Partida Rol por web

A Xaz le pareció ver unas antorchas allí en lo alto. Tenía sentido que hubiera guardias vigilando. 

-En fin, parece que ni hay más opción que pasar la noche aquí. Pues vaya con la civilización!

Xaz se levantó, volvió a recoger sus cosas y se aproximó a la puerta, a la que llamó sonoramente.

-ABRID LAS PUERTAS! QUIERO ENTRAR!

Al llegar justo a la entrada os encontráis con dos centinelas que montan guardia en la puerta. Uno de ellos con una pose rígida y estricta da un paso al frente y os dice.

- Buenos días, señora.  Soy la encargada de la entrada de Tormentos Cristalinos, si sois residentes mostradme vuestra tarjeta. Sino es necesario que me paguéis la tasa de entrada. Tan solo son 5 pc por cabeza.

Os dice mientras saca un saquillo de su bolsillo y extiende la otra mano

Xaz la miró de arriba a abajo con desprecio. No aguantaría ni cinco minutos en la selva que era su hogar. La sacerdotisa escupió a un lado y le entregó 5 piezas de cobre.

-Espero que esta ciudad valga lo que cuesta, aunque lo dudo - dijo.

Después, movida por la curiosidad, se dirigió al Erizo Borracho, una de las posadas de la ciudad y cuyo nombre le llamaba la atención.

Chaos llegó hasta el muro de entrada donde podía ver a los guardias que mantenían las puertas cerradas impidiendo el paso a los recién llegados. Estaba esperando dentro de la ciudad, pero necesitaba pedirle a los guardias que le abrieran la puerta o bien esperar a que se la abrieran a los recién llegados.

No esperaba que le pusieran muchas pegas para salir de la ciudad. A esas horas de la mañana quizás sería lo más normal que la gente entrara y saliera de allí.

Saludos guarda. Necesito salir. Voy hacia Llagron. Parece que necesitan ayuda y voy a ofrecer mis servicios.

Intentaba ser lo más amable posible con las guardias de las ciudades que visitaba. Siempre estaba mejor estar del lado de la ley por si acaso alguna vez tenía que saltármela un poco. Si tenía fama de buen ciudadano, podría ayudar a que hicieran la vsita gorda si en alguna de las misiones debía infringir alguna ley, sobretodo sobre allanamientos.

Ante vosotros se alzan una muralla de piedra, fabricada con grandes bloques de caliza. La muralla es enorme comparada con el tamaño de la ciudad.

La muralla tiene varias torres que protegen aún más la zona de los posibles ataques.

Finalmente vuestros caminos se juntan en la entrada de la ciudad. Un puerta de 18 metros de alto con forma de una gran "H", una pasarela sobre la carretera flanqueada por dos torres. Una gran puerta de hierro está cerrada para controlar el acceso a la ciudad por las noches, pero durante el día permanecen abiertas.

Al llegar justo a la entrada os encontráis con dos centinelas que montan guardia en la puerta. Uno de ellos con una pose rígida y estricta da un paso al frente y os dice.

- Buenos días, señores.  Soy la encargada de la entrada de Tormentos Cristalinos, si sois residentes mostradme vuestra tarjeta. Sino es necesario que me paguéis la tasa de entrada. Tan solo son 5 pc por cabeza.

Os dice mientras saca un saquillo de su bolsillo y extiende la otra mano

El viaje había sido toda una aventura para Alvan, salir del pueblo y meterse en el camino, sin saber que sucedería al día siguiente, bueno, el calor y los insectos no eran divertidos, pero Alvan se decía que era necesario para convertirse en un aventurero de renombre y duro espadachín, pero en el fondo esperaba que no fuera siempre así.

Al poco en el horizonte se dibujo el perfil de la ciudad de Tormentos Cristalinos, al fin un lugar donde descansar los pies y quitarse el polvo del camino, o no, la verdad es que no nadaba en dinero precisamente, cosa que se puso peor en cuanto escucho la cuota de entrada en la ciudad, mal asunto si se empezaba ha pagar incluso antes de pisar la ciudad.

- Saludos señora, que buena labor de vigilancia, he venido hasta aquí buscando un sitio donde ganarme la vida ¿No podéis hacer un descuento? Así puede que encuentre trabajo antes y sea alguien productivo - Alvan estaba poniendo la mejor de sus sonrisas, pero algo le decía que a la señora se la iba ha pelar lo que dijera - ¿O al menos indicarme donde hay una taberna que necesite personal? Aunque me defiendo con la espada no me da miedo trabajar en las cocinas.

Alvan esperó unos segundos por si alguien apoyaba su alegato, los mismo ya empezaba con algún aliado, siendo varios lo mismo se los tomaban más en serio.

El camino que tomó le llevó a una ciudad que parecía enorme. El azar había hecho que llegara a un lugar llamado tormentos cristalinos, tenía al lado a un hombre que buscaba negociar la cuota de entrada, pero eso no solía ser algo que escogieran los guardias. Ella había custodiado varias fronteras,pero también por ello sabía que a menudo habían personas que procuraban aprovecharse de ello. Hizo una reverencia suave antes de hablar.

- Encantada pagaré de ser necesario, pero ¿Me permitiréis leer el decreto en el que se estipula dicha suma? No sé es suficiente precavido en estos tiempos, y al igual que este buen hombre no estoy sobrante de recursos. Así mismo, agradeceré saber si conocéis algún grupo, persona o lugar que pueda requerir los servicios de un sanador, gustaría de ayudar a cuantos pueda.

Debería haber un cartel cercano a los centinelas con el sello real estimando el precio de aquella frontera. Era algo habitual en ciudades enmuralladas, pero sería un error bajar la guardia solo por ver un atuendo, como "reina acorazada que fue, lo sabía de sobras.

Vera negó con la cabeza ante las palabras de Alvan, de ella no dependía el precio del diezmo de entrada. Ojalá estuviera en mi mano bajarle el precio, pero no es competencia mía y por lo tanto no le puedo hacer ningún descuento. Después escuchó las palabra de Emiky y se quedó muy extrañada. Supongo que el papel ése lo tendremos en algún lado. Dijo encogiéndose de hombros. Le diré a uno de mis compañeros que lo busque, pero ya te digo que sello real no tendrá, porque aquí no hay rey. Si quieres esperar, en cuanto alguien lo encuentre te lo enseñará.

Y que yo sepa, en ninguna taberna buscan gente, pero ve a "Recados en Tormentos Cristalinos" que allí están anunciadas la mayoría de las ofertas de trabajo.

Para Alvan ir contra la ley nunca fué algo recomendable, aparte recién llegado a la ciudad no podía enemistarse con la autoridades, por lo que con desgana sacó las monedas y pagó a la mujer.

- Supongo que he terminado aquí, iré hacia Recados para ver que se cuece, a este ritmo me quedaré sin dinero enseguida - luego miró hacia la mujer que esperaba el papel, sería alguien muy rigurosa? - ¿Entonces vais a esperar o entrareis? Si queréis acompañarme no me vendría mal una ayuda para empezar en esta ciudad.

Alvan esperó la respuesta y con paso firme cruzó las puertas de la ciudad, un nuevo mundo esperaba.

...ni sello ni papel diría Emily,... Sea quien fuere quien mamdara, sellaría informaría el documento, pero por lo que aquella mujer decía, solo era el paso de "abuso", el que dicta que por ser guardias puede enriquecerse a costa de quienes llegan. ¿Esperar un papel que bien podían escribir ellos? Estaba claro que aquel pago era una tomadura de pelo, pero le faltaba información para demostrarlo o quejarse.

- supongo que avanzaré, el tiempo que espere será tiempo perdido que no será remunerado...

Entregó las 5 monedas de cobre y avanzó, quiso pensar que pagaba la información que acababa de recibir, de ese modo no le parecía tan molesto pagar un falso peaje.

- será un honor acompañarte, espero que haya algún trabajo que me sea propicio.

Ante vosotros se alzan una muralla de piedra, fabricada con grandes bloques de caliza. La muralla es enorme comparada con el tamaño de la ciudad.

La muralla tiene varias torres que protegen aún más la zona de los posibles ataques.

Finalmente vuestros caminos se juntan en la entrada de la ciudad. Un puerta de 18 metros de alto con forma de una gran "H", una pasarela sobre la carretera flanqueada por dos torres. Una gran puerta de hierro está cerrada para controlar el acceso a la ciudad por las noches, pero durante el día permanecen abiertas.

Al llegar justo a la entrada os encontráis con dos centinelas que montan guardia en la puerta. Uno de ellos con una pose rígida y estricta da un paso al frente y os dice.

- Buenas tardes, señor.  Soy la encargada de la entrada de Tormentos Cristalinos, si sois residentes mostradme vuestra tarjeta. Sino es necesario que me paguéis la tasa de entrada. Tan solo son 5 pc por cabeza.

Os dice mientras saca un saquillo de su bolsillo y extiende la otra mano

A disgusto, sacó 5 cobres de la bolsa del dinero, cada vez más delgada y con más aire que monedas y las tendió a la encargada de la puerta.

Aquí tienes. - dijo mientras pasaba apor la puerta. Ya sabía donde estaba la "Pezuña" así que se demoró en los carteles de avisos de nuevos trabajos ni en mirar las caras de las personas que caminaban por el interior. Tenía que encontrar algún compañero de viaje o no sería capaz de acabar ningún encargo.

Solo esperaba tener más suerte que ultimamente ya que le quedaban pocas monedas y no le daría para pasar otra noche en la posada y tal vez, ni siquiera para comer.

Reconoció al tabernero al entrar y miró en la sala a ver si encontraba algún grupo al que pudiera unirse.