Partida Rol por web

Un giro grácil sobre los tacones de sus zapatos le enfrentó a la joven rubia. La punta de su lengua apareció fugazmente por la comisura de sus labios antes de que su gesto se fundiera en una amplia sonrisa picaresca. 

—Tú... también. Cuantos más mejor ¿no?—

Un ligero gesto inclinando su cabeza hacia atrás por última vez. Y luego recorrió con la mirada a la joven que le enfrentaba mordiéndose los labios. Levantó su mano derecha posando su dedo indice en el ceño de la muchacha recorrió con suabidad su nariz y sus labios terminando en su barbilla. 

¿Y quién eres tú?
El vagabundo preguntó
Bajo el puente del a... mor

Pues no soy de fiar,
Mi pobre corazón
a las viudas de la noche...

—Menos si es un zorrón. Oh! No. En su vulgar zurrón. ¿tampoco? JAJAJAJAJAJAJAJA

La mujer miró sorprendida al elfo con el que se había topado y su cara cambió cuando le puso una mano encima. Salvaje pudo sentir su cuerpo frío, era como si llevase horas en el puente esperando a alguien. Pero la respuesta que Salvaje le dio no le gustó en absoluto. ¿Perdona? Contestó queriendo dar otra oportunidad al elfo. ¿Me acabas de llamar zorrón? Preguntó sorprendida sin entender qué acababa de pasar...

Los ojos verdegrisaceos centellearon bajo un reflejo de la noche. Salvaje miró entre divertido y extrañado a la chica que tenía delante. Su aspecto era agreste, bruto, directo. Le gustaba eso.

—A ti aún no te he llamado nada. Pero ese verso ha sido... difícil de terminar.

Observó la expresión al borde de la colera de la chica sin comprenderlo del todo.

—Oh... ¿acaso no te gusta el animal? Las personas que vagamos en la noche, a quienes no nos inquieta la oscuridad solemos ser astutos y alertas como esos pequeños y siniestros orejones.

Dijo esto agachándose y adaptando una cara que recordaba ligeramente a un zorro. O al menos eso es lo que el pretendía. De pronto pareció ser consciente de algo que la chica había dicho y se incorporó con rapidez invadiendo el espacio vital de la mujer. Demasiado cerca, demasiado rápido, demasiado impetuoso. Demasiado bello para asimilar de golpe.

—¿Y vos? ¿Decís que amáis?