Partida Rol por web

Mi mano se aferra a mi maza pensando en cerrar la bocaza de ese asqueroso lagarto de un solo golpe, pero miro a mi alrededor consciente de que estamos rodeados, no quiero que nadie sufrea daño por alguna temeridad mia, pero no puedo tolerar que unas criaturas asi queden impunes.

Esa vil criatura debe ser el lider de ellos, quiza tengamos una oportunidad, debo intentarlo por los inocentes que viajan a mi cargo.

-¡Escuchame! -digo con autoridad captando la atencion del lagarto que se relame la comisura de sus labios con su asquerosa lengua bifida - Te ordeno que te apartes de nuestro camino en nombre de San Cuthbert - digo señalandolo con un energico ademan de mi mano izquierda mientras sujeto la maza fuertemente con la otra mano. - ¡¡Aparta!! - digo imprimiendo a mi voz de toda la autoridad que soy capaz.

Invoco el poder de mi dios mientras mis profundos y ardientes ojos se clavan con intensidad en los de la criatura, canalizando la energia divina hacia la debil mente del reptil.

Salio corriendo con tanto ímpetu que el hacha pasó cerca de la criatura sin apenas rozarla. Eylune vio como una docena de flechas se clavaban cerca de ella. Al parecer el hombre lagarto no estaba mintiendo.

Pero no podían ceder a sus deseos, la joven moriría luchando y defendiendo a aquellas personas inocentes antes que darles nada, eso seria un acto de cobardía.

Se giró de nuevo hacia el hombre lagarto al tiempo que Gerion gritaba con autoridad en nombre de su dios y levantó su hacha para descargar de nuevo un golpe sobre la vil criatura.

Cuando Gerion mostró su símbolo a aquel hombre lagarto sus ojos se abrieron como platos y salió intimidado del encuentro. No sabíais exactamente que era lo que había logrado hacer que viera la criatura pero el resultado fue un éxito y lograsteis solventar el encuentro haciendo que los hombres lagarto huyeran del lugar.

Ahora el camino estaba despejado pero algo interrumpió vuestra alegría. Un grito procedente del carromato gritaba con terror  suplicando algo de ayuda.

¡Socorro! ¡Socorro! Ayudadme, ¡mi hijo, mi hijo!

Salís corriendo de nuevo hacia el carromato y cuando estráis os dais cuenta que la mujer está gritando por que una de las flechas se clavó en el estómago del niño.

La sangre inundaba la caravana...

Doy un gruñido satisfecho cuando los hombres lagartos huyen despavoridos, guardo el simbolo de mi dios justo cuando oigo los alaridos desesperados de una mujer.

Corro lo mas rapido que puedo hacia alli, y encuentro la terrible escena, la madre aferra con fuerza a su hijo mientras sus ojso y mejillas estan inundados de lagrimas, me arrodillo junto al muchacho y observo su cara contraida por el dolor y palida por la perdida de sangre, arrojo mi arma a un lado y les digo:

-Tranquila mujer - digo en un tono demasiado brusco y serio - Soy sanador, hare cuanto pueda por el chico.

Poso mis manos sobre el astil de la flecha y compruebo la profundidad de la herida, evaluando asi la gravedad de la misma.

-¡Eyluneeee! - bramo sin apartar mi atencion del herido - Necesito tu ayuda aqui, ven rapido, quiero que sujetes con fuerza al herido, tengo que sacarle la saeta. Que no mueva ni un musculo.

-Mujer - digo dirigiendome a la madre del niño - Necesitare algo que nos sirva de vendaje, ropa limpia y agua para limpar la herida, date prisa - le digo mirandola con una mirada gelida e imperiosa.

Levantó el hacha dispuesta a descargarla contra el hombre lagarto pero no hizo falta, la orden del clérigo y la visión del símbolo de su dios habían surtido efecto y las horribles criaturas huían.

Eylune se disponía a perseguirlas cuando la sobresaltó el grito desesperado de la mujer de la caravana. Vio como Gerion se apresuraba a entrar en ésta y corrió hacia ella cuando oyó la voz de su compañero llamarla. Una de las flechas de los hombres lagarto había herido a uno de los ocupantes de la caravana.

Entró rápidamente, contemplo la escena, y se apresuró a seguir las indicaciones de Gerion. Solo esperaba que la ayuda de San Cuthbert volviese a ser generosa.

Gerion logra estabilizar al crío. La mujer llevaba algo de gasas y un pequeño y escaso material de curandero, pero gracias a los conocimientos y las habilidades del clérigo, el niño deja de perder sangre y el color regresa a su piel. A pesar de eso el pobre niño ha perdido el conocimiento y ha perdido mucha sangre. 

Lo mejor que podría hacer es ser curado.

Al ver que todo empieza a volver a la normalidad la caravana continúa su camino.

Parecía que Corellon estaba del lado de su devoto. Hasta ahora estaba teniendo suerte en todo lo que se proponía.

No me aparto del lado del crio durante el trayecto a la ciudad, mientras nos movemos rezo alguna oracion a S.Cuthbert.

-Deberiamos llevarlo a algun templo dentro de la ciudad, alli tendra la ocasion de recuperarse, es una herida fea y podria complicarse - miro a la mujer - No se preocupe, su hijo esta en buenas manos, apartese un poco y le lanzare un par de ensalmos curativos.

Sin esperar siquiera a que la madre me obedezca poso mis manos delicadamente a escasos centimetros del chico y cierro los ojos, concentrandome comienzo a susurrar unas palabras.

-Ruego me otorgues tu gracia justo S.Cuthbert, para sanar a este desdichado inocente, que tu humilde servidor sea el vinculo de tu valor - noto el calor de la magia sagrada, el cosquilleo del toque divino recorriendo mi espalda.

Suavemente poso mis manos sobre la herida vendada, traspasando el calor de mis manos al cuerpo del joven, siento que el calor me abandona, dejandome un frio antinatural, un desagradable desasosiego que se ve compensado al ver que la curacion ha tenido exito.

Eylune ayudo en silencio e todo lo que le indicaba Gerion que hiciese. La vida allá de donde ella venia no era fácil y en ocasiones muy hostil, pero ver sufrir a un niño era algo que la conmocionaba siempre.

- Deberíamos llevarlo rápidamente a algún lugar donde puedan darle los cuidados adecuados, pero yo no conozco la ciudad... Aunque seguramente haya algún templo, la gente del sur siempre adora a algún dios.

La magia que fluye a través de la manos de Gerion es más que suficiente para sanar completamente al niño. El muchacho toma las manos que están entregándole el calor y sonríe ampliamente. Su piel recobra el color y la herida se cierra por completo. La magia de San Cuthbert hace que el hijo de esos mercaderes se haya repuesto por completo.

El muchacho se quita el vendaje como si este le molestara o le estorbara. Se lo arranca y tras él veis que ya no hay rastros de ninguna herida.

El niño mira al clérigo con ojos de felicidad. Y en un suave murmullo le dice: - Gracias.

La madre del pequeño saca una bolsita con algo de dinero y os la muestra: Disculpa Gerion, no recuerdo bien cuanto es este tipo de servicios, no estoy acostumbrada a pedir la ayuda a un clérigo, mi marido y yo somos gente de bien y no frecuentamos sufrir heridas de tan alta gravedad. Si por favor, me pudieras decir cuanta cantidad es necesaria para cubrir el coste os lo agradeceríamos mucho.

El marido asiente conforme con las palabras de la mujer.

La carreta está entrando ya a la ciudad.

-No señores - digo apartando la bolsa de cuero lejos de mi - No es necesario pagar por mis servicios, era mi deber curar al muchacho. Yo tambien soy responsable de la herida que ha sufrido.

Me incorporo y recupero las cosas que deje tiradas por el suelo y me dispongo a abandonar la caravana sin esbozar siquiera una sonrisa.

-Si os sentis en deuda con alguien, es en realidad con S.Cuthbert, cuando encontreis un templo haced una donación y con eso mitigareis vuestras nobles conciencias - me despido con un cabeceo y salgo de la carreta.

-Ya verás como pronto estarás recuperado -le dijo al niño- eres muy fuerte.

Después salio tras Gerion no sin antes despedirse de la familia y de darles su agradecimiento.

Estaba expectante y algo nerviosa pues era la primera vez que se internaba en una ciudad tan grande. Se quedo algo rezagada detrás de clérigo mientras caminaban en dirección a las puertas de la ciudad.

La puerta de la muralla se abría majestuosa a su paso y antes de que os bajárais y tras varios metros recorridos la caravana llegó a su lugar de llegada.

La familia os agradece todo lo que habéis tenido que sufrir por ellos y os agradece aún más el hecho de haber salvado a su pequeño. 

- Está bien, dedicaremos algo de nuestro tesoro a tu dios y si necesitas algo tan solo debes pedírnoslo. Estar en esta ciudad os saldrá caro, espero que pronto encontréis un lugar donde descansar y algo de dinero para poder costearos la vida en la ciudad. A no ser que, por supuesto, ya posean esos tesoros.

La familia se marcha y os deja allí.  De pronto, un hombre bajito y regordete se acercó a la caravana y recogió alguno de los paquetes que contenía. Ayudado por el cochero descargaron las cajas, pero antes el hombre se acercó a la chica y la dijo unas palabras.

- Hola preciosa, me alegra ver como nuevas y lindas criaturas llegan a esta ciudad. Quiero que sepas que puedes contar conmigo para todo lo que necesites, además tú puedes ayudarme en muchas otras cosas. ¿Supongo que me entiendes verdad?

Dame un segundo, quiero regalarte una cosa como muestra de nuestra futura amistad.

El hombre se ausenta unos segundos y llega fatigado y entonces de sus chaqueta saca una caja que te entrega con sus manos sudorosas.

La caja es aterciopelada y de color azul oscuro, por la pinta del envoltorio ya queda claro que el contenido será algo espectacular.

Cuando lo abres, ves un anillo con una gran esmeralda. - Esto puede ser tuyo si estás dispuesta a ser mi amiga. ¿Te interesa, cariño? 

Tenía otro igual, pero lo debí de perder... eso o alguien me robó. Parece que se queda un tanto pensativo sobre aquel suceso y después vuelve a mirar a Eylune esperando una respuesta.

Observo como la puerta se abría majestuosa, para la Innuhe era increíble como podía moverse un peso tan enorme.

Se despidió de la familia. Lo cierto es que ahora que estaba en aquel lugar se sentía más perdida que nunca, no sabia por donde empezar, realmente no sabia casi nada de aquel lugar. Había llegado con una misión, pero esta parecía ahora remota e inalcanzable.

Tan perdida estaba en sus pensamientos que casi no vio como el hombre regordete que estaba descargando fardos se dirigía a ella y le daba el anillo.

Miro embelesada la increíble sortija, jamás había visto nada igual. Pero de inmediato se lo devolvió al hombre, no podía aceptarlo podría costarle demasiado caro pensó.

- Lo siento buen hombre, no podría aceptar tan increíble regalo.

Recojo mis escasas pertenencias de la caravana y me despido amablemente de la familia. De pronto reparo en la conversacion que esta teniendo aquel extraño hombre con Eylune, al enterder su velada proposicion noto que un fuego arde dentro de mi.

-Apartaos de ella de inmediato -digo alzando la voz y dando un paso amenazador hacia el hombre - No sois mas que una escoria, y pretendeis corromper con vuestra inmundicia a mujeres puras e inocentes - mis ojos se clavan como dos dagas de hielo en los del hombre regordete.

-Dejad a esta mujer en paz, vuelve a la pocilga a la que perteneces si no quieres sentir el peso de mi maza en tus costillas.

- Discúlpame señor, dijo Flanigan irritado. ¿qué es usted, su guardaespaldas o su novio pesado? ¿Escoria dices? Mira muchachito, yo tengo miles de pretendientas en esta ciudad, pero cuando la ví creí haber visto a la mujer adecudada para mi vida. Ahora sé que no es así, y que ambos juzgais a las personas por su tapadera.

Has perdido esta joya que te iba a regalar, dijo ahora mirando a Eylune,  y no solo eso, ahora mismo hablaré con el alcalde para informar de este contratiempo. Os va a resultar muy duro comenzar una vida aquí, señores.

Y haciendo una reverencia exagerada y burlona se largó de allí cerrando con un chasquido la cajita del anillo

¿Mujer adecuada para mi vida? Eylune acabó de entender todo, las palabras de Gerion cobraron sentido y la joven se sonrojó.

Por nada del mundo seria compañera de alguien que no fuese del pueblo Innuhe, aquello era inconcebible para ella.

Se giró hacia el clérigo.

-¿Que es alcalde?¿Eso puede traernos problemas aquí? -suspiró- Tendré que tener cuidado cuando me ofrezcan un hermoso anillo, no querría tener un tahiné sin desearlo.

Observo como el hombrecillo se aleja tambaleando su rechoncho cuerpo.

-No hay de que preocuparse, las ciudades estan llenas de esta chusma - dice con un gesto de desden - Tienen los bolsillos llenos de oro y creen que pueden comprar cualquier cosa.

-En tu cultura un alcalde equivaldria al jefe de la tribu, o algo parecido - mira a la mujer con gesto serio - Si en una ciudad como esta un alcalde es tan corrupto como para atender a las demandas de un tipo como ese - digo señalando hacia donde se ha marchado el orondo individuo - Entonces este lugar esta mas podrido de lo que podria imaginar.

-Busquemos un lugar donde alojarnos - miro a la mujer inquisitivamente de arriba abajo - Por lo que veo no sueles visitar a menudo lugares como estos, sigueme, encontraremos alguna posada adecuada.

Sin esperar que Eylune me responda me pongo en marcha adentrandome en la ciudad, pregunto a varios lugareños la situacion de algunas posadas, y cuales me recomiendan