido un par de días y pasado una noche juntos, pero desde que había llegado a la ciudad no se había sentido más en casa que cuando estuvo en sus brazos. La ciudad, la aldea como ella le llamaba, le agobiaba mucho, pero gracias a sus amigos se había hecho más soportable.
- La verdad es que no se siquiera si mi padre sigue vivo. Nos abandonó hace ya bastante tiempo, siendo yo pequeña y, aunque no es comparable con mi madre, el tiempo pasa también lentamente para mi. Quizás debería buscar en los cementerios. - Esa idea era la más extraña con la que se había encontrado la semielfa al llegar a la ciudad. No entendía eso de "guardar" a los muertos bajo tierra, pero respetaba todas las costumbres.
Respondió a Andrey respecto a las guardias.
- No hay problemas en que Arvak y yo hagamos la primera guardia. Me vendrá bien después dormir de un tirón y recargar fuerzas. Si la noche es tranquila, al día siguiente podemos hacer un nuevo intento en cuanto recuperemos nuestra energía.
La carne estaba buena, y caliente. Lomenar tendría que posponer un poco más su descanso, pero luego podría dormir profundamente. Le hubiera gustado otra forma de pasar la noche mucho más agradable, pero no hubiera podido hacer nada delante de los demás y, en verdad, necesitaba recuperarse.
Miró a Kanjstar con una sonrisa.
- Ya te lo compensaré en otro momento.
Andrey escuchó las posturas de ambas sin llegar a la discusión aunque en algunos momentos se sonrojó en sobremanera para alguien de su edad.-¿Lycanthropoi?Se me hace raro, no se mucho de lobos pero ¿no es el macho el que manda?¿ y no es el que manda el único que se aparea con todas las hembras de la manada?. Imagino que cada culto tenéis vuestras normas y costumbres, mientras vosotras os llevéis bien creo que es lo único que importa. De todos modos si quieres un consejo Lictea, en la ciudad mejor no vayas de flor en flor o te meterás en muchos líos, allí las mujeres que fornican con cualquiera no son bien vistas; a veces incluso se las quema por "brujas". Digamos que los "civilizados" prefieren emparejarse de por vida, el que uno de ellos engañe al otro con un tercero suele ser un grave escarnio social en el mejor de los casos y una muerte segura en el peor, sobretodo si hay nobleza implicada de por medio.-no había reprimenda en el tono del soldado tan solo una advertencia para sus compañeros, los cuales suponía que eran desconocedores de según que cuestiones de las grandes ciudades.
Después de armar el campamento, por fin llegó el momento de cenar y descansar. Aún había algo de tiempo antes de que cayera por completo el sol. Buscar algo mas de alimento no vendría mal. Empezar con las raciones de viaje debería hacerse solo en caso de emergencia, cuando no quedara mas alternativa.
Escuchó a sus compañeros empezar una conversación algo atípica. Las cosas de la ciudad eran muy distintas a las del bosque, sin duda. Inclusive, a pesar de vivir en un mismo tipo de entorno, habían idiologias y tradiciones que distaban mucho las unas de las otras.
-Entiendo bien, Andrei. Puede ser como dices. Tomaremos guardias en ese orden. No he hecho uso de mis poderes en este día. Mi magia esta disponible para ayudar a otros.- dicho aquello, no pudo evitar buscar la mirada de Lomenar -Sobre todo para ayudar a quienes son importantes para mi.- dice reflejando determinación en sus palabras.
Lomenar tomó la palabra y por un momento y después de terminar, el clérigo dudó en decir algo mas. -Su pareja?- empezó a pensar en ello. No sabía si estaba preparado para algo así. No sabía si su orden le exigiría volver a consagrarse en el templo. Pero de algo si estaba seguro. Nuestros caminos están unidos y seguirán así hasta cuando los dioses lo permitan. dice tomando su mano.
Una vez mas relajado, Kransjtar relato un poco de su historia -Vengo de los Bosques del Norte. En las villas cercanas es muy común servir a Obad-Hai y a otros dioses que ofrecen un conocimiento superior del mundo. Sin embargo, la devoción no es suficiente para ser un sacerdote del dios de la naturaleza. Solo aquellos que reciben el llamado son recibidos en el templo, de hecho, es casi imposible llegar a ese templo si no se te es "revelado". solo aquellos que lo consiguen son bendecidos con los conocimientos y el manejo de la magia divina, pero eso necesita de mucha dedicación y entrega. Solo cuando se esta listo se nos permite salir al mundo y complementar en la practica, todo lo que hemos aprendido en teoría.- una pausa se hizo presente y luego una sonrisa apareció en su rostro. Con aquello quedaba claro que el clérigo después de consagrarse, había estado encaustrado hasta terminar su formación y que apenas se le había dado la oportunidad de vivir y experimentar muchas cosas.
-Entenderás que la diferencia entre druidas y sacerdotes radica en la forma en la que vivencian su conexión con la naturaleza. Para ellas no se trata de una religión, sino de un estilo de vida, es con seguridad, mucho mas espontaneo y natural que para nosotros los clérigos.- resuelve esperando que Andrei entendiera sus palabras.
-Llegué a Tormentos con el permiso de mi orden. En sueños lograba ver que habían muchos males que aquejaban esta ciudad. Pero no fue hasta que el mensaje de ayuda de la sacerdotisa Lyra llegó que se decidió que debía venir hasta acá. Al llegar a la capilla, me encontré con que habían algunos heridos, entre esos Lictea, ayudé con mi magia y desde entonces hemos estado buscando como sobrevivir en esta ciudad y ayudar en el templo de Pelor lo mas que se pueda. Nuestro camino se cruzó luego con el de Lomenar y luego con el tuyo. Ha sido cosa de los dioses, de seguro.- dice con cierta alegría.
Pues de acuerdo con lo del orden de guardia, pero mientras llega la noche que otra cosa se podrá hacer?
Buscar comida?
- !Ains, ñek, ñek, ñek!- Reía a carcajada limpia Lictea antes lo que Andrey decía.- ¿Pero tú de dónde sales? Los machos los que mandan, dice...lo que hay que oír.- Pero la que salía de una comunidad aislada, endogámica y matriarcal, era ella y, por lo tanto, poco conocedora del resto de culturas. Por eso mismo le había sorprendido tanto la forma de vida de Tormentos Cristalinos. Sin embargo, no iba a quedar como una ignorante delante de un hombre.- La loba es la que lidera la manda en la caza y la que tiene los críos.- Escuchaba atónita lo que decía Andrey que hacían a las mujeres que decían "este coño es mío" en la ciudad. Desde luego había visto que muchas mujeres allí eran menos que nada.- ¡Que se les ocurra ponerme una sola mano encima e iban a ver! Si al menos produjeran hombres que valieran la pena, pero lo único que me he encontrado allí son invertidos, pajarillos y hombres que no dan la talla. Mira si no Reknar- Dio un codazo a Lomenar para que le diera la razón.- acabé con él en una sola noche, y eso que estaba cansada. Vamos, que necesitaría una decena de hombres de Tormentos Cristalinos para quedarme satisfecha, como lo haría con un lycantrhopoi.
El caso es que le había gustado conocer algo más de la vida de Lomenar. Habían hecho buenas migas en el poco tiempo que llevaban juntas y era cierto que, a pesar de sus similitudes, había también muchas diferencias en su forma de proceder.
- Las guardias así están bien.- Dijo refunfuñando porque todos aceptaban la idea del aquel incordio de hombre.
La historia de Kranjstar le resultó totalmente desconocida hasta el punto en el que sus caminos se cruzaban. Desde luego si comulgaba con algún tipo de sacerdote eran aquellos adoradores de Obad-Hai y la presencia de Kranjstar no le molestaba en absoluto. Como él decía le había ofrecido su ayuda y ella estaba agradecida por ello. La ciudad más cruel que la propia naturaleza.
- Sí, me acuerdo. Me robaron todo mi dinero, que no era mucho, mientras estuve inconsciente.- Dijo aún resentida por ello. Sospechaba además que el templo de Pelor tenía algo que ver en ese turbio asunto.
Andrey sonrió tanto a Lictea como a Kranjstar, parecía que ahora empezaba a entender las palabras del sacerdote durante el paseo, interiormente se encomendaba a Pelor para que le diera paciencia con aquella mujer lobo. De todos modos no tenía ninguna animadversión hacia ella, incluso le divertía con sus espontaneas salidas.-Obviamente la vida en el bosque debe ser mucho más dura que en la ciudad por eso vuestros machos deben estar más fornidos, aunque no le acabo de ver mucho sentido a liderar la caza y tener críos. O haces una o haces otra, una hembra en cinta no debería ir a cazar, pone a la manada en peligro, a ella misma y a los cachorros.
De todos modos no interpretes mal mis palabras, no lo digo con mala intención, prefiero poder explicarte yo las costumbres de la ciudad antes de que tengas otro tropiezo como en el que te robaron las monedas. En la ciudad no valen las reglas del bosque, allí la gente se mide por dinero e influencia, si tienes ambas eres el líder, el alcalde. Él distribuye los terrenos de caza, en forma de tierras de cultivo, negocios, permisos para cazar, pesar o dedicarte a un oficio; si lo haces bien podrás llegar a ganar reputación y con ello un estatus mejor dentro de la manada que forma toda la gente de la ciudad. Aunque cuidado, una ciudad no es una manada unida, es una manada repleta de envidias y de lobos solitarios que no dudarán en atacarte si ellos salen ganando algo en el proceso. Por ejemplo si se corre la voz de que eres una mujer que yace con muchos hombres, dirán que eres una "mujer de mala vida", un ramera o cosas aún peores; si la gente de la ciudad lo cree y le da valor a ese comportamiento te darán la espalda. Como si en una manada de lobos hubieras hecho algo malo, te dejarán la peor parte de la presa obligándote a dormir en las peores posadas o no vendiéndote cosas, por que la gente no querrá estar junto a ti. Tal vez ahora no te parezca grave pero a la larga es como una herida que se infecta, además bien sabes que un lobo nunca puede ser más fuerte que la manada, pues en la ciudad sucede lo mismo. Si te rebelas y muerdes a alguien sin aceptar sus normas, la guardia, que vendrían a ser los machos fuertes de la manada te encerraría en los calabozos, igual que si una manada de lobos te hubiera desterrado.
Lamento que hayas tenido que conocer primero lo malo de la ciudad, no está bien que te robasen y no hay excusa para ello. No he tenido tiempo de conocer bien la ciudad pero he visto que hay bastante miseria, cuando el hambre aprieta la gente saca lo peor de si mismos intentando sobrevivir al precio que sea. Normalmente los que menos tienen, suelen ser los más agradecidos, los que más comparten lo poco que tienen. Es triste pero es así.
Tampoco quiero ponerme pesado jajaja, cualquier cosa que queráis saber sobre la vida en las ciudades no dudéis en preguntar, al igual que yo pregunto todo lo que no se sobre lobos.- el soldado se esmeraba en hacer comparativas adecuadas entre la ciudad y la vida en los bosques. Tal vez el no fuera un gran batidor pero por las vivencias con sus hombres si entendía lo que era formar parte de un grupo y la responsabilidad que ello comportaba. No se sentía fuera de lugar entre sus compañeros de extrañas costumbres, tan solo habían llevado estilos de vida muy diferentes pero eso hacia que entre ellos se complementasen mucho mejor.