Había logrado llegar al palacio, por un momento Socar se detuvo a contemplar el paisaje. Seguramente Enzo o aquel extraño clérigo que lo acompañaba en aquel momento, se hubiesen quedado cautivados con las vistas, no comprendía por qué tal pensamiento cruzó su mente, pero lo cierto es que a él aquella visión le resultaba un desperdicio de recursos, Socar había sido concebido para la guerra y su lugar se encontraba en el campo de batalla o en los castillos, los palacios únicamente perseguían fines estéticos y eran poco o nada funcionales en el caso de tener que resistir un ataque.
Sin embargo, no había llegado hasta allí para valorar lo bueno o mala de la posición en caso de tener que levantar una defensa frente a un asedio, lo que lo había movido era la posibilidad de lograr algo que lo pusiera más cerca de su objetivo, paso a paso, dejando profundas huellas en la nieve, rodeo el estanque hasta llegar a la entrada de la edificación una vez allí se presentaría y preguntaría por Anna Hielosagrado, a ella era a quien debía dirigirse y la única razón para gastar su tiempo en aquel lugar.
Un par de guardias parecieron escoltar la puerta del palacio. Cuando Socar se dirigió hasta allí y les habló de su misión asintieron y les acompañaron hasta la puerta del salón. Allí llamaron y una hermosa y dulce voz les invitó a que entraran.
Socar tenía frente así a la Señora de Oasis Salino, Anna Hielosagrado. Iba bien abrigada, como todos los lugareños, su cara era pálida y tenía un perenne gesto de preocupación. Buenos días. Mi nombre es Anna Hielosagrado, soy la señora de Oasis Salino. ¿Quién eres tú y en qué puedo ayudarte?
-Buenos días mi señora.- Respondió Socar de manera seca aunque tratando de mantener las formas lo justo para no resultar descortés. -Soy Socar, paladín de Hextor y me encuentro ante vos a causa de la llamada de ayuda que dejastéis en Tormentos Cristalinos. Tras hablar con vuestro socio en la Rana Azul me dirigí con mi compañía hasta Oasis Salino dónde los guardias me indicaron que debería dirigirme aquí para poder hablar con usted.- Lentamente, el forjado se aproximó hasta una distancia prudencial a la mujer. -Tengo entendido que la aldea ha sido maldecida por una hechicera y que ella misma ha secuestrado a vuestra hermana. Por eso estoy aquí, para dar fin al mal que os aqueja y devolveros a vuestra familia.-
¡Escuchar eso me complace muchísimo! Mi hermana lleva tres días secuestrada por esa malvada hechicera y necesitamos recuperarla cuanto antes. Es la verdadera Señora de este Palacio y necesitamos que gobierne sobre la ciudad. Dijo con una profunda preocupación por lo que estaba sucediendo. Espero que vuestra compañía sea amplia y capaz de traer con vida a mi hermana. Con gusto os recompensaré con 200 piezas de oro más las riquezas que le robéis a esa desdichada arpía.
Mis súbditos os proveerán con ropa de abrigo, un trineo y un par de bueyes que tiren de él. Mi hermana está en un pequeño palacio de hielo que hay a aún más al este de aquí. Anna pidió un mapa a uno de los guardas y le indicó el camino a tomar para llegar hasta el hogar de la hechicera. Pero es una bruja muy poderosa, y el palacio probablemente lo tenga bien protegido y custodiado. Pero si estáis interesados, será mejor que vayáis allí de inmediato. ¡Temo por la vida de mi hermana!
-Hextor me asiste, mi señora, pronto tendréis a vuestra hermana de regreso, solo os digo que no olvidéis al patrón que permitirá ese reencuentro una vez suceda.- Fue la respuesta de Socar cuando por fin alzó la vista hacia Ana, la mujer parecía complacida por su deseo de cumplir la misión, de lo contrario no le ofrecería todo aquel equipo sin pedir nada más a cambio, aunque el forjado no perdía de vista el palacio en el que se encontraban. Lo mismo aquella muestra de generosidad solo suponía para ella un gasto menor que estaba dispuesta a asumir por cualquiera que se pasase por el lugar a decirla lo que quería oír. Fuera como fuese, le daba igual, para el paladín lo importante era saber que su patrono obtuviera reconocimiento una vez tuviese éxito en aquella misión. -Para evitarnos perder más tiempo, si me lo permitís, partiré de inmediato una vez esté listo el carruaje, mi compañía espera en las afueras de la ciudad, una vez llegué allí compartiré con ellos los detalles y viajaremos hacia la morada de esa vil hechicera.-
Si no pone inconvenientes, con el carromato pongo rumbo de regreso a (Este) Murallas de Oasis Salino