Partida Rol por web

Mereklar es una immensa ciudad de forma triangular rodeada de unas altas murallas hechas de un material blanco muy recio, poderoso y pesado.

Los extraños dibujos que Nox y Snit habían visto en las murallas la primera vez que llegaron allí ya no estaban. Eran simples murallas lisas de paredes blancas.

Mereklar guarda tres puertas alojadas en cada lado de la muralla. La entrada más cercana, la entrada del Este y otras dos, una a cada lado, La Puerta del Noroeste y las del Suroeste.

-Las ratas se esconden en una posada por aqui.-Digo señalando la dirección.-Seguidme y os llevaré a ellas.

El bárbaro observaba la ciudad nueva con el mismo gesto que la anterior, como si no entendiera el porque la gente tendía a aglomerarse en algún sitio y no vivir como una comunidad familiar pequeña. Ante lo dicho por el hombre de barba y pelo largo asintió, quería terminar con el trabajo y cobrar su parte, así podría descansar y al día siguiente hacer dinero en la arena.

-Terminar pronto -dijo el bárbaro- empezar aburrir.

-Tranquilo, compañero, no te aburriras.-Respondo.-Hay que entrar y matarlos sin armar demasiado jaleo... o esperar a que salgan. No me gustaría tener problemas con la guardia de aqui.

Antes de entrar en la ciudad, me acerqué a la muralla y toqué su superficie. No era producto de la noche, las marcas habían desaparecido. Apreté los dientes y maldije por lo bajo.

Maldita bruja...

Me reuní de nuevo con el grupo y les seguí. Tenía curiosidad por saber quién era la rata, pero ya me estaba imaginando por dónde iban los tiros.

Askadi pestañeó con deliberada lentitud y alzó el rostro hacia el bárbaro. Después hacia Coran y, después de éste, hacia Nox y Raelia. A efectos prácticos todos eran iguales,no podían esperar a que las cosas se desarrollaran de forma natural. A ella le habían ayudado a entrar, pero también era cierto que estaba en un claro chantaje de deuda y que terminado el chantaje no tenía nada.

Estaba incluso peor que al principio.

Ralentizó su paso, abandonando la sombra de Otwin mientras miraba sus pies desnudos pisar el suelo solo con la punta de los pies, bajando el talón hasta casi rozar el suelo, como si bailara.

-...-con la cabeza gacha alzó la mirada oscura, reteniendo entre los dedos uno de los largos mechones castaño cobrizos. No le parecía buena idea, aunque tampoco mala, simplemente no entendía qué les movía a ser así.

La ciudad de Mereklar era una ciudad más para él, solo un pequeño interludio que se interponía entre su honor y su búsqueda personal, si había algo que no entendía era la situación de la chica pelirroja allí, aquella chica realmente no parecía encajar con ellos. Caminó un poco más lento que ellos retrasándose y rezando a su dios, pidiéndole fuerzas para ver la verdad a partir de ahora. No habían descansado y estaban algo cansados y el salvaje parecía muy aburrido, empezó a prepararse mentalmente para cumplir su cometido, cuando las palabras de Nox llegaron a sus oídos.

- Matarlos... -dijo el chico girando el rostro y miró a Raelia.- Habías dejado claro que no tendría que matar a nadie tu rata es tuya, yo no soy un asesino, solo me interpondré en el camino de quien trate de detenerte...

El chico no dijo nada más solo suspiró mirando a sus compañeros, estaba claro que debido al hastío de Otwin, cualquier excusa iba a ser válida para empuñar sus armas y arrebatar una vida, al resto no había llegado a conocerlos tanto... Llevó una mano a su rostro cansado y soltó un pequeño suspiro.

Coran ha usado detectar el mal cuando se ha retrasado y rezado a su dios.